lunes, 21 de febrero de 2011

AH1N1-B 6 Devastación


AH1N1-B 6 Devastación
El Amanecer
Por: Orlando García.



Todo olía a humedad, sentía un hormigueo en su cara y a su vez un escalofrió le recorría el cuerpo entero encrespándole la piel, había un dolor abdominal y no entendía porque, abrió los ojos y el cielo le mostro su belleza en tonos color pastel, una nube se deslizaba por encima de él y se podía oír trinar a unos pájaros a lo lejos. Con esfuerzo logro levantar su torso y se quedo ahí sentado, sorprendido de lo que había delante de sus ojos, un coche con marcas mas que evidentes de volcadura, el techo estaba completamente aboyado y la puerta del conductor estaba desprendida, por su cabeza pasaban miles de teorías pero ninguna tenía fundamentos porque todas lo llevaban al mismo punto, ¿quien era él?, se lo preguntaba pero no lo podía recordar.


Cuando se sintió con mas fuerza pero aun ausente de si, se puso de pie y anduvo hasta donde el coche, el estomago le dolía, pensó que quizá se había golpeado durante su aventurada travesía al salir disparado del vehiculo. Al llegar observo los asientos bañados por pequeños cubitos de cristal y un montón de cosas regadas, se percibía un claro olor a gasolina pero no había señales de humo y mucho menos de flamas cercanas, miro hacia el lado opuesto del camino y vio lo que parecían las marcas del paso del coche, se sentó dentro y comenzó a hurgar entre los papeles, le escurría sangre por un costado de la cabeza y uno de sus brazos estaba empapado de ella, encontró una cartera que tenía dentro algunos billetes arrugados y una credencial de conducir, Salomón Azur, decía en letras pequeñas y la foto era la de un hombre de algunos cuarenta años, se miro en el retrovisor estrellado y se encontró parecido, salió del coche y se quedo parado ahí, intentando saber en donde estaba hasta que se animo a subir por la vereda. Al llegar arriba la escena era como una visión apocalíptica, había muchos coches estrellados y algunos cuantos mas simplemente abandonados, entre ellos había una patrulla, una ambulancia y un coche que estaba en llamas, pero no había rastro alguno de vida, Salomón comenzó caminar entre ellos y no encontró absolutamente a nadie vivo, había cuerpos incompletos tirados en el asfalto alguno que otro sobre los coches o simplemente partes como piernas o brazos, el corazón se le acelero y tan rápido le golpeteaba que cada latido le retumbaba en los odios dándole la sensación de que en cualquier momento le estallarían, casi todo estaba cubierto por agua, quizás por la brisa matutina o tal vez había llovido, pero eso no explicaba nada lo que había pasado con la gente. Salomón miraba a todos lados entrecerrando los ojos por culpa de la resolana que botaba sobre el suelo húmedo, no tenía la mas remota idea de donde se encontraba, solo sabia que aquella era una carretera que al parecer era de poco uso por ser solo de dos carriles pero que de algún modo medio mundo intento pasar por ella, quizá intentando huir de algo, de algo que de todos modos los alcanzo -Una guerra, si eso debe ser, estamos en guerra- se dijo así mismo caminando entre los coches en el sentido contrario, la idea le salto a la cabeza y en menos de dos segundos reacciono, si estuvieran en guerra lo más probable es que aun hubiera soldados cerca y lo más lógico es que quisieran matarlo al igual que el resto, sin darse cuenta ya caminaba agachado entre la interminable fila de choches, buscando cualquier cosa para defenderse siendo solo un palo lo más cercano que encontró a un arma.


Camino por un largo tiempo, una hora y media quizás dos, sentía la boca reseca y el dolor del abdomen se le había vuelto ya una costumbre, a lo lejos escucho el grito de unos cuervos que probablemente estarían carroñando los cuerpos inertes en el piso, la idea de sentirse completamente solo le asalto de nuevo, preocupado por el hecho se acerco a uno de los tantos coches buscando algo que le fuera de utilidad, encontró una playera para limpiarse la sangre de la cabeza y un viejo celular el cual no le había servido de nada porque no tenia señal, pero al ver las llaves aun pegadas lo olvido por completo y pensó que quizá podría escuchar la radio para buscar señal de vida, dio vuelta a la llave y el radio se encendió dejando solo escuchar parásitos he interferencia, dio varios golpes al botón de búsqueda pero lograba encontrar nada, al menos no algo claro, solo interferencias como si las líneas estuvieran cruzadas, se llevo la mano a la nuca y comenzó a frotarla, estaba agotado, hambriento y mal herido, todo aquello se había vuelto ya una pesadilla, Cerro los ojos y se recostó en el asiento, dejo salir un suspiro y después regreso la mirada al frente, sentado en aquel lugar se dio cuenta de la hilera de coches que había dejado atrás desde donde el había vuelto al camino, no podía entender no ver absolutamente a nadie –¡puta madre! ¿Dónde esta todo el mundo?- lo dijo en un tono alto, golpeando el volante con la parte baja de la palma de su mano, aunque no acostumbraba a decir groserías aquella situación lo ameritaba, además que nadie lo había escuchado, de pronto el cristal de la puerta de atrás exploto en mi pedazos, Salomón si apenas tubo tiempo de taparse el oído por el escandaloso estruendo, sin darse cuenta brinco hasta el asiento del copiloto y desde ahí, giro para ver lo que había pasado, la ventana tenia un boquete de aproximadamente unas tres pulgadas de circunferencia, y tras el, mas hacia el fondo, cerca de los árboles, una figura masculina se contorneaba al igual que el arma larga que lo acompañaba, Salomón estaba confundido, no sabia en absoluto si alegrarse o realmente salir huyendo, abrió la puerta y se deslizo hasta caer al piso, desde ahí se puso en cuclillas y comenzó a gritar –¡no soy mala persona, no soy mala persona!, por favor no me haga daño- paso un lapso de algunos diez segundos donde el silencio predomino y el nerviosismo se reflejaba en la manos temblantes de Salomón, apretando los ojos, espero a que el hombre le respondiera y poder salir con las manos en alto para que viera que no estaba armado. Pero no fue así, escucho el tallar de una suela justo a un lado de él, sintiendo con este un escalofrió que le erizo hasta el mas largo de sus cabellos, después el sonido de cuando se corta cartucho con un arma le reboto justo en el oído, abrió los ojos lentamente y ahí estaba ahora, pegado a sus ojos el fusil de un arma que no había logrado identificar le amenazaba y tras de el un hombre -¿Cuánto es uno mas uno?- le pregunto el hombre con una voz áspera, Salomón extrañado no sabia si contestarle o no –do….dos- dijo finalmente temeroso de lo que fuera a suceder, el hombre quito el arma de su rostro y le extendió la mano –Mi nombre es Joaquín, soldado de tercera clase- Salomón le dio la mano y este lo jalo para hacerlo que se parara –Mucho gusto soldado, yo creo llamarme Salomón, la verdad no se que es lo que esta pasando, me pegue en la cabeza y desperté hace un par de horas- el hombre parecía no ponerle mucha atención, miraba a todos lados como buscando a alguien y de pronto lo cayo interrumpiendo todo su discurso –shh….cállate, puede que estén cerca, el sonido los atrae, ven sígueme- el soldado lo tomo por la muñeca y lo jalo llevándolo hasta los matorrales por donde lo había visto salir –¿cerca, quienes?- pero el soldado no le respondía, solo lo jalaba y caminaba mas a prisa hacia dentro del brumoso bosque, deteniéndose sorpresivamente a unos cien pasos desde donde habían perdido de vista la carretera –no emitas ningún sonido, puede que los atraigas- le dijo susurrándole con un voz muy baja, casi inaudible, de pronto se escucho no muy lejos el crujir de unas ramas y quizás unas hojas secas, tras unos árboles torcidos por la naturaleza apareció un hombre, tambaleante, como si estuviera ebrio, caminaba lentamente y se quejaba pujando de dolor, el soldado empuño el arma y apunto directo a la cabeza, Salomón volvió a sentir ese escalofrió –¡oye tu!- dijo el soldado justo antes de dispárale, la cabeza voló en mil pedazos y el cuerpo cayo convulsionante sobre la tierra –¡corre ahora, sígueme o vendrán mas!- le grito al tiempo que se hecho a correr, Salomón aun en shock por lo que acababa de ver lo siguió sin dar crédito, aun así se empeño en alcanzarlo hasta que llegaron a un pequeño claro donde un pequeño tejaban de madera vieja y picada se mostraba glorioso ante los ojos del cielo y el sol –¡Vamos entra!- al entrar, el soldado cerro la puerta atrancándola con algunos troncos que tenia detrás de la misma, dejo el arma a un costado y se asomo por una pequeña rendija que se encontraba donde alguna vez hubo una ventana –¡wow!, ¿puedes creerlo?, ¡no nos alcanzaron!, y si que son rápidos esos bastardos, claro cuando quieren ¡porque la mayor parte del tiempo se la pasan haciendo estupideces!- el soldado encendió un foco que colgaba desde el techo y este ilumino el pequeño cuarto en el que se encontraban –¿gustas café?- le pregunto a Salomón quien aun estaba intentando recuperarse de la carrera desenfrenada que acababan de tener –¿Puede decirme que es lo que esta pasando señor, po…por…porque le disparo a ese hombre en la cabeza?- Joaquín lleno una segunda taza con agua que estaba en un recipiente en la lumbre –¿vas a querer si o no?- Salomón asintió con la cabeza y extendió la mano para tomar la taza -¿Ósea amigo, no estas enterado de nada?- el soldado hecho un poco de café molido a ambas tazas y saco una pequeña anforita plateada de uno de los bolsillos de su pantalón -¿Te gusta el whiskey?- Salomón le negó ambas preguntas solo girando su cabeza de un lado a otro –Pues a mi si- le contesto vertiendo un chorro sobre la tasa que sostenía él –entonces amigo, ¿donde fue que te quedaste, antes o después de la tercera guerra mundial?- Salomón casi regresa el café que tomaba al escuchar aquella pregunta -¿Tercera guerra mundial, dijo usted?- el soldado soltó una carcajada –Pues no propiamente amigo, pero se ve que no te has enterado de nada, ese golpe en la cabeza si te borro el casete- Salomón sonrió torciendo la boca un poco –pues la verdad es que si, solo se que me llamo Salomón porque cerca de donde desperté encontré esto- le extendió la mano mostrándole la credencial, el soldado la vio y lo miro fijamente como encontrándole parecido –Pues creo que si se trata de ti, si no pues, amigo acabas de cambiarte la identidad con alguien igualito a ti- ambos soltaron una carcajada al aire y de pronto la risa del soldado fue disminuyendo hasta convertirse en un suspiro serio –pues no se como decirte esto amigo, las cosas se pusieron muy mal, hace algunas semanas nos enviaron a mi y al resto de mi pelotón a investigar acerca de un caso en carretera a Cadereyta, un autobús quedo abandonado y no se habían encontrado cuerpos, bueno, eso dijeron a los medios, pero la realidad de las cosas es que había muchos restos regados por toda la carretera, pero lo manejamos a discreción porque según se por mi comandante, la indicación provenía desde arriba, desde el presidente, nosotros como solo hacemos el trabajo pues nos introducimos a el bosque detrás del cerro de la silla, encontramos a varias personas infectadas, los sabíamos porque nos habían descrito sus características, ojos rojos, babeantes, lentos y aparentemente no responden a nada mas que al sonido, aunque atrapamos a algunos “vivos” y experimentamos con ellos, bueno eso de experimentar es pura mierda, realmente los amarrábamos a árboles y los golpeábamos o los torturábamos, pero lo sorprendente era que parecían no sentir, no dejaban de gruñir o intentar arañar a menos que les dispararas en la cabeza, también descubrimos que la infección era transmisible por medio del intercambio de fluidos, sangre o baba contaminada, según me supe el autobús venia repleto y sin contar al chofer a su copiloto y a la única sobreviviente, una niña de ocho años que internaron en el hospital civil, supuestamente habíamos acabado con todos, pero no fue así, uno de ellos entro a la base provisional que plantamos a mitad de la sierra y ataco a varios de mis compañeros, todo se volvió un completo desastre, mi compañeros se disparaban unos a otros y algunos salían despavoridos por el miedo de que se les considerada infectados, yo por mi parte seguí a uno de ellos, mi mejor amigo de hecho, me rogó que no lo matara pero de pronto sus ojos se tornaron rojo sangre y me salto en cima, le coloque el arma en la sien y le dispare, la mayor parte de sus sesos quedaron sobre mi rostro, cuando regrese al campamento no había nadie, solo cuerpos tirados y uno de mis compañeros que se estaba quemando vivo, y le brinde la gracia de morir sin sufrir mas, después de eso salí en busca de los que habían sobrevivido o en su defecto, de los que se habían infectado, llevo semanas internado en esta sierra, hace dos días ocurrió un accidente mas abajo, un kilómetro mas atrás de donde te encontré, creo que todo comenzó por unos infectados, hubo muchos muertos incluso supe que había entrado otro batallón de búsqueda y rescate y que en su mayoría los habían aniquilado a todos, los infectados claro, pero después algo paso en la ciudad, algo grave que hizo que todos quisieran huir, supongo que entre esos ibas tu, pero creo que los infectados los alcanzaron, eso es todo lo que se- Salomón sorprendido dio un sorbo al café caliente -¿y como fue que te enteraste de todo eso?- el soldado volvió a asomarse por la rendija –por un compañero, que como te darás cuenta no sobrevivió, fue de la brigada de búsqueda y rescate, no se como dio hasta aquí y luego dijo que debíamos bajar para buscar ayuda, lo seguí pero eso bastardos eran demasiados y se lo comieron, no pude hacer nada, así que regrese corriendo lo mas rápido que pude hasta aquí y me volví a encerrar, cada vez que bajo mato a uno o dos y siempre se multiplican, cada vez son menos frecuentes los encuentros, pero siguen apareciendo- Salomón se levanto inspeccionando el lugar –¿crees que puedas darme algo para defenderme?- el soldado dio media vuelta y abrió una pequeña caja –solo tiene cinco balas, no podrás hacer mucho, pero servirá- Salomón la tomo y la guardo en su pantalón -¿Y cual es el plan?- el soldado carraspeo un poco -¿Plan?, pues la verdad es que no hay ningún plan, mas que sobrevivir, no creo que haya mas gente viva, al menos no en este estado, yo supongo que al menos hasta la frontera todo esto esta jodido quizás al sur, pero no hay forma de desplazarnos hasta allá además de que seria muy arriesgado- Salomón se le quedo viendo –Bueno, pero quizás podríamos hacer algo, no se, llegar abajo y tomar un camión o un jeep o algo, ¿como pretendes sobrevivir sin comida, sin esperanza?- El soldado torció la boca como en desacuerdo –mira amigo, si te rescate es porque la verdad prefiero tener algo en que apoyarme si necesito salir huyendo, en otras palabras una carnada así que si te quieres suicidar, puedes volver allá afuera tu solo y hacer lo que te plazca, pero regrésame el arma, seria una desgracia que se pierda y me quede mas jodido de lo que estoy- Salomón termino el café y dejo la taza de lado –No, en serio, que tal que al sur del país si lograron hacer algo, no se, quizás hasta llevan una vida normal, podemos huir por el rió de la presa de la boca, llegamos hasta la presa del cuchillo y de ahí seguimos por carretera- El soldado se quedo pensativo como analizando el plan de Salomón –Tal vez no se tan mala idea, pero tendríamos que irnos por la mañana, porque si salimos ahora nos atraparía la noche a medio camino y esos imbecíles son nocturnos y sin un lugar para escondernos nos las veríamos difícil para salir ilesos- Con ese ultimo argumento se dispusieron a preparar todo para salir, el soldado acomodo su pequeña maleta con municiones y otra mas con provisiones de alimentos enlatados, algunos tenían fecha de caducidad vencida pero aun así los empaco.


Caída la media noche, Salomón pudo escuchar a lo lejos los gruñidos de los muertos, recostado en el suelo no se creía lo que pasaba –No te preocupes, siempre se escuchan, algunas veces llegan hasta aquí, pero los ignoro y por la mañana ya no están- Salomón trataba de enfocar en la oscuridad el techo del pequeño tejaban por donde se dibujaba un pequeño cuadro azuloso, como si el techo tuviera un hueco –Dime una cosa Joaquín ¿Alguna vez has pensado en el suicidio?- el soldado hizo sonar su nariz y carraspeo un poco la garganta –Pues la verdad es que no amigo, estamos entrenados para no rendirnos nunca entonces, esa no es una opción, yo supongo que lo único que me orillaría a hacer algo así seria saber que me voy a convertir en uno de esos, eso si me haría desvariar un poco ¿porque la pregunta?- Salomón se levanto y se asomo por la rendija –porque no logro comprender como es que te has mantenido cuerdo todo este tiempo- afuera un cuerpo tambaleante se mecía de un lado a otro, tropezando torpemente y volviendo a levantarse una y otra vez –Pues ni yo, supongo que eso depende de cada quien- Salomón encogió los hombros y torció un poco la cabeza –Quizás…- no termino la frase, cuando un golpe fuerte se escucho -¿Qué fue eso?- dijo Salomón exaltado, mientras que el soldado se levanto a toda prisa y tomo el rifle y una bolsa con un polvo blanco, lo vació en forma de línea bajo la puerta para luego quedarse apuntando hacia la misma, Salomón sin entender lo que había hecho, saco el arma y apunto también hacia la puerta –guarda silencio, son ellos, están aquí- le dijo susurrando de nuevo el soldado -¿Qué pusiste en el suelo?- el soldado se llevo el dedo índice a la boca en señal de que guardara silencio –es sal, les distrae el olfato- de pronto se escucho de nuevo el golpe pero esta vez mas fuerte, el soldado camino despacio hasta la rendija y se asomo, tras la ventana solo veía el mismo individuo que había visto Salomón, pero mas cerca –Maldita se están por detrás, necesitamos saber cuantos son, para saber si corremos algún riesgo, ayúdame a subir- el soldado se colgó el arma en la espalda y le indico a Salomón que pusiera las manos entrelazadas para que le sirvieran de escalón, cuando logro subir, abrió una pequeña escotilla que tenia la vieja casa y después de asomarse regreso abajo –¡mierda!- exclamo ya sin importarle el silencio –¿Que pasa?- el soldado tomo la maleta con las provisiones y se la aventó a Salomón –Prepárate, esto esta jodido, son demasiados, no se veinte o treinta, la podrida madera no resistirá si empiezan a empujar entre todos, lo mejor es salir de una buena vez, ahora que el frente aun esta descubierto- el soldado se colgó la maleta con las municiones y saco un cuchillo de cacería –abriré la puerta a la de tres, correrás detrás de mi lo mas rápido que puedas y no te detendrás por nada, yo llegar hasta el imbecíl ese y le encajare el cuchillo en la cabeza, después de eso no voltees para nada, porque nos seguirán, estoy seguro, llegaremos hasta la carretera- Salomón sentía las manos frías -¿Y luego que?- el soldado movió la cabeza en negativa –no lo se, pero si llegamos hasta ahí sanos, ya se me ocurrirá algo- el soldado comenzó a quitar los troncos y contó hasta tres antes de abrir la puerta, Salomón le siguió y sentía que todo aquello ocurría muy lento, pudo ver al soldado tomando el cuerpo del hombre tambaleante y encajándole el cuchillo en la parte alta de la cabeza para luego seguir corriendo entre los matorrales y sin voltear atrás lo siguió, brincando y esquivando todo obstáculo, el ambiente era fresco, pero él sentía las gotas de sudor escurriéndole por dentro de las ropas, de pronto y frente a ellos se paro otra silueta, sin pensarlo el soldado empuño la escopeta la detono, haciendo que el cuerpo cayera frente a ellos, sin detenerse por nada llegaron a la carretera -¿¡Ahora que, ahora que!?- le gritaba histérico al soldado -¡ven, sígueme!- le dijo escabulléndose entre los coches hasta llegar al otro lado de la carretera, ahí vio lo que seria su única salida, una motocicleta –ayúdame a buscar las llaves- le dijo el soldado mientras enderezaba la moto, mas adelante estaba el cuerpo tirado de un hombre, probablemente el dueño, Salomón se acerco hasta el y le dio la vuelta para trasculcar sus ropas, pero este le respondió con un gruñido y le tomo del brazo y sin pensarlo le coloco el arma entre ceja y ceja para después volarle la cabeza –¡ya vas entendiendo como funciona esto amigo!- le grito el soldado casi riéndose, a lo cual Salomón solo le respondió con una sonrisa nerviosa, para luego seguir buscando en la ropa del hombre, cuando las encontró las agito fuerte y se las aventó al soldado, este la encendió y el comenzó a acelerar –¡súbete!- cuando lograron regresar a la carretera un grupo de zombis había logrado llegar hasta la ahí y los siguieron, pero sin éxito.


Pasaron por donde Salomón había despertado y siguieron más hacia delante, la noche se había tornado más fresca aun y el cielo se estaba cerrando poco a poco a causa de una inmensa nube negra que los asediaba. Llegaron hasta una barricada, colocada probablemente por el ejército –Esta es la razón por la que nadie pudo escapar, el ejecito no los dejo pasar- dijo el soldado bajándose de la moto -¿Que quieres decir, la ciudad se jodio por culpa de los tuyos?- le pregunto Salomón en un tono molesto –No los culpes, tenemos códigos ¿sabes?, si tomaron esta decisión es porque sabían perfectamente que podían detenerlo y prefirieron aislar el problema, la llamada cuarentena- el soldado se llevo las manos a la cintura y después saco una cajetilla de cigarros de uno de los bolsos de su chaqueta, lo encendió y después le ofreció a Salomón, quien le negó con la mano –Estamos jodidos hermano, pero muy, muy jodidos- Salomón miro en todas direcciones, como buscando una razón -¿Qué tanto?- el soldado respiro hondo –hasta el cuello amigo, regularmente después de la cuarentena viene la desintoxicación y si no resulta nada bueno lo siguiente es el exterminio, México nunca se ha destacado por ser muy bueno en los procedimientos, así que lo mas seguro es que ya se haya dado la orden de matar a todo ser viviente procedente de los puntos infecciosos, por eso es que no hay nadie aquí, quizás todos se retiraron y estén planeando como mandar todo esto al carajo- el soldado suspiro como decepcionado –ósea, no importa lo que hagamos, nuestro destino es morir- el soldado sonrió –bueno, no seas tan dramático, pero si- El soldado tomo la moto y comenzó a darle vuelta a la barricada, Salomón lo siguió -¿Qué pretendes?- le pregunto Salomón –Pues si ya llegamos hasta aquí, lo mas lógico seria intentarlo ¿no crees?, como decía mi madre, quizás no pueda con todo, pero no me rindo ante nada- estas ultimas palabras le regresaron a Salomón una sonrisa a la cara.


Retomaron la carretera, la cual lucia limpia de todo, sin coches, sin cuerpos, sin luz, solo ellos a mitad de la nada. Pasaron por un letrero manchado que decía Montemorelos y otro mas que indicaba que mas adelante se encontraba la ciudad de Linares, al llegar al centro de la ciudad, se dieron cuenta que las casas estaban abandonadas y que incluso parecía que los habían evacuado a todos de improvisto, pues había luces encendidas por doquier pero no se veía ni un alma rondando –Si los evacuaron, quiere decir que si hay esperanzas de vida- le dijo el soldado, orillándose en una gasolinera, llenaron el tanque de la moto y volvieron al camino, pero justo a la salida del pueblo se encontraban dos camiones militares, un reflector les apunto directo a la cara y una voz por altavoz les anuncio que se detuvieran sin dejarles de aluzar –Alto ahí, deténganse o nos veremos obligados a disparar- Joaquín paro de pronto y se apeo de la moto, mostrando sus manos en lo alto e hincándose frente a ellos, Salomón por su parte se quedo parado, pudo ver la silueta de un grupo de hombres armados se dirigían hacia ellos, uno grito algo que Salomón no pudo entender y Joaquín lo voltio a ver –Fue un placer conocerte amigo, que nadie diga que no lo intentamos- cuando Salomón regreso la mirada al frente vio como los hombres levantaron sus hombres mientras corrían y una ráfaga de balas se libero contra ellos, Salomón soltó la maleta y se hecho a correr en sentido contrario, alcanzando a ver como se desvanecía el cuerpo de Joaquín, dejo de escuchar todo ruido, todo sonido, solo sentía el palpitar del corazón en sus oídos, contó cinco pasos y pudo ver al fondo, justo por donde venían, el alba en el cielo, primero sintió un impacto, después dos, le quemaba la piel, pero su cuerpo no paraba de correr, y recordó una y otra vez las palabras de Joaquín, mientras su cuerpo caía inevitablemente contra el duro asfalto escuchando decir a un hombre, objetivo eliminado.

Orlando G.

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2 comentarios:

  1. eres muy bueno amigo, me gustaron en especial estas historias, esperare por mas XD

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  2. Gracias Daniel...trabajo en la historia 7....esperala muy pronto..

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