martes, 21 de diciembre de 2010

AH1N1-B 5 El Trailero

AH1N1-B 5 El Trailero

Segundo Caso

Por: Orlando García.

Dio el ultimo sorbo a la taza y sintió como la cafeína tibia pasaba raspándole la garganta, Lino era su nombre y era de pocas palabras incluso con las mujeres, la camarera se acerco y le dirigió una sonrisa amable a lo cual el se inmuto limitándose a solo observarla -le encargo la cuenta por favor- ella asintió con su misma sonrisa coqueta mientras el la ignoraba por completo peinando su ondulada cabellera castaña hacia atrás para colocarse la cachucha de red -cincuenta pesos guapo- dijo ella con la pluma en la mano y cerca de la boca donde aun tenía plasmada como calcomanía la sonrisa que para Lino se había convertido en una estupidez, saco la cartera de sus vaqueros y el rosado rostro de Morelos había ido a quedar enrollado en la mano de Sandra como decía en su distintivo de la blusa, ella le agradeció y se retiro con los platos sucios, Lino se levanto y se puso la chamarra de pluma de ganso, salió de la fonda y se encamino hasta su trailer que se encontraba brillante bajo la luminaria de la carretera. Le dio la vuelta como rutina, revisando cada neumático con una leve patada y verificando que las cadenas de la caja y demás cosas estuvieran en su lugar, miro el reloj de pulso faltaban cinco minutos para las cinco de la mañana, tenía casi veinticuatro horas sin dormir pero no podía hacer nada mas que encafeinarse para resistir, la carga ya iba retrasada y todo porque en Durango un reten militar que había resultado ser muy quisquilloso lo había hecho perder demasiado tiempo, aun así decidió sentarse un rato dentro de la cabina para reposar el par de huevos crudos y las rebanadas de pan que acababa de desayunarse, encendió el motor para que este calentara y se recargo sobre el respaldo, le dolía la espalda pero sabia que su martirio terminaría después de las once de la mañana cuando en Ciudad Victoria recibieran la mercancía, así podría dormir un poco antes de salir en un nuevo viaje.

Encendió los faros delanteros y la monstruosa maquinaria se puso en marcha, como aun no amanecía el clima era fresco pero agradable, así que bajo el vidrio de ambos lados mientras que en la radio sonaba algo de los cadetes de Linares. Una hora mas tarde el clima había aumentado un poco pero el cielo aun no se abría, incluso podía esperase una lluvia, Lino se había quitado la chamarra y solo traía su camisa roja cuadriculada desabotonada y la cachucha la había volteado hacia atrás, entonaba una vieja canción norteña y comenzaba a dibujarse en el horizonte el Cerro de la Silla mientras buscaba sus lentes Ray-Ban se vio distraído por algo poco usual, en el carril contrario un convoy militar paso quemando el piso, eran al rededor de siete unidades repletas de esos hombres verdes y en cada uno un gatillero venia apuntando a diferentes puntos, como si algo los fuera a atacar desde cualquier lado, Lino los siguió con la mirada incluso hasta por el retrovisor y justo cuando los perdió de vista levanto la ceja y se encendió un cigarrillo, se puso los lentes y disminuyo la velocidad para comenzar a entrar a la ciudad de Monterrey.

Aunque Monterrey siempre había sido un lugar tranquilo pero de mucha actividad, en aquella ocasión sucedía algo raro, no había mucha gente en la calle y por lo tanto el tráfico estaba muy reducido. A mitad de camino por dentro de la ciudad Lino observo el eficiente trabajo de unos policías locales, un coche lo arrebaso a toda velocidad y la patrulla iba tras de ellos, los perdió de vista solo por unos minutos porque mas delante la patrulla estaba frente al coche en señal de que los habían alcanzado y cerrado, uno de los policías se bajo apuntando con el arma mientras el otro se acercaba al coche con una mano en la funda y extendiendo la otra como señalándoles a los individuos que se tranquilizaran, de nueva cuenta la escena había pasado como un corto de película, había quedado atrás y ahora solo se enfocaba en salir rápido de ahí y llegar tan pronto como pudiera hasta su destino.

Habían pasado veinte minutos y aunque ya había amanecido por completo, el sol no se dejaba ver por la espesa masa nubosa que se encontraba sobre toda la ciudad, como era de esperarse la lluvia se soltó pero parecía que con mucho coraje, Lino bajo la velocidad justo cuando entro a la carretera nacional, pocos coches lo seguían, paso por el restaurante García y por una vieja gasolinera, de pronto vio algo a lo lejos que le hizo despegar los labios enseñando la dentadura apretada y después soltar una grosería a modo de un suspiro resignado y no era para menos, lo que veía a lo lejos eran unas torretas amarillas y naranjas, había cintas policiales cruzadas entre los "burritos" que bloqueaban por completo los carriles en ambos sentidos y tras ellos había camiones negros con unos hombres armados, supo entonces que aquello era un bloqueo militar. Aun así Lino se acerco hasta el tope, uno se le acerco mientras que el resto lo observaban deteniendo sus rifles de alto poder, Lino bajo la ventanilla y asomo la cabeza. -tiene que retroceder por favor, no hay paso señor- le dijo el soldado mientras manoteaba al aire -¿pero que es lo que pasa mi jefe? Llevo prisa deme chance- le grito Lino encendiendo las intermitentes -lo siento señor, atienda a lo que se le esta ordenando, no se lo quiero repetir otra vez- le grito el soldado agitando la cabeza - puede retornar por el camellón y dar vuelta por la desviación que esta marcada- le dijo el soldado señalando bajo la ya intensa lluvia un par de tripeéis con luces intermitentes y un señalamiento enorme en forma de flecha. Lino torció la boca y cerro de nuevo el vidrio -pinches indios- susurro para si mientras ponía en reversa el trailer, un sonido en forma de pitido comenzó a sonar apenas puso la marcha hacia atrás y para su suerte logro hacerlo sin generar mucho trafico, cuando el retorno había quedado lo suficientemente adelante como para alcanzar a librarlo sin ningún contratiempo Lino lo paso, esta desviación llevaba hacia la parte trasera de la presa de la boca, un camino que aunque pavimentado parecía mas bien como de ranchería, era de dos carriles, uno para cada sentido y la verdad eran bastante reducidos, al menos para la pesada unidad, aun así Lino decidió que encendería las luces altas para poder ser visto a lo lejos por alguien que viniera en sentido contrario y así poder acelerar a fondo y no perder tanto tiempo en aquel lugar. Lino iba confiado, pues no se veía vehículo alguno por el lugar solo un par de faros amarillentos lo seguían a distancia, de pronto vio algo frente a el, una persona estaba parada en medio de la carretera, pensó de inmediato que se trataba de algún pueblerino norteado o quizás un campista extraviado, como quiera que fuera el caso estaba justo en medio y no alcanzaría a frenar sin hacerle daño así que comenzó a jalar el cordón que hacia sonar la corneta y esta se activo con su característico sonido, pero el hombre no se movía, Lino piso el freno hasta el fondo vio como las revoluciones que marcaba el tablero comenzaban a disminuir, pero el trailer no se detenía, sintió como la caja comenzó a dar unos pequeños brincos lo cual significaba que el peso iba ganándole o lo que era lo mismo terminaría volcado sobre aquel lugar, Lino puso su experiencia a prueba y giro el volante para evitar el fatal accidente, pero ya era demasiado tarde, solo escucho el crujir de los fierros en la caja, justo antes que por el impacto saliera disparado desde el volante hasta la puerta del copiloto golpeándose la cabeza con el techo y quedando inconciente.

Aunque todo estaba en negro, Lino escuchaba algunos pájaros trinando a lo lejos, el hombro le dolía y la cabeza le retumbaba con cada gota que golpeteaba lo que parecía un charco o quizás un riachuelo improvisado por la lluvia, cuando pudo abrir los ojos, se vio a si mismo tirado de espaldas a la puerta del copiloto dándole la cara al cielo que se encontraba cruzando toda la cabina, sus pies habían quedado uno tras la palanca de los cambios y el otro amarrado al asiento, se quedo ahí un rato, intentando analizar la situación, lo primero que le vino a la mente fue el no llegar a tiempo para entregar la mercancía, después la compostura del camión y la mas importante, si había atropellado o no a aquel hombre, lo cual le hizo llevarse la mano a la cara y frotarse la frente hasta terminar apretándose el mentón, se dijo a si mismo que tenía que salir y ver que había pasado con el hombre, tenía que cerciorarse de que no estuviera herido y de manera burlona se dijo que de no estarlo el mismo se encargaría de que lo estuviera pero algo dentro de él sabía que era muy poco probable que se hubiera salvado de tan fatal suceso. Intento levantarse pero el dolor del hombro se incremento, así que se empujo hacia atrás hasta prácticamente quedar sentado sobre la puerta, se reviso el brazo y se dio cuenta que le faltaba parte de la piel, el músculo estaba en parte expuesto y le sangraba mucho, había sucedido al momento de volcar, el vidrio de la ventana reventó y por alguna gracia divina había logrado moverse y quedar en la posición en la que había despertado. Se arranco el trozo colgante de su camisa de manga larga y lo coloco en su brazo tapando la herida, aunque aun le dolía decidió salir de la cabina, tenía que saber lo que había pasado, era imposible salir por la puerta de arriba así que con sus botas vaqueras golpeo el vidrio parabrisas hasta que logro estrellarlo y sacarlo, se arrastro por ahí hacia afuera y contemplo una fauna verdosa cubierta de agua, se puso en pie recargado a su apreciado tráiler y se sintió mareado, aun así se enfilo por lo que seria la parte de arriba de su camión, agarrándose para poder llegar de vuelta hasta la carretera, al llegar pudo ver manchas de sangre en la caja y algo que parecía como una bola de cabello, eso no era para nada una buena noticia, aun así siguió caminando hasta el final, lo que vio le pareció como el trabajo hecho de un carnicero se llevo ambas manos a la cabeza al ver que había pedazos humanos por toda la carretera, Lino sintió como la sangre abandono su cuerpo enfriándolo al punto de hacerlo casi desvanecerse, después la sangre volvió solo para recordarle lo que había comido y que ahora hacia protesta por salir de su estomago y no lo pudo evitar, así apoyado sobre la caja devolvió la comida sintiendo un sabor amargo quizá proveniente de una mezcla de café y jugo gástrico además del ardor que el colesterol de los huevos crudos le había dejado desde el estomago hasta la garganta, escupió un cuajo de baba espesa y cerro los ojos para tomar aire fresco, pero al regresar la mirada a la carretera vio al fondo algo que no esperaba, había un coche con la puerta abierta y las intermitentes encendidas, pero no se veía al conductor por ningún lado pero si un cuerpo frente a el coche con la cara hacia el cielo. Con el brazo rodeándole el estomago, Lino camino lentamente hasta llegar al coche, vio el cuerpo del hombre que estaba con los ojos cerrados, el cofre mostraba el golpe y una mancha de sangre que había dejado al hombre en el suelo y pensó que estaba muerto pero pudo ver como su pecho se levantaba y se contraía entrecortadamente, el motor del coche continuaba encendido, Lino se asomo para ver si el conductor estaba dentro agachado, pero en cambio lo que encontró fue que en la llanta trasera estaba lo que quedaba de la cabeza de otro hombre, la mancha gigantesca de sangre hacia evidente que aquella persona no había corrido con la misma suerte, de pronto se escucho entre los árboles el crujir de unas ramas, Lino busco de inmediato pero la neblina se lo impedía, aun así se animo a adentrarse entre los matorrales tras volver a escuchar el mismo sonido. Al adentrarse pudo distinguir una silueta tambaleante avanzar mas hacia adentro de la sierra, -hey!- grito Lino, pero la silueta no se detenía, Lino comenzó a seguirlo y conforme se acercaba se dio cuenta que se trataba de un soldado, lo supo por casco y el arma larga que portaba colgada al hombro, aunque Lino le siguió hablando en varias ocasiones el soldado no se detenía, pensó que quizá estaba herido por su caminar tan tambaleante, se forzó a si mismo para alcanzarlo y cuando estuvo cerca de la nada salió un hombre, vestía una camisa de manga corta y un pantalón al parecer de mezclilla negra, se hinco frente al soldado y entrelazo sus manos detrás de la cabeza -por favor jefe, no me haga nada, le juro que no había visto que estaban en medio de la carretera...- dijo el hombre agachándose, el soldado se había quedado inerte como petrificado y de pronto se abalanzo sobre él soltando un gruñido parecido al de un gato apareándose, Lino sintió como su corazón se acelero y vio como el hombre solo empujaba al soldado para evitar el ataque pero este lo arañaba y le babeaba el rostro, Lino miro a todos lados buscando algo con que ayudarlo encontrando un trozo de tronco, lo tomo y se lanzo sobre el soldado golpeándolo en la cabeza tan fuerte como pudo pero el casco había hecho su función, el soldado estaba ahora frente a él viéndolo a los ojos, Lino sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo entero y le puso la piel de gallina al ver en aquella mirada algo que reflejaba maldad, a pesar de la oscuridad del día, pudo ver sus ojos enrojecidos y sangrantes, mientras que en su boca se apreciaban coágulos de sangre que ennegrecían todo su rostro hasta perderse tras el cuello de la camisa, en cuestión de segundos Lino le abofeteo usando el tronco y el soldado fue a dar al suelo al igual que su arma, el hombre se levanto y se monto sobre el soldado como intentando tranquilizarlo, mientras que Lino reacciono recogiendo el rifle, el hombre grito cuando el soldado le mordió el antebrazo, Lino le pateo el rostro con el talón de su bota logrando que lo soltara, el hombre se rodó hasta quedar lo suficientemente lejos de ambos, Lino se quedo apuntándole al soldado -¡Quieto!, ¿que demonios te pasa?- le grito, pensando en que le contestaría, mientras que el soldado gruñía reincorporándose, Lino preparo el dedo en el gatillo pero otra arma retumbo haciendo que unas aves que se ocultaban en lo alto de los árboles salieran volando, a lo lejos se escucho el rechinido de unas llantas y después un golpe, Lino se giro apuntándole al hombre que se dolía del brazo pero que en la otra mano mantenía una escuadra automática. – ¡Pendejo!- dijo soltando el arma para hacerse presión en el antebrazo, Lino se colgó el rifle estirando la mano para levantarlo. -¿Qué fue eso?- le pregunto Lino poniéndolo en pie -Este maldito bastardo, no sabia con quien estaba tratando- le contesto en voz alta mientras se puso en pie mirando el desfigurado rostro del soldado y escupiéndole –¿bien, que vamos a hacer con el?- pregunto Lino soltando el aire por la nariz y mirando el cuerpo -¿Vamos?- dijo el hombre apretando su brazo -discúlpame amigo pero yo me largo de aquí y te recomiendo lo mismo si es que tienes sentido común- el hombre se guardo la escuadra entre las ropas y volvió a lamentarse un poco por el brazo –¿Pretendes matar a un soldado y no tener consecuencias?- dijo Lino señalándole el cuerpo -Tienes razón, quizá debería matarte a ti también- contesto el hombre mostrando una sonrisa torcida –O quizá deba fingir que nunca te he visto y largarme antes de que pierda más tiempo- el hombre encogió los hombros dando media vuelta comenzado a perderse entre la maleza, Lino vio por ultima vez el cuerpo del soldado y se dispuso a seguir al hombre. –¿Eres el conductor del coche cierto?- el hombre hizo una pausa y se giro hasta quedar de frente a Lino -Mira, te acabo de dar la oportunidad de que te largues por donde viniste, no me importa quien eres ni a ti te debe importar quien soy, limítate a huir de aquí, ¿me entiendes?- Le dijo doliéndose aun mas del brazo -Perfecto, si así lo quieres, pues a la mierda, regresare a mi camión- Lino dio media vuelta -Deja el arma- le dijo el hombre apuntándole con la escuadra, Lino levanto los brazos al tiempo que la soltó, el hombre la recogió –Ahora seguirás tu camino mientras yo sigo el mío, pero te advierto, si volteas un solo centímetro te hago un nuevo agujero en la cabeza- Lino siguió caminando vereda abajo con los brazos levantados y cuando estaba lo bastante lejos corrió. La neblina seguía espesa y la lluvia arreciaba en pausas, Lino escucho muy a lo lejos la sirena de una ambulancia, sabia que tenía que regresar hasta el camión y fingir que todo aquello no había pasado, que acababa de despertar desorientado después de golpearse la cabeza. Al llegar se introdujo por el vidrio delantero, buscando en la guantera su numero de seguro y su carné de manejo, de pronto algo le jalo el pie hasta sacarlo a rastras haciendo que pequeños fragmentos de vidrio se le enterraran sacándole sangre, se giro sobre sí mismo y cegado por la luminosidad del cielo observo como una silueta le apuntaba directo a la cara -estaba pensando que quizás debí haberte matado a ti también- era la misma voz del hombre, le apuntaba como decidido a volarle la tapa de los sesos -ahora estaría muy lejos de no ser que me hiciste pensar en que quizás darías una descripción mía y eso si seria bastante serio- Lino paso saliva y puso las manos al costado de su cabeza enseñando que solo portaba papeles de pronto el hombre hizo un sonido extraño, contrajo el abdomen soltando el arma, se llevo la mano al estomago y comenzó a doblarse poco a poco, Lino se arrastro hacia atrás y luego se giro para escaparse sintiendo un leve tirón en el brazo, se levanto como pudo y recogió el arma para luego apuntarle -¿Crees que eres el único que puede matar a alguien compadre?- le dijo Lino con una sonrisa sarcástica en la cara pero el hombre no levantaba la cabeza hasta que de pronto soltó un asqueroso vomito sobre sus propios pies, un coagulo de sangre luego dos y después un charco negro lo rodeaba, Lino bajo el arma y lo miraba sorprendido mientras esté cayo hincado sobre el piso hasta desvanecerse hacia atrás recargado sobre el capo del tráiler, Lino sintió que su corazón le latía rápido y no concebía lo que acababa de ver, se acerco a paso lento, apuntándole y al verlo un poco más de cerca se dio cuenta que aun le escurría una mezcla de baba y sangre, el iris de sus ojos había desaparecido dejando el globo ocular ennegrecido y con un serio derrame en sus pequeñas venas -Oye....- le dijo Lino pero este no reacciono, Lino se echo hacia atrás y se quedo observándolo, desconcertado se llevo la mano a la frente y después apretó sus labios usando la misma mano, se dio cuenta que el brazo donde lo había mordido el soldado supuraba pus y un liquido amarillo, de pronto el hombre se movió, miro directo a los ojos de Lino y mostro su dentadura como cuando un perro se enoja, en su rostro se veía la misma expresión de maldad, la misma que había visto ya en el soldado, de pronto se puso de pie intentando abalanzarse sobre Lino pero este le disparo dándole justo en la rodilla haciendo que el hombre tambaleara y cayera de espaldas tras unos arbustos que se encontraban un poco mas hacia la trompa del trailer, Lino se quedo impactado por lo que acababa de ver y sintió que las manos le temblaban, escucho el crujir de unas ramas y se oculto detrás de unos árboles, un hombre de jumper verde apareció por detrás del camión se asomo por el hueco del vidrio, Lino no sabía qué hacer, intentaba contener la respiración y sentía como el corazón le latía a punto de reventarle, sin querer movió el pie pisando unas hojas secas y el hombre del jumper, que había resultado ser un paramédico de la cruz verde, lo buscaba pero el hombre al que le acababa de disparar hizo un sonido más alterante, el paramédico lo busco hasta encontrarlo, inclinándose sobre el matorral hablando en voz alta -¿Qué tal amigo, está usted consiente? deme la mano para ayudarle a salir de esta- Lino dejo el arma del soldado recargada en el árbol donde se escondía y se acerco sigiloso -¿Quién es usted?- pregunto al tiempo que recogía la escuadra que estaba tirada por donde había caído el hombre la primera vez y la escondió en la parte baja de su espalda -Soy paramédico, mi nombre es Ismael, solo estoy aquí para ayudarles- dijo el hombre sin voltear y levantando ambas manos -¿ese hombre esta bien?- pregunto Lino esperando escuchar una buena noticia -pues no lo se, se retuerce y me rasguño la mano pero no voltea a verme ¿lo conoce?- el paramédico se levanto poco a poco sin bajar las manos -no, pero algo no esta bien con el, intento atacarme y yo solo me defendí- Ismael, como dijo claramente llamarse, se giro estableciendo contacto visual con Lino -¿esta usted armado señor?, porque creo haber escuchado un disparo- Lino le enseño ambas manos mientras que el arma se quedaba por dentro de su pantalón y negó con la cabeza -Solo dime que pasa con él- Lino dio dos pasos hacia adelante mientras Ismael bajaba las manos hasta ponerlas en su cintura relajando su tensionada espalda -pues como le digo, no lo se, no me ha querido responder, quizá deba volver a la ambulancia por una camilla y pedirle a uno de mis compañeros que me ayude, puede tener alguna fractura por caer en ese pozo- Ismael dio media vuelta y escucho como se cortaba un cartucho justo detrás de su cabeza –Lo siento amigo, no creo que puedas ir a algún lado- Lino le apuntaba justo en medio del cráneo, Ismael paso saliva y sintió como sus manos comenzaron a temblarle por un escalofrió que le recorrió el cuerpo en segundos –Escu…Escu..Escuche amigo, yo no pretendo hacer ningún mal, solo hago mi trabajo ¿sabe?, quizás deba relajarse un poco, intento salvarle la vida a este hombre- Le dijo el paramédico tartamudeante mientras Lino lo observaba intentando decidir sobre si dispararle o no, sintiendo como una gota le escurría desde lo alto de su cabeza pasándole por la sien rodando por su mejilla para quedar detenida sobre la comisura de sus labios, no sabia si era sudor o era una simple gota de lluvia, pero en aquel momento Lino, sentía un picor en la planta de sus pies que se convirtió en un gélido nerviosismo, de pronto y sin aviso alguno el hombre a quien apuntaba había desaparecido de su vista, escucho un grito que lo saco de su transe y le hizo regresar la mirada al suelo, el hombre había conseguido levantarse dentro del hoyo y ahora había derribado a Ismael en cuestión de segundos, arrastrándolo hacia él jalándolo de una pierna, el paramédico gritaba y Lino titubeo solo un instante antes de dispararle justo en la cabeza al hombre que le había ocasionado ya demasiados problemas y que se encontraba hincándole el diente al tobillo de Ismael, el tiro fue a quemarropa haciendo que fragmentos de cerebro y cráneo volaran esparciéndose por todo el lugar, Lino sintió un aroma a pólvora quemada y respiraba profundamente como bufa un toro, el corazón le dolía por el esfuerzo al bombear, Ismael por su parte se adolecía de la herida en su tobillo y soltaba unas lagrimas cristalinas, Lino se inclino para ver la herida y se dio cuenta que había sido una mordida profunda, le había arrancado parte del músculo y brotaba sangre como brota el agua en un ojo de rió, se compadeció de él y termino quitándose la camisa para enredarla alrededor de su tobillo quedándose solo con su camiseta blanca interior –No te preocupes amigo, yo iré por ayuda, buscare a alguno de tus compañeros y lo traeré hasta aquí- Le dijo a Ismael sorprendiéndose a si mismo dentro de su cabeza, pues hacia unos instantes había pensado en matarlo y ahora lo ayudaba como si lo conociera de toda la vida, se dijo así mismo que eso es lo que nos convierte de animales a seres humanos y a la inversa. Como fuera el caso, Lino salio corriendo despavorido siguiendo la caja del trailer, regreso hasta la carretera donde se dio cuenta que un mar de gente estaba atorada por el accidente y que encima un oso pardo amenazaba a una chica que vestía el mismo tipo de jumper, a lo lejos vio que una ambulancia permanecía con las torretas encendidas, comenzó a caminar entre la gente para llegar hasta ellos y escucho el rugir del animal, la gente comenzó a correr despavorida y un grupo de policías se amontaban tras la ambulancia, de pronto se escucharon mas disparos, todo aquello se había vuelto una locura y Lino no entendía nada de lo que pasaba, comenzó a correr hacia donde el resto de la gente corría, de lo contrario podía ser aplastado por la multitud, la ambulancia se encendió y arranco en dirección contraria a la que estaba estacionada dando una voltereta como si algo la persiguiera, Lino observo como atropello a un grupo de personas que corrían y de pronto salto sobre un coche dando piruetas en el aire quedando volcada sobre varios coches mas, la gente seguía corriendo y Lino pudo ver que de entre los arbustos salían personas que vestían trajes militares, los cuales se abalanzaban sobre algunos y los mordían derribándolos, solo gritos y mas gritos, al fondo vio que un grupo de soldados, los mismos que había visto en el reten circulaban con sus camionetas disparando sin consideración alguna a la gente que intentaba resguardarse, Lino volvió a sentir pánico, el mismo pánico que sintió cuando decidió dispararle al hombre que atacaba a Ismael, corrió hacia una lateral y se metió entre los arbustos, un soldado le salto encima y ahora sin pensarlo al ver sus ojos rojos decidió volarle la cabeza, se levanto y continuo corriendo hacia adentro del bosque, de pronto detuvo su marcha y sus manos comenzaron a temblarle, estaba frente a varias siluetas, todas portaban cascos lo que le indicaba que se trataba de soldados, los cuales evidentemente mostraban señas de no ser normales, en segundos se vio rodeado por ellos, aun y que lo superaban en numero, Lino lucho con ellos, tiraba golpes y patadas y uno que otro disparo, recogía de vez en cuando las armas que los mismos soldados no-muertos portaban consigo, volaban pedazos de cabeza y pelo, ojos y dientes, disparo sin parar hasta terminarse el parque, luego camino tambaleante hacia atrás, tropezó con una piedra y cayo recargado sobre un árbol, comenzó a llorar, lloraba con un sentimiento profundo, como un verdadero hombre, pero completamente destrozado, miro sus brazos, arañados y babeados por los imbeciles no-muertos le dolía una mordedura que tenia en su trapecio y entrecerró los ojos, miro por ultima vez el cielo y coloco el cañón de la escuadra en su boca.

La infección fue detectada demasiado tarde, el gobierno no quería decir que se trataba de algo mortal, aun así, diversos medios de comunicación se encargaron de difundir la noticia, pero fue en vano, la gente de pronto era sorprendida por su perro o gato y aunque acudían a los centros de salud, la infección rápidamente los consumía. Algunas personas intentan hallar una cura y aunque se tienen reportes de que en países como España, Estados Unidos e Inglaterra ha habido brotes, en ningún lado se han presentado la cura definitiva.

Orlando G.

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