De pronto se abrió la puerta del cuarto entrando por ella una mujer ya mayor, le traía un vaso de jugo y un sándwich. .- Como amanecimos hoy Rodriguito- Su madre le decía de aquella forma y él lo detestaba, lo hacía sentirse como un mocoso estúpido de diez años. – Bien mama, aun pensando en lo que hay afuera y de lo que por culpa de este don no he podido disfrutar nunca.- La mujer lo miro a los ojos y se sentó junto a él en la cama. – No debes preocuparte hijo, allá afuera solo existe gente mala, que al conocer gente como tu serian capaces de llevarte a un circo y exponerte o nunca falta el científico sin sentimientos que quiera examinarte, mejor estando aquí solo bajo la tutela de tu madre, que te quiere y te ama.- La mujer se levanto y encendió el televisor, espero a que el cinescopio iniciara y cambio de canal hasta llegar a las caricaturas, esas donde salía un conejo que se sentía muy listo. –Mira el televisor, mama tiene que salir un momento a limpiar la casa.- se acerco de nuevo a él y le beso la frente. Rodrigo termino su sándwich y giro sobre su cama, tomo la sabana para taparse. Seguía ahí, pensando en lo sencillo que sería estar afuera, pero que según su madre no lo seria, en algunas ocasiones había pensado en salir, pero su madre lo detenía siempre, aun y aunque no hubiese mencionado nada, aparecía de pronto justo cuando él se paraba frente a “el acceso”, como le decía su madre a la única puerta que no estaba sellada.
La frustración lo recorría, cuando era más chico y aun asistía a clases había conocido a una niña de nombre Emilia, con la que había logrado tener una firme amistad, al grado de que en alguna ocasión se habían ido de pinta y al finalizar el día se acompañaron a casa, ella era una vecina de apenas dos cuadras más adelante. Ese día, Rodrigo había tenido serios problemas con su madre, pues ella siempre pasaba a recogerlo. Había cosas que no le gustaban recordar, cosas como aquellas cuando su madre lo golpeo por pintarrajear una pared o el día que sin querer derribo el cuadro enmarcado de su padre. Y es que aunque su madre no hablara mucho del tema, Rodrigo se había enterado que su padre había sido trailero y que había muerto en un accidente automovilístico, por eso su madre era muy delicada con las cosas de él.
Rodrigo había estado toda la tarde pensando en lo patética que se había vuelo su vida cuando su madre lo saco de estudiar y lo recluyo en el mismo cuarto donde se encontraba ahora. En algunas ocasiones Emilia venia a visitarlo por la ventana, y se la pasaba toda la tarde con él, hasta que un día la madre de Rodrigo atendió a la puerta, era la madre de Emilia, que venía con la intención de recogerla para llevarla a casa. La señora entro al cuarto y busco por todos los rincones a la mocosa, cuando la encontró la agarro del cabello y la hecho fuera del cuarto. La madre de Emilia al ver la situación entro y forcejeó con la madre de Rodrigo, arrebatándole de las manos a su hija y saliendo de aquella vergonzosa situación. Desde ese día, la madre de Rodrigo se había vuelto más estricta aun y había puesto unos seguros en las ventanas de la casa para que jamás se le fuera ocurrir entrar de nuevo a la niña aquella y por si las dudas que Rodrigo intentara huir. Los parientes que alguna vez tuvieron por parte de su padre dejaron de ir conforme pasaba el tiempo y los parientes de su madre discutían con ella siempre que iban. Así que todo se había estado viniendo en decadencia desde que el dejo de ir a la escuela, cada vez hablaba menos con la gente hasta que un día a los dieciocho años se le ocurrió la magnífica idea de esperar a que su madre se quedara dormida y se paro frente al acceso. Camino hasta él y tomo la perilla de la puerta, justo en ese momento de la nada salió su madre y lo regreso al cuarto. -Ya te he dicho que tú no puedes salir, lo tienes prohibido-. Vio todo en cámara lenta, sentía verse parado desde otro punto, se veía arrastrado por su madre hasta su cuarto y detuvo el tiempo, lo vio con sus propios ojos, se levanto del suelo su madre estaba congelada en la posición en la que lo traía y el la miraba a los ojos, ella estaba como petrificada, el reloj marcaba las once con quince minutos y el segundero estaba detenido justo en el número dos. Fue entonces que lo comprendió, ahora sabia de lo que era capaz, y eso lo obligo a sentirse diferente, a ser más respetuoso con su madre quien solamente se preocupaba de que el no fuese un fenómeno más de esta sociedad que marcaba la mas mínima diferencia como defecto.
Aquella noche regreso a la cama y estuvo ahí llorando hasta que se quedo dormido y a la mañana siguiente todo había vuelto a la normalidad cuando lo pudo asimilar, pudo sacar provecho de aquella situación, cada vez que su madre se enojaba y lo intentaba golpear el detenía el tiempo y regresaba por si solo hasta la habitación, y solo esperaba a que todo volviera a la normalidad, todo era cuestión de esperar una o dos horas, quizás algunos minutos.
Pero hoy, ya estaba harto, harto de todas aquellas situaciones donde se había visto obligado a detener el tiempo. Ya era todo un hombre no era un mocoso de diez años ni dieciocho, ahora podía defenderse del mundo si así lo requería. Así que se levanto y fue hasta la puerta del cuarto, el reloj de la sala marcaba las diez de la noche, su madre no había vuelto a la habitación para darle la cena. Encendió la luz y fue a buscarla hasta su habitación, ella estaba ahí sentada en su anticuada mecedora, tejiendo algunos adornos para la sala y no lo miro. – ¿Qué haces levantado a esta hora Rodrigo?, tu deberías estar dormido.- Rodrigo respiro profundamente. – Quiero salir mama, no me importa lo que pase, llevo demasiado tiempo en esta casa, ya no quiero estar aquí- la mujer hizo a un lado los hilos y las agujas levantándose frente a él, dándose cuenta del evidente cambio físico de su ahora crecido hijo. – Eres un mocoso mal agradecido, me parto el alma para cuidarte desde que tu padre nos dejo solos ¿y así es como lo pagas?- La mujer levanto la mano y lo abofeteo. –Ahora no digas estupideces y vuelve a tu cuarto- Rodrigo la miro molesto y con la furia que sentimos cuando chicos nos regañaban nuestros padres. –Pues no me importa lo que digas, me largo de aquí.- Rodrigo salió encarrilado hasta la sala y se dirigió hasta el acceso. – No me fuerces a hacer algo que no quiero.- Dijo su madre cortando el cartucho de un arma pequeña. Rodrigo giro sobre su eje y la miro a los ojos. – Mama, por favor, sé que no lo harás, una madre jamás lastimaría a su hijo- la mujer no bajaba el arma. – ¿Y quién hablo de lastimarte?, estoy dispuesta a matarte, prefiero hacerlo yo a que ese mundo loco acabe contigo.- Rodrigo sintió como la sangre le bajaba hasta los pies y una gota fría le recorría por la espalda. – ¿Madre por dios, tan malo es lo que está afuera?, déjame verlo de nuevo, por favor, solo por esta ocasión- La mujer lo miraba a los ojos. –Vuelve a tu habitación, ahora mismo.- Rodrigo comenzó a caminar hacia ella. – Mama por favor, solo déjame salir un poco, prometo volver.- La mujer dio dos pasos hacia atrás si dejar de apuntarle. – Claro que no, eso mismo dijo tu padre antes de salir a ese viaje y jamás regreso.- A Rodrigo le pasaban mil cosas por la cabeza, mil cosas que se concentraban a una sola, quitarle el arma a su madre sin lastimarla, quería detener el tiempo pero era algo andaba mal, no lo conseguía. Sin pensarlo se abalanzo sobre ella, ambos cuerpos rodaron por el suelo hasta que el arma se disparo. Rodrigo cerró los ojos, y sentía el pecho ardiendo, su corazón palpitaba muy rápido y las manos le temblaban. Su madre estaba sobre él y lo miraba, luego se desplomo.
Rodrigo abrió los ojos, el cuerpo de su madre estaba sobre él, la había matado, y eso no estaba en sus planes. Se levanto y comenzó a temblar, su madre estaba boca arriba con un balazo en el vientre y escurriendo sangre a cantaros. Rodrigo se llevo las manos a la cabeza jalando un montón de cabellos y sus ojos se llenaron de lágrimas. No comprendía lo que había sucedido, no quería que fuese así como pasara y el maldito tiempo jamás se detuvo, ni siquiera un minuto.
Escucho un murmullo tras el acceso, parecían voces, se levanto y fue hasta ahí de pronto algo golpeo la puerta y la sacudió, asustándolo y haciéndolo retroceder. Tras tres o cuatro golpes más la puerta fue derribada, ante el apareció un demonio, vestido de negro, con un casco en la cabeza y filosas garras metálicas, Rodrigo se sintió indefenso, el demonio le apuntaba con sus garras y el no tenia como defenderse, se armo de valor y salto sobre él, un sonido estrepitoso lo derribo.
Una noche un vecino cansado de que en la casa abandonada se escucharan ruidos extraños hizo una denuncia a la policía, tenía la idea de que tal vez algunos vándalos se metían a drogarse. Cuando la policía llego comenzaron a forcejear las puertas, viéndose obligados a derribarlas, un hombre se abalanzo sobre ellos y uno de los agentes disparo sin pensarlo. El cuerpo de Rodrigo cayó al suelo desmesuradamente y un charco de sangre comenzó a formarse alrededor de el. La casa olía bastante mal, había excremento por todas partes y las paredes estaban rayadas, contenían mensajes que muy probablemente el hombre había escrito, en algunos decía que él podía detener el tiempo y en otros que él no quería matar a su madre pero más hacia el fondo los agentes encontraron el cuerpo de lo que alguna vez fue una mujer, estaba atado a una mecedora con alambre de púas, algunas partes mostraban el hueso expuesto mientras que en otras solo presentaba mordeduras y rasguños.
Los forenses dictaminaron que la mujer llevaba más de dos meses muerta a causa de una contusión en la cabeza y que el individuo que respondía al nombre de Rodrigo Sánchez, se había estado alimentando de ella. Una mujer joven de nombre Emilia Garza se presento ante las autoridades rindiendo una declaración donde dijo conocer a quienes habían vivido ahí, pero que hacía muchos años que no los frecuentaba y desde hacía tres meses las ventanas amanecieron selladas y jamás los volvió a ver. El archivo se califico ocultando estrictamente lo que habían encontrado dentro.
hola orlando:
ResponderEliminarcomo siempre me encantan tus historias no dejo de seguirte el paso, me encanto la que publicaste en la pagina de escalofrios "el proyecto", realmente no dejo de sorpenderme. Sigue publicando tus historias, FELICIDADES!!
Hola Orlando, estoy aqui para compartir mis deseos con vos, y es que pases un buen año, trazate metas pues ahora es tiempo, una vida sin objetivos es una vida sin sentido, te deseo lo mejor para estos dias y todos los demas que te restan de vida (antes que el virus te afecte tambien).
ResponderEliminarDate una palmada en la espalda e imaginate que es de mi parte, y esa sonrisa que se dibuja en tu rostro es la que comparto contigo...
Que el nuevo año por venir no sea solo uno mas, sino, uno mejor...