La sirena gritaba a los cuatro vientos y las luces rojas la acompañaban como si se tratara de una orquesta, el motor estaba hasta el tope y los coches se quitaban haciéndose a donde podían para dejarlos pasar. La ambulancia de la cruz verde Monterrey iba rompiendo el viento por la velocidad, se dirigían a un accidente del cual les habían reportado en una llamada anónima. -…Y entonces yo me pregunto ¿Qué carajos le pasa a la gente cuando llueve? Pareciera que la humedad les llegara al cerebro, por muy leve que sea la briza la gente no toma precauciones- Dijo Adal, el paramédico copilotó en un tono de enojo aferrado a la agarradera del techo mientras Ismael que era quien maniobraba el volante soltó una risa burlona –Así somos los humanos, hay misterios que ni la ciencia nos podrá explicar- replico y volvió a sonreír, una voz femenina en un tono un poco más serio sonó desde el fondo de la parte trasera –Quizá solo sea una reacción al miedo de chocar lo que los hace alterarse y los pone nerviosos, ¿no crees?- Dijo la joven que en su jumper verde se leía en letras amarillas “Ángeles Sepulveda.” –Tal vez, pero tu explicación se pierde cuando ponemos el mismo panorama en una temperatura de cuarenta grados centígrados, ¿Cuál sería el pretexto, el sofoca miento y el smog o que se les evapora el liquido cefalorraquídeo?- Dijo Adal estirando el cuello para buscar la mirada de Ángeles mientras Claudet, otra paramédico, se limito a curvar la boca hacia abajo y empujar el mentón como asintiendo. La lluvia se estampaba en el parabrisas y los pequeños brazos mecánicos que limpiaban el vidrio se movían de lado a lado. Más adelante, hasta donde el agua les permitía ver, se notaban unos destellos azules y rojos hacia lo que sería la orilla de la carretera. –Excelente, creo que este si estuvo algo feo- Dijo Adal en tono sarcástico señalando un enorme bloque blanco metálico que se encontraba atravesado en la carretera cubriéndola casi en su totalidad -¿Es una caja de tráiler?- Pregunto Claudet acercándose a la parte delantera de la ambulancia –Eso parece- contesto Ismael al tiempo que espejeaba por su retrovisor para asegurarse de no golpear algún coche.
Llegaron hasta adelante y pudieron observar una carambola de coches que se había ocasionado probablemente a raíz de la volcadura del tráiler, había gente parada a un costado de sus coches intentando ver lo que sucedía más delante algunos estaban comunicándose por celular quizás con sus aseguradoras o algún familiar, la lluvia estaba fuerte pero era soportable y permitía ver al menos a una corta distancia, tanta que les dejo ver a un grupo de gente que se apelmazaba en la parte primaria del accidente donde observaban curiosamente el cuerpo mascullado de lo que parecía un hombre, el coche tenía una mancha bastante visible de sangre y delante de este había un cuerpo más viendo hacia el cielo además de partes de cuerpo regadas por toda la calle hasta donde estaba la caja del tráiler. Todos se bajaron apenas se detuvo la marcha, sacaron las camillas y Claudet tomo algunas mantas. Un policía intentaba contener a los curiosos mientras que unos reporteros de algún periódico amarillista tomaban fotos. Adal se acerco al cuerpo que estaba bajo las llantas del coche y le tomo el pulso buscando la carótida, no tenia señales de vida, Ismael por su parte tuvo un poco más de suerte, el hombre que estaba viendo hacia el cielo aun respiraba pero no se movía estaba inconsciente debido al golpe que tenía en la cabeza del cual brotaba un sangrado que aunque era débil podía ser riesgoso – ¡Este aun respira! – grito al tiempo que Ángeles se enfilo con la camilla, Adal se acerco y le ayudo a subirlo e inmediatamente lo inmovilizaron, Claudet al ser nueva en el equipo se le habían asignado labores un poco más sencillas, con las mantas tapaba los restos del cuerpo despedazado. Ángeles se llevo a toda prisa la camilla a la parte trasera de la ambulancia mientras la gente aun y con la densidad de la lluvia se estiraban para alcanzar a ver lo que sucedía, los policías habían logrado acordonar el área con la típica cinta amarilla y discutían con los reporteros para que se mantuvieran al margen. Adal tomo el barandalillo que circuncidaba a la camilla y ambos contaron hasta tres para subirla a la ambulancia, una vez arriba Ángeles tomo un trozo de algodón esterilizado y lo froto en la contra palma del hombre preparo el catéter y lo introdujo para administrarle suero.
Ismael se adentro entre los matorrales y arbustos para llegar hasta la cabina del tráiler donde encontró un boquete en el parabrisas que estaba contorneado por una estela carmesí que a juzgar por el rastro rojizo en el suelo indicaba que el chofer se había arrastrado fuera pero bastante mal herido, se acerco al vidrio para alcanzar ver lo que había dentro, el día se había vuelto gris oscuro y no pudo más que ver un bulto que parecía una maleta y algo como una cobija, saco una pequeña lámpara de mano de su bolsillo que usaba para ver los ojos de los ebrios cuando le tocaba cubrir en retenes de antialcohólica, no alumbraba mucho aun así apunto dentro y en ese momento algo tras él se movió, cuando consiguió voltear solo pudo ver un movimiento brusco en un arbusto, apunto con la lámpara de mano y llamo identificándose como paramédico pero nadie le contesto, las gotas de agua se habían vuelto más gruesas se acerco poco a poco y movió las hojas para encontrar a un hombre lamentándose en gemidos casi silenciosos.
Claudet puso la ultima manta azulosa sobre lo que parecía un brazo, se levanto y tomo aire sin dejar de mirar el pequeño bulto en el suelo, subió su zíper hasta arriba para cubrirse completamente el cuello, metió ambas manos en el jumper y un frio repentino le recordó a su cuerpo que la temperatura estaba bajando, de pronto y de entre la ligera neblina que se había formado el rabillo del ojo le hizo notar una silueta en un costado de ella, miro para asegurarse y alcanzo a ver como se desplomaba perdiéndose entre los arbustos, su instinto siempre había sido ayudar por eso era paramédico, no le temía a las imágenes fuertes y siempre se recordaba la frase de su padre cuando sentía que le faltaba valor, la frase decía “imagina el peor escenario para poder llegar al mejor”, se armo de valor y apretó los puños camino a paso decidido y se adentro entre los arbustos. Un oficial logro verla entrar y se le hizo un poco extraña la acción así que no dudo en seguirla. Claudet vio a un hombre tirado boca abajo que vestía un claro uniforme militar, el brazo le sangraba e incluso parecía que un trozo del mismo estaba colgando –Debe estar desangrado y por eso se desmallo- se le vino la idea a la mente y salto hasta donde estaba el hombre, lo tomo por el hombro para con esfuerzo darle media vuelta de pronto abrió sus ojos soltando un gruñido al tiempo que abría la boca mostrando una dentadura amarillenta y ensangrentada que a su vez dejaba salir una estela de peste a putrefacción, Claudet reacciono en fracción de segundos hachándose para atrás empujándolo y golpeándose con unas ramas por su propio impulso, el oficial que la había seguido tardo un poco en entender lo que sucedía pero alcanzo a desenfundar el arma –Alto!- le grito al tiempo que le apuntaba y haciendo que el soldado lo mirara a él con sus ojos rojos y sangrantes, por un instante “Enrique Suarez”, como lo delataba su uniforme azul marino sintió que el peso del arma había alcanzado su máxima expresión, las manos las tenia congeladas y las bajo un poco antes de que el soldado le saltara encima yéndose con él hasta el suelo comenzando así un forcejeo rodando por entre las ramas y lodo, el arma sonó en varias ocasiones y acertadas o no el soldado no dejaba de moverse y escupir sangre sobre el rostro del policía que a como podía lograba evitar el ataque, su cara palidecida sus ojos sangrantes y el aliento a alcantarilla le hicieron ver en más de una ocasión que algo no estaba bien sentía los rasguños en su piel a pesar de traer puesto el chaleco antibalas, lo tenía encima y como podía manoteaba para intentar quitárselo, el soldado gruñía y soltaba una baba viscosa y rojiza, al intentar someterlo este le mordió el antebrazo y con la dentadura pegada en su piel el policía levanto su mano libre y coloco el cañón en la sien del embravecido soldado, el resonar hizo que Claudet diera un respingo mientras pedazos de cerebro le salpicaron la cara, el resto del cuerpo se desplomo vertiendo chorros de sangre sobre el arañado policía. Claudet estaba aterrada, las manos le temblaban y se sentía dura como una piedra a pesar de tener experiencia en accidentes nunca había sido testigo de un asesinato y mucho menos salpicada por un órgano humano. Por su mente no dejaban de fluir imágenes, entre ellas ver desplomarse aquel soldado, “Asesinato en defensa propia” imaginaba en su mente la leyenda de su reporte -¿Qué carajos le paso, se volvió loco?- susurro Claudet con la mano en la cabeza estirándose la coleta del pelo mientras que recargada en un árbol se dejaba caer hasta quedar en una mezcla de cuclillas y sentada. El policía hizo a un lado el cuerpo y se levanto hasta quedar sentado apoyado en sus manos y desorientado -¿Se encuentra bien señorita? –Le dijo mientras se limpiaba la sangre del rostro con la camisa del uniforme y su respiración se mantenía agitada - Creo que no, esto no está nada bien y por lo tanto no estoy bien – le contesto con sus temblorosas manos cerca de la boca, al policía se le antojaba aquella escena como la de una persona acabando de ver caminar a un muerto.
El policía se levanto sacudiéndose el lodo y algunas hojas, se miro la mordedura solo para darse cuenta que aquello estaba peor de lo que esperaba, su brazo mostraba las hendiduras sangrantes de la mordida y tras los ríos de sangre negra el contorno se veía verdoso y negro mientras que sus venas se había resaltado y se notaban desde el hombro hasta la punta de los dedos. Claudet aun impactada se acerco a él tomándolo para ver la herida, saco de uno de sus bolsillos una venda y se la enredo –acompáñeme a la ambulancia para desinfectarlo- dijo con la voz un poco quebrada. Ambos caminaron hasta afuera y en más de una ocasión el policía regresaba la mirada para asegurarse que el cuerpo del soldado siguiera inmóvil. Al salir de vuelta a la carretera Adal parecía buscarla así que al mirarla salir se acerco intentado apoyar al herido. -¿Que fue lo que paso?- preguntando directamente a Claudet a lo cual ella solo agacho la mirada –La ataco un soldado, creo, intente defenderla pero él me mordió- contesto el policía al tiempo que pujaba por el mismo dolor. –Déjeme revisarlo, ¿un soldado dice?- Le contesto Adal desenredándole la venda. – ¡Dios mío!, ¿Esta seguro que era un humano?- El policía sintió un escalofrió que le recorrió el cuerpo y unas punzadas gigantescas le adormecieron por completo el brazo. –No lo siento- Adal lo tomo y le pidió que lo acompañara, la gente se apelmazaba mas hacia la punta del accidente y el resto de los policías ya casi no podían contenerlo. –Ya no siento la mitad de mi rostro, creo que se me esta infectando muy rápido- dijo el policía mientras Adal le sostenía el brazo enredándolo a su alrededor para semi-cargarlo. –Aguante amigo, son solo unos cuantos pasos mas, hay que llegar a la ambulancia- el policía se desplomo de pronto y Adal como pudo lo sostuvo el suficiente tiempo como para agacharse junto. Claudet aun estaba en shock los veía avanzar y veía a la gente discutiendo tras la línea amarilla, pero no lograba escuchar nada, esta ensimismada al grado que no escucho en absoluto que tras ella se movía algo que retumbaba en el piso de una manera casi segura. Un gruñido fuerte y estrepitoso se soltó por su espalda pero ella no respondió a nada, uno de los policías que intentaba controlar a la multitud viro al oír aquel sonido espeluznante, tras la caja del tráiler apareció un oso pardo, tal vez de mediana edad, no era muy viejo, pero lo suficientemente grande como para matar a alguien de un solo zarpazo. – ¡Cuidado!- le gritaba el policía antes de verse en la necesidad de romper la alineación para luego desenfundar el arma y dejarla descargar sobre el animal. El oso gruño soltando una peste de su boca, Claudet recordó esa peste, era exactamente igual al hombre que le había dejado cerebro en su rostro, giro sobre si misma y encontró al gigantesco animal, el cual se ponía en embestida contra la caja de la pesada unidad, se pegaba una y otra vez, hasta que logro aboyarla la mayor parte de la gente había regresado a sus coches y algunos se habían desaparecido corriendo despavoridos entre las filas de automóviles intentando huir de aquella escena, los pocos que se habían quedado se habían quedado boquiabiertos tras la acción del animal, los fotógrafos hacían lo suyo mientras algunos policías mantenían su mano sobre la funda del arma, el agente que había advertido a Claudet comenzó a moverse poco a poco hasta donde ella se encontraba, el animal bufaba retrocediendo algunos pasos y de nuevo se lanzaba contra la enorme caja blanca, Adal veía todo desde la parte trasera de la ambulancia mientras Ángeles atendía al oficial herido. – Amiga, tranquila, soy un oficial de policía, necesito que cooperes conmigo, camina despacio hacia atrás intentando no llamar su atención- el oficial se había acercado lo suficiente como para defenderla con el arma en caso de que el animal intentara cambiar de blanco. Claudet comenzó a moverse poco a poco retrocediendo un pie a la vez, la lluvia había arreciado y la visibilidad se estaba perdiendo y combinada con la leve capa de neblina aquello parecía más una película de terror barata. Cuando Claudet sintió en su espalda la mano fría del oficial se detuvo y este la jalo hasta ponerla en su espalda. –Bien, ahora aremos lo siguiente, de la misma manera que llegaste hasta mi, de esa misma forma quiero que te desplaces hasta que llegues a donde están mis compañeros- Ella asintió moviendo la cabeza y el agente la pudo ver por el rabillo del ojo sin perder de vista que aquel animal ya sangraba por los golpes. De pronto el animal seso haciendo que ambos se quedaran quietos en medio de la carretera, el agua que caía era como una regadera abierta y las gotas les rodaban por el rostro, el animal bufo y camino algunos pasos hasta alejarse de la caja, tambaleante y desorientado comenzó a toser, devolvió un coagulo de sangre y después se desplomo, dando un respiro de alivio a todos los que miraban tras las cintas amarillas, los policías sacaron su arma y apuntándole se acercaron sigilosamente hasta el aparente cadáver del animal.
El brazo del agente lucia bastante mal, la mancha verdosa alrededor de la mordida se había extendido y el dolor le había dormido el pedazo, Ángeles le había limpiado el área con un algodón empapado en una mezcla de alcohol y agua oxigenada, la sangre había dejado de escurrir pero a cambio brotaba espuma blanco. –Está muy infectada, ¿Qué fue lo que lo ataco agente?- el policía la miro a los ojos con una vista cansada y un poco desorientada. –Un…soldado…señorita, me siento mal- apenas termino las palabras y el hombre se desvaneció sobre el pavimento, Adal quiso evitarlo pero no fue tan ágil para girar lo suficientemente rápido, comenzó a convulsionar y Ángeles descendió de la camioneta, ambos intentaron tranquilizarlo, Adal saco su pañuelo y lo introdujo en la boca del oficial para evitar que se mordiera la lengua, al tocarlo se sentía que el hombre hervía. –Ayúdame a meterlo a la camioneta- Ángeles se agacho y metió su brazos bajo la espalda del oficial intentado levantarlo a lo que Adal la siguió y lograron levantarlo, ella lo tomo de los pies mientras que Adal sujetaba su espalda, Ángeles subió como pudo a la camioneta cuando de pronto el oficial dejo de moverse, ambos se miraron extrañados y más aun cuando el oficial abrió los ojos, lagrimas sanguiniolietas le salían marcando un camino rojizo en sus mejillas soltó un grito ahogado para después hacer un sonido como el de un gato enfurecido, movió sus piernas empujando dentro a Ángeles y haciéndola golpearse con un pequeño gabinete de primero auxilios y echándole encima un montón de cosas, Adal comenzó a forcejear con el pero el oficial parecía ser más fuerte agitándolo aun y cuando lo mantenía sujeto por la espalda, las puertas de la camioneta se cerraron Los pocos policías que se habían quedado delante de las cintas se acercaron a ver lo que pasaba y al ver a su compañero pensaron que se trataba de una riña, uno de ellos el más joven saco su arma y apunto gritándole al paramédico que se detuviera mientras que Adal intentaba de todo para no soltarlo hasta que este logro morderlo logrando así zafarse y derribándolo. El arma retumbo y el cuerpo de Adal recibió la bala en fracción de segundos atravesándole el cráneo de lado a lado. – ¿Pero qué haces imbécil? – le grito un agente de aspecto veterano al joven. En cuestión de segundo el policía mordido se abalanzo sobre el veterano mordiéndolo justo en el cuello haciéndolo gritar y el resto de los policías sacaron su arma, la gente y los periodistas se acercaron para ver lo que pasaba cuando de pronto el oso se reincorporo vomitando coágulos de sangre y atacando a los policías la gente comenzó a volverse loca y a correr uno de ellos subió a la ambulancia y solo tuvo que dar vuelta a la llave que por ordenes de sus superiores Ismael siempre dejaba puestas, Ángeles reacciono y vio al hombre pisar a fondo el acelerador y a la bestia café aplastando a algunos agentes mientras que en el hocico cargaba algo parecido al cuerpo de su compañera Claudet, el hombre dio la vuelta de trescientos sesenta grados haciendo que nuevamente Ángeles volara por el interior de la camioneta, solo escuchaba los golpes y gritos sintiendo brincos y el ajetreo por la conducción frenética del hombre, había regresado por el camino que ellos habían abierto al llegar pero Ángeles no recordaba que hubiese baches y mucho menos topes, la gente gritaba y de pronto un golpe en seco y el techo se había vuelto el suelo, Ángeles se golpeo en la cabeza y todo se puso negro.
Cuando pudo recobrar el conocimiento el ambiente olía a gas quemado y a sangre el agua le mojaba el rostro y la luz del día le pegaba en la cara, abrió los ojos y noto que su cuerpo estaba completamente magullado, había quedado de cabeza con los pies en lo que sería una de las laterales de la camioneta, habían volcado, su reacción fue buscar la camilla en donde estaba el sobreviviente, pero esta ya no estaba, había salido disparada tras el impacto, al intentar ver si el conductor desconocido aun seguía con vida no lo vio, así que se jalo hacia delante y lo que vio la hizo que se le revolviera el estomago, estaba solo la mitad de abajo el hombre puesto que durante la volcadura quizá iba a salir proyectado por la ventana de la puerta pero solo alcanzo a salir una parte antes de volver a caer partiéndolo en dos. Se arrastro hacia fuera saliendo por las puertas traseras se paro recargándose en el mofle de la misma y justo en ese momento el estomago hizo lo suyo haciéndola devolver lo que había desayunado y parte de jugo gástrico. Levanto la mirada, el camino aquel parecía haber sido escenario de una masacre hollywoodense varias decenas de cuerpos regados, algunos mutilados otros atropellados o aplastados y otros tantos que solo parecían estar tirados, el oso no se veía por ninguna parte y tampoco había señal de Adal o el cuerpo de Claudet, solo a lo lejos junto a la caja del tráiler pudo ver a un hombre parado, con los hombros caídos y cabizbajo, vestía el uniforme verde con amarillo, pero una mancha de sangre sobre su pecho la hizo entender que Ismael no se encontraba bien, camino cojeando hacia el pero él al mírala que se movía comenzó a correr, corría como nunca antes lo había visto hacerlo, el sentido de la supervivencia le decía que aquella situación no podía ser normal, así que sin pensarlo tanto dio media vuelta e intento huir, escucho un gruñido, Ismael se acercaba poco a poco a ella, de pronto frente a ella un nuevo sonido era el de un cartucho al ser cortado, un grupo de soldados que se desplazaban sobre jeeps apuntaban en todas direcciones, apenas se movió y un disparo le hizo ver pasar su vida entera pro sus ojos…
El 23 de abril de 2009, el gobierno federal declara un estado de pandemia con respecto a un virus nuevo del cual según ellos era posible mantenerse a salvo si se mantenían medidas de higiene, casi un año después se reportaban escasos 30 casos de muerte a causa de ese virus, lo que sucedió en la carretera tras la presa de la boca jamás fue difundido, las estadísticas en casos de delincuencia y secuestros fueron a la alza, en donde el número de denuncias por gente desaparecida aumento cerca de un cincuenta por ciento cerca del mes noviembre. En un programa sensacionalista llamado “Al otro extremo del Portal” televisado en un canal local se presentaron supuestos videos de gente que había captado a muertos vivientes explicando que estos habían surgido a causa del nuevo virus, pero una semana después el conductor fue forzado a desmentirlos y asegurar que todo se trataba de un video montaje, llamando por el mismo como una sátira a la situación por la que pasaba el país con respecto al tema. Aunque el gobierno realizo campañas donde difundían haber encontrado una cura y que se distribuiría esta medicina intravenosa de manera gratuita, no tuvo mucho éxito, ya que según algunas personas solo se trataba de una mezcla de químicos inofensivos que provocaban una reacción en el ser humano, haciendo creer así que se generaban anticuerpos. La incertidumbre continúa.
Llegaron hasta adelante y pudieron observar una carambola de coches que se había ocasionado probablemente a raíz de la volcadura del tráiler, había gente parada a un costado de sus coches intentando ver lo que sucedía más delante algunos estaban comunicándose por celular quizás con sus aseguradoras o algún familiar, la lluvia estaba fuerte pero era soportable y permitía ver al menos a una corta distancia, tanta que les dejo ver a un grupo de gente que se apelmazaba en la parte primaria del accidente donde observaban curiosamente el cuerpo mascullado de lo que parecía un hombre, el coche tenía una mancha bastante visible de sangre y delante de este había un cuerpo más viendo hacia el cielo además de partes de cuerpo regadas por toda la calle hasta donde estaba la caja del tráiler. Todos se bajaron apenas se detuvo la marcha, sacaron las camillas y Claudet tomo algunas mantas. Un policía intentaba contener a los curiosos mientras que unos reporteros de algún periódico amarillista tomaban fotos. Adal se acerco al cuerpo que estaba bajo las llantas del coche y le tomo el pulso buscando la carótida, no tenia señales de vida, Ismael por su parte tuvo un poco más de suerte, el hombre que estaba viendo hacia el cielo aun respiraba pero no se movía estaba inconsciente debido al golpe que tenía en la cabeza del cual brotaba un sangrado que aunque era débil podía ser riesgoso – ¡Este aun respira! – grito al tiempo que Ángeles se enfilo con la camilla, Adal se acerco y le ayudo a subirlo e inmediatamente lo inmovilizaron, Claudet al ser nueva en el equipo se le habían asignado labores un poco más sencillas, con las mantas tapaba los restos del cuerpo despedazado. Ángeles se llevo a toda prisa la camilla a la parte trasera de la ambulancia mientras la gente aun y con la densidad de la lluvia se estiraban para alcanzar a ver lo que sucedía, los policías habían logrado acordonar el área con la típica cinta amarilla y discutían con los reporteros para que se mantuvieran al margen. Adal tomo el barandalillo que circuncidaba a la camilla y ambos contaron hasta tres para subirla a la ambulancia, una vez arriba Ángeles tomo un trozo de algodón esterilizado y lo froto en la contra palma del hombre preparo el catéter y lo introdujo para administrarle suero.
Ismael se adentro entre los matorrales y arbustos para llegar hasta la cabina del tráiler donde encontró un boquete en el parabrisas que estaba contorneado por una estela carmesí que a juzgar por el rastro rojizo en el suelo indicaba que el chofer se había arrastrado fuera pero bastante mal herido, se acerco al vidrio para alcanzar ver lo que había dentro, el día se había vuelto gris oscuro y no pudo más que ver un bulto que parecía una maleta y algo como una cobija, saco una pequeña lámpara de mano de su bolsillo que usaba para ver los ojos de los ebrios cuando le tocaba cubrir en retenes de antialcohólica, no alumbraba mucho aun así apunto dentro y en ese momento algo tras él se movió, cuando consiguió voltear solo pudo ver un movimiento brusco en un arbusto, apunto con la lámpara de mano y llamo identificándose como paramédico pero nadie le contesto, las gotas de agua se habían vuelto más gruesas se acerco poco a poco y movió las hojas para encontrar a un hombre lamentándose en gemidos casi silenciosos.
Claudet puso la ultima manta azulosa sobre lo que parecía un brazo, se levanto y tomo aire sin dejar de mirar el pequeño bulto en el suelo, subió su zíper hasta arriba para cubrirse completamente el cuello, metió ambas manos en el jumper y un frio repentino le recordó a su cuerpo que la temperatura estaba bajando, de pronto y de entre la ligera neblina que se había formado el rabillo del ojo le hizo notar una silueta en un costado de ella, miro para asegurarse y alcanzo a ver como se desplomaba perdiéndose entre los arbustos, su instinto siempre había sido ayudar por eso era paramédico, no le temía a las imágenes fuertes y siempre se recordaba la frase de su padre cuando sentía que le faltaba valor, la frase decía “imagina el peor escenario para poder llegar al mejor”, se armo de valor y apretó los puños camino a paso decidido y se adentro entre los arbustos. Un oficial logro verla entrar y se le hizo un poco extraña la acción así que no dudo en seguirla. Claudet vio a un hombre tirado boca abajo que vestía un claro uniforme militar, el brazo le sangraba e incluso parecía que un trozo del mismo estaba colgando –Debe estar desangrado y por eso se desmallo- se le vino la idea a la mente y salto hasta donde estaba el hombre, lo tomo por el hombro para con esfuerzo darle media vuelta de pronto abrió sus ojos soltando un gruñido al tiempo que abría la boca mostrando una dentadura amarillenta y ensangrentada que a su vez dejaba salir una estela de peste a putrefacción, Claudet reacciono en fracción de segundos hachándose para atrás empujándolo y golpeándose con unas ramas por su propio impulso, el oficial que la había seguido tardo un poco en entender lo que sucedía pero alcanzo a desenfundar el arma –Alto!- le grito al tiempo que le apuntaba y haciendo que el soldado lo mirara a él con sus ojos rojos y sangrantes, por un instante “Enrique Suarez”, como lo delataba su uniforme azul marino sintió que el peso del arma había alcanzado su máxima expresión, las manos las tenia congeladas y las bajo un poco antes de que el soldado le saltara encima yéndose con él hasta el suelo comenzando así un forcejeo rodando por entre las ramas y lodo, el arma sonó en varias ocasiones y acertadas o no el soldado no dejaba de moverse y escupir sangre sobre el rostro del policía que a como podía lograba evitar el ataque, su cara palidecida sus ojos sangrantes y el aliento a alcantarilla le hicieron ver en más de una ocasión que algo no estaba bien sentía los rasguños en su piel a pesar de traer puesto el chaleco antibalas, lo tenía encima y como podía manoteaba para intentar quitárselo, el soldado gruñía y soltaba una baba viscosa y rojiza, al intentar someterlo este le mordió el antebrazo y con la dentadura pegada en su piel el policía levanto su mano libre y coloco el cañón en la sien del embravecido soldado, el resonar hizo que Claudet diera un respingo mientras pedazos de cerebro le salpicaron la cara, el resto del cuerpo se desplomo vertiendo chorros de sangre sobre el arañado policía. Claudet estaba aterrada, las manos le temblaban y se sentía dura como una piedra a pesar de tener experiencia en accidentes nunca había sido testigo de un asesinato y mucho menos salpicada por un órgano humano. Por su mente no dejaban de fluir imágenes, entre ellas ver desplomarse aquel soldado, “Asesinato en defensa propia” imaginaba en su mente la leyenda de su reporte -¿Qué carajos le paso, se volvió loco?- susurro Claudet con la mano en la cabeza estirándose la coleta del pelo mientras que recargada en un árbol se dejaba caer hasta quedar en una mezcla de cuclillas y sentada. El policía hizo a un lado el cuerpo y se levanto hasta quedar sentado apoyado en sus manos y desorientado -¿Se encuentra bien señorita? –Le dijo mientras se limpiaba la sangre del rostro con la camisa del uniforme y su respiración se mantenía agitada - Creo que no, esto no está nada bien y por lo tanto no estoy bien – le contesto con sus temblorosas manos cerca de la boca, al policía se le antojaba aquella escena como la de una persona acabando de ver caminar a un muerto.
El policía se levanto sacudiéndose el lodo y algunas hojas, se miro la mordedura solo para darse cuenta que aquello estaba peor de lo que esperaba, su brazo mostraba las hendiduras sangrantes de la mordida y tras los ríos de sangre negra el contorno se veía verdoso y negro mientras que sus venas se había resaltado y se notaban desde el hombro hasta la punta de los dedos. Claudet aun impactada se acerco a él tomándolo para ver la herida, saco de uno de sus bolsillos una venda y se la enredo –acompáñeme a la ambulancia para desinfectarlo- dijo con la voz un poco quebrada. Ambos caminaron hasta afuera y en más de una ocasión el policía regresaba la mirada para asegurarse que el cuerpo del soldado siguiera inmóvil. Al salir de vuelta a la carretera Adal parecía buscarla así que al mirarla salir se acerco intentado apoyar al herido. -¿Que fue lo que paso?- preguntando directamente a Claudet a lo cual ella solo agacho la mirada –La ataco un soldado, creo, intente defenderla pero él me mordió- contesto el policía al tiempo que pujaba por el mismo dolor. –Déjeme revisarlo, ¿un soldado dice?- Le contesto Adal desenredándole la venda. – ¡Dios mío!, ¿Esta seguro que era un humano?- El policía sintió un escalofrió que le recorrió el cuerpo y unas punzadas gigantescas le adormecieron por completo el brazo. –No lo siento- Adal lo tomo y le pidió que lo acompañara, la gente se apelmazaba mas hacia la punta del accidente y el resto de los policías ya casi no podían contenerlo. –Ya no siento la mitad de mi rostro, creo que se me esta infectando muy rápido- dijo el policía mientras Adal le sostenía el brazo enredándolo a su alrededor para semi-cargarlo. –Aguante amigo, son solo unos cuantos pasos mas, hay que llegar a la ambulancia- el policía se desplomo de pronto y Adal como pudo lo sostuvo el suficiente tiempo como para agacharse junto. Claudet aun estaba en shock los veía avanzar y veía a la gente discutiendo tras la línea amarilla, pero no lograba escuchar nada, esta ensimismada al grado que no escucho en absoluto que tras ella se movía algo que retumbaba en el piso de una manera casi segura. Un gruñido fuerte y estrepitoso se soltó por su espalda pero ella no respondió a nada, uno de los policías que intentaba controlar a la multitud viro al oír aquel sonido espeluznante, tras la caja del tráiler apareció un oso pardo, tal vez de mediana edad, no era muy viejo, pero lo suficientemente grande como para matar a alguien de un solo zarpazo. – ¡Cuidado!- le gritaba el policía antes de verse en la necesidad de romper la alineación para luego desenfundar el arma y dejarla descargar sobre el animal. El oso gruño soltando una peste de su boca, Claudet recordó esa peste, era exactamente igual al hombre que le había dejado cerebro en su rostro, giro sobre si misma y encontró al gigantesco animal, el cual se ponía en embestida contra la caja de la pesada unidad, se pegaba una y otra vez, hasta que logro aboyarla la mayor parte de la gente había regresado a sus coches y algunos se habían desaparecido corriendo despavoridos entre las filas de automóviles intentando huir de aquella escena, los pocos que se habían quedado se habían quedado boquiabiertos tras la acción del animal, los fotógrafos hacían lo suyo mientras algunos policías mantenían su mano sobre la funda del arma, el agente que había advertido a Claudet comenzó a moverse poco a poco hasta donde ella se encontraba, el animal bufaba retrocediendo algunos pasos y de nuevo se lanzaba contra la enorme caja blanca, Adal veía todo desde la parte trasera de la ambulancia mientras Ángeles atendía al oficial herido. – Amiga, tranquila, soy un oficial de policía, necesito que cooperes conmigo, camina despacio hacia atrás intentando no llamar su atención- el oficial se había acercado lo suficiente como para defenderla con el arma en caso de que el animal intentara cambiar de blanco. Claudet comenzó a moverse poco a poco retrocediendo un pie a la vez, la lluvia había arreciado y la visibilidad se estaba perdiendo y combinada con la leve capa de neblina aquello parecía más una película de terror barata. Cuando Claudet sintió en su espalda la mano fría del oficial se detuvo y este la jalo hasta ponerla en su espalda. –Bien, ahora aremos lo siguiente, de la misma manera que llegaste hasta mi, de esa misma forma quiero que te desplaces hasta que llegues a donde están mis compañeros- Ella asintió moviendo la cabeza y el agente la pudo ver por el rabillo del ojo sin perder de vista que aquel animal ya sangraba por los golpes. De pronto el animal seso haciendo que ambos se quedaran quietos en medio de la carretera, el agua que caía era como una regadera abierta y las gotas les rodaban por el rostro, el animal bufo y camino algunos pasos hasta alejarse de la caja, tambaleante y desorientado comenzó a toser, devolvió un coagulo de sangre y después se desplomo, dando un respiro de alivio a todos los que miraban tras las cintas amarillas, los policías sacaron su arma y apuntándole se acercaron sigilosamente hasta el aparente cadáver del animal.
El brazo del agente lucia bastante mal, la mancha verdosa alrededor de la mordida se había extendido y el dolor le había dormido el pedazo, Ángeles le había limpiado el área con un algodón empapado en una mezcla de alcohol y agua oxigenada, la sangre había dejado de escurrir pero a cambio brotaba espuma blanco. –Está muy infectada, ¿Qué fue lo que lo ataco agente?- el policía la miro a los ojos con una vista cansada y un poco desorientada. –Un…soldado…señorita, me siento mal- apenas termino las palabras y el hombre se desvaneció sobre el pavimento, Adal quiso evitarlo pero no fue tan ágil para girar lo suficientemente rápido, comenzó a convulsionar y Ángeles descendió de la camioneta, ambos intentaron tranquilizarlo, Adal saco su pañuelo y lo introdujo en la boca del oficial para evitar que se mordiera la lengua, al tocarlo se sentía que el hombre hervía. –Ayúdame a meterlo a la camioneta- Ángeles se agacho y metió su brazos bajo la espalda del oficial intentado levantarlo a lo que Adal la siguió y lograron levantarlo, ella lo tomo de los pies mientras que Adal sujetaba su espalda, Ángeles subió como pudo a la camioneta cuando de pronto el oficial dejo de moverse, ambos se miraron extrañados y más aun cuando el oficial abrió los ojos, lagrimas sanguiniolietas le salían marcando un camino rojizo en sus mejillas soltó un grito ahogado para después hacer un sonido como el de un gato enfurecido, movió sus piernas empujando dentro a Ángeles y haciéndola golpearse con un pequeño gabinete de primero auxilios y echándole encima un montón de cosas, Adal comenzó a forcejear con el pero el oficial parecía ser más fuerte agitándolo aun y cuando lo mantenía sujeto por la espalda, las puertas de la camioneta se cerraron Los pocos policías que se habían quedado delante de las cintas se acercaron a ver lo que pasaba y al ver a su compañero pensaron que se trataba de una riña, uno de ellos el más joven saco su arma y apunto gritándole al paramédico que se detuviera mientras que Adal intentaba de todo para no soltarlo hasta que este logro morderlo logrando así zafarse y derribándolo. El arma retumbo y el cuerpo de Adal recibió la bala en fracción de segundos atravesándole el cráneo de lado a lado. – ¿Pero qué haces imbécil? – le grito un agente de aspecto veterano al joven. En cuestión de segundo el policía mordido se abalanzo sobre el veterano mordiéndolo justo en el cuello haciéndolo gritar y el resto de los policías sacaron su arma, la gente y los periodistas se acercaron para ver lo que pasaba cuando de pronto el oso se reincorporo vomitando coágulos de sangre y atacando a los policías la gente comenzó a volverse loca y a correr uno de ellos subió a la ambulancia y solo tuvo que dar vuelta a la llave que por ordenes de sus superiores Ismael siempre dejaba puestas, Ángeles reacciono y vio al hombre pisar a fondo el acelerador y a la bestia café aplastando a algunos agentes mientras que en el hocico cargaba algo parecido al cuerpo de su compañera Claudet, el hombre dio la vuelta de trescientos sesenta grados haciendo que nuevamente Ángeles volara por el interior de la camioneta, solo escuchaba los golpes y gritos sintiendo brincos y el ajetreo por la conducción frenética del hombre, había regresado por el camino que ellos habían abierto al llegar pero Ángeles no recordaba que hubiese baches y mucho menos topes, la gente gritaba y de pronto un golpe en seco y el techo se había vuelto el suelo, Ángeles se golpeo en la cabeza y todo se puso negro.
Cuando pudo recobrar el conocimiento el ambiente olía a gas quemado y a sangre el agua le mojaba el rostro y la luz del día le pegaba en la cara, abrió los ojos y noto que su cuerpo estaba completamente magullado, había quedado de cabeza con los pies en lo que sería una de las laterales de la camioneta, habían volcado, su reacción fue buscar la camilla en donde estaba el sobreviviente, pero esta ya no estaba, había salido disparada tras el impacto, al intentar ver si el conductor desconocido aun seguía con vida no lo vio, así que se jalo hacia delante y lo que vio la hizo que se le revolviera el estomago, estaba solo la mitad de abajo el hombre puesto que durante la volcadura quizá iba a salir proyectado por la ventana de la puerta pero solo alcanzo a salir una parte antes de volver a caer partiéndolo en dos. Se arrastro hacia fuera saliendo por las puertas traseras se paro recargándose en el mofle de la misma y justo en ese momento el estomago hizo lo suyo haciéndola devolver lo que había desayunado y parte de jugo gástrico. Levanto la mirada, el camino aquel parecía haber sido escenario de una masacre hollywoodense varias decenas de cuerpos regados, algunos mutilados otros atropellados o aplastados y otros tantos que solo parecían estar tirados, el oso no se veía por ninguna parte y tampoco había señal de Adal o el cuerpo de Claudet, solo a lo lejos junto a la caja del tráiler pudo ver a un hombre parado, con los hombros caídos y cabizbajo, vestía el uniforme verde con amarillo, pero una mancha de sangre sobre su pecho la hizo entender que Ismael no se encontraba bien, camino cojeando hacia el pero él al mírala que se movía comenzó a correr, corría como nunca antes lo había visto hacerlo, el sentido de la supervivencia le decía que aquella situación no podía ser normal, así que sin pensarlo tanto dio media vuelta e intento huir, escucho un gruñido, Ismael se acercaba poco a poco a ella, de pronto frente a ella un nuevo sonido era el de un cartucho al ser cortado, un grupo de soldados que se desplazaban sobre jeeps apuntaban en todas direcciones, apenas se movió y un disparo le hizo ver pasar su vida entera pro sus ojos…
El 23 de abril de 2009, el gobierno federal declara un estado de pandemia con respecto a un virus nuevo del cual según ellos era posible mantenerse a salvo si se mantenían medidas de higiene, casi un año después se reportaban escasos 30 casos de muerte a causa de ese virus, lo que sucedió en la carretera tras la presa de la boca jamás fue difundido, las estadísticas en casos de delincuencia y secuestros fueron a la alza, en donde el número de denuncias por gente desaparecida aumento cerca de un cincuenta por ciento cerca del mes noviembre. En un programa sensacionalista llamado “Al otro extremo del Portal” televisado en un canal local se presentaron supuestos videos de gente que había captado a muertos vivientes explicando que estos habían surgido a causa del nuevo virus, pero una semana después el conductor fue forzado a desmentirlos y asegurar que todo se trataba de un video montaje, llamando por el mismo como una sátira a la situación por la que pasaba el país con respecto al tema. Aunque el gobierno realizo campañas donde difundían haber encontrado una cura y que se distribuiría esta medicina intravenosa de manera gratuita, no tuvo mucho éxito, ya que según algunas personas solo se trataba de una mezcla de químicos inofensivos que provocaban una reacción en el ser humano, haciendo creer así que se generaban anticuerpos. La incertidumbre continúa.
Orlando G.
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