lunes, 25 de mayo de 2009

Archivo 002 Un Maniquí

La policía de Red Village levantaba de entre los escombros los restos humanos que había dejado el aparatoso incendio de un almacén de ropa. Zack Sislas, el dueño, dijo que estaba igual de sorprendido que la comunidad, pues no entendía el motivo por el cual su negocio se había incendiado sin que los bomberos -prácticamente- no se dieran cuenta. Comentaba que el negocio contaba con una muy buena alarma de incendios mas sin embargo pareció no funcionar bien.


Zack se sentía con suerte, la noche anterior había salido de prisa del almacén después de recibir el último embarque de maniquís. Los trabajadores se quedarían esa noche ya que se iba hacer el inventario.


Mientras que Zack le explicaba a los medios, una voz áspera gritaba desde algún lugar debajo de los escombros. Los rescatistas, policías, bomberos y demás voluntarios se alertaban del sonido y le buscaban. Después de algunas horas y de tensión televisiva encontraron a Ron Kazidi, un obrero. Presentaba heridas muy leves y quemaduras casi sin significado. Y aunque se había encontrado al menos a alguien vivo, la policía también advirtió de encontrar un maniquí intacto.


Kazidi se mostraba trastornado y algo desesperado.

-Oye chico, todo va a estar bien. Tranquilízate el peligro ya paso.

Le dijo Fred Vasco, -un policía local- a Kazidi.

Como era de esperarse, Kazidi no respondía a nada, solo repetía su nombre una y otra vez y entre veces pedía auxilio y se tocaba la yema de los dedos con el dedo pulgar, con ambas manos. Cuando otro agente se acerco a Fred y Kazidi para contarles de la hazaña del maniquí y mostrárselos, Kazidi comenzó a gritar, gritaba muy ahogadamente, le temblaban las manos y el abría los ojos lo mas que podía.


  • Quítenmelo, quítenmelo!- gritaba esquizofrénicamente Kazidi-

  • Tranquilo!- Le dijo Fred sosteniéndolo y tratando de inmovilizarlo-

  • Es el!, es el!, no dejen que me haga nada!

  • Pero de que rayos estas hablando chico?, realmente te afecto lo del incendio.


El tiempo paso, Ron fue llevado a la fuerza al hospital psiquiátrico, donde al menos, según el vivía una vida tranquila y sin tantas preocupaciones, aun que a veces recordaba en sus sueños lo que había pasado esa noche y los gritos de sus compañeros le retumbaban escalofriantemente.


Una noche, Kazidi rondaba por los pasillos del hospital y miro por la ventana como una vagoneta se echaba de reversa en la puerta principal. Miro como bajaban tres objetos que asimilaban la forma de un maniquí. Sintió como el frió le recorría la piel. Se armo de valor y bajo de cuclillas hasta el sótano, tomo una escoba y regreso hasta el almacén.


El Dr. Nick Robinsón atendía al señor que había llegado con la vagoneta, mientras que Kazidi se escabullía entre las cosas del pequeño almacén y llegaba hasta lo que a el le parecían tres maniquís.


El doctor firmo de recibido y en seguida el otro señor se marcho. Nick cerro la puerta tras el, apago las luces y salió del almacén. Kazidi aun estaba adentro y descubrió las tres figuras quitándoles la manta blanca con las que estaban tapadas. Entro en shock, miro a los tres maniquís y recordó todo muy rápido, para cuando pudo acordar, ya había quebrado dos de ellas y la otra aun estaba intacta. Nick se encontraba al final del pasillo y escucho el ruido, fue rápidamente para ver que ocurría y miro como Kazidi aplastaba el cráneo del tercer maniquí.

  • Seguridad, necesito ayuda, paciente con ataque de histeria, estoy en el cuarto de almacén.

  • Vamos para allá!.


Los guardias no demoraron mas de un minuto y miraban a Kazidi gritar de locura y desesperación, de pronto uno de ellos le agarro por la espalda mientras que el otro le inyectaba morfina.

  • Quieto infeliz!-le decía forcejeando- yo sabia que algún día te descontrolarías.

  • Detenlo ahí –Le dijo Carlos, el otro guardia-


En pocos segundos Kazidi iba perdiendo fuerza y el sueño le iba venciendo hasta que por fin cayó drogadamente dormido. Lo ultimo que alcanzo a ver fue borrosamente al doctor Nick, que le repetía constantemente, todo va a estar bien.


Kazidi recobro el conocimiento, y aunque sabia que estaba desnudo, no sentía ni frió ni calor. Tampoco se podía mover, unos cinturones le mantenían pegado a la cama que estaba completamente parada. Movió los ojos de un lado a otro y miro que estaba en una sala de operaciones clandestina o eso parecía, ya que nunca la había visto en el tiempo que había estado en el sanatorio.


De pronto la perilla de la puerta frente a el se movió, la puerta comenzó abrirse poco a poco y de las penumbras surgió el doctor Nick y tras el algo de la novena sinfonía adornaba su entrada.

  • Como te sientes Kazidi?...............bueno, no te molestes en contestarme, se que no puedes. Espero que comprendas que lo que hice fue por tu bien.


Kazidi intentaba hablar, pero no podía, sentía que su boca simplemente no le respondía y solo podía fijar la mirada hacia donde estaba el doctor. El entorno en si era tétrico, pero sabía que había algo mas allá de donde había salido el doctor. Mientras intentaba agudizar su vista para ver mas allá de la puerta el doctor le seguía hablando.


  • Espero que no me guardes rencor, yo solo intento darles una vida plena y que ya no sean discriminados por la sociedad, si no que por el contrario, cada vez que alguien los mire vea en ustedes inspiración y porque no, hasta lujuria.


En ese momento Kazidi miro algo extrañamente conocido tras la puerta, pero no le distinguía bien, por lo tanto no estaba seguro de que fuese lo que el pensaba.

  • Que ves amigo?- Le pregunto el Doctor-

Kazidi miraba fijamente el objeto.

  • Ah!, eso.- Dijo en tono burlón Nick-


Bueno amigo, creo que llego el momento de que lo sepas. Veras, hace tiempo, descubrí algo realmente bueno. La inmortalidad. Nadie cree que yo tengo una formula muy buena y que revolucionaria el concepto que nos viene siguiendo desde la época de los dinosaurios, el ritual del entierro. Por mi parte, creo que seria mejor tener al muerto en un lugar donde todos le pudiesen ver, pero algo fallo con mi experimento. Es por eso que pasó el incendio en ese maldito almacén donde tú trabajabas. Darren White, un convicto por homicidios premeditados fue diagnosticado como psicópata paranoico y por eso lo mandaron aquí. Como yo sabia que nadie le iba a extrañar, fue mi primer intento, pero como ya sabrás no quedo exactamente bien, seguía teniendo sensaciones y recuerdos, cosa que contigo no afecta ya que tú no eres un asesino.


Kazidi le miraba consternado y se preguntaba que de que rayos estaba hablando.

Se que no me estas entendiendo, así que seré lo mas franco posible. Lo que viste en aquella ocasión no era más que un experimento mío. Y ahora tú eres mi sexto intento.


Kazidi se sintió helado del miedo. Nick le quito las correas y le dejo caminar.


  • Anda hijo, muéstrame que puedes con esto.

Kazidi se tocaba el rostro y no podía sentirse así mismo. Camino poco a poco hacia la puerta y confirmo lo que había estado pensando. La cosa redonda que miraba tras la puerta no era más que su cabeza totalmente hueca, sin ojos, sin cerebro. La ira le invadió y se abalanzo sobre Nick.


Nick estaba siempre prevenido. Así que saco un martillo de la bolsa de su bata he intento golpear a Kazidi en la cabeza. Pero entre los empujones y jaloneos, el martillo cayó hasta una orilla. Y mientras que Nick gritaba, “ He Fallado, de nuevo he fallado!” Kazidi tomo el martillo y golpeo a Nick en la cabeza, derribándolo y dejándolo inconsciente, Kazidi descargo su ira sobre el cuerpo inerte del Doctor, golpeando constantemente su cabeza con el martillo..


Totalmente ensangrentado, Kazidi se levanto y entro al cuarto donde estaba su cabeza tirada, tristemente miro su cuerpo completamente desmantelado, había notas y apuntes por todos lados, cifras, formulas y demás cosas, cuando de entre todo Kazidi miro que algo brillaba de entre todas las cosas -Era un espejo de bolsillo-. Lo tomo y poco a poco se lo acercaba al rostro. Después de mirarse regreso por el martillo y se lo encajo en la cabeza, dándose muerte a si mismo.


Esto solo es una leyenda que ronda mucho por Red Village, y aunque hubo documentos de video y prensa, ningún investigador hasta la fecha se ha animado a develar el caso.

Siendo enviado directamente a los archivos muertos.

Orlando G.

1 comentario:

  1. Que tal Orlando, corrigeme si me equivoco pero esto es una leyenda urbana verdad?, bueno, lo primero que te dire es ortografia, la redaccion te ha fallado un poco en este relato, debes hacer mejor uso de los guiones, como por ejemplo:

    "-Oye chico, todo va a estar bien. Tranquilízate el peligro ya paso.

    Le dijo Fred Vasco, -un policía local- a Kazidi."

    no se deberia usar un punto en esa manera pues al hacerlo separas el sentido de la oracion. pero aparte de lo gramatical, creo que hay otro detalle que es poco coherente y es que si un cientifico, tal y como lo dice el relato, es precavido e intenta prevenirse, no va a decirle a alguien con quien acaba de experimentar que se levante sin que esa persona (o ser) estuviese amarrado o encadenado a algo, ni mucho menos, llevaria en sus bolsillos cun martillo como arma para defensa personal, por que no un arma o una pistola de electroshock, seria mas logico.
    Aunque no me quedo del todo claro de por que kazini... kasimi... o como se llame le tenia miedo al maniqui, aunque, (y te lo dire como un secreto) puedo entender ese miedo perfectamente pues yo tengo fobia a los maniquis (y tal vez hasta a las mismas personas).

    Gran historia.

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