tag:blogger.com,1999:blog-75090930441528349192024-02-20T02:18:17.247-08:00Archivos MuertosMi nombre es Orlando García, soy un escritor independiente proveniente de Mexico y que en concreto intento ser uno de los mejores en el genero del terror.
Disfruta leyendo, comenta y recomiendame. Gracias.Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.comBlogger36125tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-60769346311959317692023-11-06T08:11:00.001-08:002023-11-06T08:11:55.610-08:00<p> </p><h1 align="center" style="text-align: center;">1811<o:p></o:p></h1>
<p class="MsoNoSpacing"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="font-family: "Garamond",serif;">Piso a fondo el acelerador. La camioneta rugía
con furia y hacia mover los 120 caballos de fuerza de su Dodge RAM del 90.
Doroteo sentía un picor en la palma de sus manos, acompañado de una sensación
de frio que le recorría desde la punta de los dedos hasta la mitad del
antebrazo. Sudaba a chorros y sentía la camisa empapada pegada en el pecho. La
boca del estómago le ardía y podía jurar que, si dejaba de concentrarse en
manejar, se orinaría en los pantalones. Esquivo varios coches y paso junto a
una patrulla de policía local, que no hizo ni siquiera el intento por seguirlo,
sabían que no tenían nada que hacer con su Chevy desvencijado y con un rotulo
en cada puerta que presumía el triste escudo de la policía municipal de la
ciudad de Monterrey. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tomo la autopista a Saltillo, pago el peaje
y siguió manejando hasta llegar al letrero de la siguiente caseta que lo
dirigía hacia Torreón. A partir de ahí se relajó y comenzó a manejar más lento
porque sabía que habían aumentado las probabilidades de que algún policía
federal lo detuviera por el exceso de velocidad y entonces despertaría
sospechas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El sol incipiente, se elevaba en lo alto de
las montañas. Los matorrales daban esa sensación típica de las películas
americanas, con su color sepia que cubrían todo el valle. Unas nubes blancas y
abultadas como algodones de azúcar se apelmazaban al fondo, más allá de lo que
alcanzaba a ver. Se detuvo en una gasolinera del seven-eleven y lleno el
tanque. Hacia un calor de casi treinta grados, pero Doroteo se colocó un gorro tejido
para el frio y se puso unos lentes obscuros. El joven que le despacho el combustible
ni siquiera lo volteo a ver, solo se limitó a abrir el tapón de la gasolina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cuánto jefe? —Pregunto el joven.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Lleno por favor. —Contesto Doroteo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El muchacho pincho varios botones en la bomba
y conecto la manguera dejando que el combustible comenzara a correr. Cuando el
gatillo de la bomba boto, el tablero marcaba mil quinientos pesos. Doroteo saco
tres billetes de quinientos y extendió la mano para dárselos al joven, el cual
pregunto si requería ticket y Doroteo negó con la cabeza. Arranco el motor, pero
solo para moverse unos metros mas adelante y poder apearse. Se dirigió hacia
los baños. Dio un respingo al entrar, pues había un espejo que cubría los tres
lavamanos en hilera con los que contaba el lugar. Entro al primer cubículo y lo
que pensó se trataba de orina, se convirtió en un vomito que regurgito desde
dentro de sus entrañas, arañándole el esófago y dejándole una sensación de
acides. Escupió varias veces y cuando pudo recomponerse, se puso en pie y tiro
de la cadena. Camino de vuelta al espejo y se enjuago la cara con ambas manos.
Se quedo recargado, mirándose a sí mismo a sus ojos. Sentía que aun le temblaba
la mano derecha y no podía quitarse el olor a pólvora. Tomo varias servilletas
del dispensador y salió del baño, no sin antes arrojar la bola de papel en uno
de los botes de basura que estaban en la entrada. Camino hasta la tienda. El
calor lo estaba matando, pero, aun así, no se retiró el gorro. Entro a la
tienda, donde una mujer obesa, que vestia con una casaca verde con hombros
negros y el logotipo distitivo en forma de siete, rojo con naranja, trapeaba el
piso acompañada de una enorme tina amarilla con llantas. Pudo escuchar en algún
radio tras el mostrador, una canción de música regional, pero no supo
distinguir de quien se trataba. Ella lo saludo, pero Doroteo ni siquiera la
volteo a ver. Llego a los refrigeradores, tomo un par de six-pack’s de Carta
Blanca y un garrafón de diez litros de agua. Camino hasta el mostrador, donde
un par de rebanadas de pizza y unos burritos de frijoles se mantenían inertes
dentro de una vitrina especial que no los dejaba enfriarse. Doroteo sintió que
se le revolvía de nuevo el estómago. La mujer soltó el trapeador. —¡voy! —
grito desde el fondo del pasillo. Llego hasta detrás de la caja y comenzó a
marcar los artículos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Algo más? — pregunto. Doroteo señalo
detrás de ella, hacia las cajetillas de cigarros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Dame unos Marlboro rojos, por favor— La
mujer tomo la cajetilla y la marco. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Son trecientos sesenta y cinco pesos. —
Dijo la mujer, mirándole el gorro. —Como que hace mucho calor para usar uno de
esos no? —<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cómo dice? —<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—El gorro, está caliente para traerlo. — Insistió
sin soltar del todo la cajetilla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si, pero no importa, es por una enfermedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Tienes cáncer?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cáncer? No, no, nada de eso. —Contesto
Doroteo mientras rebuscaba su cartera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Digo, no es que me importe, pero tenia una tía
que fumaba como chacuaco y aunque le diagnosticaron cáncer y le hicieron la
quimio, cargaba a todos lados con un tanque de oxígeno, se aferraba a no dejar
el cigarro. Murió hace dos años y pues fue algo muy feo para la familia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo no entendía a que venía todo aquello
solo por el estúpido gorro. Dejo el billete sobre el mostrador y comenzó a
acercarse las cosas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Entiendo, el cigarro es peor de los vicios ¿no
cree? — Le arrebato la cajetilla de la mano y se la guardo en el pantalón. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Pues si y no quiero ser culpable de no
frenar a alguien en un estado avanzado de cáncer.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Pues yo no cargo con un tanque, aún. Quizás
en algún momento, pero no ahora, se lo puedo asegurar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La mujer torció la boca y tomo el billete de
quinientos para poderse cobrar. Le regreso la feria y Doroteo tomo todas las
cosas, justo antes de mirar al monitor que estaba casi a sus espaldas, donde se
mostraban imágenes de las cámaras de circuito cerrado que había en la tienda. Salió
rápido del lugar y sin voltear atrás. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Llego hasta la camioneta y arrojo las cosas
en el asiento corrido. Llego a su cabeza que había olvidado comprar un teléfono
de prepago. Se quedo parado observando las maletas que estaban en el piso de la
camioneta y regreso la mirada hacia la tienda. Sintió desesperación y su pierna
izquierda comenzó a temblar. Cerró la puerta de golpe y regreso dentro. La
mujer aún estaba tras el mostrador, tecleando algo frente al monitor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Se arrepintió? — Dijo ella al verlo
entrar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Perdón?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Que si se arrepintió de los cigarros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Nada de eso, lo que pasa es que he olvidado
algo ¿Tienes teléfonos prepago?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La mujer señalo con uno de sus dedos
regordetes hacia abajo del mostrador.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Solo tengo de esos, no son de lo mejor,
pero te puedes conectar a Facebook y Twitter.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Quiero de los mas básicos, solo para hacer
llamadas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La mujer camino hasta salir del mostrador y
tomo un aro grande que contenía lo que a Doroteo le parecieron mas de cincuenta
llaves. Le vino a la mente que se trataba de un velador de alguna cárcel. Ella
llego hasta donde estaba él y se puso en cuclillas, agito las llaves y las dejo
caer al piso. Una llave con una liga verde que la contorneaba, se separo del
resto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Siempre funciona. —dijo pesadamente,
mientras tomaba la llave y abría el candado en el cristal. Extendió su brazo lo
mas que pudo y tomo una pequeña caja. Senwa, decía en lo alto y bajo esa
palabra, la fotografía de un celular negro con teclas, muy parecido a los Nokia
antiguos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Este es el mas barato que tengo, cuesta trecientos
cuarenta pesos y trae doscientos de saldo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Me lo llevo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La mujer se levanto del piso, no sin antes
cerrar con llave la vitrina. Regreso hasta detrás de la caja y le cobro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Lo único que tienes que hacer es prenderlo
y marcar, ya está list…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo había salido del lugar, sin siquiera
recoger su cambio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Regreso hasta la camioneta y la encendió, se
saco del bolsillo de la camisa un papel doblado que tenía un numero anotado.
Saco el aparato de la caja y retiro un sticker que cubría la pantalla. Al
prenderlo, salió una imagen bastante pobre de Telcel, cuando apareció el dibujo
de la antena con un 3G en la parte alta de la diminuta pantalla, emitió un
sonido que indicaba que ya tenía señal. Marco el número del papel, después de
tres tonos, alguien le contesto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Está hecho. —Dijo Doroteo apenas escucho
una voz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No pensé que tendrías los huevos. —dijo el
hombre que le había contestado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Necesito que me saques del país.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Claro, claro, en eso habíamos quedado Teo
¿Tienes el dinero?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Uno de los grandes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Perfecto, pues como habíamos quedado, yo
solo te cobro cincuenta mil pesos y con eso te aseguro que te saco de acá.
Ahora mismo estoy en Chihuahua, te veo en Ojinaga, ahí es donde está mi
contacto que te va a ayudar a brincar al otro lado. ¿Dónde estás ahorita?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo volteo en todas direcciones y no
supo darle una ubicación exacta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Estoy en una gasolinera en la carretera a
Torreón. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Vas a tardar por lo menos unas nueve horas
mas en estar ahí, ¿crees tener el tiempo suficiente?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Pues si todo sale como se supone,
encontraran el cuerpo hasta mañana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cuerpo? A ver Teo, ¿me estás diciendo que
lo mataste? — el hombre resoplo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Pues no era la idea, pero se complicaron un
poco las cosas y se me fue un tiro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No Teo, no va a ser tan sencillo, el hombre
que te tronaste era la conexión de varios contactos poderosos dentro del
cartel. Solo tenías que extorsionarlo, tomar el dinero y salir corriendo,
estúpido. Cuando se sepa que alguien lo mato, cuando se vuelva noticia, empezaran
a buscarte. No hablo de los federales, esos son unos pendejos, me refiero a que
la gente del cartel querrá saber quién se llevó su dinero. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo guardo silencio, mientras pensaba
que en una de las maletas cargaba con mas cincuenta kilos de cocaína. No lo
menciono.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Entonces dime si no vas a poder.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Por esos cincuenta, ni pensarlo, súbele
otros cien y te llevo hasta Europa si quieres. Solo una cosa Teo, necesito que
le pises lo mas que puedas al coche. No conduzcas por la autopista, llega hasta
Torreón, pero no te metas a la ciudad, vete por el periférico, antes de llegar
a Gomez, veras un anuncio que dirá rancho los conejillos, márcame de vuelta
cuando estes ahí ¿Entendiste?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si. — Contesto serio Doroteo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Y escucha Teo, en serio, después de Torreón
no tomes carreteras federales, hay un reten que están haciendo los del cartel y
esos no te preguntan si puedes bajarte del coche, tu sabes muy bien como son
las cosas con ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Realmente Doroteo no lo sabia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—De acuerdo, te marco cuando este en ese
rancho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Presiono el botón para finalizar la llamada
y coloco el teléfono por entre las latas de cerveza. Puso la reversa y se
reincorporo a la carretera. Quedaban bastantes horas de camino aún.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La persona con la que Doroteo había hablado,
se trata de Wilfredo Ontiveros, un amigo que conocía desde la adolescencia.
Ambos estudiaron juntos en la preparatoria, pero antes de pasar a la
universidad, Wilfredo se mudó a vivir a Sonora porque sus padres estaban en
busca del sueño americano. Sueño que no pudieron cumplir. El padre de Wilfredo
murió en medio del desierto de Sonora como tantos indocumentados. Wilfredo y su
madre siguieron adelante hasta llegar a Estados Unidos y después de una semana
fueron deportados y traídos de vuelta a Tijuana, donde se quedaron a vivir en las
miles de casas cercanas a la frontera, que están llenas de posesionarios a la
espera de volverlo a intentar. Wilfredo nunca supero la muerte de su padre. Cuando
tuvo la edad suficiente, comenzó a dedicarse a cruzar gente, de ahí el apodo
con el que la mayoría de la gente lo conocía, como <i>Willy Coyote</i>, igual
que la caricatura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo no había perdido contacto con él, si
bien, no le gustaban las redes sociales, siempre le mandaba mensajes de <i>SMS</i>
o si tenia oportunidad le llamaba para ver como se encontraba. Doroteo por su
parte, no pudo pagarse la universidad, pero como su padre se dedicaba a la jardinería
desde siempre, no tuvo mas que seguir en el negocio de la familia. Y cuando sus
padres murieron, el se quedo al frente del negocio. No tenia hermanos, ni tíos,
solo era él.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Hacia un par de años atrás, había comenzado
a trabajar en una casa bastante grande en San Pedro Garza Garcia, para un
político. Persona que se dedicaba a cada fin de semana a tener reuniones en su
inmensa casa y por la que Doroteo tenia que trabajar arduamente para mantener
sus jardines en perfecto estado. Al principio le había resultado bastante bien,
Doroteo tenia a dos muchachos que le ayudaban y él les pagaba lo suficiente
para vivir, pero después de la pandemia por COVID, todo se le vino abajo y no tuvo
otra opción más que despedir a los trabajadores. Así que ahora solo él tenía
que mantener el negocio, las deudas lo estaban empezando a consumir. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En varias ocasiones y por descuidos de su patrón,
Doroteo había presenciado como aquel hombre, de reputación impecable y con tres
hijos por familia y una hermosa esposa, cada dos o tres viernes, le pedía a su
personal que se retiraran a sus hogares cuando su familia no estaba y así poder
meter hombres con los que practicaba sexo de diversas formas. Doroteo al no
saber, llegaba y se ponía a trabajar, pero por las ventanas llego a ver como
aquel hombre le gustaba ser amarrado para después dejarse penetrar. Al
platicarlo con Wilfredo para poder así reírse ambos de aquella situación, fue
este ultimo que le dio la idea. Wilfredo decía conocerlo, al menos de vista, pues
había estado como intermediario en algunos tratos para ayudar a personas del
cartel, a cruzar droga a Estados Unidos. Wilfredo solo se había encargado de
marcarles la mejor ruta, de acuerdo a fechas y horas y de paso, saco una buena
tajada por aquella información. Así que cuando Doroteo le conto lo que él había
visto, le plateo el grabarlo para así poderlo extorsionar. La idea era
mencionarle que difundirían aquellos videos y así sacar un buen pastón de
billetes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo no tenia un buen celular, sin embargo,
pudo conseguir uno a buen precio en una casa de empeño. Lo grabo en tres
distintas ocasiones, asegurándose siempre, que pudiera verse el rostro del
hombre. Cuando tuvo el material, extrajo la memoria y con la ayuda de un dependiente
bastante joven y flacucho, copio los videos en un disco en un ciber café de por
su casa. El lunes siguiente se presento en la casa de aquel hombre y se paro
frente a él, le entrego el disco en sus manos y le susurro. —Tengo muchas
copias de estas, tu me dices cuanto puede costar mi silencio— y se retiró. Cerca
del viernes, el hombre lo llamo al teléfono de su local. —Creo que tengo un
monto que te puede interesar, ven mañana, la puerta principal estará abierta y
lo discutimos— dijo antes de cortar la llamada. Doroteo sabia que se trataba de
él. Inicialmente la idea era pedirle doscientos mil pesos y luego con ese
dinero irse a Estados Unidos, pedirle a Wilfredo que le ayudara a cruzar y
ocultarse en Los Ángeles, donde pudiera seguir trabajando de jardinero, pero
con el suficiente dinero en la bolsa y lo más importante, sin deudas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se presento el viernes y el hombre lo
esperaba sentado en su sala, no había nadie mas en la casa. Doroteo pensó que
se trataba de un viernes más, donde llegaría un hombre a complacer los deseos
sexuales del político. No era así. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre llevaba puesta una bata de seda
color negro, tenia la pierna cruzada y una copa de vino. De fondo se escuchaba
música de piano que Doroteo podía jurar conocer de algún lado, pero como no era
mucho de esa música, no supo de donde la conocía. —Toma asiento— le dijo. Doroteo
se quedo de pie en la puerta con sus tijeras de jardinero en el bolsillo
trasero y solo se limito a agitar la cabeza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cuánto es lo que ofrece? — pregunto
tajante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Mira muchacho, yo creo que te estas
confundiendo si crees que alguien como tu puede venir a amenazarme así y
salirse con la suya. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Yo no soy el que esta confundido. —Se rio,
pensando en la homosexualidad del hombre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No estoy bromeando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Yo tampoco, quiero una cifra o mañana esos
videos llegan a la televisión y se le cae el teatrito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre sonrió mientras cambiaba una
pierna cruzada, por la otra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No me estas entendiendo —dio un trago a su
copa— ves las bolsas que están ahí sobre esa mesa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Dijo señalando las dos mochilas grandes que
ahora traía consigo en la camioneta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Esas dos maletas contienen una cantidad en
dinero, que no veras entre tus manos jamás en tu vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se equivocaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si algo he aprendido en esta vida, tu… ¿Cómo
te llamas?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Doroteo. —Contesto molesto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Que horrible nombre, en fin, si algo he
aprendido Doroteo, es que la gente como tú, jamás se llena de recibir dinero y
siempre quieren más y más, pero ese no es el problema, el problema es que
piensan que siempre se obtiene de manera fácil, y no es así mi amigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo sentía una especie de
arrepentimiento, quería salir volando del lugar, o regresar en el tiempo y que
nada de aquello hubiera pasado. No era posible.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Entonces que se entere tu esposa, me da
igual.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Contesto Doroteo casi de manera mecánica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Tu crees que mi esposa no lo sabe?
—Aquella era una pregunta retórica. — claro que lo sabe estúpido, no te das
cuenta que cada dos viernes se va a casa de su madre con todo y los niños, ella
sabe lo que me gusta y mis deseos, pero no chista ni una puta palabra porque le
gusta vivir bien, le gusta el dinero, como a ti y como a mí, amigo mío. Ella
prefiere hacer oídos sordos y fingir que no sucede nada de lo que pasa los
viernes después de las dos de la tarde hasta el sábado a las ocho de la noche,
que es cuando regresa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bien, pues entonces no tengo nada que hacer
aquí. — Doroteo se dio la media vuelta y abrió la puerta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No, no, no mi amigo —dijo mientras sonreía
el hombre— me cierras esa puerta y ahora enfrentas las consecuencias de tu
pendejo plan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo volvió la mirada solo para
encontrarse con el cañón del arma con el que le apuntaba desde el sillón y que
probablemente había tenida oculta por el antebrazo del mismo. Doroteo cerró la
puerta y pego la espalda a ella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Mire, señor Compean —le vino a la cabeza
solo su apellido— que le parece si mejor yo borro las copias, me retiro de aquí
y no me volverá a ver jamás en su vida. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Eso hubiera estado bien hoy por la mañana
cuando te despertaste idiota, pero ya no. Como te dije, si algo he aprendido es
que la gente como tú no entiende, siempre quieren más y luego más. La mejor
manera de que entiendan, es pagarles con la misma moneda y hoy te voy a enseñar
a respetar tus limites, ven aquí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Le dijo agitando el arma en dirección a él.
Doroteo sentía las piernas tan pesadas como bloques de concreto. Arrastro los
pies hasta ponerse casi frente a él. Pensaba que no se atrevería a matarlo, no
en aquel lugar tan bonito, en medio de una sala que costaba probablemente mas
dinero que el que había en la bolsa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Híncate.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Le indico mientras se abría de piernas,
dejando ver su pene arrugado y flácido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Espero que sepas hacer una buena mamada,
mejor que la pendejada de plan que quisiste hacer y no te hagas el listo,
porque no tengo problema con meterte una bala en la cabeza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Coloco el arma en la mollera de Doroteo y se
la encajo para empujarlo hacia abajo. Cuando estaba a punto de llegar a su
entrepierna, Doroteo sintió que le hervía la sangre. Apretó los puños y sin
pensarlo, tomo sus tijeras y le pego justo en la sien con el mango de las
mismas. La pistola trono, Doroteo pudo escuchar la bala rozándole la oreja aturdiéndolo
para que luego un pitido lo dejara parcialmente sordo. Se abalanzo sobre el
hombre semidesnudo y ambos se fueron de espaldas junto con el sillón hasta el
suelo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Maldito marica de mierda. —Le gritaba
Doroteo mientras lo apabullaba a golpes la cabeza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre se defendía metiendo las manos. El
arma había salido volando, yendo a parar bajo una mesa de noche color caoba que
tenía una lampara con forma de florero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Hijo de puta, deja que me ponga en pie y te
va llevar la chingada, no sabes con quien te metiste cabron, no sabes quién soy.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En eso tenia razón. Aun así, el hombre se rodó
sobre sí mismo y Doroteo cayo de lado. El hombre se puso en pie más rápido de
lo que le permitía su edad y tomo la botella de vino de la que se había estado
sirviendo, la arrojo a la cabeza de Doroteo, pero este la alcanzo a esquivar.
Doroteo extendió la mano para alcanzar el arma. El hombre le piso el estómago
sacándole el aire para ahora abalanzarse sobre él e intentar golpearlo y evitar
que alcanzara el arma, pero fue demasiado tarde. Doroteo tomo la pistola con
los dedos y luego la apretó para empuñarla contra el hombre. No quería
disparar, solo quería asustarlo, pero él jamás había tenido una pistola entre
sus manos, apretó de más. La bala atravesó la cabeza del hombre, dejando un
agujero en su frente, se desplomo sobre las piernas de Doroteo y unas manchas
de sangre se impregnaron en sus jeans. Doroteo se arrastró hacia atrás y la
cabeza del hombre pego en el suelo, para rápidamente rodearse de un charco de
sangre roja y espesa, en donde flotaban algunos cuajos, que Doroteo pensó se
trataban de pedazos de sesos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se puso en pie, miro en todas direcciones,
se asomaba por las ventanas buscando si alguien hubiese escuchado algo. Las
piernas le flaqueaban y sentía una pesades en el estómago. Su corazón palpitaba
más rápido que nunca en toda su vida. Sentía que le faltaba el aire. En su
cabeza todo aquello tenia que ser una pesadilla. No lo era. Recogió sus
tijeras, que tras el empujón debieron averse quedado encajadas en el sillón. Corrió
hasta las maletas y las abrió. Una contenía fajos de billetes de mil pesos, la otra,
unos paquetes envueltos en cinta canela y uno de ellos con un agujero que
dejaba ver que se trataba de polvo blanco. Hecho sus tijeras y el arma en una
de ellas y salió al pórtico, donde había dejado el azadón y una maleta con
otras herramientas de jardinería. Corrió hasta su camioneta y aventó sus cosas
en la caja, lo demás lo puso adelante. Salió despavorido del lugar y no se
detuvo hasta aquella gasolinera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ahora el sol comenzaba a menguar. Las luces
amarillentas de su camioneta, le mostraban el letrero que Wilfredo le había
mencionado. El celular que había comprado marcaba las seis y media de la tarde.
La batería estaba quizás en un cuarenta por ciento, aunque no le preocupaba,
normalmente a esos aparatos les pude durar una sola carga varias semanas. La
señal era media, con dos barritas dibujadas en la pequeña antena de la
pantalla. Marco a su amigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Ya estoy aquí ¿ahora qué?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Venias como rayo ¿no? —Wilfredo soltó una
carcajada que a Doroteo no le cayó en bien.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Me meto por aquí? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo vio que después de aquel letrero, había
una especie de salida de un camino de terracería que estaba contorneado por una
valla hecha a mano, con palos de árbol y alambre de púas y que parecía que en
cualquier momento se vendrían abajo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Tranquilo Teo, no quería ofenderte, pensé
que después de varias horas manejando ya se te abría bajado el susto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No importa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bueno, pues sí. Te vas a meter a tu
derecha, es un camino sin pavimentar, ten cuidado, hay muchos pozos por ahí.
Mas adelante veras una pequeña casita, ese es el rancho los conejillos, pero no
te detengas, sigue por el camino hasta cuando veas que empieza una zona
pavimentada. Digo, no es la carretera mas plana del mundo, pero es la que usan
para conectar entre varios ejidos, normalmente esta sola. Si lo haces bien y no
das ninguna vuelta rara, deberías llegar a un entronque, de ahí das vuelta a tu
derecha y deberías estar llegando a Ojinaga en un par de horas. ¿Quedo claro?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bien, pues te veo allá. —hizo una pausa y
Doroteo pudo escuchar como su amigo agito su reloj de pulso— Son las seis y
media, deberías estar llegando como a las ocho pasadas. Como quiera, cualquier
cosa, vuelve a llamarme, pero no deberías tener problemas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—De acuerdo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Puso en marcha de nuevo la camioneta, se metió
por aquel camino rural y una nube de polvo le salto al capote. En la caja,
rebotaban sus herramientas de lado a lado haciendo un golpeteo metálico tras
cada pozo por el que pasaba. El sol se comenzaba a esconder a lo lejos y la
masa de nubes que ya no eran blancas, sino grisáceas con tonalidades que iban
desde el amarillo hasta el naranja, se aproximaban en su dirección. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Paso por la casa que había mencionado
Wilfredo, se trataba de un hogar, que, aunque humilde, era bastante amplio.
Doroteo pudo ver un corral de gallinas y un perro le ladro enérgicamente cuando
lo escucho aproximarse. No se detuvo. Llego hasta donde una masa negra se extendía
por el piso a manera de brea, se trataba de aquella carretera improvisada. Apenas
la subió, pudo sentir como si su camioneta dirá un respiro de alivio. Sobre
aquella carretera, pudo ver a lo lejos una farola encendida, se trataba de un
poste viejo de luz mercurial, que se sostenía pesadamente inclinada hacia
adelante y tras ella otra pequeña casa. Después de sortear varios baches
enormes y varios postes de luz más. Llego hasta el entronque. Hacia el frente,
el camino se perdía en una inmensa oscuridad y hacia la izquierda, podía
divisar muy a lo lejos un cumulo de luces, con algunas de ellas centellantes en
color verde y rojo. Pensó que se trataba de alguna caseta de cobro para entrar a
Gómez Palacio, Durango. A la derecha, el camino seguía de igual manera hacia la
oscuridad, pero volvía a ser un camino sin pavimentar, con tierra por todos
lados, pero esta vez, sin la valla de púas. —Mierda— pensó y se dirigió en esa
dirección.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Después de quince minutos, estaba rodeado de
oscuridad absoluta, el entronque había quedado muy a lo lejos y el frio había
comenzado a sentirse. Se detuvo un momento y subió las ventanillas de la
camioneta, se volvió a colocar el gorro que durante el camino a Torreón se había
quitado, se apeo y jalo el respaldo del asiento hacia adelante y de ahí saco
una chamarra de mezclilla aborregada en su interior. Ya solo le quedaba una de
las doce cervezas, las había bebido en parte por el calor infernal, pero la
realidad es que tenia la intensión de alcoholizarse para pasar el trago amargo
de lo que había pasado. Se puso la chamarra y se estiro dentro de la camioneta
para alcanzar la lata y la cajetilla de cigarros. Mientras se encendía uno,
pensó en la mujer de la tienda y en el cáncer. Sonrió. Dio una bocanada y antes
de soltar el humo, abrió la última lata. La puerta de la camioneta seguía
abierta, pero el se paro a ver el paisaje penumbroso, que ahora comenzaba a ver
en detalle, salvo algunas sombras pequeñas que se movían entre los arbustos.
Doroteo pensó que se trataba de conejos o bien, de perritos de pradera. De
pronto, el cielo trono como si se estuviera rompiendo, un relámpago ilumino las
nubes, haciendo que se contornearan de azul. El trueno estremeció a Doroteo.
—Lo que me faltaba, lluvia en medio de la nada.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>— y dio un segundo trago a la cerveza, esta vez mas profundo, al punto
que un hilillo del liquido se le derramo por la comisura de la boca. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se subió a la camioneta y dio vuelta a la
llave. Las luces delanteras parpadearon y la marcha se arrastro pesadamente.
—Vamos— murmuro. —No ahora por favor— y volvió a hacer el intento por
encenderla. De nuevo nada. Dio un golpe al volante. —¿Y ahora que mierda voy a
hacer? — Se quedo contemplando hacia adelante. Tomo el celular, la antena ahora
mostraba una barra menos. Marco de nuevo a su amigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Y ahora que Teo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Me quede sin batería.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cómo mierdas te quedas sin batería
mientras manejas?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Me detuve un momento y no apague las luces,
cuando me subí, ya no quiso encender.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Mándame tu ubicación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No tengo idea de cómo hacer eso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Y como te voy a encontrar?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Estoy como a quince o veinte minutos del
entronque, quizás un poco más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se hizo un silencio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No debes estar tan lejos, unos veinte
minutos quizás. Si me esperas, estoy contigo como en cuarenta y cinco minutos y
ya vemos si dejas ahí la camioneta o la encendemos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No es que tenga muchas opciones o que vaya
a irme a algún lugar, estoy en medio de la nada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Dijo al tiempo que soltó una risa irónica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bueno, creo que ya andamos de mejor humor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No es eso, de verdad ya estoy fastidiado de
tanta carretera y además creo que ya estoy borracho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Ja, eres toda una ficha Teo, primero matas
un cabron, luego se te ocurre empedarte en terreno federal y ahora hasta haces
chistes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Apúrate ¿quieres?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Lo que ordene el patrón, tú eres quien
paga.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Apenas colgó, las primeras gotas de lluvia
comenzaron a golpear el techo de la camioneta y el vidrio delantero. —Genial—
Justo dijo esas palabras paso a dar un respingo cuando la radio se encendió
sola. Era una camioneta vieja y desde que la había comprado, el radio original
nunca funciono, incluso la perilla del volumen estaba rota y solo tenia la
perilla con la que buscaría la estación de radio, pero incluso esa Doroteo
creía que no funcionaba. Solo se escuchaba estática y como si se intentara
sintonizar algo, se escuchaban voces de locutores, una canción vieja de los
rancheritos del topo chico, luego algo que sonaba como a la narración de un
partido, más estática y finalmente una canción llamada <i>Midnight the stars
and you</i>, una canción que Doroteo conocía, porque siempre había sido fanático
de las películas de terror y había una que le gustaba mucho, donde un hombre
con un hacha perseguía a su hijo y su esposa por un hotel. En una escena, el
hombre pasando por un delirio, entra al bar del hotel y lo ve lleno, aunque se
supone no había nadie más que él y su familia. En esa escena sonaba esa canción
y le gustaba tanto, al punto a que a veces, mientras trabajaba en las plantas,
la tarareaba, aunque realmente nunca supo pronunciar la letra. Intento apagar
el radio, pero ningún botón funciono, retiro la llave, pero, aun así, el
pequeño foco dentro de la arcaica pantalla del radio, seguía mostrando la aguja
naranja que señalaba un punto entre el 100 y el 120. El volumen comenzó a
subirse solo, la canción le gustaba, si, pero no ha esos niveles. No le quedo
otra mas que abrir la puerta y bajarse. Se tapo la cabeza, levantando la
chamarra por encima de sus hombros, pero sin quitársela. Un rayo cayo a lo
lejos, sobre un árbol seco que rápidamente se incendió, Doroteo lo vio
envolverse en llamas, entrecerrando los ojos por las fuertes gotas. Aquello era
por demás extraño. El radio se apagó de pronto. Doroteo jalo la palanca que
abría el capó, camino hasta el frente y desconecto uno de los cables de la
batería. —No quiero más sorpresas— murmuro para sí, mientras volvía dentro de la
camioneta molesto. Necesitaba resguardarse de la intensa lluvia. Tras el
cristal de la ventana, veía aquel árbol con su silueta negra, que asemejaban a
garras de uñas largas, envuelto en un halo naranja de fuego. Desde dentro,
aquel árbol parecía estar más cerca ahora. —Pero los árboles no caminan, ni se
mueven. —La idea de rondaba en la cabeza y es que eso no era lo único raro que
sucedía, si no que la lluvia parecía simplemente no apagarlo. Pensó que quizás
todo aquello era una alucinación, producto del estrés bajo el que se
encontraba. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Nunca había matado a nadie y quizás su
cuerpo estaba respondiendo a aquello, haciéndolo tener alucinaciones. Sintió
pena por si mismo, porque aquel hombre lo había convertido casi sin querer, en
un asesino. Pero al mismo tiempo, no pudo evitar recordar en lo que estuvo a
punto de obligarlo a hacer y se volvió a llenar de rabia, tanto, que golpeo con
la palma de la mano el volante. Doroteo recordaba que por el año 2005, había
leído una noticia titulada “<i>Cae El Matajotos</i>” un término que en su
momento le había aparecido gracioso, luego de leerlo en la parte alta de un
periódico amarillista. La nota hablaba sobre la captura de un hombre de entre veinticinco
y treinta años, que había sido perseguido por las autoridades desde 1995, según
las pesquisas mencionadas, el hombre se dedicaba a conquistar hombres de mas o
menos su edad, para luego llevarlos a terrenos despoblados, con la promesa de
tener relaciones sodomitas. Sin embargo, el hombre terminaba asesinando a
quienes se había elegido como su presa, abriéndolos por la mitad y en
ocasiones, canibalizando sus cuerpos. No recordaba mucho el detalle, pero
ahora, en este punto, Doroteo se sentía así. Solo que él, no había comido
ninguna parte de él. Incluso seguía sintiendo náuseas. Tampoco lo había matado
por ser homosexual, lo había matado en defensa propia. Esto ultimo se lo había
comenzado a repetir varias veces, intentando calmar la culpa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Puso las maletas en el piso de la camioneta,
se recostó en el sillón, para intentar alcanzar a abrir una de ellas y sacar de
ahí las tijeras y la pistola. Aventó las tijeras por debajo del sillón y el
arma la coloco al margen del mismo para tener acceso rápido a ella. Se sentía
cansado. La espalda le estaba matando, junto con la nunca, donde sentía como si
dos bolas de plomo se le hubieran adherido a la piel. La mano con la que le había
disparado, le había comenzado a doler desde la muñeca.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se acomodo, poniendo su mirada hacia el
techo de la camioneta y descanso su antebrazo derecho sobre sus ojos. El agua
seguía cayendo tan fuerte, que en el parabrisas se dibujaban pequeñas olas
descendientes. Casi sin darse cuenta, se quedó dormido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Veinte minutos después, —lo que a Doroteo le
pareció casi dos horas— Algo golpeo fuerte a su ventana. Doroteo abrió los ojos
y lo primero que vio fue que el agua había cesado. Pero la cabina entera estaba
empañada, mostrando los vidrios con una capa blanquecina. De nuevo escucho un
golpe en dirección a sus pies. Levanto un poco la cabeza, pensó que se trataba
de Wilfredo. No era así. Vio un rostro alargado, parecido al de un reptil
gigante. Se reincorporo de un salto, no sin antes tomar el arma. Cuando puso su
mirada de nuevo en la ventana, se dio cuenta que solo se trataba de la silueta
de un hombre. Bajo un poco el vidrio, lo suficiente para ver la frente del
hombre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Quién es?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Ocupas ayuda con tu coche amigo? <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No, no te preocupes, ya no tardan en llegar
por mí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Baja el vidrio, quizás te pueda ayudar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No gracias, de verdad ya no tardan en
llegar a ayudarme.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Lo dudo mucho amigo, por aquí casi no pasan
coches. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si…eso ya lo noté.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Qué andas haciendo para acá?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Es una ruta que tomo a menudo, solo que hoy
no fue mi día de suerte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bueno, si no confías en mí, igual solo abre
el capó, puedo echar un vistazo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo pensó en que igual tenia el arma si
algo salía mal, pero que ahí dentro, era una presa más fácil si trataban de
asaltarlo, sin siquiera tener oportunidad de correr o incluso defenderse. Jalo
de nuevo la palanca.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bien. —Dijo la voz del hombre, mientras Doroteo
vio su silueta desplazarse hasta el frente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Hasta donde sé, es la batería. La
desconecte para evitar que se terminara de descargar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Le comento, mientras abría la puerta
despacio, para que no se diera cuenta. Se bajo empuñando la pistola, pero con
el cañón viendo hacia el suelo. Noto que el cielo se había despejado por
completo, mostrando una luna blanca y enorme a lo lejos y que fungía como un
enorme reflector en la noche. Las estrellas se veían aún más cerca de lo
habitual a lo que uno está acostumbrado en la ciudad y el frio se había vuelto
aún más intenso. Camino tres, quizás cuatro pasos, hasta que estuvo casi frente
a el hombre. Por la misma oscuridad, no distinguía bien sus rasgos, pero pudo
ver que el hombre era bastante alto, casi los dos metros de altura. Doroteo no
era bajo, pero no se consideraba alto a si mismo con su metro ochenta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si dices que es la batería entonces no hay
mucho que yo pueda hacer. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre cerro el capo de golpe. Doroteo
levanto el arma hasta que el cañón apuntara a donde estaba su cara.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Tranquilo amigo, no te queremos hacer nada.
—dijo levantando ambas manos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Queremos?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si, mi hermano y yo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Un segundo hombre que no había visto, se
encontraba parado al otro lado de la camioneta. Ambos tenían una cabellera rubia,
casi blanca, peinada hacia atrás y eran igual de altos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Son solo ustedes dos?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si, si, tranquilo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Qué hacen por aquí?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Eso fue lo que yo te pregunte a ti.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si, pero ahora soy yo quien hace las
preguntas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Somos pueblerinos vivimos en esa casa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Unos cincuenta metros mas adelante, sobre el
mismo camino, había una lampara mercurial, bajo el halo de la luz se veía una
entrada adornada con un marco de madera y tras de ella, una casa. Doroteo sabia
perfectamente que aquella casa no estaba ahí cuando se detuvo, no recordaba
haberla visto. Se engaño a si mismo repitiéndose que quizás la lluvia, la
fatiga del camino o quizás el hecho de haberse quedado dormido, lo habían
engañado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Baja el arma, amigo. —dijo el segundo
hombre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo titubeo sin dejar de mirar la casa y
bajo el arma hasta colocarla por su espalda, enganchándola en su pantalón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Te parece si nos acompañas a nuestra casa,
tenemos café caliente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Como ya te dije, ya viene la ayuda en
camino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si entiendo, pero por lo que se, puede que
tarden un buen tiempo y no te vamos a dejar aquí a la intemperie con este frio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo lo pensó, el frio le subía por la
piernas y realmente no sabia que tanto tiempo tardaría Wilfredo en llegar hasta
ahí. Regreso dentro de la cabina y jalo la maleta con el dinero, que era lo que
a él le importaba, se la colgó a la espalda<span class="msoIns"><ins cite="mailto:Microsoft%20Word" datetime="2023-10-23T13:37">, tomo el celular</ins></span>
y dio el portazo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—La verdad, no tengo nada mejor que hacer y
si necesito un café. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los tres se pusieron en marcha por aquel
camino oscuro. Tenia la mano puesta sobre el mango de la pistola, mientras
ellos caminaban dos pasos por delante de él. Al llegar bajo el halo de la luz,
se dio cuenta que el marco tenia una especie de reja. Uno de ellos la empujo y
los tres pudieron seguir hasta la puerta de la casa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cuál es tu nombre? —pregunto el otro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Pedro. — mintió. —<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿De verdad pensabas dispararnos Pedro? —
dijo el mismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—En estos tiempos ya no se sabe, no se puede
confiar en nadie.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La puerta de la casa se abrió y los tres
entraron a una pequeña sala. El ambiente olía a como a madera húmeda, las
paredes eran como de adobe y el piso era de concreto pulido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Debe ser por la lluvia— murmuro Doroteo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Cómo dices? — pregunto el hombre con el
que había entablado más conversación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Que ustedes no me han dicho sus nombres.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Es verdad, una disculpa, es que con lo del
coche y el susto de tu pistola, em, como sea, mi nombre Roberto y este
muchachote serio es mi hermano Xavier.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si, lo siento, pero es que ni si quiera se
donde estoy y pues en medio de la carretera y después de la lluvia y ese árbol.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Lluvia? ¿Cuál lluvia? —pregunto extrañado
el hombre que había dicho llamarse Roberto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—La tormenta de hace rato, la que parecía
como si el cielo se cayera a pedazos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre lo miro como si no entendiera de
lo que hablaba. El otro se había zambullido por una puerta a la izquierda. De
aquella sala.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Mi hermano y yo hemos venido a pie y no nos
toco ni una sola gota y ¿de qué árbol hablas?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿En serio ni una gota? Debí quedarme
dormido mucho tiempo. Lo que pasa es que justo cuando la camioneta ya no quiso
encender, se soltó una lluvia muy intensa —hizo una pausa recordando lo
sucedido con la radio, pero no quiso mencionarlo para no parecer un idiota— y hacia
el monte cayo un rayo, que prendió en fuego un árbol seco.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Justo en ese momento regreso el otro hombre,
traía consigo una bandeja con forma de corcholata y que tenía impresa la
palabra <i>Coca-Cola</i> en el fondo de la misma. En ella traía tres tazas, un recipiente
con lo que parecía azúcar y un bote grande de café soluble.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Debiste haberlo soñado, no ha llovido en
meses por acá. —dijo mientras dejaba la bandeja sobre una pequeña mesa de
centro. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Siéntate. —inquirió Roberto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo quien se había quedado al ras de la
puerta, camino hasta la sala y se sentó en un sofá bastante desvencijado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Solo será una taza, la verdad es que mi
amigo ya no debe tardar, pero este frio me está matando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si lo entiendo. En esta temporada el frio
del desierto puede sentirse bastante duro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Saben a qué altura estamos?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿A qué te refieres?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Me refiero a que en que lugar estamos, necesito
llegar a Chihuahua y necesito que sea esta misma noche.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los hombres se voltearon a ver mutuamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si vas hasta la capital amigo, te falta
bastante camino, estamos como a seis horas, en un lugar llamado el Vértice de
Trino ¿lo conoces?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo agito negó con la cabeza, mientras
tomaba su taza con ambas manos para intentar calentárselas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Porque te viniste por acá? andas muy lejos
de la carretera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bueno, es que no voy a la capital, voy
hacia un pueblo llamada Ojinaga.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Están casi a la misma distancia de aquí,
pero aun así creo que te hubiera resultado mejor irte por la carretera. —Espeto
Xavier.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si, ahora lo entiendo —Se puso en pie sin
soltar su maleta. —la verdad pensé que acortaría camino si me venía por acá.
Disculpen, ¿me pueden prestar su baño?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Claro, ves la puerta color negro, es la de
enseguida. —dijo Roberto señalando hacia el fondo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Puedes dejar aquí tu maleta, no le pasara
nada — Dijo Xavier.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Prefiero no, en ella traigo varios
documentos importantes para hacer una exportación a estados unidos y si los
pierdo, me mataran en la aduana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No sabía que Ojinaga lo usaran para paso aduanal
de manera comercial, pensé que solo servía para la gente misma del pueblo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si, hay algunos productos que pasamos por
ahí. —volvió a mentir Doroteo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Camino hasta el baño. Al entrar, lo esperaba
un pequeño cuarto pintado de color menta. La tasa de veía nueva y muy limpia,
mientras que en la regadera colgaba una cortina amarilla que dividía ambos
espacios. Su estómago estaba a punto de reventarle, orino las doce cervezas y
quizás un poco de aquella taza de café. Tiro de la cadena y se enjuago la cara
en un lavabo que tenia por encima un espejo roto. Se miro al espejo, su mirada
se veía cansada y profunda. No podía sacarse de la cabeza la imagen de aquel hombre
al que apenas hacia medio día le había arrebatado la vida. Respiro
profundamente, apretó los ojos y se vio una última vez al espejo. Cuando iba a
tomar el pomo de la puerta, escucho un murmullo. Se trataba de aquellos
hombres. Estaban hablando entre ellos, pero no lograba entender lo que decían. Abrió
un poco la puerta, para dejar entrar el sonido y contuvo la respiración para
intentar tener silencio absoluto. Los hombres seguían sentados en la sala y
parecían estar hablando en otro idioma. Sabia que no era inglés, porque, aunque
él no lo hablara, por las películas si lo reconocía. No era alemán, ni francés
o italiano. Era como una mezcla entre palabras irreconocibles con un siseo y
sonidos cacofónicos. Apago la luz del baño para que no se dieran cuenta que la
puerta estaba entreabierta y se quedo observándolos. De pronto, uno de ellos se
puso en pie. Su cara se veía deforme, casi con la forma con la que lo había
visto a través del vidrio de la camioneta. No estaba seguro, pero desde su
posición, podía jurar que los ojos de aquel hombre tenían un brillo amarillo. Y
entonces lo vio. La lengua del segundo hombre salió varios centímetros fuera de
su rostro y se agito tan rápido que por un segundo parecía desvanecerse, hasta
que volvió dentro de su boca. Doroteo cerro la puerta y se quedo de espaldas a
la misma. El baño solo tenía una pequeña ventana de no más de veinte
centímetros en lo alto de la regadera. Se sintió nuevamente acorralado. Su
corazón se aceleraba y sus manos comenzaban a temblar. —Tengo que salir de
aquí— se dijo a sí mismo. Tomo el arma de su espalda y salió del baño con ella
por delante. El hombre que estaba de pie abrió su boca, emitiendo un gruñido y
enseñando un par de colmillos afilados y babeantes, como los de una serpiente.
El segundo hombre se puso de pie y sin pensarlo se abalanzo sobre Doroteo. El
arma detono dos veces, perforándole el pecho y deteniéndolo en su ataque. El
hombre que ahora tenia cabeza como de lagarto, trastabillo y se fue de boca al
suelo. El otro hombre que se había quedado parado en su lugar, corrió hasta el
cuerpo de su hermano. Doroteo tentó el muro tras de él hasta llegar a la otra
puerta y jalo del pestillo. El hombre que ahora estaba arrodillado en el piso
junto al cuerpo de su hermano, levanto la mirada al escuchar aquel ruido.
Doroteo pudo ver aquellos ojos ahora mas definidamente. Eran amarillos y
penetrantes, estaban a los laterales de la cabeza del ser, quien ahora tenia
esa cabeza parecida al de una serpiente. De nuevo abrió sus fauces para
mostrarle los colmillos y justo antes de que se lanzara contra él, Doroteo abrió
la puerta para después cerrarla tras de sí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Salió corriendo con todas sus fuerzas y no
se detuvo hasta que se dio cuenta que ahora era de día. El sol se encontraba casi
en lo alto del cielo. Paro su trote y apoyo sus manos sobre sus rodillas. Aun
agitado, se giro para asegurarse que aquella cosa, ya no lo seguía. Estaba en
medio de la nada, en un desierto llano que no mostraba vida en ninguna
dirección. —Debo estarme volviendo loco. —se dijo a sí mismo. Ni el ser, ni la
casa y ni siquiera la camioneta estaban en ninguna dirección. Noto que había varios
nopales de color morado y a lo lejos, un par de piedras gigantes parecían
moverse por sí solas pegadas al piso. —¿Dónde chingados estoy? — se preguntó.
Saco su celular y la pantalla marcaba la 1:15 am. —Aun es de noche se supone—
dijo Doroteo dejando de ver la pantalla y mirando hacia el sol. O lo que él
creía se trataba del sol, pues la esfera parecía aproximarse hasta donde estaba
él. De pronto las piedras que estaban a su alrededor comenzaron a flotar por
encima del suelo, entre diez o quince centímetros de altura. El celular se
calentó tanto, que lo soltó, pero de igual manera, este floto antes de caer al
piso. La bola enorme en el cielo, se desplazo por encima de él. Dejando una
estela amarillenta y yendo a parar más allá de lo que alcanzaba a ver. Se
escucho una explosión y luego las piedras cayeron de golpe al suelo. Una onda
expansiva que provenía de esa dirección lo derribo, levantando una nube de
polvo que volvió todo de color café y después todo volvió a ponerse
completamente oscuro. Doroteo se puso en pie, tosiendo y sacudiéndose el polvo.
—¿Que fue eso? —<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;">Pregunto, pero
no hubo respuesta. Aquello se trataba de un meteorito que había logrado entrar
en la atmosfera y se había estrellado en alguna parte de aquel inmenso
desierto. Doroteo no lo sabía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Una columna de humo salía de la zona de
impacto. Doroteo se puso en marcha en la dirección contraria, porque para él,
sea lo que fuera aquello, estaba seguro que atraería a mucha gente y sobre todo
a autoridades y no quería estar presente cuando eso sucediera. Ya no tenia el
celular, pero aun conservaba la pistola y lo mas importante, la maleta del
dinero. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Mientras caminaba sin rumbo, se cuestiono si
lo que había visto en esa casa y los seres que lo habían llevado a ella, había
sido real. A estas alturas ya no sabia que creer, su cabeza estaba totalmente
desorientada y quizás, todo había sido producto de su imaginación. No era así. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Habían pasado ya varias horas. Llego a los
pies de un enorme árbol que se erguía solitario en aquel desértico lugar. La
noche había menguado o quizás el sol estaba próximo a salir, por que la
temperatura había subido algunos grados. Sentía sed y recordó con añoro el enorme
garrafón de agua que había comprado en la tienda y que ahora se encontraba en
algún lugar dentro de su camioneta. La columna de humo aún se veía a lo lejos,
pero ya muy disipada en la escuridad del cielo. Se sentó en aquel árbol. Los
pies lo estaban matando y comenzó a pensar en que, al llegar a Estados Unidos,
lo primero que haría seria comprarse muchos tenis, los más cómodos, los más
caros y después buscaría un restaurante donde le sirvieran agua fresca y
pediría el platillo mas costo. Se reía de sus ideas mientras descansaba sentado,
hasta que, sin más, se quedó dormido. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Un rayo de sol le picaba en la nuca. Se
sacudió con una mano y luego algo se la detuvo. Abrió los ojos. Un par de
hombres vestidos con sacos azul con rojo, con un pantalón blanco y unas botas
negras que llegaban casi hasta sus rodillas, lo levantaron, jalándolo desde sus
axilas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Quién es usted caballero y que hace aquí?
—Pregunto uno de los hombres.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Qué? ¿Cómo? —Contesto Doroteo, aun
desorientado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Qué quien es usted? No me haga repetirlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Me llamo Doroteo ¿Me puede decir dónde
estoy?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los hombres rieron.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Parece que es otro borracho mi general.
—Dijo uno que estaba a espaldas de Doroteo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Es verdad eso hijo, eres uno de esos
borrachines?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El otro hombre que lo había levantado, ahora
esculcaba en su maleta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Mire mi general, parece que este hombre se
dedica a repartir propaganda insurgente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre saco un fajo de billetes y se lo
entrego al hombre que estaba frente a Doroteo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¡vaya, vaya!, con que eres de esos
revoltosos que desobedecen a vuestro Rey Carlos IV<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¡Que Dios tenga en su santa gloria!
—Corearon al unisonó varias voces.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo aun no caía en cuenta de lo que
estaba pasando, solo sabia que estaba rodeado por un grupo de nueve o diez
hombres y que uno de ellos, que portaba un sombrero que le resultaba gracioso,
muy parecido al de un pirata, ahora lo veía directo a la cara.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Curiosa vestimenta la que usa usted, señor.
—dijo observando sus tenis y la camisa que ahora estaba desabotonada— Contesta,
¿eres de esos borrachines?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No señor, no se lo que me esta hablando,
pero le aseguro que no he hecho nada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los hombres volvieron a reír.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Entonces Doroteo, ¿puedes explicarme que es
esto? —Pregunto al tiempo que le restregaba el fajo de billetes en la cara.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Es dinero señor, son billetes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Dinero? ¿Me estás diciendo que estas son
monedas pesetas españolas?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Pesetas? Nada de eso señor, son billetes
mexicanos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Bi...que? —Dijo el hombre en tono burlón.
Los demás hombres soltaron varias carcajadas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre hojeo de nuevo el fajo, viendo en
ellos los rostros plasmados de personas que no le parecían conocidas. Hasta que
llego a uno que pudo reconocer y separo del resto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Por qué me mientes Doroteo? No tengo ni
idea de quienes son estas personas, pero a este si lo reconozco. — Era un
billete de quinientos pesos con el rostro de Miguel Hidalgo. — Me vas a decir
de nuevo que no eres de esos insurgentes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span class="msoIns"><ins cite="mailto:Microsoft%20Word" datetime="2023-10-23T16:32"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Por qué me mientes Doroteo? No tengo ni
idea de quienes son estas personas, pero a este si lo reconozco. — Era un
billete de quinientos pesos con el rostro de Miguel Hidalgo. — Me vas a decir
de nuevo que no eres de esos insurgentes. —El hombre tiro el fajo de billetes
al suelo y le </ins></span>escupió<span class="msoIns"><ins cite="mailto:Microsoft%20Word" datetime="2023-10-23T16:32"> en la cara a
Doroteo.</ins></span> —¿Me dirás entonces que no sabes quien es el cura este?<span class="msoIns"><ins cite="mailto:Microsoft%20Word" datetime="2023-10-23T16:32"><o:p></o:p></ins></span></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Claro que se quien es señor, es Miguel
Hidalgo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Pues tu maldito héroe ya esta muerto, lo
decapitaron ayer y su cabeza enviada para ser exhibida en Guanajuato, para que
gente como tu escarmiente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo no entendía ni media palabra de lo
que le decía aquel hombre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Ya se acabó la revolución maldito
revoltoso. Espósenlo y súbanlo a la carroza, lo pondremos con los otros presos
y lo fusilaremos al atardecer. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Entendido mi general. ¿Qué hacemos con
estos papeles?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Quémenlos, no podemos permitir que sigan haciendo
su propaganda estos rebeldes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Entendido mi general.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;">Uno de los
hombres tiro los billetes en el piso y encendió un cerillo con el que les prendió
fuego y la pila ardió bastante rápido. —¿Qué hacen idiotas? Ese es mi dinero. —
Grito Doroteo intentando zafarse de entre los brazos de los hombres que lo
llevaban casi a rastras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo subieron a una carroza y lo recostaron en
el piso. Los hombres se sentaron a su alrededor, con sus fusiles y se pusieron
en marcha.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿A dónde me llevan cabrones?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Cállate revoltoso, ya lo sabrás cuando sea
el momento. —El hombre le pego con la cacha de su arma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El general, que aun no se subía a la
carroza, se quedo observando el papel con la imagen de Miguel Hidalgo. Pudo
notar que venía marcado con la fecha de impresión como el año 2023. —Estos
insurgentes sí que están mal de la cabeza— dijo sonriendo, antes de arrugarlo
por completo y aventarlo a las brasas que aún quedaban del resto de papeles
para verlo convertirse en cenizas. Se quedo ahí por unos momentos, para luego
llamar a su oficial primero al mando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Dígame mi general.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Baje al preso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Qué lo bajemos?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿No me escucho? Bájelo ahora.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si mi general, como usted ordene.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Bajaron de vuelta a Doroteo y lo llevaron
hasta donde estaba el general.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Le tengo una pregunta a usted señor y
espero me conteste con sinceridad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo solo asintió con la cabeza, aun
estaba aturdido por el golpe y la mejilla le sangraba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Usted en que año cree que esta?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo solo subió los hombros y agito la
cabeza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿2023? —Espeto el general casi susurrándole
al oído.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo asintió.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Entiendo. —volteo a ver al oficial— Retírele
las esposas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Esta seguro mi general?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No cuestione a sus superiores oficial. Libérelo
ahora.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El hombre se acerco por la espalda a Doroteo
y le retiro las esposas dejándolo libre. Doroteo se sobo las muñecas y después
la mejilla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Gracias…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—No me agradezcas todavía. —dijo el general.
— ¿Ves a lo lejos aquella loma?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bien, quiero que vayas en esa dirección, algo
me dice que encontraras tu camino hacia allá.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Por qué me deja libre ahora?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Muchacho, me gustaría explicártelo, pero se
que las respuestas las encontraras allá. Una pregunta ¿Estas armado?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Si. —Contesto Doroteo extrañado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Puedes mostrarme tu arma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo se llevo la mano a la espalda y saco
la escuadra. El hombre la observo fascinado y la tomo de sus manos, la miro por
arriba y por abajo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Da buena precisión tras cada disparo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Doroteo recordó el hoyo en la cabeza del
político, con la sangre emanando a borbotones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Pues la verdad es que sí. —Contesto dudoso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Bien, pues, eso es todo. Sigue tu camino.
—dijo regresándole el arma y señalándole la ruta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;">Doroteo se
guardo el arma y volteo a ver a los hombres de la carroza. Luego miro en todas
direcciones y dio un ultimo suspiro. Se enfilo en la dirección, primero a paso
lento y después un poco mas apresurado. Sin darse cuenta, ya estaba corriendo
en medio del monte, cuando un disparo sonó por su espalda y pudo sentir una
bala perforándole un pulmón, se desplomo en medio del desierto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Ley fuga mi general?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Así es oficial. —aun salía humo del fusil.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Por eso lo dejo libre mi general?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Recuerda usted oficial, cuando le conté
sobre las cosas que vi en mi travesía desde España hacia estas tierras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—¿Sobre los barcos fantasma o las luces en
el cielo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—Eso mismo. Pues bien, hay cosas, oficial,
que nosotros no podemos explicar, hay cosas que uno puede pensar que se trata
de brujería o herejes, incluso cosas del mismo diablo, también hay lugares como
este, en donde suceden cosas que no podemos explicar y ese muchacho era una de
ellas. Es hora de retirarnos y dígales a sus oficiales que esto nunca paso. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing"><span style="font-family: "Garamond",serif;"><o:p> </o:p></span></p>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-61737595758231751572015-03-05T17:11:00.003-08:002015-09-08T08:54:25.460-07:00Trip Trip Trip Dany (Escrito hecho para todos mis amigos de Whatsapp)<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<b>Trip,trip,trip, Dany.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>Trip trip trip.</i> Sonó
el celular en su particular tono de whats indicando que tenía un mensaje, Daniela
tomo su teléfono y entro a la aplicación que marcaba el mensaje nuevo, sin
embargo no mostraba nada, las conversaciones que tenía habían sido borradas y
el celular sonaba en señal de que más mensajes seguían entrando, supuso, como
ya era costumbre , el celular estaba inhibido por tantos mensajes de un grupo
en el que había entrado apenas hacia unos días, así que resolvía el problema
desinstalando la aplicación y reiniciando el aparato, y así lo hizo.<br />
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
“Loading” aparecía en su pantalla por más de diez minutos, sabía
que ya debía comprar un celular más nuevo puesto que este ya presentaba
demasiados errores, cuando la pantalla de inicio apareció por fin se dio cuenta
que la app seguía estando ahí, aunque ella estaba segura de haberla eliminado, así
que volvió a ingresar y todos los chats estaban borrados, todos menos uno. –Hola-
decía el texto con un número desconocido a lo que Daniela le contesto tipiando
solo un simple <i>“hi”</i> y con un icono de
una mano en señal de agitarse, rápidamente bajo el número desconocido apareció el
texto <i>“Escribiendo…”</i> y apareció: –Como
estas Daniela, me recuerdas?- Daniela
extrañada, soltó una risa nerviosa y luego frunció el ceño para volver al
teclado oprimiendo las teclas un poco más fuerte. -Quién eres?- Daniela estaba
molesta, pero sabía que podía tratarse de alguna de sus amigas intentando
jugarle una broma, la leyenda de "escribiendo..." Aparecía y
desaparecía constantemente sin realmente enviar ningún mensaje, espero algunos
minutos y al no ver respuesta dejo el
celular de lado encendió la computadora para poder comenzar con trabajado de
escuela, tenía que escribir un libreto para una presentación teatral que
tendrían en los siguientes días por lo que necesitaba concentrarse y pensar
sobre que trataría su obra, regularmente Daniela escuchaba música instrumental
para poder ambientarse y sentirse más cómoda y relajada, por lo que en cuanto
pudo abrió en su explorador la web más famosa de vídeos y busco <i>"el trino del diablo"</i>, el
llanto del violín comenzaba a sonar con el chillar de sus dulces cuerdas cuando
bajo la caja de comentarios vio a un usuario identificado como
"anon326" que comento <i>"Hola
Daniela", </i>sintió un pequeño espasmo en el corazón, como si de pronto
hubiera sufrido un infarto y regresado a la vida en fracción de mili segundos de
nuevo soltó una sonrisa nerviosa pensando que se estaba alucinando.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<i>Trip trip trip. </i>Abrió
la aplicación para ver el mensaje pendiente un archivo de imagen se estaba
descargando, cuando se completó era una foto de ella sentada frente al
computador, bajo la imagen decía el texto <i>-Dije
hola Daniela-, </i>un escalofrío le recorrió la espalda miro hacia atrás
buscando sin saber realmente que esperaba encontrar se levantó de la silla con
el violín aun sonando a sus espaldas y camino hasta la puerta de donde estaba
el ángulo de la imagen <i>“Trip trip trip”, </i>-Knock
knock Dany- y al tiempo que lo leyó tocaron desde el otro lado de la puerta, giro
la perilla y tras la puerta un muro, esa puerta estaba sellada cuando ella y su
madre se cambiaron a la casa habían colocado bloques para taparla pero desconocía
la razón -Debo estar alucinando-, se dijo a sí misma y cerró de nuevo la puerta
<i>“Trip trip trip”, </i>–No lo estas, Knock
knock-, y se escuchó el golpe fuerte tras la puerta, dio media vuelta y
temerosa la volvió a abrir, de nuevo la pared firme y sólida, se quedó en
silencio observándola y en su computadora estaba por terminarse la melodía y
conforme el violín terminaba sus últimos rasgueos violentamente, ella iba detectando
cada vez más un murmullo, como si alguien hablara muy bajo, se acercó a la
pared tocándola y sintió el frio en su mano, indecisa acerco poco a poco su
oído el murmullo se hacía más fuerte y ella intentaba entender lo que decía. <i>“TRIP TRIP TRIP”, </i>sintió esta vez que el
corazón se le salía. <i>–Es frio aquí-</i>, Volvió
a sonreír, sentía un nudo en su estómago y estaba confundida si lo que sentía
era miedo, nervios o quizás ambos, se armó de valor y pego completamente el
oído a la pared, escucho un rasgueo, como cuando un perro rasca la puerta de la
casa, tres veces, eran tres veces y se detenía luego lo volvía a hacer, tres
veces y se detenía, se retiró para volver a observar la pared, la miro a
distancia de dos o tres pasos, intentaba descifrar que era lo que estaba pasando,
seguís creyendo que aquello era quizás una broma o tal vez un sueño, se
pellizcaba el brazo para descartar esta última opción. Aun así, aun y tras el
rasgueo el murmullo continuaba, no sabía que era, no sabía que pasaba, pero lo
tenía que averiguar. Salió al patio de la casa buscando algo con que golpear
aquella pared, intentando atravesar ese portal sellado encontró un cincel y una
especie de martillo maltrecho y al parecer hechizo, regreso dentro y se paró de
frente a aquella pared nuevamente, la veía como nunca en su vida había mirado a
un simple montón de bloques, la veía débil, misteriosa, coloco la punta del
cincel y levanto el matillo, <i>“Trip trip
trip”,</i> De nuevo el celular, <i>-Porque
tardas tanto?-, </i>quito el cincel y se sentó ahí justo donde estaba parada,
intentando hilar, hacer que su cabeza encontrara una explicación lógica, pero
el murmullo seguía ahí, recordándole que para nada aquello era una alucinación,
cerró los ojos y respiro profundamente, <i>“Trip
trip trip”, </i> la pantalla mostraba, <i>–Ven-, </i>Daniela se llevó la mano a la
frente y se dijo -Esto debe ser una broma, en serio debe ser una broma, pues
bien, si lo es, pues les seguiré el juego-, Dijo al tiempo que se levantaba
gritando y empuñando nuevamente las herramientas contra el muro, dio apenas dos
golpes y sintió como si la tierra se hubiera cimbrado, las paredes dejaron caer
polvo, pero aun así, aquel muro ni siquiera se había astillado, el murmullo se
volvía entendible pero no tenía lógica, <i>"Mi....rama.....tres....ven",
</i>era un mensaje completo pero no lograba entenderlo todo, algunas palabras
saltaban a sus oídos pero nada más, dio dos martillazos mas y la pared entera
se vino abajo, como si fuera papel húmedo, como si se tratara de bloques de
juguete, descubrió tras de aquel muro unas escaleras con un foco campaneante, se
acercó al portal aquel, aun incrédula de lo que acababa de suceder, pero
después de los ilógicos murmullos, de los ilógicos mensajes, de aquella fotografía
de si misma, ya nada importaba en si tenía sentido o no, puso su mano libre en
el marco de aquella puerta, miro hacia abajo, hacia los escasos diez escalones
que el foco alcanzaba iluminar y después ahí la espesura de la oscuridad se
comía el resto del camino, sin soltar el martillo encendió el flash de su
celular a manera de lámpara y decidió bajar y más allá de los escalones
iluminados llego a contar unos tres o cuatro más, apunto con la luz en todas
direcciones, pero no lograba descifrar muy bien todo lo que había allá abajo, criaturas
amorfas llamaban su atención por el rabillo del ojo, pero cuando miraba en esa
dirección simplemente desaparecían, logro ver un estante de metal hacia lo que
parecía el fondo del cuarto y decido acercarse, pues se encontraba a no más de algunos
pasos, lo cuales se le antojaron casi eternos al llegar a el comenzó a
iluminarlo para ver qué clase de cosas había, encontrando un viejo celular de
esos grandes de pantalla a color, lo tomo y se dio cuenta que estaba
completamente empolvado, pico una de sus teclas para ver si funcionaba y la pantalla
se encendió mostrando la conversación que había estado teniendo, su mano lo
dejo caer y sintió el impulso de volver a arriba, corrió de vuelta y al apenas
llegar a las escaleras pudo solo ver como la puerta se cerraba, llego hasta ahí
intentando abrirla, forcejeo y la empujo tan fuerte como pudo, pero la puerta
no cedía. <i>“Trip trip trip”,</i> -Estas
feliz?-. Miro nuevamente hacia la oscuridad de donde acababa de salir, -Porque
yo si :)-, sentía que su corazón bombeaba como nunca en su vida, comenzó
bajando lentamente, empuñaba el martillo y se asomó poco a poco hacia donde estaba
aquel teléfono que había encontrado y se dio cuenta que el display se acababa
de apagar como si hubiese pasado a estado de reposo, miro de nueva cuenta el
suyo, -Pregunte que si estabas feliz :(- Sintiendo tras ella una respiración se
giró pero no logro ver nada, tenía los nervios de punta pensó para sí en que
fuera lo que fuera que estuviera ahí lo atacaría con el martillo, pero luego se
dio cuenta de la tontería que acababa de pensar y cayó en cuenta que el
martillo lo podía usar para romper la puerta, regreso corriendo hasta arriba y
empezó a golpearla hasta que la pudo romper, la empujo y salió pero por la fuerza
con la que lo había hecho termino rodando en el suelo, quedando boca arriba mirando
al techo de su casa intentando saber y entender lo que acababa de pasar, le
dolía la palma de la mano por la fuerza que había usado con el martillo, se
reincorporo solo para descubrir que la pared seguía ahí, firme. -Pero qué
diablos?...- Se llevó ambas manos a la cabeza, intentando entender lo que sucedía,
de pronto el trino de diablo comenzó a sonar de nuevo, se estremeció, pero venciendo
su miedo fue a ver lo que sucedía con su computadora, la sonata estaba soñando
de nuevo desde el inicio, la imagen a blanco y negro con la figura de un
demonio y un violín sentado sobre la cama de un hombre seguía ahí, en el video que tantas veces había visto ya. <i>“Trip trip trip”,</i> -Te ha gustado?-
Daniela miraba en todas direcciones. -Que es lo que quieres?- le escribió enojada
–Esto es una broma verdad?, que fue lo que paso?, contéstame- pero no obtuvo
respuesta, solo apareció la carga de una nueva imagen, la fotografía mostraba
un escalón, al parecer manchado de algo como sangre, camino derecho a la pared y la pateo. -Que
chingados quieres!?- Grito enfurecida, el sonido de un vidrio quebrándose
interrumpió su enojo, el ruido venia del segundo piso, camino hasta la escalera
que conducía a arriba y grito de nuevo -Que es lo que quieres?- Respiraba
rápido y fuerte pero pudo ver algo que escurría desde el segundo piso, era rojo
y viscoso, subió rápidamente solo para descubrir la procedencia de aquella
mancha era la habitación de su madre, corrió hasta ahí y se encontró con el
cuerpo desollado de la que en vida fuera su madre, se le helo el cuerpo, la
sangre entera besaba la planta de sus pies -Mama....- se acercó lentamente al
cuerpo, cerca de la ventana, un espejo la reflejaba y veía que su ropa estaba
bañada en sangre, vibraba y temblaba mirando cómo es que estaba ahora así sin haberse
dado cuenta, pero el espejo le mostraba más allá de su figura solitaria, había
un hombre tras de ella mirándola, su respiración se aceleró al punto de que un calor
le hervía la boca del estómago. -Trip trip trip Dany- Dijo el hombre en un tono
de canto -Le dije a tu mama que debía educarte, que tus arranques de ira un día
iban a acabar con nosotros y míranos- Daniela no creía lo que pasaba y dio
media vuelta solo para descubrir que el hombre no estaba ahí. -Me estoy
volviendo loca, me estoy volviendo loca- se repetía a si misma al tiempo que corría
hacia la puerta principal de la casa y al abrirla una enorme pared blanca y
acolchonada le bloqueaba el paso.<i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
Daniela había asesinado a sus padres en un arranque de ira
por no controlar su ansiedad por estar conectada en las redes sociales,
actualmente se encontraba bajo rehabilitación en el manicomio municipal donde
recibía terapia a través de música clásica.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Orlando G.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<b>Bajo Mi Piel.<o:p></o:p></b></div>
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Si bien era cierto que no podía negar que aquella imagen era
lo suficientemente impactante como para crearme un grado de dislocación mental,
había sido yo quien decidiera estar ahí presente. Un hombre y una mujer
detenían con toda su fuerza al joven que estaba sentado en la silla, luchaban
para mantenerlo ahí, para que esté no los arrastrara consigo, el joven con el
pelo en el rostro y la cabeza gacha, gruñía como un perro enojado, la puerta se
abrió y el padre Ricardo, párroco de la iglesia a la que asisto, entro con la
biblia abierta y rezando el padre nuestro, gritándolo a los cuatro vientos, el
ambiente apestaba a fierro oxidado y las luces titilaban casi al punto de hacer
estallar las bombillas. <i>–¡Di tu nombre
demonio!, te lo ordeno!-</i> gritaba el párroco mientras el joven entre sus
gruñidos lanzaba negativas de manera ofensiva, se escuchaban ruidos extraños
que no sabía de donde provenían, golpes y truenos. <i>–¡Di tu nombre te lo ordeno por nuestro señor Jesucristo!-</i> la silla
se elevaba como dando brincos aun y que aquella pareja intentaba evitarlo, los
arrastraba junto con ellos y el joven levanto la cara, la mitad de su rostro
estaba cubierto por cabello pero pude notar sus globos oculares entintados de
negro <i>–¡No!-</i> al decir esto, sentí su
mirada fijada en mí, la luz se apagó por completo y todo quedo en silencio,
solo escuchaba mi respiración y un escalofrió subiéndome por el cuerpo, la piel
se me había erizado, sentía todos los vellos de mi cuerpo totalmente erectos.
La luz regreso pero no sola, el párroco levanto su mano sosteniendo un
crucifijo y continuo leyendo -<i>Dios tenga
misericordia de nosotros, y nos bendiga; Haga resplandecer su rostro sobre
nosotros…- </i>la pareja seguían sosteniendo al joven, pero miraban hacia el
suelo y el joven me seguía viendo a mí, no sé si los demás no se daban cuenta,
pero sobre él yacía sentado un hombre negro que dejaba caer cada pierna por los
hombros del joven, su cuerpo era delgado y musculoso a la vez, pero era su
cabeza lo que más me llevaba al borde la locura, era la de un macho cabrío de
cuernos retorcidos y ojos color sangre, en el entrecejo una estrella brillaba
en color blanco y que recordaba de algún lado, de pronto ese ser camino hacia mí
blandiendo una pequeña daga, la voz del padre dejo de escucharse, pero yo podía
ver como sus labios seguían moviéndose, el hombre de cabeza rara se me acerco y
pude sentir su respiración hirviente <i>–Es
a ti a quien quiero-</i> sentí un dolor en mi pecho y las piernas me
flaqueaban, el hombre comenzó a rodearme, olfateándome y en mi cabeza intentaba
recordar el padre nuestro pero no lo conseguía <i>–Es a ti a quien quiero-</i> lo repetía una y otra vez, y entonces como
una película en mi cabeza recordé la noche anterior, me vi jugando con la tabla
de la guija, pensando que todo era eso, un simple juego, me vi prendiendo velas
y en mi cuarto a oscuras, haciendo preguntas, invocando a fantasmas, retando al
demonio, me vi, me vi a mi mismo sentado en aquella silla, siendo sostenido por
mi padre y mi madre, me vi a mi mismo siendo comido por oscuras sombras, me vi
cuando aquel hombre de cuernos retorcidos me atravesó con la daga y se que
ahora habita escondido bajo mi piel. <o:p></o:p></div>
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Orlando G.</div>
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</span></i>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-49391571721117112732011-07-29T22:17:00.000-07:002011-07-29T22:17:34.706-07:00Archivo 024 La Caja<div style="text-align: left;">Despertó de pronto, su cuerpo dio un respingo mientras que el corazón le latía casi como galopándole dentro, su respiración era agitada y las uñas de las manos le ardían, estaba boca abajo, la sabana solo le cubría hasta la mitad del cuerpo pero aun así lo sentía caliente, mientras que la almohada estaba fresca. Sus ojos trataban de enfocarse pasando por encima del brazo y topando en la pared que tenia de frente, cuando logro tranquilizar su respiración se giro sobre sí dándose cuenta de que no reconocía el lugar en el que se encontraba, noto un ventilador de techo que daba vueltas a una velocidad que apenas si podía percibir una ligera brisa de viento, parpadeo intentado enfocar mejor, se reclino contemplando el cuarto entero. Pasaron algunos minutos, hasta que se sintió con el ánimo como para levantarse y andar hasta el baño, se paro frente al lavabo, abrió la llave hasta el tope y el chorro de agua salió a toda presión, puso ambas manos en forma de canasta y bañó su rostro con aquella sensación de frescura que le escurrió por el cuello. Aun sin lograr entender que era lo que hacía en ese lugar se miro al espejo y noto que su barba lucia crecida de días, en sus ojos resaltaban pequeñas manchas rojizas y al verse las manos se dio cuenta que estaban hinchadas, las uñas le sangraban internamente, lo supo por el color morado negruzco que inmaculadamente presumían. </div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Regreso a la habitación y le llamo la atención una pequeña mesa al costado de la cama sobre la cual una cajetilla de cigarros arrugada y un cenicero eran el centro de mesa, sobre el cenicero podía verse el cadáver de un cigarro como si lo hubieran encendido y colocado en aquel pequeño plato cristalino esperando a que simplemente se consumiera por si solo, por otra parte también estaba el único sobreviviente de la caja, acompañado por un encendedor estilo zippo, no recordaba que a él le gustara fumar mas sin embargo lo coloco en su boca, en su silencio podía escuchar al tabaco tronando mientras se quemaba, la garganta le carraspeo regresándole el humo con una tos que le hizo llevar su puño a la boca mientras unas pequeñas gotas de baba y algunos puntos cafés se estamparon en su mano, juntó un poco de saliva y la escupió para quitarse el mal sabor para después seguir, se dio cuenta que las ventanas sellaban la luz del sol por las persianas verticales que se empalmaban una tras de otra, se sentó en la silla que se mostraba lujuriosa ante su presencia y se quedo ahí, pensando en lo que había hecho que él estuviera en aquel lugar, recordaba muy poco, incluso aun estaba indeciso sobre su nombre, quizás Roberto, quizás Alfredo, aun no estaba del todo seguro, lo que si recordaba con mucha claridad era la cantidad obscena de whiskey que había tomado en algún punto antes de perder el conocimiento por completo, aun podía escuchar los cubos de hielo chocando unos con otros dentro del pequeño vaso, los murmullos de la gente y las risas burlonas de una mujer, Andrea, vino el nombre por si solo a su mente, una mujer guapa de una figura delicada, con un vestido de noche que la mostraba sensual y atractiva para sus bien definidos gustos, se dio cuenta de pronto que al recordarla una sonrisa torcida se le había reflejado en su rostro, cerró los ojos intentando redibujarla tras sus parpados, pero no pudo, en cambio lo que obtuvo fue un dolor asfixiante en el pecho, como si le dejaran caer un bulto de arena encima, se levanto y rondo de un lado a otro por la habitación, se llevo el pulgar a su cerrada dentadura, haciéndolo topar una y otra vez, así lo hacia cuando tenia que pensar, con la otra mano se oprimía el pecho, mientras que el humo del cigarro se paseaba hasta desvanecerse tras el aspa del abanico. </div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Hizo una pausa cuando el dolor se le disperso inclinándose sobre sus rodillas y tomando un poco de aire, inhalo lo más fuerte que pudo intentando que sus pulmones se llenaran lo suficiente para ya no sentir ese sofocamiento que lo había estado atacando desde que había despertado. Se puso firme de nuevo y la misma pregunta volvió, no tenía la más remota idea de cómo había ido a parar ahí, solo sabía que estaba semi-desnudo, no había llaves tampoco su cartera, no había nada mas, pensó que quizás encontraría algo en los cajones de la habitación, reviso el pequeño buró, en los cajones de la base de la cama y los del centro de entretenimiento, pero todos estaban vacíos, solo quedaba el pequeño guardarropa que se encontraba detrás de la puerta de entrada y al inspeccionarlo, justo en medio de aquel pequeño hueco en la pared colgaba de un gancho un vestido rojo, el mismo con el que había recordado a la mujer, intento tomarlo pero ante la mirada incrédula de sus ojos el vestido completo se convirtió en un nido de víboras, algunas negras y otras tantas con franjas rojas como las coralillo que cayeron sobre el piso y comenzaron a moverse hacia él pero azotando ambas puertas evito que saliera alguna y se quedo ahí deteniéndolas, escuchando el movimiento y el rozar de unas escamas con otras, de pronto el sonido se detuvo y lo único que escuchaba era su acelerada respiración así como su propio corazón palpitando hasta su cabeza como si se le taparan los oídos, abrió de nuevo poco a poco y no había absolutamente nada, ni vestido ni serpientes, cerrándolo nuevamente pensando que tal vez aun se encontraba algo ebrio haciéndolo divagar un poco sobre lo que acababa de suceder hasta que algo lo saco de aquel trance, la puerta sonó dos veces, tocaron, pero su manos estaban tan apretadas que parecían haberse adherido a los pequeños picaportes del guardarropa.</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Cuando logro soltar las asas se asomo por la mirilla de la puerta, tras de ella un hombre con la cabeza gacha y cubierta por una cachucha esperaba, sin reconocerlo soltó un grito al aire para anunciar que le abriría quitando la pequeña cadena y girando la perilla para saber de que se trataba, se dio cuenta que se encontraba en un segundo piso, frente a él estaba lo que parecía la explanada de un hotel de poca reputación, el hombre había desaparecido y al asomarse por el pasillo alcanzo a ver como se perdía entre una pared y lo que parecía un barandal metálico, pensó que quizás se trataba de una broma y que aquel hombre había resultado ser un simple muchacho travieso, dio dos pasos fuera para corroborar si bajaba por algún lado pero en lugar de eso un sonido lo distrajo bajo sus pies, se trataba de una pequeña caja del tamaño de los platillos para llevar de los restaurantes chinos, pero ésta por su parte estaba forrada en color rosa y con un moño enorme que la hacia ver aun mas pequeña. La recogió y se quedo mirándola en medio del corredor, volvió dentro poniéndola sobre la mesa, no entendía de que se trataba y aquello le preocupaba cada vez más, no saber siquiera con seguridad quien era y ahora una misteriosa caja. La tomo buscando alguna referencia que le indicara su procedencia pero solo encontró una pequeña tarjeta con un oso pintoresco que cargaba un corazón el cual portaba una leyenda que decía, de mi, para ti -¿Que estupidez es está?- pensó mientras leía por dentro escrito a mano con una pluma de tinta fina que entrelazadamente decía Recuérdame el resto de tu vida. Sentado de nuevo en la silla, se recargo hacia atrás y cruzo los dedos de ambas manos dejando solo los índices alineados apoyando en ellos su nariz, como si la estuviesen deteniendo. Se quedo ahí, observando y sin tocarla, intentando recordar algo mas que solo el whiskey, de pronto como un asalto a su intelecto regreso la imagen de aquella mujer que reía de manera sensual sentada en una silla alta en el bar, el lugar a su alrededor parecía lujoso, metros de tela con un tono melón pendían de lo mas alto para adornar los enormes ventanales, podía escuchar a lo lejos el sonido de un piano y el murmullo de la gente que cuchareaba la comida y chocaban sus vasos -¿Por qué me miras así?- le pregunto ella sonriéndole aun, él miro su reloj y la hora marcaba once con cuarenta de la noche, después el recuerdo se disolvió y lo regreso de nuevo a la habitación -¡Demonios! ¿Que paso de esa hora hasta aquí?- se dijo llevando sus pensamientos en voz alta y se tallo el rostro con ambas manos para luego buscarse el reloj, en su lugar se dibujaba en un tono mas claro de piel. Al terminarse el cigarrillo, aplasto la colilla contra el cenicero se jalo el pelo hacia atrás como intentando acomodarlo, se quedo con ambas manos pescadas de la nuca y llevo la mirada al techo, soltó el aire por la nariz y regreso la mirada a la caja, la curiosidad le hacia cosquillas en las yemas de sus dedos intentando corromperlo, obligándolo a querer abrir aquella sorpresa, pero la verdad le resultaba incomodo pensar que aquel objeto no fuera para él. </div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Tic-tic-tac, sonaba algo en alguna parte de la habitación, hizo una pausa a sus pensamientos y se dispuso a agudizar el oído para intentar dar con el lugar de donde provenía aquel sonido. Su primera idea fue la pequeña caja, la cual tomo para acercarla a su oído, para después terminar dándose cuenta que no era dentro de ella, era otra parte. Se levanto de la silla y se agacho bajo la cama, volvió a checar todos y cada uno de los cajones, exceptuando las puertas del guardarropa, sentía un poco de escalofrió solo de pensar en ellas, llego al baño y quito la tapa del retrete, quito la cortina y puso el oído cerca del lavamanos, pero nada, busco bajo la mesita, incluso pensó que era algo dentro del zippo, pero no, no fue así, quito las persianas pero una densa luz solar le impedía siquiera ver para fuera, se acerco al televisor y lo desconecto para cerciorarse que o fuera éste el que emitiera aquel ya fastidioso sonido y es que entre mas tardaba en localizarlo, mas fuerte sonaba. Tic-tic-tac, retumbaba en su cabeza enfermizamente, llegando al punto en que quito las sabanas y las tiro al suelo, movió la cama y quito el televisor para ponerlo en el piso y mirar tras de el, pero no. Una pequeña rejilla de ventilación lo miraba desde lo alto de la habitación, muy cerca de las persianas, pero mas aun pegada al techo, tomo la silla y se paro de puntas para intentar ver lo que había adentro, Tic-tic-tac, una y otra vez, cuando se pudo estirar lo suficiente, pudo ver algo plateado, algo en que su haber de cosas a imaginar podía ser su reloj, pero no podía saberlo con exactitud porque la rejilla llevaba a los costados un par de tornillos de punta de estrella, lo cual hacia difícil encontrar una solución. Pensó que quizás el regalo en la caja se trataba del destornillador y que el premio en si, era su reloj, decidió bajar y abrirla pero su propio equilibrio y la silla le hicieron una mala jugada, perdiendo el control y cayendo de espaldas contra el piso, su cabeza pego tan duro que probablemente el inquilino de la habitación de abajo se diera cuenta, la silla voló y termino rebotando de costado, haciendo tanto ruido como lo fue posible.</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">Noqueado, sus ojos intentaban mantenerse abiertos pero todo daba vueltas, su mente comenzó a divagar y todo se puso negro, después se vio a si mismo en el comedor de su casa, el sol se ponía tras la barda circundante al patio que se encontraba completamente destrozado, un enorme hueco se presumía como una fosa, un hombre con aspecto de albañil se acerco hasta ahí y parado en la orilla estiro un poco el cuello para ver hasta abajo, de pronto desapareció por el pasillo que conectaba con la calle y regreso con una pala, comenzó poco a poco a rellenar el enorme agujero, cada vez que la pala levantaba un puño de tierra y caía dentro del pozo le retumbaban los oídos, podía escuchar casi de manera extranormal el sonido de la tierra azotando con algo –¡Para!- grito levemente, pero al ver que el hombre no detenía su labor, comenzó a gritar mas fuerte -¡Para ahora mismo, te digo que pares hijo de perra!- gritaba histéricamente y se tapaba los oídos al mismo tiempo hasta que golpeo el vidrio de la puerta desde donde lo veía, el albañil se detuvo y miro fijamente hacia donde estaba él parado, pero después encogió los hombros y siguió paleando la tierra. Intento salir jalando la puerta pero justo en ese momento un flashazo le ataco, La mujer apareció sobre de él, estaba completamente desnuda y lo veía con unos ojos de amor y ternura –bésame completamente- le dijo con una voz tierna y sumamente erótica, él sentía un nerviosismo y dentro de aquel flashazo supo que algo no estaba bien, se dio cuenta que estaba viviendo dentro de aquel recuerdo como si de un sueño se tratara, la hizo a un lado parándose de la cama y ella soltó un leve grito -¿ya no te gustó Roberto?- él se detuvo -¿Cómo me llamaste?- le pregunto un poco titubeante –Pues por tu nombre amor- le dijo en ese mismo tono lujurioso –No se de que me estas hablando- ella soltó una sonrisa frenética, chillante, incluso algo desesperante –Pues abre la caja- le dijo con una voz en extremo diferente, parecía demoníaca, como si dos personas hablaran sincronizadamente –la caja…- y antes de que pudiera decir cualquier cosa abrió los ojos, el abanico seguía a su paso, poco a poco como hipnotizante, las piernas le dolían tan solo un grado menos que lo que le dolía la cabeza, en sus manos sentía lo afelpado de la alfombra y no lograba enfocar a la perfección, recordó su caída y el golpe en la cabeza, después solo pensó en la caja, se levanto enérgicamente y los músculos en su cuerpo le recordaron que estaba vivo, que aun sentía, pero lo ignoro todo cuando tuvo de nuevo la caja entre sus manos “Pues abre la caja” repetía una y otra vez en su cabeza la voz demoníaca de Andrea, apenas jalo el hilo del moño y este se desmorono por completo quedando como un simple listón, desesperado abrió el pequeño cubo y saco montones de papel crepe y en el fondo, una pluma, era plateada con detalles en color oro, ante sus ojos le parecía hermosa, pero seguía siendo confusa toda aquella situación, Tic-tic-tac, volvió a escuchar y una rabia lo invadió desde el centro de su pecho y de pronto un papel apareció deslizándose bajo la puerta del cuarto. Se acerco y lo levanto Por favor firme de conformidad decía en lo alto de la hoja y después todo en blanco hasta donde una línea negra se situaba sobre el nombre de Roberto Fuentes, su instinto le hizo abrir la puerta, pero tras aquella tabla de aserrín prensado las cosas habían cambiado, ahora todo estaba oscuro y no veía siquiera el pasillo, el solo hecho de salir de la comodidad del cuarto lo hacia sentir la sensación de que iba a caer al vació pero de pronto la negrura comenzó a invadir el cuarto dejándolo parado en la nada, solo con el papel en la mano y con la pluma plateada Tic-tic-tac sonó una vez mas -¡Basta, basta ya! ¿Qué es todo esto?- grito en medio de aquella oscuridad –solo firma- le dijo la voz de la Andrea -¿Dónde estas?- le pregunto sin obtener respuesta y de la nada lo ataco un espasmo de tos, cada vez que su pecho se oprimía pequeños montones de tierra oscura salían de su boca seguidos por una leve nube de polvo, provocándole asco y vomito, la sofocación acababa poco a poco con su lucidez, sentía mareos, estaba desorientado y al mover su mano de un lado a otro podía ver como se tras dibujaban sus movimientos como dejando sombras de colores, cayo sobre sus rodillas y sin fuerza firmo sobre la línea negra, de pronto el dolor se detuvo, el papel comenzó a quemarse por una punta y la pluma se calentó al grado de quemarle las yemas de los dedos, soltó ambas cosas y fue la misma oscuridad la que se las trago desapareciéndolas –¿Ahora que?- grito, pero no obtuvo respuesta, todo sonido desapareció y solo el pillido del silencio absoluto le invadía en sus oídos, frente a él apareció el contorno rojizo de una puerta doble, las cuales se abrieron y tras ellas unas flamas inmensas se mostraban desafiantes. –Es el infierno, aquí es a donde ahora perteneces, fuiste tu quien lo decidió- Dijo la misma voz y el sentía en el pecho un dolor causado quizás por la contracción de su corazón, como si se le retorciera dentro del pecho.</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">La mañana del 15 de marzo del 2011, un hombre fue hallado enterrado en el patio de su casa, aparentemente estaba vivo cuando fue colocado en aquella caja, por lo desgastadas de sus manos se llego a la conclusión que este había intentado salir hasta romper la madera, pero sus pies estaban esposados a la caja evitando que este pudiera salir. Cuando sacaron el cuerpo se encontraron objetos que fueron un tanto extraños para esta clase suicidios, pues había entra las cosas, un encendedor, una cajetilla de cigarros y un reloj que no servia marcando únicamente las once con treinta, además los forenses encontraron la fotografía del hombre con una mujer que al poco tiempo fue identificada como Andrea Bustelo, mujer de nacionalidad Argentina la cual fue interrogada para saber la relación con el suicida, la mujer dijo haberlo conocido ya hace algún tiempo y que se había alejado de él por su aparente obsesión hacia ella, lo cual le pareció un tanto enfermo, dijo también entre sus declaraciones que aquella fotografía se la habían tomado el día que lo conoció en un restaurante de la zona rosa en la ciudad, él hombre la acosaba y se portaba de manera extraña con ella así que desde hacia algunos años lo había mandado al olvido. Al registrar la casa se encontraron más fotografías de esta misma mujer, también de algunos libros de brujería antigua y de cultos satánicos, según las ultimas indagatorias del caso, el hombre había preparado su propio entierro, esto con el fin de pasar a un mundo espiritual donde obtendría lo que pidiera, el mismo cavo el pozo y construyo la caja donde se auto encerró tapando hasta la mitad de tierra, también se obtuvo información de un hombre llamado Valente Guerra, un albañil el cual aseguro que el hombre le había pagado para rellenar un pozo en el patio de su casa, de manera extraoficial informo que aquel día en la casa se escuchaban ruidos incluso hubo uno que destaco de todos e hizo estrellar el vidrio de la puerta trasera. El caso fue clasificado como extraño y termino siendo enviado a los archivos muertos.</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: right;">Orlando G.</div>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-74712912969360890232011-03-06T15:06:00.000-08:002011-03-06T15:09:05.782-08:00Archivo 023 El Pasillo<div class="MsoBodyText" style="text-align: center;"><div style="text-align: left;">Un frió encrespante se dejaba notar con la espesura de la noche, las luces citadinas iluminaban como un astro nocturno dejando poco espacio a las sombras que a tientas se arrastraban a los rincones donde las personas como Federico hacían uso de ellas para delinquir. El sonido constante como el de un chistido seguido de un golpeteo metálico lo acompañaban aquella noche, “GATO” podía leerse en su garabateado dibujo que plasmaba en la pared con aerosol barato, de repente un vaivén de luces rojas y azules dibujaron su silueta, Federico sabía lo que aquello significaba, así que en menos de un parpadeo dejo caer la lata y comenzó su desenfrenada huida, el policía le indicaba que se detuviera mientras lo seguía, pero en lugar de eso siguió corriendo hasta doblar en la primera esquina, unos cuantos botes de basura, un muro de contención y una malla ciclónica le hacían parecer que aquel apodo no podía ser de otro, con la agilidad de un gato después de estos obstáculos brinco lo suficientemente alto como para alcanzar el filo de una barda de casi tres metros, sintió como en la punta de sus dedos se enterraban parte la de la rebaba filosa que queda por la mezcla y los blocks, aun así se jalo así mismo hacia arriba y de un solo impulso se paro sobre el techo de aquella casa, dio media vuelta solo para ver al gordo policía aun luchando por atravesar la avenida atorado en el muro de contención, le grito una vez más que se detuviera pero Federico sonrió y siguió tranquilamente su camino hasta llegar al otro extremo de la casa, se puso en cuclillas y se quedo viendo hacia abajo, como intentando calcular la fuerza al impactar, también vio que cerca había un árbol por el cual se le hizo más fácil descender. Ya abajo, se puso la capucha de su sudadera y metió las manos a los bolsillos, camino de manera tranquila intentado disimular por la acera de aquella calle oscura, el bao que se desprendía de su boca le indicaba lo mucho que había descendido la temperatura y aun intentando mantenerse en la sombras, usaba los pantalones flojos y unos tenis anchos como de patinador, aquel vago se la vivía así, pintarrajeando paredes marcando lugares, ese era su estilo de vida, que parecía fácil pero no lo era, tenia que cuidarse de los demás, de pandillas enteras de vagos, de la policía y a veces de si mismo. Se quedo viendo una “firma” sobre la pared de lo que parecía una bodega, “Esquineros” decía en letras cruzadas de colores vistosos y de un tamaño bastante considerable, sabía que eso no era para nada bueno, pues significaba haber entrado al territorio del enemigo y que en cualquier momento lo podían descubrir, no podía volver atrás por la patrulla que aun lo seguía, más sin embargo no podía seguir adelante porque lo machacarían a pedradas y palos o quizás con algo peor, pues en las últimas batallas campales en que había participado habían llegado incluso al uso de armas blancas, cualquiera podía cargar una navaja, incluso él, pero no estaba en posición de retar a una veintena de individuos. Escucho a lo lejos la sirena en forma de claxon, también logro ver de nuevo el vaivén de las luces rojas y azules, se asomo hasta el medio de la calle y vio a la camioneta dar vuelta en su dirección, siguió caminando con la cabeza gacha pero apretando el paso un poco mas para intentar llegar al final de la calle, pero un montón de adolescentes se encontraban tirados sobre la banqueta, al verlo muchos se pusieron alerta, otros tantos seguían inhalando el dulce olor de la droga barata, una botella de resistol -¡Es el gato!- grito uno de ellos al tiempo que se levantaba, Federico detuvo su acelerada marcha y se quedo a la expectativa de lo que hicieran el resto de los vagos, de pronto se levantaron todos y comenzaron a correr hacia él, Federico corrió tratando de que no lo alcanzaran, la patrulla que aun continuaba a vuelta de rueda al principio de la calle alcanzo a ver el movimiento de la pandilla que se encontraban armándose de piedras para lanzarlas contra Federico, el motor rugió y los jóvenes corrieron, algunos a escabullirse y otros tantos a seguir atacando a Federico que como pudo subió a el techo de una camioneta tipo suburban y de ahí se lanzo a la trompa de un tráiler, subió por el capacete y luego salto hasta la caja, el resto de los vagos le aventaban lo que encontraban importándoles poco que la patrulla estaba más cerca de ellos, Federico llego hasta el final de la caja, la cual se encontraba contra una reja que delimitaba la calle con un lote baldío y sin pensarlo salto desde esa altura, cayo raspándose las piernas y los brazos, además de torcerse uno de los tobillos, pero estaba a salvo, al menos por el momento, algunos de los vagos lo habían seguido hasta topar con la reja y lo seguían amenazando, gritándole groserías y aventando las pocas piedras que portaban en las manos, los agentes llegaron hasta ahí y Federico pudo ver como muchos de ellos iban a dar al suelo por los mismos agentes. Federico se levanto cojeando un poco por su tobillo y se dispuso a perderse entre la maleza de aquel baldío.</div></div><div class="MsoBodyText"><span lang="ES-TRAD">Pensó que aquel lugar era pequeño, pero no era así, a su derecha podía ver una de las orillas que también estaba cercada y daba justo a avenida Morones Prieto en la cual los coches no andaban sino volaban, ya que el límite permitido era de ochenta por hora, más sin embargo casi nadie lo respetaba, al frente de él solo veía más monte y a su izquierda no veía absolutamente nada, no sabía qué hacer, pues brincar la reja que alcanzaba a ver implicaba correr y con el tobillo lesionado quizá no llegaría ni al segundo carril antes de ser aplastado por un camión pesado o simplemente atropellado por alguno de los coches, siguió en dirección al monte, pero al llegar a una loma mas alta se dio cuenta que le llevaban de todas formas a la reja que limitaba con la avenida y aunque eso le reducía las posibilidades de escapar, al menos se sentía tranquilo por no ser perseguido. Federico regreso entonces por donde había venido y luego torció un poco el camino para adentrarse a la espesura de la mancha negra que tenia frente a él, sabia perfectamente que no tenia otra opción pero pensaba en los montones de musarañas que podía encontrarse en la maleza seca que tenia bajo su cintura. Camino cojeando un poco para llegar hasta lo que parecía la mitad de su camino, pues a lo lejos podía ver una luz, que aparentaba estar en lo alto del marco de una puerta, el dolor en su pie había estado aumentando y cada vez que le pulsaba el tobillo la cabeza le retumbaba, se preguntaba una y otra vez como era que había terminado ahí, saltándose la parte en la que la policía había comenzado aquella frenética persecución, recordó para si, que no hacia mas de una hora, estaba placidamente sentado al filo de la banqueta justo a una cuadra de su casa, se había quedado ahí, para convivir un poco con el montón de vagos que se habían jurado ser amigos fieles, aunque siendo sincero con él mismo no le parecía que lo fueran realmente, pues siempre terminaban peleando, golpeándose unos a otros al final de la noche y a veces por algo tan insignificante, entonces una chispa salto en la mente de Federico, la droga era lo que había hecho que él terminara ahí, cuando su mente le regreso los recuerdos de él mismo inhalando sus polvos mágicos, inhalando tan duro como podía un montón de anfetas machacadas, metió la mano a su bolsillo y la encontró, un gramo, conocido en el bajo mundo como “una grapa”, venia en una pequeña bolsita de color fosforescente el cual le provoco al verla una ansiedad nerviosa por abrirla y metérsela lo mas rápido posible, sus manos le temblaban, como le tiemblan a un fumador compulsivo y el cerebro le liberaba espasmódicamente endorfina que se esparcía por toda su cabeza dándole una sensación de placer, continuo su camino hasta llegar a donde estaba la luz, lamentablemente era una pared la que lo dividía de esta, la pared media por lo menos dos metros, lo cual en cualquier ocasión le habría venido como un niño le viene la tabla del uno, pero ahora era complicado, aun así logro subirse y dejándose caer de espalda hacia el otro lado consiguió su objetivo, seguir oculto de la policía.</span></div><div class="MsoBodyText"><br />
</div><div class="MsoBodyText"><span lang="ES-TRAD">Federico cayo de espalda, tenia experiencia cayendo de distintas alturas, se adoleció y luego se reincorporo recargándose en la pared, sin levantarse observo que frente a él había un largo pasillo donde solo había tres focos luminosos intercalados, sin contar el que estaba sobre su cabeza, que le daba una idea de lo largo que era, abrió la bolsita y con el dedo índice levanto un poco de polvo, se lo introdujo y después un poco mas por la otra fosa nasal, sintió de nuevo esa sensación de placer, tardaba un poco en hacer efecto pero siempre daba resultados, al menos hacia que olvidara todo lo que le dolía, incluso lo que no era físico, como el hecho de que su madre fuera una prostituta y llegara a casa siempre con algún hombre ebria y gritando estupideces. Dejo caer su cabeza hacia atrás, topando inmediatamente con la pared y retumbando del golpe -Federico- le susurro una voz, a lo cual regreso la mirada al frente del pasillo y se quedo mudo, no había nada frente a él, solo la oscuridad al final que se agrandaba cada vez que el ultimo foco en la fila titilaba y se apagaba por completo -Federico- lo escucho nuevamente, miro a todos lados, incluso hacia la pared por donde había entrado y nada, de pronto la luz del fondo se apago tardando un poco mas de lo que tardaba en encender y al regresar una persona estaba para ahí, justo debajo de la luminaria que insistía en titilar -¿Qué tal te sientes Federico?- sobre saltado se puso en pie y llevo la mano al pantalón para buscar su navaja -¿Quién eres?- pregunto en un tono de furia -No tiene caso que te diga quien soy, no me conoces, pero yo a ti si y muy bien gato- Federico saco la navaja poco a poco desde su bolsillo trasero -Pues si no me dices quien eres y si dices que no te conozco, no creo tener problema si te pico con mi navaja ¿cierto? Ojos que no ven…- la navaja brillo reflejando el foco que tenia sobre su cabeza -Quizás debas intentarlo gato, pero no creo que consigas nada- Federico camino un poco hacia él y la luz volvió apagarse, cuando ésta regreso, él hombre ya no estaba -No te escondas, vuelve maldito marica- pero el hombre ya no contesto, el corazón de Federico había estado latiendo acelerado, dándole golpeteos en el pecho mientras que las manos le temblaban por la ira que sentía en el estomago -¡Jodete pendejó! ¿Piensas que iré a buscarte a las sombras?- grito sobresaltado esperando una respuesta, pero nada, el lugar seguía completamente en silencio. Pasaron algunos diez minutos, la droga comenzaba a tener sus efectos mas intensos, la imagen del pasillo se duplicaba ante la vista de Federico, veía como todo se movía de su lugar y el sentido del oído se había potencializado, podía escuchar una gota de agua caer en un balde y hacer eco, la escuchaba una y otra vez, en un principio parecía chistoso, luego comenzó a desesperarle hasta finalmente irritarlo, al grado de llevarse ambas manos a los oídos -¡Para, para ahora!- gritaba apretando los ojos en aquel rincón. -¿Parar?, la fiesta va comenzando Federico- escucho de nuevo la voz y sin pensarlo tomo la navaja del suelo, pero al abrir los ojos se dio cuenta de que estaba en otro lugar, en un cuarto con una media luz azul y con música electrónica al fondo, frente a él un hombre le extendía la mano, Oscar o él flaco, como lo conocía todo el mundo por su colonia, un vago que era capaz de conseguir cualquier tipo de droga -Pásale carnal, aquí hay de todo, mota, anfetas, tachas, lo que me pidas, tu solo tómalo y disfruta de la buena vida hermano- le dijo el hombre con un dejo de irresponsabilidad escurriéndole por la boca, Federico se levanto apretando los ojos y luego tallándoselos para comprobarse a si mismo que lo que estaba viendo era real, camino cojeando hasta una mesa, había cerveza tirada y unas cuantas botellas en el suelo, una olla de palomitas y frituras variadas, algunas jeringas unas pastillas y otro tanto de aquella porquería, camino por toda la habitación pero no encontró a nadie, busco en lo que parecía la casa de su amigo, pero nada, ni una sola alma, ni siquiera el flaco, de pronto la música paro y las luces se apagaron por completo, Federico que se había quedado en medio del cuarto no supo que hacer, se quedo ahí parado, escuchando, a lo lejos podía oír a un montón de grillos entonar su conocida melodía, de pronto la luz regreso y las paredes mostraban pintarrajeadas en colores fluorescentes, ASESINO, Federico sintió como su sangre se helaba y salio despavorido huyendo por la puerta principal y ya afuera solo volteo para ver que se tratara realmente de la casa de su amigo, pero al regresar la mirada al frente se dio cuenta que estaba de nuevo dentro de la casa -¡Maldita sea! ¿Estoy soñando o que?- grito en medio de la habitación -No lo se, dímelo tu, asesino- se escucho la voz, la misma del hombre en el pasillo -¿asesino, lo dices por el vago ese del Rodolfo?- Le contesto enojado –No lo se, eso dímelo tu ¿Crees que sea por el?- la voz contesto hablando con ironía -Pero si ese vato era lo que se merecía, por no ser mas que un simple perro, mendigando siempre todo de todos, además el fue quien me quiso matar a mi, ¡pero no contaba con que era mas ágil que él!- la voz no le respondió, Federico comenzó a percibir un aroma a hierba, como a sácate mojado, sintiendo como su cara se refrescaba y le daba la sensación de piquetes en el rostro.</span></div><div class="MsoBodyText"><br />
</div><div class="MsoBodyText"><span lang="ES-TRAD">De pronto despertó, estaba aun tirado en aquel rincón, se había quedad dormido y no se había dado cuenta que había comenzado a llover, en el cielo no se dibujaba ni una sola estrella -Lo que me faltaba- pensó para si, intentando ponerse de pie, cuando miro al pasillo se dio cuenta que la ultima luz se había fundido por completo -Que extraño sueño, supongo que es mi conciencia- se dijo mientras miraba un tatuaje en su piel, lo había colocado días después de que hubiera salido de la correccional de menores, cumpliendo su condena se cinco años por asesinato, lo habían encontrado culpable de matar a su amigo Rodolfo, pero al ser menor de edad no se le pudo encerrar por mas tiempo y salio apenas cumpliendo sus diecisiete, ahora una cruz con espinas le recordaban lo que no se debía de hacer. La lluvia arrecio y Federico camino cojeando hacia lo oscuridad del pasillo, adentrándose entre las penumbras algunos quince metros, de pronto escucho un ruido, eran unas cadenas arrastrándose, se detuvo, pero el sonido continuo para después escuchar como si estuviesen poniéndolas sobre algo metálico, pensó que se trataba de algún velador del lugar donde había ido a parar y que quizás solo estuviese asegurando el lugar, bajo un pequeño techo y desde la espesa oscuridad donde estaba podía ver una puerta contorneada por una luz blanca -Tengo que salir de aquí- se dijo en murmuro y sintiendo piquetes en el tobillo, una silueta camino despreocupadamente en dirección a la puerta, Federico dio dos pasos hacia delante topando con algo metálico, una cubeta para ser exactos, la cual salio botando, derribando consigo algunas escobas y trapeadores, lo supo porque escucho claro el golpe de los palos contra el suelo, tras el escándalo, la silueta que había conseguido llegar hasta la puerta, se detuvo, de pronto una luz pequeña emanaba de alguna de sus manos, apuntando amenazante hacia donde estaba Federico -¿Quien anda ahí?- dijo una voz ronca, Federico que había continuado moviéndose hacia delante esquivo el rayo de luz sin ningún problema, mientras que el hombre aluzaba el balde aun dando vueltas -¡No me obliguen a ir ahí!- dijo el hombre moviéndose un poco hacia delante, Federico se quedo quieto y recargado a una pared que había encontrado a tientas, el hombre siguió avanzando hasta llegar ahí, primero aluzando solo el balde después comenzó a disparar su rayo de luz en todas direcciones, como escaneando el lugar y aunque Federico se había comenzado a desplazar poco a poco pegado a la pared, sentía ese temor de ser sorprendido en cualquier momento, de pronto se escucho un ruido fuerte y la luz se dirigió hacia aquel lugar, un gato negro había tirado un bote de basura, de esos grandes de plástico, maulló y al sentirse amenazado por la luz dio un brinco sobre el bote derribado y desapareció tras la oscuridad -Malditos animales, me mataran de un infarto un día de estos- dijo el hombre apagando su linterna y regresando en dirección a la puerta, empapado por completo, Federico contuvo la respiración lo mas que pudo, esperando a que aquel hombre desapareciera tras la puerta y después sintió un alivio. Habían pasado cerca de cinco minutos, Federico aun continuaba ahí parado, esperando que aquel hombre no diera señal de regresar de nuevo, y justo cuando se armo de valor para continuar con su escape escucho de nuevo un susurro en el viento –Federico- volvió la misma voz insistente haciendo que volviera la vista hacia el pasillo, y ahí, bajo la luminaria donde había ido a caer, justo ahí, esta el hombre que antes lo había llamado –¿Estas seguro de haber despertado?- le dijo el hombre que se encontraba con el hombro en la pared y con los brazos entre cruzados, lo que llamo mas la atención de Federico, fue el hecho de no poder ver su rostro a pesar de que este se encontraba completamente iluminado -¿Quién eres?- pregunto Federico volteando completamente el cuerpo en aquella dirección -De nuevo esa pregunta, ¿es todo lo que puedes decirle a tu conciencia?, mírate las manos- le dijo el hombre, a lo que Federico reacciono elevando ambas manos hasta la altura de su rostro, al verlas sentía humedad recorriéndole hasta perderse entre sus brazos, por lo denso de la noche y la lluvia, no podía distinguir de lo que se trataba, como un sonámbulo camino hasta donde se encontraba el primer faro y entonces pudo distinguir, por entre los dedos le escurría sangre, se llevo ambas manos al pantalón y las tallo contra el -¿Qué es esto, de donde ha salido esa sangre?- le pregunto temblándole la voz -Eso deberías saberlo tu Gato- le dijo el hombre justo antes de desparecer ante su vista, de pronto la segunda luz se apago dejándolo de nuevo en la penumbras y con la lluvia cayéndole con toda su fuera en la cabeza, el corazón le latía golpeteándole en pecho –Esto esta jodiamente mal, tengo que dejar esta mugre- dijo aventando la pequeña bolsita que aun traía guardada en el pantalón, se coloco de nuevo la capucha de su sudadera y regreso cojeando hasta encontrarse con el portón metálico, supo entonces que su teoría de la cadena era cierta al verla deteniendo el portón con un candado, intento treparse, pero no hallaba por donde además su tobillo cada vez le dolía mas, pensó en entrar y robarle las llaves al velador concluyendo en que seria muy arriesgado, se tiro al suelo e intento pasar por debajo de este, pero era muy angosto, aun así, pudo ver que tras aquella puerta metálica se encontraba un callejón que lucia solo, todo a excepción de una mujer que desplazaba lentamente en dirección a donde el estaba, su silueta se movía contoneantemente y el se quedo perplejo ante su figura dibujada por las sombras, cuando la mujer se acerco lo suficiente a la luminaria de la calle hizo que de un respingo, Federico regresara temeroso hasta el interior del pasillo, pues la mujer lucia un vestido de novia y un velo negro le tapaba el rostro, pensó de inmediato en un viejo programa de televisión que veía cuando era niño, en este programa siempre salía una mujer vestida de esa forma representando a la muerte y esto le hizo retroceder a toda prisa –Maldita sea, tengo que salir de aquí- Se dijo buscando la forma de trepar de nuevo por la pared por la que había entrado, tras de él, el ultimo foco se apago dejándolo solo bajo aquella luminaria –Federico, ¿no recuerdas nada?- le volvió a decir aquella voz que comenzaba ya a infundir miedo solo con escucharla -No se de que diablos me estas hablando, dime lo que quieres, dímelo- le dijo Federico arrinconado y poniéndose en cuclillas, soltando un llanto que le hacia sentirse débil, frágil -¿lo que quiero, dices?- Federico había metido la cabeza entre las rodillas y se tapaba los oídos, apretaba los ojos y sentía las lagrimas recorriéndole el rostro en conjunto con las gotas de agua, imágenes intermitentes volvía a su cabeza, se veía a si mismo, frente aun espejo pequeño, viéndose el rostro, la barba le lucia crecida y sangre le salía del interior de sus fosas nasales, los ojos los tenia desorbitados, después otra imagen mas, se veía a si mismo pintarrajeando la pared justo antes de huir de la policía, se veía a si mismo golpeando a un hombre y sentía en la nariz ese olor a sangre, después a su madre entrando con un hombre a su casa y las golpizas que le había dado uno de tantos que su madre había llevado, se veía inhalando coca y fumando hierba, se veía triste, se veía seco del cuerpo con los huesos casi a punto de reventarle la capa de piel, de pronto escenas sexuales pasaban por su mente, veía mujeres con las que las había tenido, después el rostro de una niña y entonces salio de su transe -¿Qué he hecho?- se pregunto a si mismo, la lluvia golpeaba el suelo y de entre las sombras se levanto algo, una silueta monstruosa, como las de un demonio, parándose frente a él, no podía dejar de temblar y el foco sobre su cabeza comenzó a titilar para después desvanecerse y dejándolo en la completa penumbra un gruñido y un grito, fue lo ultimo que se escucho.</span></div><div class="MsoBodyText"><br />
</div><div class="MsoBodyText"><span lang="ES-TRAD">La mañana del 14 de marzo, un hombre de aspecto pandillero fue encontrado muerto por un el vigilante en turno de una fabrica, el cual dijo haber escuchado ruidos durante la noche, la policía llego al lugar de los hecho y al ver el cuerpo lo identificaron como Federico Aranda, un vago que era conocido en el bajo mundo como el gato y que era buscado por atentar en contra de una menor de edad, violándola y matándola presuntamente bajo los influjos de una droga, aparentemente aquel hombre abría muerto de una sobredosis, pero al revisar el cuerpo le descubrieron en la espalda marcas como de una mordedura de un animal aun no identificado, en los exámenes médicos se encontró que había muerto de un paro cardiaco, lo extraño era que en su interior los órganos estaban en completo desorden, pero no había marca de alguna cirugía presente, algunas personas dicen que aquel lugar donde fue encontrado el hombre era lugar de rituales satánicos propagado por una pandilla del lugar, pero al llegar aquella fabrica aquella situación se había disipado. El caso fue declarado como muerte por sobredosis, pero un mes más tarde fue encontrado un hombre muerto en el mismo lugar y con las mismas características, al intervenir el misticismo el caso fue mandado a los archivos muertos.</span></div><div class="MsoBodyText"><br />
</div><div align="right" class="MsoBodyText" style="text-align: right;"><span lang="ES-TRAD"><span class="Apple-style-span" style="color: white;">Orlando G.</span><o:p></o:p></span></div>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-22064381124800821462011-02-21T19:48:00.000-08:002011-02-21T20:01:32.120-08:00AH1N1-B 6 Devastación<b></b><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="font-weight: normal; text-align: center;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><b><b><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 18pt; line-height: 27px;">AH1N1-B 6 Devastación<o:p></o:p></span></b></b></div></div><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: large;"><span class="Apple-style-span" style="line-height: 27px;">El Amanecer</span></span></b></div></div><div align="center" class="MsoNormal" style="font-weight: normal; text-align: center;"><div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;"><b><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 14pt; line-height: 21px;">Por: Orlando García.</span></b></div></div><br />
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Todo olía a humedad, sentía un hormigueo en su cara y a su vez un escalofrió le recorría el cuerpo entero encrespándole la piel, había un dolor abdominal y no entendía porque, abrió los ojos y el cielo le mostro su belleza en tonos color pastel, una nube se deslizaba por encima de él y se podía oír trinar a unos pájaros a lo lejos. Con esfuerzo logro levantar su torso y se quedo ahí sentado, sorprendido de lo que había delante de sus ojos, un coche con marcas mas que evidentes de volcadura, el techo estaba completamente aboyado y la puerta del conductor estaba desprendida, por su cabeza pasaban miles de teorías pero ninguna tenía fundamentos porque todas lo llevaban al mismo punto, ¿quien era él?, se lo preguntaba pero no lo podía recordar.<br />
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Cuando se sintió con mas fuerza pero aun ausente de si, se puso de pie y anduvo hasta donde el coche, el estomago le dolía, pensó que quizá se había golpeado durante su aventurada travesía al salir disparado del vehiculo. Al llegar observo los asientos bañados por pequeños cubitos de cristal y un montón de cosas regadas, se percibía un claro olor a gasolina pero no había señales de humo y mucho menos de flamas cercanas, miro hacia el lado opuesto del camino y vio lo que parecían las marcas del paso del coche, se sentó dentro y comenzó a hurgar entre los papeles, le escurría sangre por un costado de la cabeza y uno de sus brazos estaba empapado de ella, encontró una cartera que tenía dentro algunos billetes arrugados y una credencial de conducir, Salomón Azur, decía en letras pequeñas y la foto era la de un hombre de algunos cuarenta años, se miro en el retrovisor estrellado y se encontró parecido, salió del coche y se quedo parado ahí, intentando saber en donde estaba hasta que se animo a subir por la vereda. Al llegar arriba la escena era como una visión apocalíptica, había muchos coches estrellados y algunos cuantos mas simplemente abandonados, entre ellos había una patrulla, una ambulancia y un coche que estaba en llamas, pero no había rastro alguno de vida, Salomón comenzó caminar entre ellos y no encontró absolutamente a nadie vivo, había cuerpos incompletos tirados en el asfalto alguno que otro sobre los coches o simplemente partes como piernas o brazos, el corazón se le acelero y tan rápido le golpeteaba que cada latido le retumbaba en los odios dándole la sensación de que en cualquier momento le estallarían, casi todo estaba cubierto por agua, quizás por la brisa matutina o tal vez había llovido, pero eso no explicaba nada lo que había pasado con la gente. Salomón miraba a todos lados entrecerrando los ojos por culpa de la resolana que botaba sobre el suelo húmedo, no tenía la mas remota idea de donde se encontraba, solo sabia que aquella era una carretera que al parecer era de poco uso por ser solo de dos carriles pero que de algún modo medio mundo intento pasar por ella, quizá intentando huir de algo, de algo que de todos modos los alcanzo -Una guerra, si eso debe ser, estamos en guerra- se dijo así mismo caminando entre los coches en el sentido contrario, la idea le salto a la cabeza y en menos de dos segundos reacciono, si estuvieran en guerra lo más probable es que aun hubiera soldados cerca y lo más lógico es que quisieran matarlo al igual que el resto, sin darse cuenta ya caminaba agachado entre la interminable fila de choches, buscando cualquier cosa para defenderse siendo solo un palo lo más cercano que encontró a un arma. <br />
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Camino por un largo tiempo, una hora y media quizás dos, sentía la boca reseca y el dolor del abdomen se le había vuelto ya una costumbre, a lo lejos escucho el grito de unos cuervos que probablemente estarían carroñando los cuerpos inertes en el piso, la idea de sentirse completamente solo le asalto de nuevo, preocupado por el hecho se acerco a uno de los tantos coches buscando algo que le fuera de utilidad, encontró una playera para limpiarse la sangre de la cabeza y un viejo celular el cual no le había servido de nada porque no tenia señal, pero al ver las llaves aun pegadas lo olvido por completo y pensó que quizá podría escuchar la radio para buscar señal de vida, dio vuelta a la llave y el radio se encendió dejando solo escuchar parásitos he interferencia, dio varios golpes al botón de búsqueda pero lograba encontrar nada, al menos no algo claro, solo interferencias como si las líneas estuvieran cruzadas, se llevo la mano a la nuca y comenzó a frotarla, estaba agotado, hambriento y mal herido, todo aquello se había vuelto ya una pesadilla, Cerro los ojos y se recostó en el asiento, dejo salir un suspiro y después regreso la mirada al frente, sentado en aquel lugar se dio cuenta de la hilera de coches que había dejado atrás desde donde el había vuelto al camino, no podía entender no ver absolutamente a nadie –¡puta madre! ¿Dónde esta todo el mundo?- lo dijo en un tono alto, golpeando el volante con la parte baja de la palma de su mano, aunque no acostumbraba a decir groserías aquella situación lo ameritaba, además que nadie lo había escuchado, de pronto el cristal de la puerta de atrás exploto en mi pedazos, Salomón si apenas tubo tiempo de taparse el oído por el escandaloso estruendo, sin darse cuenta brinco hasta el asiento del copiloto y desde ahí, giro para ver lo que había pasado, la ventana tenia un boquete de aproximadamente unas tres pulgadas de circunferencia, y tras el, mas hacia el fondo, cerca de los árboles, una figura masculina se contorneaba al igual que el arma larga que lo acompañaba, Salomón estaba confundido, no sabia en absoluto si alegrarse o realmente salir huyendo, abrió la puerta y se deslizo hasta caer al piso, desde ahí se puso en cuclillas y comenzó a gritar –¡no soy mala persona, no soy mala persona!, por favor no me haga daño- paso un lapso de algunos diez segundos donde el silencio predomino y el nerviosismo se reflejaba en la manos temblantes de Salomón, apretando los ojos, espero a que el hombre le respondiera y poder salir con las manos en alto para que viera que no estaba armado. Pero no fue así, escucho el tallar de una suela justo a un lado de él, sintiendo con este un escalofrió que le erizo hasta el mas largo de sus cabellos, después el sonido de cuando se corta cartucho con un arma le reboto justo en el oído, abrió los ojos lentamente y ahí estaba ahora, pegado a sus ojos el fusil de un arma que no había logrado identificar le amenazaba y tras de el un hombre -¿Cuánto es uno mas uno?- le pregunto el hombre con una voz áspera, Salomón extrañado no sabia si contestarle o no –do….dos- dijo finalmente temeroso de lo que fuera a suceder, el hombre quito el arma de su rostro y le extendió la mano –Mi nombre es Joaquín, soldado de tercera clase- Salomón le dio la mano y este lo jalo para hacerlo que se parara –Mucho gusto soldado, yo creo llamarme Salomón, la verdad no se que es lo que esta pasando, me pegue en la cabeza y desperté hace un par de horas- el hombre parecía no ponerle mucha atención, miraba a todos lados como buscando a alguien y de pronto lo cayo interrumpiendo todo su discurso –shh….cállate, puede que estén cerca, el sonido los atrae, ven sígueme- el soldado lo tomo por la muñeca y lo jalo llevándolo hasta los matorrales por donde lo había visto salir –¿cerca, quienes?- pero el soldado no le respondía, solo lo jalaba y caminaba mas a prisa hacia dentro del brumoso bosque, deteniéndose sorpresivamente a unos cien pasos desde donde habían perdido de vista la carretera –no emitas ningún sonido, puede que los atraigas- le dijo susurrándole con un voz muy baja, casi inaudible, de pronto se escucho no muy lejos el crujir de unas ramas y quizás unas hojas secas, tras unos árboles torcidos por la naturaleza apareció un hombre, tambaleante, como si estuviera ebrio, caminaba lentamente y se quejaba pujando de dolor, el soldado empuño el arma y apunto directo a la cabeza, Salomón volvió a sentir ese escalofrió –¡oye tu!- dijo el soldado justo antes de dispárale, la cabeza voló en mil pedazos y el cuerpo cayo convulsionante sobre la tierra –¡corre ahora, sígueme o vendrán mas!- le grito al tiempo que se hecho a correr, Salomón aun en shock por lo que acababa de ver lo siguió sin dar crédito, aun así se empeño en alcanzarlo hasta que llegaron a un pequeño claro donde un pequeño tejaban de madera vieja y picada se mostraba glorioso ante los ojos del cielo y el sol –¡Vamos entra!- al entrar, el soldado cerro la puerta atrancándola con algunos troncos que tenia detrás de la misma, dejo el arma a un costado y se asomo por una pequeña rendija que se encontraba donde alguna vez hubo una ventana –¡wow!, ¿puedes creerlo?, ¡no nos alcanzaron!, y si que son rápidos esos bastardos, claro cuando quieren ¡porque la mayor parte del tiempo se la pasan haciendo estupideces!- el soldado encendió un foco que colgaba desde el techo y este ilumino el pequeño cuarto en el que se encontraban –¿gustas café?- le pregunto a Salomón quien aun estaba intentando recuperarse de la carrera desenfrenada que acababan de tener –¿Puede decirme que es lo que esta pasando señor, po…por…porque le disparo a ese hombre en la cabeza?- Joaquín lleno una segunda taza con agua que estaba en un recipiente en la lumbre –¿vas a querer si o no?- Salomón asintió con la cabeza y extendió la mano para tomar la taza -¿Ósea amigo, no estas enterado de nada?- el soldado hecho un poco de café molido a ambas tazas y saco una pequeña anforita plateada de uno de los bolsillos de su pantalón -¿Te gusta el whiskey?- Salomón le negó ambas preguntas solo girando su cabeza de un lado a otro –Pues a mi si- le contesto vertiendo un chorro sobre la tasa que sostenía él –entonces amigo, ¿donde fue que te quedaste, antes o después de la tercera guerra mundial?- Salomón casi regresa el café que tomaba al escuchar aquella pregunta -¿Tercera guerra mundial, dijo usted?- el soldado soltó una carcajada –Pues no propiamente amigo, pero se ve que no te has enterado de nada, ese golpe en la cabeza si te borro el casete- Salomón sonrió torciendo la boca un poco –pues la verdad es que si, solo se que me llamo Salomón porque cerca de donde desperté encontré esto- le extendió la mano mostrándole la credencial, el soldado la vio y lo miro fijamente como encontrándole parecido –Pues creo que si se trata de ti, si no pues, amigo acabas de cambiarte la identidad con alguien igualito a ti- ambos soltaron una carcajada al aire y de pronto la risa del soldado fue disminuyendo hasta convertirse en un suspiro serio –pues no se como decirte esto amigo, las cosas se pusieron muy mal, hace algunas semanas nos enviaron a mi y al resto de mi pelotón a investigar acerca de un caso en carretera a Cadereyta, un autobús quedo abandonado y no se habían encontrado cuerpos, bueno, eso dijeron a los medios, pero la realidad de las cosas es que había muchos restos regados por toda la carretera, pero lo manejamos a discreción porque según se por mi comandante, la indicación provenía desde arriba, desde el presidente, nosotros como solo hacemos el trabajo pues nos introducimos a el bosque detrás del cerro de la silla, encontramos a varias personas infectadas, los sabíamos porque nos habían descrito sus características, ojos rojos, babeantes, lentos y aparentemente no responden a nada mas que al sonido, aunque atrapamos a algunos “vivos” y experimentamos con ellos, bueno eso de experimentar es pura mierda, realmente los amarrábamos a árboles y los golpeábamos o los torturábamos, pero lo sorprendente era que parecían no sentir, no dejaban de gruñir o intentar arañar a menos que les dispararas en la cabeza, también descubrimos que la infección era transmisible por medio del intercambio de fluidos, sangre o baba contaminada, según me supe el autobús venia repleto y sin contar al chofer a su copiloto y a la única sobreviviente, una niña de ocho años que internaron en el hospital civil, supuestamente habíamos acabado con todos, pero no fue así, uno de ellos entro a la base provisional que plantamos a mitad de la sierra y ataco a varios de mis compañeros, todo se volvió un completo desastre, mi compañeros se disparaban unos a otros y algunos salían despavoridos por el miedo de que se les considerada infectados, yo por mi parte seguí a uno de ellos, mi mejor amigo de hecho, me rogó que no lo matara pero de pronto sus ojos se tornaron rojo sangre y me salto en cima, le coloque el arma en la sien y le dispare, la mayor parte de sus sesos quedaron sobre mi rostro, cuando regrese al campamento no había nadie, solo cuerpos tirados y uno de mis compañeros que se estaba quemando vivo, y le brinde la gracia de morir sin sufrir mas, después de eso salí en busca de los que habían sobrevivido o en su defecto, de los que se habían infectado, llevo semanas internado en esta sierra, hace dos días ocurrió un accidente mas abajo, un kilómetro mas atrás de donde te encontré, creo que todo comenzó por unos infectados, hubo muchos muertos incluso supe que había entrado otro batallón de búsqueda y rescate y que en su mayoría los habían aniquilado a todos, los infectados claro, pero después algo paso en la ciudad, algo grave que hizo que todos quisieran huir, supongo que entre esos ibas tu, pero creo que los infectados los alcanzaron, eso es todo lo que se- Salomón sorprendido dio un sorbo al café caliente -¿y como fue que te enteraste de todo eso?- el soldado volvió a asomarse por la rendija –por un compañero, que como te darás cuenta no sobrevivió, fue de la brigada de búsqueda y rescate, no se como dio hasta aquí y luego dijo que debíamos bajar para buscar ayuda, lo seguí pero eso bastardos eran demasiados y se lo comieron, no pude hacer nada, así que regrese corriendo lo mas rápido que pude hasta aquí y me volví a encerrar, cada vez que bajo mato a uno o dos y siempre se multiplican, cada vez son menos frecuentes los encuentros, pero siguen apareciendo- Salomón se levanto inspeccionando el lugar –¿crees que puedas darme algo para defenderme?- el soldado dio media vuelta y abrió una pequeña caja –solo tiene cinco balas, no podrás hacer mucho, pero servirá- Salomón la tomo y la guardo en su pantalón -¿Y cual es el plan?- el soldado carraspeo un poco -¿Plan?, pues la verdad es que no hay ningún plan, mas que sobrevivir, no creo que haya mas gente viva, al menos no en este estado, yo supongo que al menos hasta la frontera todo esto esta jodido quizás al sur, pero no hay forma de desplazarnos hasta allá además de que seria muy arriesgado- Salomón se le quedo viendo –Bueno, pero quizás podríamos hacer algo, no se, llegar abajo y tomar un camión o un jeep o algo, ¿como pretendes sobrevivir sin comida, sin esperanza?- El soldado torció la boca como en desacuerdo –mira amigo, si te rescate es porque la verdad prefiero tener algo en que apoyarme si necesito salir huyendo, en otras palabras una carnada así que si te quieres suicidar, puedes volver allá afuera tu solo y hacer lo que te plazca, pero regrésame el arma, seria una desgracia que se pierda y me quede mas jodido de lo que estoy- Salomón termino el café y dejo la taza de lado –No, en serio, que tal que al sur del país si lograron hacer algo, no se, quizás hasta llevan una vida normal, podemos huir por el rió de la presa de la boca, llegamos hasta la presa del cuchillo y de ahí seguimos por carretera- El soldado se quedo pensativo como analizando el plan de Salomón –Tal vez no se tan mala idea, pero tendríamos que irnos por la mañana, porque si salimos ahora nos atraparía la noche a medio camino y esos imbecíles son nocturnos y sin un lugar para escondernos nos las veríamos difícil para salir ilesos- Con ese ultimo argumento se dispusieron a preparar todo para salir, el soldado acomodo su pequeña maleta con municiones y otra mas con provisiones de alimentos enlatados, algunos tenían fecha de caducidad vencida pero aun así los empaco. <br />
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Caída la media noche, Salomón pudo escuchar a lo lejos los gruñidos de los muertos, recostado en el suelo no se creía lo que pasaba –No te preocupes, siempre se escuchan, algunas veces llegan hasta aquí, pero los ignoro y por la mañana ya no están- Salomón trataba de enfocar en la oscuridad el techo del pequeño tejaban por donde se dibujaba un pequeño cuadro azuloso, como si el techo tuviera un hueco –Dime una cosa Joaquín ¿Alguna vez has pensado en el suicidio?- el soldado hizo sonar su nariz y carraspeo un poco la garganta –Pues la verdad es que no amigo, estamos entrenados para no rendirnos nunca entonces, esa no es una opción, yo supongo que lo único que me orillaría a hacer algo así seria saber que me voy a convertir en uno de esos, eso si me haría desvariar un poco ¿porque la pregunta?- Salomón se levanto y se asomo por la rendija –porque no logro comprender como es que te has mantenido cuerdo todo este tiempo- afuera un cuerpo tambaleante se mecía de un lado a otro, tropezando torpemente y volviendo a levantarse una y otra vez –Pues ni yo, supongo que eso depende de cada quien- Salomón encogió los hombros y torció un poco la cabeza –Quizás…- no termino la frase, cuando un golpe fuerte se escucho -¿Qué fue eso?- dijo Salomón exaltado, mientras que el soldado se levanto a toda prisa y tomo el rifle y una bolsa con un polvo blanco, lo vació en forma de línea bajo la puerta para luego quedarse apuntando hacia la misma, Salomón sin entender lo que había hecho, saco el arma y apunto también hacia la puerta –guarda silencio, son ellos, están aquí- le dijo susurrando de nuevo el soldado -¿Qué pusiste en el suelo?- el soldado se llevo el dedo índice a la boca en señal de que guardara silencio –es sal, les distrae el olfato- de pronto se escucho de nuevo el golpe pero esta vez mas fuerte, el soldado camino despacio hasta la rendija y se asomo, tras la ventana solo veía el mismo individuo que había visto Salomón, pero mas cerca –Maldita se están por detrás, necesitamos saber cuantos son, para saber si corremos algún riesgo, ayúdame a subir- el soldado se colgó el arma en la espalda y le indico a Salomón que pusiera las manos entrelazadas para que le sirvieran de escalón, cuando logro subir, abrió una pequeña escotilla que tenia la vieja casa y después de asomarse regreso abajo –¡mierda!- exclamo ya sin importarle el silencio –¿Que pasa?- el soldado tomo la maleta con las provisiones y se la aventó a Salomón –Prepárate, esto esta jodido, son demasiados, no se veinte o treinta, la podrida madera no resistirá si empiezan a empujar entre todos, lo mejor es salir de una buena vez, ahora que el frente aun esta descubierto- el soldado se colgó la maleta con las municiones y saco un cuchillo de cacería –abriré la puerta a la de tres, correrás detrás de mi lo mas rápido que puedas y no te detendrás por nada, yo llegar hasta el imbecíl ese y le encajare el cuchillo en la cabeza, después de eso no voltees para nada, porque nos seguirán, estoy seguro, llegaremos hasta la carretera- Salomón sentía las manos frías -¿Y luego que?- el soldado movió la cabeza en negativa –no lo se, pero si llegamos hasta ahí sanos, ya se me ocurrirá algo- el soldado comenzó a quitar los troncos y contó hasta tres antes de abrir la puerta, Salomón le siguió y sentía que todo aquello ocurría muy lento, pudo ver al soldado tomando el cuerpo del hombre tambaleante y encajándole el cuchillo en la parte alta de la cabeza para luego seguir corriendo entre los matorrales y sin voltear atrás lo siguió, brincando y esquivando todo obstáculo, el ambiente era fresco, pero él sentía las gotas de sudor escurriéndole por dentro de las ropas, de pronto y frente a ellos se paro otra silueta, sin pensarlo el soldado empuño la escopeta la detono, haciendo que el cuerpo cayera frente a ellos, sin detenerse por nada llegaron a la carretera -¿¡Ahora que, ahora que!?- le gritaba histérico al soldado -¡ven, sígueme!- le dijo escabulléndose entre los coches hasta llegar al otro lado de la carretera, ahí vio lo que seria su única salida, una motocicleta –ayúdame a buscar las llaves- le dijo el soldado mientras enderezaba la moto, mas adelante estaba el cuerpo tirado de un hombre, probablemente el dueño, Salomón se acerco hasta el y le dio la vuelta para trasculcar sus ropas, pero este le respondió con un gruñido y le tomo del brazo y sin pensarlo le coloco el arma entre ceja y ceja para después volarle la cabeza –¡ya vas entendiendo como funciona esto amigo!- le grito el soldado casi riéndose, a lo cual Salomón solo le respondió con una sonrisa nerviosa, para luego seguir buscando en la ropa del hombre, cuando las encontró las agito fuerte y se las aventó al soldado, este la encendió y el comenzó a acelerar –¡súbete!- cuando lograron regresar a la carretera un grupo de zombis había logrado llegar hasta la ahí y los siguieron, pero sin éxito.<br />
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Pasaron por donde Salomón había despertado y siguieron más hacia delante, la noche se había tornado más fresca aun y el cielo se estaba cerrando poco a poco a causa de una inmensa nube negra que los asediaba. Llegaron hasta una barricada, colocada probablemente por el ejército –Esta es la razón por la que nadie pudo escapar, el ejecito no los dejo pasar- dijo el soldado bajándose de la moto -¿Que quieres decir, la ciudad se jodio por culpa de los tuyos?- le pregunto Salomón en un tono molesto –No los culpes, tenemos códigos ¿sabes?, si tomaron esta decisión es porque sabían perfectamente que podían detenerlo y prefirieron aislar el problema, la llamada cuarentena- el soldado se llevo las manos a la cintura y después saco una cajetilla de cigarros de uno de los bolsos de su chaqueta, lo encendió y después le ofreció a Salomón, quien le negó con la mano –Estamos jodidos hermano, pero muy, muy jodidos- Salomón miro en todas direcciones, como buscando una razón -¿Qué tanto?- el soldado respiro hondo –hasta el cuello amigo, regularmente después de la cuarentena viene la desintoxicación y si no resulta nada bueno lo siguiente es el exterminio, México nunca se ha destacado por ser muy bueno en los procedimientos, así que lo mas seguro es que ya se haya dado la orden de matar a todo ser viviente procedente de los puntos infecciosos, por eso es que no hay nadie aquí, quizás todos se retiraron y estén planeando como mandar todo esto al carajo- el soldado suspiro como decepcionado –ósea, no importa lo que hagamos, nuestro destino es morir- el soldado sonrió –bueno, no seas tan dramático, pero si- El soldado tomo la moto y comenzó a darle vuelta a la barricada, Salomón lo siguió -¿Qué pretendes?- le pregunto Salomón –Pues si ya llegamos hasta aquí, lo mas lógico seria intentarlo ¿no crees?, como decía mi madre, quizás no pueda con todo, pero no me rindo ante nada- estas ultimas palabras le regresaron a Salomón una sonrisa a la cara.<br />
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Retomaron la carretera, la cual lucia limpia de todo, sin coches, sin cuerpos, sin luz, solo ellos a mitad de la nada. Pasaron por un letrero manchado que decía Montemorelos y otro mas que indicaba que mas adelante se encontraba la ciudad de Linares, al llegar al centro de la ciudad, se dieron cuenta que las casas estaban abandonadas y que incluso parecía que los habían evacuado a todos de improvisto, pues había luces encendidas por doquier pero no se veía ni un alma rondando –Si los evacuaron, quiere decir que si hay esperanzas de vida- le dijo el soldado, orillándose en una gasolinera, llenaron el tanque de la moto y volvieron al camino, pero justo a la salida del pueblo se encontraban dos camiones militares, un reflector les apunto directo a la cara y una voz por altavoz les anuncio que se detuvieran sin dejarles de aluzar –Alto ahí, deténganse o nos veremos obligados a disparar- Joaquín paro de pronto y se apeo de la moto, mostrando sus manos en lo alto e hincándose frente a ellos, Salomón por su parte se quedo parado, pudo ver la silueta de un grupo de hombres armados se dirigían hacia ellos, uno grito algo que Salomón no pudo entender y Joaquín lo voltio a ver –Fue un placer conocerte amigo, que nadie diga que no lo intentamos- cuando Salomón regreso la mirada al frente vio como los hombres levantaron sus hombres mientras corrían y una ráfaga de balas se libero contra ellos, Salomón soltó la maleta y se hecho a correr en sentido contrario, alcanzando a ver como se desvanecía el cuerpo de Joaquín, dejo de escuchar todo ruido, todo sonido, solo sentía el palpitar del corazón en sus oídos, contó cinco pasos y pudo ver al fondo, justo por donde venían, el alba en el cielo, primero sintió un impacto, después dos, le quemaba la piel, pero su cuerpo no paraba de correr, y recordó una y otra vez las palabras de Joaquín, mientras su cuerpo caía inevitablemente contra el duro asfalto escuchando decir a un hombre, objetivo eliminado.<br />
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Orlando G.<br />
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Le dio la vuelta como rutina, revisando cada neumático con una leve patada y verificando que las cadenas de la caja y demás cosas estuvieran en su lugar, miro el reloj de pulso faltaban cinco minutos para las cinco de la mañana, tenía casi veinticuatro horas sin dormir pero no podía hacer nada mas que encafeinarse para resistir, la carga ya iba retrasada y todo porque en Durango un reten militar que había resultado ser muy quisquilloso lo había hecho perder demasiado tiempo, aun así decidió sentarse un rato dentro de la cabina para reposar el par de huevos crudos y las rebanadas de pan que acababa de desayunarse, encendió el motor para que este calentara y se recargo sobre el respaldo, le dolía la espalda pero sabia que su martirio terminaría después de las once de la mañana cuando en Ciudad Victoria recibieran la mercancía, así podría dormir un poco antes de salir en un nuevo viaje.</span></span><span style="font-size:12.0pt;line-height:115%;font-family:"Times New Roman","serif"; color:White"><br /><br /><span class="apple-style-span">Encendió los faros delanteros y la monstruosa maquinaria se puso en marcha, como aun no amanecía el clima era fresco pero agradable, así que bajo el vidrio de ambos lados mientras que en la radio sonaba algo de los cadetes de Linares. Una hora mas tarde el clima había aumentado un poco pero el cielo aun no se abría, incluso podía esperase una lluvia, Lino se había quitado la chamarra y solo traía su camisa roja cuadriculada desabotonada y la cachucha la había volteado hacia atrás, entonaba una vieja canción norteña y comenzaba a dibujarse en el horizonte el Cerro de la Silla mientras buscaba sus lentes Ray-Ban se vio distraído por algo poco usual, en el carril contrario un convoy militar paso quemando el piso, eran al rededor de siete unidades repletas de esos hombres verdes y en cada uno un gatillero venia apuntando a diferentes puntos, como si algo los fuera a atacar desde cualquier lado, Lino los siguió con la mirada incluso hasta por el retrovisor y justo cuando los perdió de vista levanto la ceja y se encendió un cigarrillo, se puso los lentes y disminuyo la velocidad para comenzar a entrar a la ciudad de Monterrey.</span><br /><br /><span class="apple-style-span">Aunque Monterrey siempre había sido un lugar tranquilo pero de mucha actividad, en aquella ocasión sucedía algo raro, no había mucha gente en la calle y por lo tanto el tráfico estaba muy reducido. A mitad de camino por dentro de la ciudad Lino observo el eficiente trabajo de unos policías locales, un coche lo arrebaso a toda velocidad y la patrulla iba tras de ellos, los perdió de vista solo por unos minutos porque mas delante la patrulla estaba frente al coche en señal de que los habían alcanzado y cerrado, uno de los policías se bajo apuntando con el arma mientras el otro se acercaba al coche con una mano en la funda y extendiendo la otra como señalándoles a los individuos que se tranquilizaran, de nueva cuenta la escena había pasado como un corto de película, había quedado atrás y ahora solo se enfocaba en salir rápido de ahí y llegar tan pronto como pudiera hasta su destino.</span><br /><br /><span class="apple-style-span">Habían pasado veinte minutos y aunque ya había amanecido por completo, el sol no se dejaba ver por la espesa masa nubosa que se encontraba sobre toda la ciudad, como era de esperarse la lluvia se soltó pero parecía que con mucho coraje, Lino bajo la velocidad justo cuando entro a la carretera nacional, pocos coches lo seguían, paso por el restaurante García y por una vieja gasolinera, de pronto vio algo a lo lejos que le hizo despegar los labios enseñando la dentadura apretada y después soltar una grosería a modo de un suspiro resignado y no era para menos, lo que veía a lo lejos eran unas torretas amarillas y naranjas, había cintas policiales cruzadas entre los "burritos" que bloqueaban por completo los carriles en ambos sentidos y tras ellos había camiones negros con unos hombres armados, supo entonces que aquello era un bloqueo militar. Aun así Lino se acerco hasta el tope, uno se le acerco mientras que el resto lo observaban deteniendo sus rifles de alto poder, Lino bajo la ventanilla y asomo la cabeza. -tiene que retroceder por favor, no hay paso señor- le dijo el soldado mientras manoteaba al aire -¿pero que es lo que pasa mi jefe? Llevo prisa deme chance- le grito Lino encendiendo las intermitentes -lo siento señor, atienda a lo que se le esta ordenando, no se lo quiero repetir otra vez- le grito el soldado agitando la cabeza - puede retornar por el camellón y dar vuelta por la desviación que esta marcada- le dijo el soldado señalando bajo la ya intensa lluvia un par de tripeéis con luces intermitentes y un señalamiento enorme en forma de flecha. Lino torció la boca y cerro de nuevo el vidrio -pinches indios- susurro para si mientras ponía en reversa el trailer, un sonido en forma de pitido comenzó a sonar apenas puso la marcha hacia atrás y para su suerte logro hacerlo sin generar mucho trafico, cuando el retorno había quedado lo suficientemente adelante como para alcanzar a librarlo sin ningún contratiempo Lino lo paso, esta desviación llevaba hacia la parte trasera de la presa de la boca, un camino que aunque pavimentado parecía mas bien como de ranchería, era de dos carriles, uno para cada sentido y la verdad eran bastante reducidos, al menos para la pesada unidad, aun así Lino decidió que encendería las luces altas para poder ser visto a lo lejos por alguien que viniera en sentido contrario y así poder acelerar a fondo y no perder tanto tiempo en aquel lugar. Lino iba confiado, pues no se veía vehículo alguno por el lugar solo un par de faros amarillentos lo seguían a distancia, de pronto vio algo frente a el, una persona estaba parada en medio de la carretera, pensó de inmediato que se trataba de algún pueblerino norteado o quizás un campista extraviado, como quiera que fuera el caso estaba justo en medio y no alcanzaría a frenar sin hacerle daño así que comenzó a jalar el cordón que hacia sonar la corneta y esta se activo con su característico sonido, pero el hombre no se movía, Lino piso el freno hasta el fondo vio como las revoluciones que marcaba el tablero comenzaban a disminuir, pero el trailer no se detenía, sintió como la caja comenzó a dar unos pequeños brincos lo cual significaba que el peso iba ganándole o lo que era lo mismo terminaría volcado sobre aquel lugar, Lino puso su experiencia a prueba y giro el volante para evitar el fatal accidente, pero ya era demasiado tarde, solo escucho el crujir de los fierros en la caja, justo antes que por el impacto saliera disparado desde el volante hasta la puerta del copiloto golpeándose la cabeza con el techo y quedando inconciente.</span><br /><br /><span class="apple-style-span">Aunque todo estaba en negro, Lino escuchaba algunos pájaros trinando a lo lejos, el hombro le dolía y la cabeza le retumbaba con cada gota que golpeteaba lo que parecía un charco o quizás un riachuelo improvisado por la lluvia, cuando pudo abrir los ojos, se vio a si mismo tirado de espaldas a la puerta del copiloto dándole la cara al cielo que se encontraba cruzando toda la cabina, sus pies habían quedado uno tras la palanca de los cambios y el otro amarrado al asiento, se quedo ahí un rato, intentando analizar la situación, lo primero que le vino a la mente fue el no llegar a tiempo para entregar la mercancía, después la compostura del camión y la mas importante, si había atropellado o no a aquel hombre, lo cual le hizo llevarse la mano a la cara y frotarse la frente hasta terminar apretándose el mentón, se dijo a si mismo que tenía que salir y ver que había pasado con el hombre, tenía que cerciorarse de que no estuviera herido y de manera burlona se dijo que de no estarlo el mismo se encargaría de que lo estuviera pero algo dentro de él sabía que era muy poco probable que se hubiera salvado de tan fatal suceso. Intento levantarse pero el dolor del hombro se incremento, así que se empujo hacia atrás hasta prácticamente quedar sentado sobre la puerta, se reviso el brazo y se dio cuenta que le faltaba parte de la piel, el músculo estaba en parte expuesto y le sangraba mucho, había sucedido al momento de volcar, el vidrio de la ventana reventó y por alguna gracia divina había logrado moverse y quedar en la posición en la que había despertado. Se arranco el trozo colgante de su camisa de manga larga y lo coloco en su brazo tapando la herida, aunque aun le dolía decidió salir de la cabina, tenía que saber lo que había pasado, era imposible salir por la puerta de arriba así que con sus botas vaqueras golpeo el vidrio parabrisas hasta que logro estrellarlo y sacarlo, se arrastro por ahí hacia afuera y contemplo una fauna verdosa cubierta de agua, se puso en pie recargado a su apreciado tráiler y se sintió mareado, aun así se enfilo por lo que seria la parte de arriba de su camión, agarrándose para poder llegar de vuelta hasta la carretera, al llegar pudo ver manchas de sangre en la caja y algo que parecía como una bola de cabello, eso no era para nada una buena noticia, aun así siguió caminando hasta el final, lo que vio le pareció como el trabajo hecho de un carnicero se llevo ambas manos a la cabeza al ver que había pedazos humanos por toda la carretera, Lino sintió como la sangre abandono su cuerpo enfriándolo al punto de hacerlo casi desvanecerse, después la sangre volvió solo para recordarle lo que había comido y que ahora hacia protesta por salir de su estomago y no lo pudo evitar, así apoyado sobre la caja devolvió la comida sintiendo un sabor amargo quizá proveniente de una mezcla de café y jugo gástrico además del ardor que el colesterol de los huevos crudos le había dejado desde el estomago hasta la garganta, escupió un cuajo de baba espesa y cerro los ojos para tomar aire fresco, pero al regresar la mirada a la carretera vio al fondo algo que no esperaba, había un coche con la puerta abierta y las intermitentes encendidas, pero no se veía al conductor por ningún lado pero si un cuerpo frente a el coche con la cara hacia el cielo. Con el brazo rodeándole el estomago, Lino camino lentamente hasta llegar al coche, vio el cuerpo del hombre que estaba con los ojos cerrados, el cofre mostraba el golpe y una mancha de sangre que había dejado al hombre en el suelo y pensó que estaba muerto pero pudo ver como su pecho se levantaba y se contraía entrecortadamente, el motor del coche continuaba encendido, Lino se asomo para ver si el conductor estaba dentro agachado, pero en cambio lo que encontró fue que en la llanta trasera estaba lo que quedaba de la cabeza de otro hombre, la mancha gigantesca de sangre hacia evidente que aquella persona no había corrido con la misma suerte, de pronto se escucho entre los árboles el crujir de unas ramas, Lino busco de inmediato pero la neblina se lo impedía, aun así se animo a adentrarse entre los matorrales tras volver a escuchar el mismo sonido. Al adentrarse pudo distinguir una silueta tambaleante avanzar mas hacia adentro de la sierra, -hey!- grito Lino, pero la silueta no se detenía, Lino comenzó a seguirlo y conforme se acercaba se dio cuenta que se trataba de un soldado, lo supo por casco y el arma larga que portaba colgada al hombro, aunque Lino le siguió hablando en varias ocasiones el soldado no se detenía, pensó que quizá estaba herido por su caminar tan tambaleante, se forzó a si mismo para alcanzarlo y cuando estuvo cerca de la nada salió un hombre, vestía una camisa de manga corta y un pantalón al parecer de mezclilla negra, se hinco frente al soldado y entrelazo sus manos detrás de la cabeza -por favor jefe, no me haga nada, le juro que no había visto que estaban en medio de la carretera...- dijo el hombre agachándose, el soldado se había quedado inerte como petrificado y de pronto se abalanzo sobre él soltando un gruñido parecido al de un gato apareándose, Lino sintió como su corazón se acelero y vio como el hombre solo empujaba al soldado para evitar el ataque pero este lo arañaba y le babeaba el rostro, Lino miro a todos lados buscando algo con que ayudarlo encontrando un trozo de tronco, lo tomo y se lanzo sobre el soldado golpeándolo en la cabeza tan fuerte como pudo pero el casco había hecho su función, el soldado estaba ahora frente a él viéndolo a los ojos, Lino sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo entero y le puso la piel de gallina al ver en aquella mirada algo que reflejaba maldad, a pesar de la oscuridad del día, pudo ver sus ojos enrojecidos y sangrantes, mientras que en su boca se apreciaban coágulos de sangre que ennegrecían todo su rostro hasta perderse tras el cuello de la camisa, en cuestión de segundos Lino le abofeteo usando el tronco y el soldado fue a dar al suelo al igual que su arma, el hombre se levanto y se monto sobre el soldado como intentando tranquilizarlo, mientras que Lino reacciono recogiendo el rifle, el hombre grito cuando el soldado le mordió el antebrazo, Lino le pateo el rostro con el talón de su bota logrando que lo soltara, el hombre se rodó hasta quedar lo suficientemente lejos de ambos, Lino se quedo apuntándole al soldado -¡Quieto!, ¿que demonios te pasa?- le grito, pensando en que le contestaría, mientras que el soldado gruñía reincorporándose, Lino preparo el dedo en el gatillo pero otra arma retumbo haciendo que unas aves que se ocultaban en lo alto de los árboles salieran volando, a lo lejos se escucho el rechinido de unas llantas y después un golpe, Lino se giro apuntándole al hombre que se dolía del brazo pero que en la otra mano mantenía una escuadra automática. – ¡Pendejo!- dijo soltando el arma para hacerse presión en el antebrazo, <span style="mso-spacerun:yes"> </span>Lino se colgó el rifle estirando la mano para levantarlo. -¿Qué fue eso?- le pregunto Lino poniéndolo en pie -Este maldito bastardo, no sabia con quien estaba tratando- le contesto en voz alta mientras se puso en pie mirando el desfigurado rostro del soldado y escupiéndole –¿bien, que vamos a hacer con el?- pregunto Lino soltando el aire por la nariz y mirando el cuerpo -¿Vamos?- dijo el hombre apretando su brazo -discúlpame amigo pero yo me largo de aquí y te recomiendo lo mismo si es que tienes sentido común- el hombre se guardo la escuadra entre las ropas y volvió a lamentarse un poco por el brazo –¿Pretendes matar a un soldado y no tener consecuencias?- dijo Lino señalándole el cuerpo<span style="mso-spacerun:yes"> </span>-Tienes razón, quizá debería matarte a ti también- contesto el hombre mostrando una sonrisa torcida –O quizá deba fingir que nunca te he visto y largarme antes de que pierda más tiempo- el hombre encogió los hombros dando media vuelta comenzado a perderse entre la maleza, Lino vio por ultima vez el cuerpo del soldado y se dispuso a seguir al hombre. –¿Eres el conductor del coche cierto?- el hombre hizo una pausa y se giro hasta quedar de frente a Lino -Mira, te acabo de dar la oportunidad de que te largues por donde viniste, no me importa quien eres ni a ti te debe importar quien soy, limítate a huir de aquí, ¿me entiendes?- Le dijo doliéndose aun mas del brazo -Perfecto, si así lo quieres, pues a la mierda, regresare a mi camión- Lino dio media vuelta -Deja el arma- le dijo el hombre apuntándole con la escuadra, Lino levanto los brazos al tiempo que la soltó, el hombre la recogió –Ahora seguirás tu camino mientras yo sigo el mío, pero te advierto, si volteas un solo centímetro te hago un nuevo agujero en la cabeza- Lino siguió caminando vereda abajo con los brazos levantados y cuando estaba lo bastante lejos corrió. La neblina seguía espesa y la lluvia arreciaba en pausas, Lino escucho muy a lo lejos la sirena de una ambulancia, sabia que tenía que regresar hasta el camión y fingir que todo aquello no había pasado, que acababa de despertar desorientado después de golpearse la cabeza. Al llegar se introdujo por el vidrio delantero, buscando en la guantera su numero de seguro y su carné de manejo, de pronto algo le jalo el pie hasta sacarlo a rastras haciendo que pequeños fragmentos de vidrio se le enterraran sacándole sangre, se giro sobre sí mismo y cegado por la luminosidad del cielo observo como una silueta le apuntaba directo a la cara -estaba pensando que quizás debí haberte matado a ti también- era la misma voz del hombre, le apuntaba como decidido a volarle la tapa de los sesos -ahora estaría muy lejos de no ser que me hiciste pensar en que quizás darías una descripción mía y eso si seria bastante serio- Lino paso saliva y puso las manos al costado de su cabeza enseñando que solo portaba papeles de pronto el hombre hizo un sonido extraño, contrajo el abdomen soltando el arma, se llevo la mano al estomago y comenzó a doblarse poco a poco, Lino se arrastro hacia atrás y luego se giro para escaparse sintiendo un leve tirón en el brazo, se levanto como pudo y recogió el arma para luego apuntarle -¿Crees que eres el único que puede matar a alguien compadre?- le dijo Lino con una sonrisa sarcástica en la cara pero el hombre no levantaba la cabeza hasta que de pronto soltó un asqueroso vomito sobre sus propios pies, un coagulo de sangre luego dos y después un charco negro lo rodeaba, Lino bajo el arma y lo miraba sorprendido mientras esté cayo hincado sobre el piso hasta desvanecerse hacia atrás recargado sobre el capo del tráiler, Lino sintió que su corazón le latía rápido y no concebía lo que acababa de ver, se acerco a paso lento, apuntándole y al verlo un poco más de cerca se dio cuenta que aun le escurría una mezcla de baba y sangre, el iris de sus ojos había desaparecido dejando el globo ocular ennegrecido y con un serio derrame en sus pequeñas venas -Oye....- le dijo Lino pero este no reacciono, Lino se echo hacia atrás y se quedo observándolo, desconcertado se llevo la mano a la frente y después apretó sus labios usando la misma mano, se dio cuenta que el brazo donde lo había mordido el soldado supuraba pus y un liquido amarillo, de pronto el hombre se movió, miro directo a los ojos de Lino y mostro su dentadura como cuando un perro se enoja, en su rostro se veía la misma expresión de maldad, la misma que había visto ya en el soldado, de pronto se puso de pie intentando abalanzarse sobre Lino pero este le disparo dándole justo en la rodilla haciendo que el hombre tambaleara y cayera de espaldas tras unos arbustos que se encontraban un poco mas hacia la trompa del trailer, Lino se quedo impactado por lo que acababa de ver y sintió que las manos le temblaban, escucho el crujir de unas ramas y se oculto detrás de unos árboles, un hombre de jumper verde apareció por detrás del camión se asomo por el hueco del vidrio, Lino no sabía qué hacer, intentaba contener la respiración y sentía como el corazón le latía a punto de reventarle, sin querer movió el pie pisando unas hojas secas y el hombre del jumper, que había resultado ser un paramédico de la cruz verde, lo buscaba pero el hombre al que le acababa de disparar hizo un sonido más alterante, el paramédico lo busco hasta encontrarlo, inclinándose sobre el matorral hablando en voz alta -¿Qué tal amigo, está usted consiente? deme la mano para ayudarle a salir de esta- Lino dejo el arma del soldado recargada en el árbol donde se escondía y se acerco sigiloso -¿Quién es usted?- pregunto al tiempo que recogía la escuadra que estaba tirada por donde había caído el hombre la primera vez y la escondió en la parte baja de su espalda -Soy paramédico, mi nombre es Ismael, solo estoy aquí para ayudarles- dijo el hombre sin voltear y levantando ambas manos -¿ese hombre esta bien?- pregunto Lino esperando escuchar una buena noticia -pues no lo se, se retuerce y me rasguño la mano pero no voltea a verme ¿lo conoce?- el paramédico se levanto poco a poco sin bajar las manos -no, pero algo no esta bien con el, intento atacarme y yo solo me defendí- Ismael, como dijo claramente llamarse, se giro estableciendo contacto visual con Lino -¿esta usted armado señor?, porque creo haber escuchado un disparo- Lino le enseño ambas manos mientras que el arma se quedaba por dentro de su pantalón y negó con la cabeza -Solo dime que pasa con él- Lino dio dos pasos hacia adelante mientras Ismael bajaba las manos hasta ponerlas en su cintura relajando su tensionada espalda -pues como le digo, no lo se, no me ha querido responder, quizá deba volver a la ambulancia por una camilla y pedirle a uno de mis compañeros que me ayude, puede tener alguna fractura por caer en ese pozo- Ismael dio media vuelta y escucho como se cortaba un cartucho justo detrás de su cabeza –Lo siento amigo, no creo que puedas ir a algún lado- Lino le apuntaba justo en medio del cráneo, Ismael paso saliva y sintió como sus manos comenzaron a temblarle por un escalofrió que le recorrió el cuerpo en segundos –Escu…Escu..Escuche amigo, yo no pretendo hacer ningún mal, solo hago mi trabajo ¿sabe?, quizás deba relajarse un poco, intento salvarle la vida a este hombre- Le dijo el paramédico tartamudeante mientras Lino lo observaba intentando decidir sobre si dispararle o no, sintiendo como una gota le escurría desde lo alto de su cabeza pasándole por la sien rodando por su mejilla para quedar detenida sobre la comisura de sus labios, no sabia si era sudor o era una simple gota de lluvia, pero en aquel momento Lino, sentía un picor en la planta de sus pies que se convirtió en un gélido nerviosismo, de pronto y sin aviso alguno el hombre a quien apuntaba había desaparecido de su vista, escucho un grito que lo saco de su transe y le hizo regresar la mirada al suelo, el hombre había conseguido levantarse dentro del hoyo y ahora había derribado a Ismael en cuestión de segundos, arrastrándolo hacia él jalándolo de una pierna, el paramédico gritaba y Lino titubeo solo un instante antes de dispararle justo en la cabeza al hombre que le había ocasionado ya demasiados problemas y que se encontraba hincándole el diente al tobillo de Ismael, el tiro fue a quemarropa haciendo que fragmentos de cerebro y cráneo volaran esparciéndose por todo el lugar, Lino sintió un aroma a pólvora quemada y respiraba profundamente como bufa un toro, el corazón le dolía por el esfuerzo al bombear, Ismael por su parte se adolecía de la herida en su tobillo y soltaba unas lagrimas cristalinas, Lino se inclino para ver la herida y se dio cuenta que había sido una mordida profunda, le había arrancado parte del músculo y brotaba sangre como brota el agua en un ojo de rió, se compadeció de él y termino quitándose la camisa para enredarla alrededor de su tobillo quedándose solo con su camiseta blanca interior –No te preocupes amigo, yo iré por ayuda, buscare a alguno de tus compañeros y lo traeré hasta aquí- Le dijo a Ismael sorprendiéndose a si mismo dentro de su cabeza, pues hacia unos instantes había pensado en matarlo y ahora lo ayudaba como si lo conociera de toda la vida, se dijo así mismo que eso es lo que nos convierte de animales a seres humanos y a la inversa. Como fuera el caso, Lino salio corriendo despavorido siguiendo la caja del trailer, regreso hasta la carretera donde se dio cuenta que un mar de gente estaba atorada por el accidente y que encima un oso pardo amenazaba a una chica que vestía el mismo tipo de jumper, a lo lejos vio que una ambulancia permanecía con las torretas encendidas, comenzó a caminar entre la gente para llegar hasta ellos y escucho el rugir del animal, la gente comenzó a correr despavorida y un grupo de policías se amontaban tras la ambulancia, de pronto se escucharon mas disparos, todo aquello se había vuelto una locura y Lino no entendía nada de lo que pasaba, comenzó a correr hacia donde el resto de la gente corría, de lo contrario podía ser aplastado por la multitud, la ambulancia se encendió y arranco en dirección contraria a la que estaba estacionada dando una voltereta como si algo la persiguiera, Lino observo como atropello a un grupo de personas que corrían y de pronto salto sobre un coche dando piruetas en el aire quedando volcada sobre varios coches mas, la gente seguía corriendo y Lino pudo ver que de entre los arbustos salían personas que vestían trajes militares, los cuales se abalanzaban sobre algunos y los mordían derribándolos, solo gritos y mas gritos, al fondo vio que un grupo de soldados, los mismos que había visto en el reten circulaban con sus camionetas disparando sin consideración alguna a la gente que intentaba resguardarse, Lino volvió a sentir pánico, el mismo pánico que sintió cuando decidió dispararle al hombre que atacaba a Ismael, corrió hacia una lateral y se metió entre los arbustos, un soldado le salto encima y ahora sin pensarlo al ver sus ojos rojos decidió volarle la cabeza, se levanto y continuo corriendo hacia adentro del bosque, de pronto detuvo su marcha y sus manos comenzaron a temblarle, estaba frente a varias siluetas, todas portaban cascos lo que le indicaba que se trataba de soldados, los cuales evidentemente mostraban señas de no ser normales, en segundos se vio rodeado por ellos, aun y que lo superaban en numero, Lino lucho con ellos, tiraba golpes y patadas y uno que otro disparo, recogía de vez en cuando las armas que los mismos soldados no-muertos portaban consigo, volaban pedazos de cabeza y pelo, ojos y dientes, disparo sin parar hasta terminarse el parque, luego camino tambaleante hacia atrás, tropezó con una piedra y cayo recargado sobre un árbol, comenzó a llorar, lloraba con un sentimiento profundo, como un verdadero hombre, pero completamente destrozado, miro sus brazos, arañados y babeados por los imbeciles no-muertos le dolía una mordedura que tenia en su trapecio y entrecerró los ojos, miro por ultima vez el cielo y coloco el cañón de la escuadra en su boca.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="font-size:12.0pt; line-height:115%;font-family:"Times New Roman","serif";color:white">La infección fue detectada demasiado tarde, el gobierno no quería decir que se trataba de algo mortal, aun así, diversos medios de comunicación se encargaron de difundir la noticia, pero fue en vano, la gente de pronto era sorprendida por su perro o gato y aunque acudían a los centros de salud, la infección rápidamente los consumía. Algunas personas intentan hallar una cura y aunque se tienen reportes de que en países como España, Estados Unidos e Inglaterra ha habido brotes, en ningún lado se han presentado la cura definitiva.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal"><span class="apple-style-span"><span style="font-size:12.0pt; line-height:115%;font-family:"Times New Roman","serif";color:white"><o:p> </o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" align="right" style="text-align:right"><span class="apple-style-span"><span style="font-size:12.0pt;line-height:115%; font-family:"Times New Roman","serif";color:white">Orlando G.</span></span></p>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-72641626304031285972010-08-26T22:42:00.000-07:002010-08-26T22:53:45.002-07:00<div style="text-align: auto;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial, sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="border-collapse: collapse; font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-size:13px;"><p class="MsoNormal" align="center" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; text-align: center; "><b><span style=" ;font-size:18pt;">AH1N1-B 4 Ultimo Reporte</span></b></p><p class="MsoNormal" align="center" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; text-align: center; "><b><span style=" ;font-size:18pt;"> </span></b></p><p class="MsoNormal" align="center" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; text-align: center; "><b><span style=" ;font-size:18pt;">Alerta Roja.</span></b></p><p class="MsoNormal" align="center" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; text-align: center; "> </p><p class="MsoNormal" align="center" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; text-align: center; "><span style=" ;font-size:14pt;">Por: Orlando García</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">La cámara de video enfocaba sórdidamente a su cara mientras el llanto de una mujer destrozada se dejaba escuchar fuera de cuadro -Cuéntenos señora, como es que la pequeña Renata se enfermo de esta nueva versión de la influenza- el camarógrafo comenzó a dejar el zoom y se movía lentamente hasta encontrarse con la mujer que se tapaba los ojos y tomaba aire entrecortadamente -Mi hija me pidió permiso de acompañar a su amiga, un vecina, a la Huasteca y dice que un ave las anduvo rondando, que pues al principio les pareció normal pero que después esta se acerco demasiado, tanto que alcanzo a darle un picotazo en el brazo, eso me dijo ayer antes de desvanecerse y caer en estado de coma- dijo la mujer que tenía aspecto humilde con su cara desvelada y un tanto desaliñada, el micrófono en color amarillo le tapaba la mitad de la cara pero se notaba en su voz un desconsuelo total. -Bien, como ya te habíamos comentado Sergio, este es uno de los tantos casos que se pueden ver en este hospital como el de la pequeña Renata que se encuentra aquí con el resto de la gente infectada- dijo el reportero parándose frente a la cámara -perfecto Eduardo, solo una cosa más, puedes mostrarnos el brazo de la joven solo como referencia para otros padres de familia que quizá estén pasando por algo similar y no se han dado cuenta que se trata de esta enfermedad- se escucho un murmuro donde el reportero le pedía la autorización a la señora mientras que el camarógrafo enfocaba ya hacia donde estaba el brazo, destaparon a la niña y la imagen en la televisión de al menos la mitad de la ciudad sucumbió al mostrar una ampolla rojiza rodeada de una marca verdosa como el de un moretón, había resaltadas venas en color morado y verde oscuro, por donde estaba la ampolla se dejaba ver algo como liquido blanco que a interpretación de muchos podía ser pus -Bien Sergio pues esta es la picadura ocasionada por el ave, nos comentaba la señora que su hija no supo decirle que clase de ave era pero evidentemente esta situación se está volviendo por demás preocupante ya que no sabemos con exactitud de donde proviene y mucho menos como es que fue a parar a animales como esa ave o el perro que ataco al niño la semana pasada del cual solo sabemos que falleció en quirófano mientras intentaban operarlo para amputarle el brazo que le había quedado casi destrozado, este es mi reporte desde el hospital universitario Sergio ya por ultimo solo déjame comentarte que el más reciente reporte dado por la secretaria de salud en cuanto a bajas por este virus es de al menos ciento cinco decesos de los cuales solo se tiene el reporte de que la mitad ha contraído esta infección por medio del ataque de diversos animales- el reportero hizo una pausa y se quedo fijo frente a la lente mientras en el estudio el conductor tomaba el montón de papeles y los ordenaba de golpe -Bien, pues gracias por el dato y seguimos al pendiente Eduardo y volvemos al estudio- el camarógrafo levanto su mano enseñando tres dedos y comenzó a bajar uno a uno hasta que bajo la cámara -perfecto quedo genial, ¿ahora que sigue Eduardo?- Eduardo le dio la mano a la señora dio media vuelta acercándose al oído de Jesús el camarógrafo y le susurro -larguémonos de aquí, ya me siento enfermo- aun no terminaba de decirle aquello cuando un grito ahogado se dejo escuchar en el pasillo, Eduardo se quedo quieto por unos segundos y veía fijamente a Jesús, el levanto la cámara y encendió la linterna de la misma saliendo ambos corriendo para ver lo que sucedía, al llegar al pasillo una mujer se encontraba en el piso con un hombre tendido sobre su regazo, este estaba desangrándose y con la ropa empapada, una enfermera llego apresurada hasta ellos y se quito el suéter verde que traía consigo -¿Que le paso?- pregunto la enfermera mientras la mujer soltaba un llanto inconsolable -mi papa se volvió loco, llegamos a su casa a visitarlo mi esposo y yo como cada domingo y si mas ni mas se tendió sobre él, mi esposo intento defenderse pero mi papa estaba fúrico y lo araño en varias ocasiones pero no sé como lo golpeo mi esposo que lo hizo caer inconsciente, hable a la ambulancia y lo trajeron aquí hasta entonces mi esposo estaba bien pero ahora no se qué le pasa- la mujer gritaba y temblaba al tiempo que unos paramédicos se acercaban con una camilla -tranquila, veremos qué podemos hacer, todo saldrá bien ya lo veras- la enfermera levanto a la señora mientras los paramédicos llevaban al hombre a toda marcha hacia unas puertas de vaivén. -¿lo tienes Jesús?- le pregunto Eduardo al tiempo que se acercaba poco a poco a la escena -casi todo, pero servirá- la luz del reflector le dio en la cara y Eduardo se acerco con el micrófono como si se tratara de un arma blanca, y para el entrevistado lo era en realidad. -¿Cual es su nombre señora?-</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">-Magdalena- dijo la mujer con el rostro hinchado y los ojos rojos por el llanto. -podría platicarnos para nosotros y el teleauditorio ¿Cómo sucedieron las cosas?- la luz le apuntaba al rostro y ella titubeaba -mi...marido, fue atacado por...- los ojos se le llenaron de nuevo y gotas cristalinas resbalaban por sus mejillas, de golpe entro un doctor a escena Elías Medina presumía en letra manuscrita su bata blanca manchada con un particular rojo carmesí -señora, ¿viene con usted el señor Manuel Cerda?- pregunto de manera angustiosa y exasperada. -¡si, ese es el nombre de mi padre!, ¿qué le ha pasado?- la mujer se encamino hasta el doctor que se había quedado en las puertas de vaivén - tenemos una situación que requiere de su consentimiento- el doctor miro la cámara y torció la boca, tomo a la señora por el brazo y la jalo hacia dentro y las puertas se columpiaron en su eje. -¿y ahora que hacemos Lalo?-le dijo Jesús mientras movía la cámara hasta colocar en cuadro su rostro. -no queda más que esperar a que salga para ver qué es lo que sucede, ¿ya llamaste al canal?- Le dijo Eduardo mientras sacaba un cigarro y hurgaba entre sus bolsas para encontrar una pequeña caja de cerillos -perdón, lo había olvidado- le contesto Jesús a lo que Eduardo solo movió la cabeza en señal de negativa y ambos salieron del edificio.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Había pasado cerca de una hora, ambos estaban afuera, el celular de Jesús pillo a lo que no tardo en contestar, el sol pegaba duro y si uno miraba a lo lejos sobre el asfalto podía verse una estela de calor danzando por la humedad que se evaporaba. -¿quién era?- pregunto Eduardo sintiéndose con todo el derecho de saber. -eran del canal, dicen que no nos movamos de aquí, que al parecer hay una balacera entre sicarios y militares, pero que Luis Dominguez ya tiene cubierta la nota- Eduardo sintió un nudo en la garganta y después un cólera que recorrió todo el cuerpo desde el centro de su estomago -¡ese maldito!, siempre está en el lugar y en momento indicado, ¡hasta pareciera que alguien le avisara!- en ese momento salió la mujer aun envuelta en llanto, pero intentando marcar por un celular, Eduardo le dio un manazo a Jesús en el hombro y le señalo a la mujer a lo cual ni tarde ni perezoso Jesús levanto su cámara y la encendió. -¿Que ha pasado, que le ha dicho el doctor?- dijo Eduardo acercándose a ella de manera intempestiva, la mujer soltó un suspiro y se limpio las lagrimas -ambos están muy mal, mi esposo presenta un cuadro crónico de temperatura al grado que ha convulsionado en dos ocasiones y ahora esta inconsciente y mi padre ha tenido cuatro infartos desde que llego aquí, pero no ha muerto, intento atacar a un enfermero y me hablaron para autorizar que lo amarraran a la cama, esta como loco, no sé qué le pasa y ahora intento localizar a mi hermana pero esta estúpida cosa no toma señal- Eduardo tomo su celular y le extendió la mano para que lo tomara -tome, quizá pueda marcar del mío- la mujer tomo el teléfono y lo abrió comenzando a marcar las teclas y de pronto paro. -Perdón, pero creo que usted tampoco tiene señal- Eduardo tomo el celular y vio que en efecto las barras no aparecían por más que picaba el botón de colgar y lo levantaba como si cuarenta centímetros más sobre su cabeza hicieran la diferencia. -malditas cosas, siempre fallan cuando uno las necesita- la mujer estiraba el cuello como buscando algo -quizás es problema de la compañía, yo también me quede sin señal- dijo Jesús con su celular en la mano -ya no importa, regresare dentro y le pediré a alguna enfermera el teléfono, gracias de todos modos- la mujer dio media vuelta y regreso carrereada al interior del hospital, Eduardo sin pensarlo se fue detrás de ella y Jesús lo alcanzo casi corriendo preparando la cámara para grabar.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El área de urgencias estaba a reventar, había gente en muy mal estado y alguno que otro dormido -maldita perra, ¿donde se metió?- dijo Eduardo al aire mientras Jesús apuntaba con la cámara a todos lados- solo quiero una exclusiva, una maldita exclusiva, es todo lo que pido- Eduardo camino entre la gente buscando a la mujer de pronto se escucho un grito como el de un gruñido, de la puerta del vaivén apareció el hombre que se habían llevado los enfermeros, el esposo de la mujer, estaba completamente salpicado de sangre y respiraba como si acabara de correr un maratón, se quedo ahí parado y la gente solo lo observaba, Jesús le apunto con la cámara y comenzó a grabar, el hombre soltó de nuevo un grito y Eduardo sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo entero.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">De la nada salió la mujer -Ricardo, ¿como estas, que te pasa?- le dijo acercándose a él tomándolo por el hombro y como si no la conociera se abalanzo sobre ella haciéndola caer golpeando su cabeza en seco contra el suelo y sin remordimiento alguno comenzó a arañarla, la mujer gritaba y la gente no hacía nada solo quitarse y mirar con morbosidad aquella escena, llego uno de los guardias de seguridad e intento quitárselo de encima, lo empujo con la fuerza necesaria como para mandarlo de espaldas al piso pero este reacciono y como un gato se torció de tal forma que se encontraba de pie en un abrir y cerrar de ojos, brinco cayendo justo en los brazos del fornido guardia pero este perdió balance yendo ambos a parar de nuevo al suelo, la gente conmocionada no sabían que hacer pues aquella situación se había tornado en un tono rojo debido a la sangre que se estaba derramando, la mujer se había quedado tirada en el piso con una hemorrágica herida grave en el hombro y marcas de arañazos en la cara, Jesús se acerco y Eduardo encendió el micrófono -disculpen la interrupción pero tenemos aquí una situación alarmante, aparentemente un hombre de entre treinta y cinco y cuarenta años acaba de golpear a su mujer un elemento de seguridad a intentado detenerlo pero el hombre a puesto resistencia, estas son las imágenes- en el cuadro de la cámara se podía ver a los dos hombres forcejeando incluso en repetidas ocasiones la macana que portaba el guardia había ido a parar en la cabeza del hombre aquel pero este parecía ser de piedra o simplemente no sentir ya que no dejaba de atacarlo, la mujer se levanto y su rostro mostraba pedazos de piel colgando, se quedo parada ahí sin hacer ningún movimiento, un brotante chorro de sangre negra le escurría desde el hombro hasta convertirse en un charco bajo sus pies, sorpresivamente se abalanzo sobre otra mujer que estaba de espectadora -esto se ha vuelto un completo caos...- Eduardo dejo de hablar mientras Jesús le hacia una seña -no estamos trasmitiendo, no hay señal- le susurro, a lo que Eduardo reacciono aventando el micrófono al suelo -¿ cómo que no hay señal?, ¡estúpida tecnología!- su voz denotaba el tamaño de su enojo -no te preocupes, lo grabare todo- dijo Jesús con voz de consuelo. La gente entro en pánico y comenzaron a correr, el hombre y el policía ahora estaban tendidos sobre otras personas y en sus rostros se veía una expresión de maldad combinada con el tono morado que había tomado su piel, como de la sangre molida tras un mal golpe -Esto no está bien, ¡Corre! ¡Corre! ¡Corre estúpido o hazte a un lado!- Eduardo caminaba empujando a Jesús mientras este intentaba correr y enfocar al mismo tiempo toda la escena. Se abrieron las puertas y el montón de gente salía como podía, algunos tropezaban y eran pisoteados por la multitud, sobre la avenida Madero el trafico se detuvo y de la nada salió un convoy de militares, pararon los camiones y formaron una barricada un soldado se levanto sobre lo alto del camión donde venia y con un altavoz recito "Estimados ciudadanos, les pedimos por favor guarden el control, todo aquel que empeore el problema que ahora se presenta tendrá que ser sacrificado, como ustedes saben tenemos la obligación de defenderlos como mexicanos que son, así eso dependa cuidarlos de ustedes mismos" hizo un breve silencio para después de la nada comenzar a disparar, el pánico se apodero de la gente y entre gritos y detonaciones algunos eran alcanzados por los infectados y otros tantos caían al suelo desplomados, la gente que estaba en sus coches comenzó a acelerar intentando huir del lugar y algunos pocos empezaron a retroceder, pero los que parecían no entender lo que pasaba seguían corriendo como intentando salvaguardarse tras los soldados, Jesús jalo como pudo a Eduardo de la camisa y lo llevo hacia atrás regresando así ambos dentro del hospital, aquello era más que un caos, dentro la gente peleaba entre sí, había cuerpos y sangre regada por todos lados, Eduardo paso al lado del cadáver de la madre de Renata y sin darse cuenta le piso la mano, se oían gritos y gruñidos entre los pasillos del hospital que habían pasado a ser una escena de película de terror, todo aquello se había convertido en cuestión de segundos en una cárcel amotinada, las lámparas del techo parpadeaban y en algunas habitaciones había llamaradas, había cuerpos molidos al ser pisoteados y sobre algunos había gente mordiéndolos y comiendo de ellos como un acto de canibalismo y carroña al mismo tiempo, ambos reporteros se metieron en una oficina que estaba hasta el fondo del pasillo. -¿Que carajos está pasando?- Eduardo estaba alterado mientras que Jesús se acercaba a la ventana e intentaba mantenerse duro para poder seguir con la grabación, ante su lente se veían los cuerpos caídos y los que seguían cayendo afuera en la explanada. -Estoy igual que tu, no sé qué es lo que pasa pero estoy seguro que estamos jodidos- la respiración de ambos denotaba cansancio, agitación y sobre todo miedo, miedo quizás a lo que había pasado dentro, miedo a lo que pasaba fuera pero ambos se quedaron ahí por un momento, sin decir nada a la expectativa de lo que hicieran los elementos militares -Es la infección, se está propagando y lo quieren evitar- se escucho una voz detrás de ellos. -¿ Quién eres?- pregunto Eduardo tomando un perchero que había en lo que parecía un consultorio, se abrió una puerta más delgada que estaba dentro de la habitación, salieron primero unos dedos y después salió un hombre, su camisa estaba desabotonada y lucia una visible mancha de sudor combinada con algunas gotas de sangre, el pelo lo tenía presumiblemente desacomodado y traía la corbata colgada hacia atrás -mi nombre es Gustavo Rentería, ex funcionario, estaba en el piso tres con mi esposa y cuando escuche a varios doctores murmurar que había un hombre con cierta actitud, decidí bajar a ver si se trataba de lo que yo pensaba, fue en el momento en que apareció ese hombre que se abalanzo sobre la mujer y no me quedo más remedio que intentar huir porque se de que va todo esto, quise rescatar a mi esposa pero no alcance a llegar, se habían multiplicado y tuve que esconderme aquí- Eduardo miro a Jesús intentando quizá ver en su rostro si había entendido algo de lo que había dicho ese hombre, pero en su lugar encontró lo que imaginaba él que era su propia expresión. -haber, haber, amigo, ¿podrías repetir lo que acabas de decir pero a manera que te entendamos nosotros?- le dijo Eduardo en un tono mezclado entre la irritación y la indignación, el hombre se quedo viéndolos y se acomodo la corbata -¿son de los medios?- pregunto -no fíjate, somos japoneses, ya sabes que nos encanta andar cargando la cámara para todos lados- le respondió Eduardo de forma cruel y sarcástica pero Jesus lo tranquilizo haciendo un ademan de arriba a abajo con la mano extendida -Perdón, es que estoy muy nervioso- dijo Eduardo mientras el hombre intentaba ver algo por la ventana -te entiendo y no es para menos, mira, lo que pasa es que lo que está sucediendo afuera ya lo tenía previsto, no es cualquier cosa, como les dije mi nombre es Gustavo Rentería, trabajaba para el partido democrático de la revolución, pero el año pasado fui cesado por la difusión de información confidencial y la supuesta traición a mi partido, nuestro líder personalmente me destituyo- Jesús seguía apuntando con el lente hacia la ventana donde los soldados aun le disparaban a la gente. -no me opuse ni reclame absolutamente nada por el simple hecho de que así fue, me entere de entre los mismos de mi partido, que nuestro líder había hecho un convenio con estados unidos para crear una enfermedad virulenta que se propagara de forma rápida, donde ambos saldrían ganando, ellos monetariamente y nosotros daríamos un paso más adelante del que tiene el actual partido en el poder al traer la cura a esta supuesta nueva enfermedad pero creo que se les paso la mano o se les salió de control, porque la idea principal era que solo pareciera un virus diferente y solo se trataría de una gripe solo que más fuerte, hasta le dieron un nombre que denotaba preocupación con solo mencionarlo, infectaron a varios miembros del partido uno de ellos era de Cadereyta, todo parecía normal, pero según supe que al regresarlo a su pueblo, aquí en Nuevo León, el hombre falleció, la nota se corrió entre los altos mandos en el partido pero nadie dijo nada, a los pocos días se supo que alguien lo había visto caminando a mitad de la carretera, con su ropa del sepelio y empolvado hasta las narices, a la semana de aquel suceso me entere que una madre de familia de ahí mismo, llevaba a su hija a Monterrey a consultar pero el autobús donde viajaba no había alcanzado a llegar, lo encontraron varios días después abandonado a un costado de la carretera, había pedazos de cuerpos a todo lo largo del asfalto, no pude contenerlo más y lo comente con un contacto que tengo en la presidencia y este a su vez lo llevo más arriba, se han manejado discretamente pero creo que se les está saliendo de control- la cámara de Jesús ahora lo apuntaba directamente al rostro Eduardo le había puesto el micrófono en la boca casi sin notarlo y ambos se encontraban como hipnotizados escuchando toda aquella historia tan bizarra -¿y...entonces...estás personas...qué pasa con ellas?- pregunto Eduardo titubeante y a la expectativa de lo que fuera a responder -realmente no lo sé, solo sé que ese virus no es en lo absoluto controlable y que ahora si estamos metidos en un problema bastante gordo- aun no acababa de decirlo cuando un gruñido y un golpe se dejaron escuchar tras la puerta, Eduardo soltó el micrófono y comenzó a empujar el escritorio que estaba frente a ellos para intentar tapar la puerta, Gustavo no tardo en entenderle y comenzó a hacer lo mismo, tras la puerta se escuchaban los gritos de la gente que aun no había salido del hospital, gruñidos y golpes, además de los certeros balazos que provenían de las armas largas que portaban los soldados.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Habían pasado cerca de cuarenta minutos, las cosas seguían igual con la única diferencia de que les había cortado el suministro de luz, Eduardo comenzó a batir las cosas de aquella oficina y se encontró con un adorno en forma de cráneo, le parecía algo tétrico pero iba a dock con el lugar en donde estaba, a final de cuentas era un hospital, lo observo detenidamente y vio como estaban marcadas e identificadas todas las áreas de cráneo pero vio que en la parte trasera había varias hendiduras las cuales al verlas de lejos formaban un circulo, tardo un poco en procesarlo pero entendió que se trataba de un radio y que aquello era una bocina, le dio vueltas por todos lados hasta que encontró disimulado entre la quijada y la sien una pequeña ruedilla con la orilla áspera, la giro y escucho los típicos paracitos, primero muy leve después un poco alto comenzó a buscar alguna señal, pero solo se oía estática y el cómo se empalmaban leves señales entre sí. -¡maldita sea!- decía en voz baja mientras Jesús veía a los soldados alinearse abajo de sus unidades, Gustavo había optado por sentarse en el suelo recargando su espalda contra el escritorio, eso lo hacía sentirse más seguro. El radio aquel no tenía un indicador de estaciones lo cual hacia complicado saber que estación era la que se estaba oyendo, pero Eduardo calculo al tanteo más o menos donde podría encontrarse la señal de su televisora ya que por las tardes hacían un enlace con una estación de radio propiedad de la misma empresa, primero interferencia luego nada, se oía un silencio enfermo, como cuando alguien deja encendido un micrófono, de pronto la voz de alguien conocido para Eduardo se puso ante los radioescuchas. [Estimado auditorio, les habla Ángel Paena, locutor de este, su noticiero, lamento darles esta noticia, ya que será la última que escucharemos por algunos días, nos acaban de indicar que tenemos que evacuar las instalaciones por orden gubernamental, aun estamos en desconcierto y sinceramente esto es para mí mas una estupidez que una medida de seguridad, todos tenemos derecho a estar informados, pero en fin, les haré un breve recuento de la información recibida antes de que el ejercito quitara todos los medios de comunicación del aire, como celulares y líneas telefónicas. Aparentemente cerca de las doce del medio día, el ejercito tuvo un enfrentamiento con una banda de sicarios en pleno centro de la ciudad, el gobernador junto con el alcalde de Monterrey dieron luz verde a los efectivos militares para remeter bajo sus medios a estos delincuentes, todo esto a raíz de un comunicado directo del presidente de la nación, se reportaron casos de civiles muertos en la balacera del mediodía y el alcalde solo supo decir que tenía que haber bajas inocentes para poder solucionar este problema que atacaba a la nación, la secretaria de salud declara estado de alerta roja bajo el incremento de enfermos por el virus AH1N1-B, mas sin embargo el secretario Gómez Bond, de la secretaria de salud dice que esto solo es una forma de etiquetarlo, ya que realmente no es tan peligroso si se toman las medidas adecuadas de seguridad, además, dijo, que aunque ya es considerado una pandemia bien es cierto que es una enfermedad controlable. En otra nota el hospital universitario fue cercado por efectivos militares y de la marina ya que según un reporte proporcionado por el general Salazar había sospechas de que un grupo de la delincuencia organizada había tomado las instalaciones y había sacrificado a varios inocentes para probarle a los efectivos lo que estaban dispuestos a hacer para salir ilesos del lugar, estas mis estimados amigos son hasta el momento las noticas más relevantes, no me queda más que despedirme y ojalá pronto podamos estar de nuevo al aire, espero contar con su preferencia y....aghh!!!] Soltó un grito estremecedor y de pronto nada, la estática y los parásitos volvieron a la parte trasera del cráneo hecho en Taiwán. Todos se quedaron en silencio y mirándose entre sí, era claro que el gobierno no había podido controlar aquella situación decidiendo que era mejor acabar con el problema desde raíz, eso los incluía a ellos. -¿ qué vamos a hacer?- pregunto Jesús pálido por la impresión de la nota -sea lo que sea que este afuera está dispuesto a matarnos y si no son ellos serán los soldados los que acabaran con nosotros- siguió Jesús en un tono muy pegado a la histeria, de pronto Gustavo comenzó a hurgarse entre la ropa y saco un caja rectangular, se levanto el pantalón y dejo ver una pequeña arma que se mantenía pegada a su pie por una tobillera -la compre cuando andaba en medio de la política, cargo con ella pero nunca la he usado- se trataba de una escuadra de corto alcance y la caja rectangular había resultado ser el cartucho de la misma. -¿con cuántos cartuchos contamos?- pregunto Eduardo -solo este, son cinco balas- aclaro Gustavo de forma airosa -y no me digas que pretendes que salgamos de aquí con cinco escasas balas para enfrentar a esa gente infectada y a los soldados verdad-el sarcasmo flotaba en cada palabra de Eduardo -pues no propiamente, que tal si solo intentamos buscar una forma de salir de aquí- Eduardo soltó una carcajada y miro a Jesús -¿estás oyendo las mismas estupideces que yo, o solo lo estoy imaginando?- Jesús sonrió discretamente pero a la vez puso cara de pena -lo siento Eduardo, pero no pienso quedarme aquí, al menos este hombre nos está ofreciendo intentar algo- al escuchar las palabras de Jesús, Eduardo dejo que sus ojos dieran vuelo por toda la habitación -¿pero qué les pasa, se volvieron locos? ¡No podemos salir de aquí, ni siquiera sabemos a qué chingados nos enfrentamos! ¿No lo entienden? Allá afuera nos están esperando por lo menos cien bestias carnívoras y no creo que estén en fila como para matar de un solo balazo a varias- Gustavo y Jesús agacharon la mirada, la cámara estaba en el suelo y apuntaba a los pies de todos, aun seguía grabando -y entonces que sugieres?- pregunto Gustavo sin temor a la respuesta -quizá sea mejor esperar a que oscurezca, así cuando menos podremos escabullirnos entre las sombras para no ser vistos por los soldados- contesto Eduardo, mientras mantenía la vista sobre la ventana -¿y qué hay de esas cosas?- le pregunto Jesús -eso ya lo veremos cuando estemos en el momento para salir- Eduardo lo miro fijo a los ojos, como si tuviese la seguridad en lo que decía.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El día seguía avanzando y la noche había comenzado a hacer su aparición, la soldados habían estado disparando todo el tiempo y las filas que habían formado estaban rotas, se habían dispersado quizá para acaparar mas campo pero aun no se habían decidido a entrar, la radio seguía emitiendo frecuencias empalmadas o solo parásitos, independientes a las detonaciones de metralletas y r-15, las calles estaban en completo silencio y no se veía movimiento civil, solo se escuchaba a los soldados gritarse unos a otros para ponerse de acuerdo. -es el momento, este es el plan, saldremos intentando no hacer ningún ruido y llegaremos hasta la sala de espera para luego salir por la entrada principal y nos esconderemos entre los arbustos, luego nos podemos ir en cuclillas hasta intentar llegar a la camioneta del canal, si es que aun esta a la vuelta del hospital- Gustavo lo observaba intentando comprender su razonamiento y creyendo que todo aquello sonaba sencillo cuando él sabía que no lo era. -no Eduardo, no podemos salir así, ellos están ahí, además no sabemos exactamente donde están los soldados, quizá algunos ya entraron y nos los toparemos en el camino, yo opino que busquemos una salida de emergencia o algo- dijo Jesús mientras encendía de nuevo la cámara -estoy de acuerdo con él, podemos salir y dirigirnos hasta las escaleras, de ahí podremos bajar hasta el sótano, recuerdo haber visto unas ventanas tipo escotillas, en el área de internos infantiles, podemos llegar hasta ahí, romper alguna y salir- dijo Gustavo poniéndose de pie, Eduardo se quedo mirándolos a ambos y luego regreso la mirada a la ventana que tenían enfrente -¿entonces porque no salir de una vez por aquí?- aun no terminaba de hacer la pregunta cuando un disparo se escucho cerca, tan cerca que la reacción de todos fue echarse al suelo. -¿eso responde a tu pregunta? Tenemos que encontrar otra salida- le dijo Jesús susurrándole, de pronto se dibujo una silueta en la pared y sin darse cuenta ya estaban ellos sentados y con la espalda a la pared, viendo danzar la sombra frente a ellos [aquí hay una ventana, parece seguro, voy a entrar] dentro todos se miraron con temor, el soldado comenzó a golpear con la cacha el vidrio hasta estrellarlo, de pronto una nueva silueta apareció, se veía tambaleante e inestable pero aun así se abalanzó sobre el soldado derribándolo, los tres se pararon y corrieron hasta el otro extremo de la habitación solo para mirar como el soldado forcejeaba con el individuo que se empeñaba en morderlo, se escucharon varios disparos -es el momento!- grito Eduardo jalando el escritorio para poder abrir la puerta, los tres salieron dejando atrás su habitáculo de resguardo y encontrándose de nuevo en el pasillo, todo estaba completamente obscuro lo cual aumento su adrenalina al oír el crujir del cristal y el grito desesperado del soldado, al final del pasillo podía verse algo de luz y un letrero iluminado en rojo que señalaba "salida de emergencia" los tres se dirigieron hacia allá sin saber que tras la puerta de dos habitaciones más adelante un hombre con las ropas rotas los esperaba para atacarlos, parándose frente a ellos respirando agitadamente y con la barbilla escurriéndole sangre espesa los miro con esa con sus ojos rojos como las llamas del infierno enseñando sus dientes amarillentos y su aliento a putrefacción, Gustavo salto desde atrás y coloco el cañón de su arma cerca de la frente de aquel individuo y soltó un disparo que retumbo hasta el más recóndito rincón del lugar y la sangre salto embarrándose quizá en la pared de atrás, el cuerpo se desplomo dejando a Eduardo y Jesus pasmados -En la cabeza, es como lo decían las películas- asentó Gustavo al pasar por en medio de ambos. Tras ellos se escucharon varios gruñidos, algunos incluso se habían escuchado en sinfonía, era un grupo de no muertos que estaban justo en sus espaldas, los tres corrieron llegando hasta la salida de emergencia y entraron, Eduardo dio media vuelta y empujo la puerta para cerrarla, los infectados empujaban con mucha fuerza, Gustavo los golpeaba con el pie para hacerlos retroceder y que el seguro de la puerta abrochara. Cuando lograron hacerlo Eduardo se quedo apoyado en la puerta con ambas manos mientras veía el piso y respiraba aceleradamente, Gustavo se tiro al suelo y agarraba aire a bocanadas mientras que Jesus los seguía grabando con la cámara. -bien, ¿y ahora qué?, ya estamos fuera de la habitación y nos encontramos en lo que parecen las escaleras del hospital- decía Jesus mientras hacia un cameo para intentar ver algo, la única luz que los iluminaba era la de emergencia y al ser de color rojo realmente no les daba mucho campo de visión. -supongo que hay que encontrar algún modo de salir de aquí por el sótano- contesto Gustavo ya un poco mas repuesto -¿te refieres a salir por las alcantarillas o algo así?, tu de plano estas muy mal mi amigo, primero te dije que no era buena idea salir de ahí sin tener con que defendernos, nos vimos en la necesidad, estoy de acuerdo, pero estuvimos a punto de ser devorados por esas personas, o cosas, o zombis, o lo que sean, y ahora muy al estilo Indiana Johnes quieres atravesar por un alcantarillado, es México mi hermano, una alcantarilla es insegura por sí sola, además solo Dios sabe que fue lo que ocasiono este brote de infección, quizá hasta vive ahí abajo- Eduardo estaba alterado, se notaba en su tono de voz. -¿prefieres que nos quedemos aquí, a que, a que de pronto encuentren el modo de entrar y de todos modos nos devoren? Yo pienso que mínimo hay que intentar algo ¿o que sugieres?- le contesto Gustavo ya de pie y hablándole de frente -yo creo que sea lo que sea que vayamos a hacer, hay que apurarnos, porque no creo que esa puerta aguante mucho- la puerta retumbaba por los zombis que intentaban entrar a toda costa. -podemos subir al segundo piso y buscar el modo de salir desde ahí- dijo Eduardo levantando los hombros y torciendo un poco la cabeza -no es mala idea, pero ten por seguro que es más probable que haya más de esas cosas ahí arriba que en el alcantarillado, además no sabemos cuanta gente alcanzo a salir del hospital y mucho menos cuanta gente había, antes de que todo esto comenzara-le contesto Gustavo ya con un tono más inclinado al de Eduardo, de pronto un sonido de interferencia invadió su fúnebre morada, era el radio en forma de cráneo, Jesus lo había tomado al correr y ni siquiera se había dando cuenta [hol..a...hay...vida...est...<wbr>en...estación...ho...alguien sabe que...] la interferencia volvió a inundar el lugar. -al menos sabemos que hay alguien en la estación- dijo Eduardo en tono sarcástico. Jesus encendió la luz de la cámara y apunto hacia abajo, noto atreves del visor que en la pared había un letrero que marcaba en letras grandes "PB" y a un costado otro más que indicaba enlistada mente lo que ahí se encontraba, rayos x, toxicología, análisis sanguíneos, etc. Intermitentemente la batería de la cámara le indicaba que le quedaba poco tiempo, así que tenían que aprovechar e intentar atravesar aquel piso hasta llegar al área de desechos que se encontraba al final del pasillo, según lo indicaba un pequeño mapa del área que estaba justo detrás de la puerta pintada del mismo color que por la que habían entrado. -bien, señor ex funcionario, ya estamos aquí, le concedo el honor de abrir esa puerta y ser el primero en entrar ya que esta es su idea- Eduardo le dijo haciendo un ademan de cortesía con las manos pero mostrando en su rostro y voz un tono de molestia y descontento. Gustavo saco el arma y comenzó a abrir la puerta poco a poco, primero solo uno de sus ojos invadía el lugar después toda su cabeza había logrado entrar, sobre uno de los pasillos las lámparas titilaban y dejaban ver un rastro de sangre que conducía desde mitad del pasillo hasta una puerta cerrada, como si alguien intentara ocultar a un muerto, en el otro pasillo no se veía movimiento alguno más sin embargo solo la luz del fondo estaba encendida. -salgan poco a poco, yo iré al frente y procuren no hacer ruido- Gustavo salió empuñando el arma y caminando como un policía en un operativo, sentía como la sangre le recorría por completo el cuerpo y el frío que le provocaba el miedo le hacía sentir que el arma pesaba como cien kilos, Jesus le seguía con la cámara en visión nocturna y Eduardo les seguía mirando como la puerta se cerraba poco a poco.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Al llegar al final del pasillo escuchaban un sonido constante como el de una campanilla y luego un golpe, en un costado estaba el elevador donde un cuerpo yacía boca abajo y un charco de sangre lo contorneaba, las puertas se abrían y cerraban topando con el cuerpo y producían ese sonido quizá el elevador funcionaba con una toma de energía diferente, como fuera el caso un flashazo vino a la mente de Gustavo "cuatro balas, solo cuatro balas quedaban en su pequeña arma y aun ni siquiera habían logrado salir de aquel lugar".</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Llegaron al área de desechos, el lugar olía a una mezcla de penicilina concentrada y cloro de pino, dejaron la puerta entreabierta para que la poca iluminación que generaba el elevador entrara y así poder inspeccionaron el lugar, Eduardo encontró una hacha de emergencia y para fortuna de él y de los demás estaba intacta dentro de un contenedor de basura, Jesus por su parte iluminaba las partes más oscuras y encontró que tras una pila de bolsas había algo parecido a unas puertas a lo cual le dijo a Eduardo señalándole con la cámara para que este pudiera verificarlo, Eduardo tomo una de las bolsas para abrirse paso. -¡espera!, ¿te has vuelto loco?- le grito de pronto Gustavo. -¿que no ves que son desechos peligrosos?- le dijo señalándole la imagen impresa en color rojo al frente de la bolsa que indicaba que era material tóxico -es mejor derribarlas hacia atrás poco a poco usando un pedazo de tela o con los pies- Gustavo se Quito la corbata y la enredo en su mano, echo atrás algunas bolsas y pateaba las que tenía cerca para hacerlas a un lado, brinco las que quedaban y se acerco al fondo -creo que podríamos salir por aquí pero estas puertas están selladas por fuera- dijo empujándolas a lo cual Eduardo se le unió empujándolas con el hombro como un jugador de americano. -Maldita sea, tenemos que poder abrirlas- se detuvo y las comenzó a tentar con sus manos -creo que aquí hay una hendidura, como para una llave- busco en sus bolsillos la caja de cerillos y al encontrarla la saco y la agito pero Gustavo le detuvo el vaivén a su mano -Una vez más, estas entre desechos tóxicos y el noventa por ciento de lo que te rodea es flamable, no seas estúpido nos mataras a todos- todavía no terminaba de decir aquella frase cuando una silueta tambaleante gruño parada justo en la puerta por donde habían entrado, Jesus paso saliva y se hecho poco a poco hacia atrás -Gustavo, saca el arma- dijo susurrándole tembloroso a lo cual Eduardo salto en un acto de valentía y sin pensarlo levanto el hacha y la dejo ir justo a la cabeza de la terrorífica figura provocando que esta se desplomara hacia atrás justo a la luz del elevador -creo que esto te deja en claro que entendí tu idea Gustavo- le dijo Eduardo airoso y pasando junto a ellos para ir por el hacha, batallo un poco en sacarla pero cuando pudo se dio cuenta que se trataba del jefe de intendencia, lo supo porque aquel llevaba puesto un jumper en color gris con una etiqueta que lo describía como tal, también quizá decía su nombre pero esta estaba manchada de sangre y hacia que las letras se perdieran, se agacho para poder trasculcar sus bolsillos esperanzado a que tuviera en su poder las llaves de las puertas y aunque era cierto el hombre ya no las tenía consigo porque se le habían caído tras el impacto y habían quedando en algún lugar de las penumbras del pasillo. Tras la puerta por la que habían llegado se comenzaron a escuchar golpeteos, de algún modo aquellas creaturas habían logrado llegar hasta ahí y ahora intentaban romper la puerta, solo bastaba con que encontraran el tirador de la puerta y el enjambre de zombis entrarían dejándolos probablemente acorralados en ese cuarto del fondo, quizá no era la mejor de las ideas pero Eduardo pensó que si ponía el pasador a la puerta conseguiría ganar un poco de tiempo pero al final entrarían, Jesus y Gustavo continuaron empujando las puertas intentando abrirlas pero estaban bastante reforzadas, Eduardo se levanto y los pudo observar por que Jesus había dejado la cámara sobre una de las pilas de bolsas para así alumbrar a donde estaban ellos, luego regreso la mirada hacia el pasillo oscuro de donde provenían los sonidos de los golpeteos, sintió como le latía el corazón tragando sangre a bocanadas y bombeándola de nuevo por todo su cuerpo, cuando se sintió decidido apretó el hacha en su mano y la sangre le bajo a los pies, levanto la mano que le quedaba libre y camino a ciegas por el lugar, arrastraba poco a poco sus pies y escucho de pronto algo diferente, su pie había golpeado algo metálico, pensó de inmediato en las llaves, busco en su bolsillo la caja de cerillos y saco uno, con las prisas y el hacha en la mano tiro la caja y el resto de los cerillos se habían esparcido a su alrededor, se agacho lento buscándola tentando el suelo, cuando al fin la encontró hizo raspar la cabecilla del cerillo y esta encendió lanzando primero una flama grande y luego se redujo a tan solo una pequeña bola amarilla azulosa pero lo suficientemente luminosa como para darle a ver lo que Eduardo consideraba un regalo divino, ahí estaban las llaves, justo cuando las tomo la llama le alcanzo el pulgar quemándolo y haciendo que lo arrojara, Eduardo tomo las llaves y se reincorporo, justo en ese momento la puerta crujió dejando entrar a aquellas bestias, Eduardo corrió y cerró la puerta tras de sí sabiendo que esta no resistiría tanto como la anterior porque esta era de simple conglomerado y dio media vuelta recargando ambas manos en ella, Jesus y Gustavo se quedaron atónitos y extrañados -¿ qué te pasa?- le pregunto Jesus, Eduardo estaba muy agitado pero aun así pudo sacar fuerza como para arrojarles las llaves entre los pies. -¡apúrate estúpido, busca la maldita llave de ahí y sácanos, ya están aquí y no tardaran mucho en entrar!- Eduardo seguía aferrado a la puerta mientras que temblando por los nervios Jesus buscaba las llaves en el suelo, intento con una, con la segunda, hasta la quinta llave pero ninguna funcionaba, la madera crujió y un rayo de luz atravesó la habitación junto a un brazo que buscaba buscando agarrar lo que fuera, Eduardo continuaba aun y que la mano lo había rozado en varias ocasiones, puso la cabeza entre los brazos y buscaba el hacha que había ido a parar a sus pies cuando entro apresurado a la habitación, como pudo la subió a una altura considerable con el pie, la suficiente como para tomarla de nuevo con su mano, Jesus aun no podía y la situación se les venía encima, Gustavo tomo por el hombro a Jesus y lo echo atrás -hasta a un lado!- le grito justo antes de empuñar el arma contra la cerradura, la bala salió disparada y las cerraduras tronaron Jesus empujo con fuerza tomando su cámara antes de salir a la oscuridad de la noche, Gustavo salió apuntando a todos lados por si alguno de esos infectados estaba cerca -vamos! Sal ya- Jesus le estiraba la mano a Eduardo pero este no soltaba la puerta -¡corran ustedes, lleguen a la camioneta y huyan lo más lejos posible de aquí!- le contesto gritando. -pero es que...- dijo Jesus antes de ser interrumpido por Gustavo jalándole el brazo -vamos, tenemos que salir de aquí- apenas termino de hablar cuando la horda de infectados atravesó la puerta por completo envolviendo de pronto a Eduardo y solo alcanzaron a ver como se fue de boca al suelo, se levanto de entre el tumulto y dio dos hachazos directo a la cabeza de uno de ellos se escucho un grito ahogado y Gustavo jalo a Jesus justo a tiempo para salir huyendo.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Atravesaron todo el campus de medicina varios infectados los perseguían afanados en devorar su cuerpo pero alguien, un soldado quizá, disparaba desde lo alto del edificio derribando algunos, los suficientes como para que ambos pudieran llegar hasta la orilla justo en una de las avenidas laterales, de primera impresión pudieron observar un sin fin de coches abandonados y que mas al fondo como escena postguerra se veían los camiones militares con sus reflectores encendidos y apuntando hacia el hospital, se apuraron a brincar la malla ciclónica y por salvaguardar la cámara, Jesus se atoro con el brazo rajándose lo suficiente como para que un chorro de sangre saliera disparado, soltó un grito y se dejo caer al otro lado abrazando la cámara con el brazo bueno, cayo de espalda y se rodo un poco -¿ qué te paso Jesus?- le pregunto Gustavo intentando levantarlo cuando a lo lejos sobre la caja de uno de los camiones militares salió un hombre apuntando con un rifle, comenzó a dispararles sin mucho éxito -levántate, tenemos que largarnos de aquí- Jesus pujaba y aguantaba el llanto por dentro, varios infectados se acercaron del otro lado de la reja y comenzaron a sacudirla, Gustavo los observo y pudo ver en sus ojos ese deseo embravecido de acabar con ellos, de devorarlos como cuando un animal tiene a su presa acorralada, el hombre seguía disparando y de pronto algo le salto en cima, Jesus pudo ver como un infectado lo jalaba hacia abajo y de pronto dos luego tres y después diez o quizás quince infectados se habían reunido para devorarlo, el hombre grito y soltó varios disparos al aire -me lleva la chingada, levante ya- Jesus salió de su trance y se levanto al tiempo que sintió como le crujía su espalda baja, caminaron a toda prisa por la acera en dirección al norte dejando del otro lado al montón de infectados, pero los que habían acabado con aquel hombre ya se habían percatado de su presencia comenzando a seguirlos gritando y empujándose unos a otros, incluso se habían multiplicado en cuestión de segundos, aquello parecía un maratón de la muerte, la noche era oscura y mas porque la mitad de las luces en la calle estaban apagadas el resto iluminaban solo con un tercio de su energía, se acercaron a un coche que para su fortuna tenía las llaves puestas y estaba en marcha, ambos lo tomaron y dieron vuelta en la primer calle. -¿ahora a donde?- pregunto Jesus desde el asiento del copiloto, Gustavo se agarro el mentón y sintió el picor de la barba que había comenzado a crecerle. -pues supongo que seguiremos la idea principal de Eduardo, llegaremos a la estación y ahí pediremos ayuda- las calles estaban solas no se veía a nadie al menos nadie vivo, había cuerpos tirados, coches chocados entre si y en paredes o negocios o simplemente abandonados con las puertas totalmente abiertas, los semáforos parpadeaban en ámbar y se escuchaban gritos por todas partes, Jesus encendió la radio y busco frecuencia pero no tuvo mucho éxito, las interferencias de señales extranjeras eran más fuertes y eso hacía que solo se escuchara una mezcla de sonidos distorsionados -creo que no ha de ser buena idea llagar a la estación, si no hay señal es porque probablemente ya no haya nadie ahí- dijo Jesus volteando a ver a Gustavo, en el cual vio una expresión serena que luego se convirtió en una de impresión, regreso la mirada al frente y solo pudo ver un enorme resplandor, el centro de la ciudad estaba en llamas como si una bomba hubiera explotado. -creo que definitivamente tienes razón- Gustavo detuvo por completo el coche y se quedo mirando en silencio con la vista como perdida quizá buscando una solución, Jesus lo miro a él y de nuevo al desastre -tres balas- dijo Gustavo -son perfectas para ambos, y quedaría una más para algún afortunado- Jesus paso saliva al oír esas palabras -¿suicidio, así de simple? ¡Todo esto para nada, si hubieras dicho eso cuando aún estaba Eduardo al menos le hubieses dado una muerte digna y no la de dejar que lo despedazaran!, salimos de aquel lugar solo para venir a dar a el centro de la ciudad con el único objetivo de darnos un tiro, ¡¿te has vuelto loco o debo suponer que solo es el típico impulso de un político desesperado!? ¡No señor! Si llegamos hasta aquí debemos buscar donde refugiarnos, lo más seguro es que el campo militar este bien resguardado e incluso tengan gente a salvo- Gustavo respiro hondo y se tallo la cara con la mano -quizás, pero ¿Tienes una mejor idea?- Jesus apretó la cámara con sus manos y algo llamo su atención en el retrovisor, los reflectores del asta bandera seguían encendidos y dejaban ver como aun ondeaba tras un desfile de luz y sombra -quizá podemos ir al obispado, ahí seria más probable que encontráramos una señal por la altura, además que podríamos ver la ciudad y así dimensionar los daños y quizá hasta una señal de vida o algo- se hizo un silencio nuevamente, Gustavo respiro hondo y aunque no le agradaba mucho la idea al menos le hallaba un poco de sentido, quizá porque el obispado había sido diseñado para alertar de los ataques enemigos aunque de eso ya habían sido muchos años.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">La calle que llevaba a la cima del obispado se había vuelto oscura desde tiempo atrás pero a ambos se les antojaba que en ese momento lo era aun mas, Gustavo dio vuelta siguiendo las curvas pero tras unos matorrales salió un grupo de infectados que atacaron el coche echándose encima, Jesus tomo el arma y disparo en dos ocasiones zigzaguearon camino arriba y de pronto uno de ellos golpeo el vidrio del lado del conductor introdujo medio cuerpo mordiendo en el brazo a Gustavo que por su parte maniobro pero tras el dolor de la mordida no se dio cuenta que se dirigía a toda velocidad contra uno de los cañones de guerra que adornaban el lugar impactándose de lleno y dando varias vueltas en el aire justo antes de caer con el techo sobre el pasillo que lleva a la explanada. Pasaron algunos minutos y Jesus despertó por un dolor de cabeza y el dulce olor a gasolina, había quedado colgando desde el sillón, tenía esa costumbre de portar el cinturón de seguridad de manera inconsciente, frente a él quedo lo que supuso era el suelo y la cámara había quedado completamente destrozada entre el parabrisas y el tablero, cerró los ojos y se llevo la mano a la cabeza sintiéndola húmeda y caliente lo que confirmo el haberse descalabrado, presiono el botón de seguridad y de golpe fue a dar hasta el piso, se arrastro por la ventana entre los fierros retorcidos y fragmentos de vidrio observo que lo que había detenido su desenfrenada carrera hacia el barranco había sido un poste de luz, el cual ahora se encontraba desfigurado frente al coche, tomo un poco de aire y se recargo de espaldas en la puerta, se había dislocado la rodilla, no le dolía pero podía ver que el hueso no estaba donde debería, busco a Eduardo pero este no estaba por ninguna parte, desde aquel punto pudo observar la ciudad, aun había luces encendidas en gran parte de ella el centro estaba completamente incendiado y había zonas en los cerros donde se podían ver llamaradas enormes, de forma curiosa desde aquel punto la luna iluminaba con su azulosa resplandescencia lo que lo hizo notar que unas siluetas tambaleantes caminaban hacia él desde la explanada, en el cielo una bengala roja exploto y supo entonces que aun había gente viva dibujándosele una sonrisa más porque sabía que para él todo había terminado, el arma había quedado cerca de donde estaba la tomo pensando en la única bala que quedaba mientras los gruñidos y gemidos seguían acercándose, miro al cielo una vez mas y disparo, desde cualquier punto en la ciudad pudo observarse una explosión en la cima de aquel viejo cerro dejando en claro que seguía siendo un campo de batalla.</p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "> </p><p class="MsoNormal" align="right" style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; text-align: right; ">Orlando G.</p></span></span></span></div>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-88927123900962548872010-01-28T22:12:00.000-08:002014-01-14T10:19:07.478-08:00AH1N1-B 3 Infección, La Pandemia<div style="text-align: left;">
La sirena gritaba a los cuatro vientos y las luces rojas la acompañaban como si se tratara de una orquesta, el motor estaba hasta el tope y los coches se quitaban haciéndose a donde podían para dejarlos pasar. La ambulancia de la cruz verde Monterrey iba rompiendo el viento por la velocidad, se dirigían a un accidente del cual les habían reportado en una llamada anónima. -…Y entonces yo me pregunto ¿Qué carajos le pasa a la gente cuando llueve? Pareciera que la humedad les llegara al cerebro, por muy leve que sea la briza la gente no toma precauciones- Dijo Adal, el paramédico copilotó en un tono de enojo aferrado a la agarradera del techo mientras Ismael que era quien maniobraba el volante soltó una risa burlona –Así somos los humanos, hay misterios que ni la ciencia nos podrá explicar- replico y volvió a sonreír, una voz femenina en un tono un poco más serio sonó desde el fondo de la parte trasera –Quizá solo sea una reacción al miedo de chocar lo que los hace alterarse y los pone nerviosos, ¿no crees?- Dijo la joven que en su jumper verde se leía en letras amarillas “Ángeles Sepulveda.” –Tal vez, pero tu explicación se pierde cuando ponemos el mismo panorama en una temperatura de cuarenta grados centígrados, ¿Cuál sería el pretexto, el sofoca miento y el smog o que se les evapora el liquido cefalorraquídeo?- Dijo Adal estirando el cuello para buscar la mirada de Ángeles mientras Claudet, otra paramédico, se limito a curvar la boca hacia abajo y empujar el mentón como asintiendo. La lluvia se estampaba en el parabrisas y los pequeños brazos mecánicos que limpiaban el vidrio se movían de lado a lado. Más adelante, hasta donde el agua les permitía ver, se notaban unos destellos azules y rojos hacia lo que sería la orilla de la carretera. –Excelente, creo que este si estuvo algo feo- Dijo Adal en tono sarcástico señalando un enorme bloque blanco metálico que se encontraba atravesado en la carretera cubriéndola casi en su totalidad -¿Es una caja de tráiler?- Pregunto Claudet acercándose a la parte delantera de la ambulancia –Eso parece- contesto Ismael al tiempo que espejeaba por su retrovisor para asegurarse de no golpear algún coche.<br />
Llegaron hasta adelante y pudieron observar una carambola de coches que se había ocasionado probablemente a raíz de la volcadura del tráiler, había gente parada a un costado de sus coches intentando ver lo que sucedía más delante algunos estaban comunicándose por celular quizás con sus aseguradoras o algún familiar, la lluvia estaba fuerte pero era soportable y permitía ver al menos a una corta distancia, tanta que les dejo ver a un grupo de gente que se apelmazaba en la parte primaria del accidente donde observaban curiosamente el cuerpo mascullado de lo que parecía un hombre, el coche tenía una mancha bastante visible de sangre y delante de este había un cuerpo más viendo hacia el cielo además de partes de cuerpo regadas por toda la calle hasta donde estaba la caja del tráiler. Todos se bajaron apenas se detuvo la marcha, sacaron las camillas y Claudet tomo algunas mantas. Un policía intentaba contener a los curiosos mientras que unos reporteros de algún periódico amarillista tomaban fotos. Adal se acerco al cuerpo que estaba bajo las llantas del coche y le tomo el pulso buscando la carótida, no tenia señales de vida, Ismael por su parte tuvo un poco más de suerte, el hombre que estaba viendo hacia el cielo aun respiraba pero no se movía estaba inconsciente debido al golpe que tenía en la cabeza del cual brotaba un sangrado que aunque era débil podía ser riesgoso – ¡Este aun respira! – grito al tiempo que Ángeles se enfilo con la camilla, Adal se acerco y le ayudo a subirlo e inmediatamente lo inmovilizaron, Claudet al ser nueva en el equipo se le habían asignado labores un poco más sencillas, con las mantas tapaba los restos del cuerpo despedazado. Ángeles se llevo a toda prisa la camilla a la parte trasera de la ambulancia mientras la gente aun y con la densidad de la lluvia se estiraban para alcanzar a ver lo que sucedía, los policías habían logrado acordonar el área con la típica cinta amarilla y discutían con los reporteros para que se mantuvieran al margen. Adal tomo el barandalillo que circuncidaba a la camilla y ambos contaron hasta tres para subirla a la ambulancia, una vez arriba Ángeles tomo un trozo de algodón esterilizado y lo froto en la contra palma del hombre preparo el catéter y lo introdujo para administrarle suero.<br />
Ismael se adentro entre los matorrales y arbustos para llegar hasta la cabina del tráiler donde encontró un boquete en el parabrisas que estaba contorneado por una estela carmesí que a juzgar por el rastro rojizo en el suelo indicaba que el chofer se había arrastrado fuera pero bastante mal herido, se acerco al vidrio para alcanzar ver lo que había dentro, el día se había vuelto gris oscuro y no pudo más que ver un bulto que parecía una maleta y algo como una cobija, saco una pequeña lámpara de mano de su bolsillo que usaba para ver los ojos de los ebrios cuando le tocaba cubrir en retenes de antialcohólica, no alumbraba mucho aun así apunto dentro y en ese momento algo tras él se movió, cuando consiguió voltear solo pudo ver un movimiento brusco en un arbusto, apunto con la lámpara de mano y llamo identificándose como paramédico pero nadie le contesto, las gotas de agua se habían vuelto más gruesas se acerco poco a poco y movió las hojas para encontrar a un hombre lamentándose en gemidos casi silenciosos.<br />
Claudet puso la ultima manta azulosa sobre lo que parecía un brazo, se levanto y tomo aire sin dejar de mirar el pequeño bulto en el suelo, subió su zíper hasta arriba para cubrirse completamente el cuello, metió ambas manos en el jumper y un frio repentino le recordó a su cuerpo que la temperatura estaba bajando, de pronto y de entre la ligera neblina que se había formado el rabillo del ojo le hizo notar una silueta en un costado de ella, miro para asegurarse y alcanzo a ver como se desplomaba perdiéndose entre los arbustos, su instinto siempre había sido ayudar por eso era paramédico, no le temía a las imágenes fuertes y siempre se recordaba la frase de su padre cuando sentía que le faltaba valor, la frase decía “imagina el peor escenario para poder llegar al mejor”, se armo de valor y apretó los puños camino a paso decidido y se adentro entre los arbustos. Un oficial logro verla entrar y se le hizo un poco extraña la acción así que no dudo en seguirla. Claudet vio a un hombre tirado boca abajo que vestía un claro uniforme militar, el brazo le sangraba e incluso parecía que un trozo del mismo estaba colgando –Debe estar desangrado y por eso se desmallo- se le vino la idea a la mente y salto hasta donde estaba el hombre, lo tomo por el hombro para con esfuerzo darle media vuelta de pronto abrió sus ojos soltando un gruñido al tiempo que abría la boca mostrando una dentadura amarillenta y ensangrentada que a su vez dejaba salir una estela de peste a putrefacción, Claudet reacciono en fracción de segundos hachándose para atrás empujándolo y golpeándose con unas ramas por su propio impulso, el oficial que la había seguido tardo un poco en entender lo que sucedía pero alcanzo a desenfundar el arma –Alto!- le grito al tiempo que le apuntaba y haciendo que el soldado lo mirara a él con sus ojos rojos y sangrantes, por un instante “Enrique Suarez”, como lo delataba su uniforme azul marino sintió que el peso del arma había alcanzado su máxima expresión, las manos las tenia congeladas y las bajo un poco antes de que el soldado le saltara encima yéndose con él hasta el suelo comenzando así un forcejeo rodando por entre las ramas y lodo, el arma sonó en varias ocasiones y acertadas o no el soldado no dejaba de moverse y escupir sangre sobre el rostro del policía que a como podía lograba evitar el ataque, su cara palidecida sus ojos sangrantes y el aliento a alcantarilla le hicieron ver en más de una ocasión que algo no estaba bien sentía los rasguños en su piel a pesar de traer puesto el chaleco antibalas, lo tenía encima y como podía manoteaba para intentar quitárselo, el soldado gruñía y soltaba una baba viscosa y rojiza, al intentar someterlo este le mordió el antebrazo y con la dentadura pegada en su piel el policía levanto su mano libre y coloco el cañón en la sien del embravecido soldado, el resonar hizo que Claudet diera un respingo mientras pedazos de cerebro le salpicaron la cara, el resto del cuerpo se desplomo vertiendo chorros de sangre sobre el arañado policía. Claudet estaba aterrada, las manos le temblaban y se sentía dura como una piedra a pesar de tener experiencia en accidentes nunca había sido testigo de un asesinato y mucho menos salpicada por un órgano humano. Por su mente no dejaban de fluir imágenes, entre ellas ver desplomarse aquel soldado, “Asesinato en defensa propia” imaginaba en su mente la leyenda de su reporte -¿Qué carajos le paso, se volvió loco?- susurro Claudet con la mano en la cabeza estirándose la coleta del pelo mientras que recargada en un árbol se dejaba caer hasta quedar en una mezcla de cuclillas y sentada. El policía hizo a un lado el cuerpo y se levanto hasta quedar sentado apoyado en sus manos y desorientado -¿Se encuentra bien señorita? –Le dijo mientras se limpiaba la sangre del rostro con la camisa del uniforme y su respiración se mantenía agitada - Creo que no, esto no está nada bien y por lo tanto no estoy bien – le contesto con sus temblorosas manos cerca de la boca, al policía se le antojaba aquella escena como la de una persona acabando de ver caminar a un muerto.<br />
El policía se levanto sacudiéndose el lodo y algunas hojas, se miro la mordedura solo para darse cuenta que aquello estaba peor de lo que esperaba, su brazo mostraba las hendiduras sangrantes de la mordida y tras los ríos de sangre negra el contorno se veía verdoso y negro mientras que sus venas se había resaltado y se notaban desde el hombro hasta la punta de los dedos. Claudet aun impactada se acerco a él tomándolo para ver la herida, saco de uno de sus bolsillos una venda y se la enredo –acompáñeme a la ambulancia para desinfectarlo- dijo con la voz un poco quebrada. Ambos caminaron hasta afuera y en más de una ocasión el policía regresaba la mirada para asegurarse que el cuerpo del soldado siguiera inmóvil. Al salir de vuelta a la carretera Adal parecía buscarla así que al mirarla salir se acerco intentado apoyar al herido. -¿Que fue lo que paso?- preguntando directamente a Claudet a lo cual ella solo agacho la mirada –La ataco un soldado, creo, intente defenderla pero él me mordió- contesto el policía al tiempo que pujaba por el mismo dolor. –Déjeme revisarlo, ¿un soldado dice?- Le contesto Adal desenredándole la venda. – ¡Dios mío!, ¿Esta seguro que era un humano?- El policía sintió un escalofrió que le recorrió el cuerpo y unas punzadas gigantescas le adormecieron por completo el brazo. –No lo siento- Adal lo tomo y le pidió que lo acompañara, la gente se apelmazaba mas hacia la punta del accidente y el resto de los policías ya casi no podían contenerlo. –Ya no siento la mitad de mi rostro, creo que se me esta infectando muy rápido- dijo el policía mientras Adal le sostenía el brazo enredándolo a su alrededor para semi-cargarlo. –Aguante amigo, son solo unos cuantos pasos mas, hay que llegar a la ambulancia- el policía se desplomo de pronto y Adal como pudo lo sostuvo el suficiente tiempo como para agacharse junto. Claudet aun estaba en shock los veía avanzar y veía a la gente discutiendo tras la línea amarilla, pero no lograba escuchar nada, esta ensimismada al grado que no escucho en absoluto que tras ella se movía algo que retumbaba en el piso de una manera casi segura. Un gruñido fuerte y estrepitoso se soltó por su espalda pero ella no respondió a nada, uno de los policías que intentaba controlar a la multitud viro al oír aquel sonido espeluznante, tras la caja del tráiler apareció un oso pardo, tal vez de mediana edad, no era muy viejo, pero lo suficientemente grande como para matar a alguien de un solo zarpazo. – ¡Cuidado!- le gritaba el policía antes de verse en la necesidad de romper la alineación para luego desenfundar el arma y dejarla descargar sobre el animal. El oso gruño soltando una peste de su boca, Claudet recordó esa peste, era exactamente igual al hombre que le había dejado cerebro en su rostro, giro sobre si misma y encontró al gigantesco animal, el cual se ponía en embestida contra la caja de la pesada unidad, se pegaba una y otra vez, hasta que logro aboyarla la mayor parte de la gente había regresado a sus coches y algunos se habían desaparecido corriendo despavoridos entre las filas de automóviles intentando huir de aquella escena, los pocos que se habían quedado se habían quedado boquiabiertos tras la acción del animal, los fotógrafos hacían lo suyo mientras algunos policías mantenían su mano sobre la funda del arma, el agente que había advertido a Claudet comenzó a moverse poco a poco hasta donde ella se encontraba, el animal bufaba retrocediendo algunos pasos y de nuevo se lanzaba contra la enorme caja blanca, Adal veía todo desde la parte trasera de la ambulancia mientras Ángeles atendía al oficial herido. – Amiga, tranquila, soy un oficial de policía, necesito que cooperes conmigo, camina despacio hacia atrás intentando no llamar su atención- el oficial se había acercado lo suficiente como para defenderla con el arma en caso de que el animal intentara cambiar de blanco. Claudet comenzó a moverse poco a poco retrocediendo un pie a la vez, la lluvia había arreciado y la visibilidad se estaba perdiendo y combinada con la leve capa de neblina aquello parecía más una película de terror barata. Cuando Claudet sintió en su espalda la mano fría del oficial se detuvo y este la jalo hasta ponerla en su espalda. –Bien, ahora aremos lo siguiente, de la misma manera que llegaste hasta mi, de esa misma forma quiero que te desplaces hasta que llegues a donde están mis compañeros- Ella asintió moviendo la cabeza y el agente la pudo ver por el rabillo del ojo sin perder de vista que aquel animal ya sangraba por los golpes. De pronto el animal seso haciendo que ambos se quedaran quietos en medio de la carretera, el agua que caía era como una regadera abierta y las gotas les rodaban por el rostro, el animal bufo y camino algunos pasos hasta alejarse de la caja, tambaleante y desorientado comenzó a toser, devolvió un coagulo de sangre y después se desplomo, dando un respiro de alivio a todos los que miraban tras las cintas amarillas, los policías sacaron su arma y apuntándole se acercaron sigilosamente hasta el aparente cadáver del animal.<br />
El brazo del agente lucia bastante mal, la mancha verdosa alrededor de la mordida se había extendido y el dolor le había dormido el pedazo, Ángeles le había limpiado el área con un algodón empapado en una mezcla de alcohol y agua oxigenada, la sangre había dejado de escurrir pero a cambio brotaba espuma blanco. –Está muy infectada, ¿Qué fue lo que lo ataco agente?- el policía la miro a los ojos con una vista cansada y un poco desorientada. –Un…soldado…señorita, me siento mal- apenas termino las palabras y el hombre se desvaneció sobre el pavimento, Adal quiso evitarlo pero no fue tan ágil para girar lo suficientemente rápido, comenzó a convulsionar y Ángeles descendió de la camioneta, ambos intentaron tranquilizarlo, Adal saco su pañuelo y lo introdujo en la boca del oficial para evitar que se mordiera la lengua, al tocarlo se sentía que el hombre hervía. –Ayúdame a meterlo a la camioneta- Ángeles se agacho y metió su brazos bajo la espalda del oficial intentado levantarlo a lo que Adal la siguió y lograron levantarlo, ella lo tomo de los pies mientras que Adal sujetaba su espalda, Ángeles subió como pudo a la camioneta cuando de pronto el oficial dejo de moverse, ambos se miraron extrañados y más aun cuando el oficial abrió los ojos, lagrimas sanguiniolietas le salían marcando un camino rojizo en sus mejillas soltó un grito ahogado para después hacer un sonido como el de un gato enfurecido, movió sus piernas empujando dentro a Ángeles y haciéndola golpearse con un pequeño gabinete de primero auxilios y echándole encima un montón de cosas, Adal comenzó a forcejear con el pero el oficial parecía ser más fuerte agitándolo aun y cuando lo mantenía sujeto por la espalda, las puertas de la camioneta se cerraron Los pocos policías que se habían quedado delante de las cintas se acercaron a ver lo que pasaba y al ver a su compañero pensaron que se trataba de una riña, uno de ellos el más joven saco su arma y apunto gritándole al paramédico que se detuviera mientras que Adal intentaba de todo para no soltarlo hasta que este logro morderlo logrando así zafarse y derribándolo. El arma retumbo y el cuerpo de Adal recibió la bala en fracción de segundos atravesándole el cráneo de lado a lado. – ¿Pero qué haces imbécil? – le grito un agente de aspecto veterano al joven. En cuestión de segundo el policía mordido se abalanzo sobre el veterano mordiéndolo justo en el cuello haciéndolo gritar y el resto de los policías sacaron su arma, la gente y los periodistas se acercaron para ver lo que pasaba cuando de pronto el oso se reincorporo vomitando coágulos de sangre y atacando a los policías la gente comenzó a volverse loca y a correr uno de ellos subió a la ambulancia y solo tuvo que dar vuelta a la llave que por ordenes de sus superiores Ismael siempre dejaba puestas, Ángeles reacciono y vio al hombre pisar a fondo el acelerador y a la bestia café aplastando a algunos agentes mientras que en el hocico cargaba algo parecido al cuerpo de su compañera Claudet, el hombre dio la vuelta de trescientos sesenta grados haciendo que nuevamente Ángeles volara por el interior de la camioneta, solo escuchaba los golpes y gritos sintiendo brincos y el ajetreo por la conducción frenética del hombre, había regresado por el camino que ellos habían abierto al llegar pero Ángeles no recordaba que hubiese baches y mucho menos topes, la gente gritaba y de pronto un golpe en seco y el techo se había vuelto el suelo, Ángeles se golpeo en la cabeza y todo se puso negro.<br />
Cuando pudo recobrar el conocimiento el ambiente olía a gas quemado y a sangre el agua le mojaba el rostro y la luz del día le pegaba en la cara, abrió los ojos y noto que su cuerpo estaba completamente magullado, había quedado de cabeza con los pies en lo que sería una de las laterales de la camioneta, habían volcado, su reacción fue buscar la camilla en donde estaba el sobreviviente, pero esta ya no estaba, había salido disparada tras el impacto, al intentar ver si el conductor desconocido aun seguía con vida no lo vio, así que se jalo hacia delante y lo que vio la hizo que se le revolviera el estomago, estaba solo la mitad de abajo el hombre puesto que durante la volcadura quizá iba a salir proyectado por la ventana de la puerta pero solo alcanzo a salir una parte antes de volver a caer partiéndolo en dos. Se arrastro hacia fuera saliendo por las puertas traseras se paro recargándose en el mofle de la misma y justo en ese momento el estomago hizo lo suyo haciéndola devolver lo que había desayunado y parte de jugo gástrico. Levanto la mirada, el camino aquel parecía haber sido escenario de una masacre hollywoodense varias decenas de cuerpos regados, algunos mutilados otros atropellados o aplastados y otros tantos que solo parecían estar tirados, el oso no se veía por ninguna parte y tampoco había señal de Adal o el cuerpo de Claudet, solo a lo lejos junto a la caja del tráiler pudo ver a un hombre parado, con los hombros caídos y cabizbajo, vestía el uniforme verde con amarillo, pero una mancha de sangre sobre su pecho la hizo entender que Ismael no se encontraba bien, camino cojeando hacia el pero él al mírala que se movía comenzó a correr, corría como nunca antes lo había visto hacerlo, el sentido de la supervivencia le decía que aquella situación no podía ser normal, así que sin pensarlo tanto dio media vuelta e intento huir, escucho un gruñido, Ismael se acercaba poco a poco a ella, de pronto frente a ella un nuevo sonido era el de un cartucho al ser cortado, un grupo de soldados que se desplazaban sobre jeeps apuntaban en todas direcciones, apenas se movió y un disparo le hizo ver pasar su vida entera pro sus ojos…<br />
El 23 de abril de 2009, el gobierno federal declara un estado de pandemia con respecto a un virus nuevo del cual según ellos era posible mantenerse a salvo si se mantenían medidas de higiene, casi un año después se reportaban escasos 30 casos de muerte a causa de ese virus, lo que sucedió en la carretera tras la presa de la boca jamás fue difundido, las estadísticas en casos de delincuencia y secuestros fueron a la alza, en donde el número de denuncias por gente desaparecida aumento cerca de un cincuenta por ciento cerca del mes noviembre. En un programa sensacionalista llamado “Al otro extremo del Portal” televisado en un canal local se presentaron supuestos videos de gente que había captado a muertos vivientes explicando que estos habían surgido a causa del nuevo virus, pero una semana después el conductor fue forzado a desmentirlos y asegurar que todo se trataba de un video montaje, llamando por el mismo como una sátira a la situación por la que pasaba el país con respecto al tema. Aunque el gobierno realizo campañas donde difundían haber encontrado una cura y que se distribuiría esta medicina intravenosa de manera gratuita, no tuvo mucho éxito, ya que según algunas personas solo se trataba de una mezcla de químicos inofensivos que provocaban una reacción en el ser humano, haciendo creer así que se generaban anticuerpos. La incertidumbre continúa.</div>
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Orlando G.</div>
Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-35664105233812598732009-12-12T00:52:00.000-08:002009-12-12T00:54:24.702-08:00Archivo 022 MinutosCada mañana se levantaba recordando los buenos tiempos cuando en su sano juicio podía ser libre, ahora solo estaba en aquel abandonado cuarto, pensando en que tal vez nunca jamás volvería a ver la luz del día, solo estaba ahí, postrado en su cama frente a su viejo televisor de bulbos y con su única conexión al exterior, una ventana típica<span style=""> </span>tapizada con madera, clavos y alambre de púas. No solo se había encerrado físicamente, sino también lo había hecho hacia sí mismo. Rodrigo Sánchez, un hombre típico de estatura promedio y barba finamente cerrada, había conseguido aislarse del rebaño solo por la simple y sencilla razón, podía “detener el tiempo” solo con pensarlo, parecería una broma o algo sin mucha coherencia pero para él no lo era, era algo simple como pestañear un ojo o quizás quitarle un pelo al gato, pero era un don al que le temía y con justa razón.<span style=""> </span><o:p></o:p></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">De pronto se abrió la puerta del cuarto entrando por ella una mujer ya mayor, le traía un vaso de jugo y un sándwich. .- Como amanecimos hoy Rodriguito- Su madre le decía de aquella forma y él lo detestaba, lo hacía sentirse como un mocoso estúpido de diez años. – Bien mama, aun pensando en lo que hay afuera y de lo que por culpa de este don no he podido disfrutar nunca.- La mujer lo miro a los ojos y se sentó junto a él en la cama. – No debes preocuparte hijo, allá afuera solo existe gente mala, que al conocer gente como tu serian capaces de llevarte a un circo y exponerte o nunca falta el científico sin sentimientos que quiera examinarte, mejor estando aquí solo bajo la tutela de tu madre, que te quiere y te ama.- La mujer se levanto y encendió el televisor, espero a que el cinescopio iniciara y cambio de canal hasta llegar a las caricaturas, esas donde salía un conejo que se sentía muy listo. –Mira el televisor, mama tiene que salir un momento a limpiar la casa.- se acerco de nuevo a él y le beso la frente. Rodrigo termino su sándwich y giro sobre su cama, tomo la sabana para taparse. Seguía ahí, pensando en lo sencillo que sería estar afuera, pero que según su madre no lo seria, en algunas ocasiones había pensado en salir, pero su madre lo detenía siempre, aun y aunque no hubiese mencionado nada, aparecía de pronto justo cuando él se paraba frente a “el acceso”, como le decía su madre a la única puerta que no estaba sellada.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">La frustración lo recorría, cuando era más chico y aun asistía a clases había conocido a una niña de nombre Emilia, con la que había logrado tener una firme amistad, al grado de que en alguna ocasión se habían ido de pinta y al finalizar el día se acompañaron a casa, ella era una vecina de apenas dos cuadras más adelante. Ese día, Rodrigo había tenido serios problemas con su madre, pues ella siempre pasaba a recogerlo. Había cosas que no le gustaban recordar, cosas como aquellas cuando su madre lo golpeo por pintarrajear una pared o el día que sin querer derribo el cuadro enmarcado de su padre. Y es que aunque su madre no hablara mucho del tema, Rodrigo se había enterado que su padre había sido trailero y que había muerto en un accidente automovilístico, por eso su madre era muy delicada con las cosas de él. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">Rodrigo había estado toda la tarde pensando en lo patética que se había vuelo su vida cuando su madre lo saco de estudiar y lo recluyo en el mismo cuarto donde se encontraba ahora. En algunas ocasiones Emilia venia a visitarlo por la ventana, y se la pasaba toda la tarde con él, hasta que un día la madre de Rodrigo atendió a la puerta, era la madre de Emilia, que venía con la intención de recogerla para llevarla a casa. La señora entro al cuarto y<span style=""> </span>busco por todos los rincones a la mocosa, cuando la encontró la agarro del cabello y la hecho fuera del cuarto. La madre de Emilia al ver la situación entro y forcejeó con la madre de Rodrigo, arrebatándole de las manos a su hija y saliendo de aquella vergonzosa situación. Desde ese día, la madre de Rodrigo se había vuelto más estricta aun y había puesto unos seguros en las ventanas de la casa para que jamás se le fuera ocurrir entrar de nuevo a la niña aquella y por si las dudas que Rodrigo intentara huir. Los parientes que alguna vez tuvieron por parte de su padre dejaron de ir conforme pasaba el tiempo y los parientes de su madre discutían con ella siempre que iban. Así que todo se había estado viniendo en decadencia desde que el dejo de ir a la escuela, cada vez hablaba menos con la gente hasta que un día a los dieciocho años se le ocurrió la magnífica idea de esperar a que su madre se quedara dormida y se paro frente al acceso. Camino hasta él y tomo la perilla de la puerta, justo en ese momento de la nada salió su madre y lo regreso al cuarto. -Ya te he dicho que tú no puedes salir, lo tienes prohibido-. Vio todo en cámara lenta, sentía verse parado desde otro punto, se veía arrastrado por su madre hasta su cuarto y detuvo el tiempo, lo vio con sus propios ojos, se levanto del suelo su<span style=""> </span>madre estaba congelada en la posición en la que lo traía y el la miraba a los ojos, ella estaba como petrificada, el reloj marcaba las once con quince minutos y el segundero estaba detenido justo en el número dos. Fue entonces que lo comprendió, ahora sabia de lo que era capaz, y eso lo obligo a sentirse diferente, a ser más respetuoso con su madre quien solamente se preocupaba de que el no fuese un fenómeno más de esta sociedad que marcaba la mas mínima diferencia como defecto.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">Aquella noche regreso a la cama y estuvo ahí llorando hasta que se quedo dormido y a la mañana siguiente todo había vuelto a la normalidad cuando lo pudo asimilar, pudo sacar provecho de aquella situación, cada vez que su madre se enojaba y lo intentaba golpear el detenía el tiempo y regresaba por si solo hasta la habitación, y solo esperaba a que todo volviera a la normalidad, todo era cuestión de esperar una o dos horas, quizás algunos minutos.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">Pero hoy, ya estaba harto, harto de todas aquellas situaciones donde se había visto obligado a detener el tiempo. Ya era todo un hombre no era un mocoso de diez años ni dieciocho,<span style=""> </span>ahora podía defenderse del mundo si así lo requería. Así que se levanto y fue hasta la puerta del cuarto, el reloj de la sala marcaba las diez de la noche, su madre no había vuelto a la habitación para darle la cena. Encendió la luz y fue a buscarla hasta su habitación, ella estaba ahí sentada en su anticuada mecedora, tejiendo algunos adornos para la sala y no lo miro. – ¿Qué haces levantado a esta hora Rodrigo?, tu deberías estar dormido.- Rodrigo respiro profundamente. – Quiero salir mama, no me importa lo que pase, llevo demasiado tiempo en esta casa, ya no quiero estar aquí- la mujer hizo a un lado los hilos y las agujas levantándose frente a él, dándose cuenta del evidente cambio físico de su ahora crecido hijo. – Eres un mocoso mal agradecido, me parto el alma para cuidarte desde que tu padre nos dejo solos ¿y así es como lo pagas?- La mujer levanto la mano y lo abofeteo. –Ahora no digas estupideces y vuelve a tu cuarto- Rodrigo la miro molesto y con la furia que sentimos cuando chicos nos regañaban nuestros padres. –Pues no me importa lo que digas, me largo de aquí.- Rodrigo salió encarrilado hasta la sala y se dirigió hasta el acceso. – No me fuerces a hacer algo que no quiero.- Dijo su madre cortando el cartucho de un arma pequeña. Rodrigo giro sobre su eje y la miro a los ojos. – Mama, por favor, sé que no lo harás, una madre jamás lastimaría a su hijo- la mujer no bajaba el arma. – ¿Y quién hablo de lastimarte?, estoy dispuesta a matarte, prefiero hacerlo yo a que ese mundo loco acabe contigo.-<span style=""> </span>Rodrigo sintió como la sangre le bajaba hasta los pies y una gota fría le recorría por la espalda. – ¿Madre por dios, tan malo es lo que está afuera?, déjame verlo de nuevo, por favor, solo por esta ocasión- La mujer lo miraba a los ojos. –Vuelve a tu habitación, ahora mismo.- Rodrigo comenzó a caminar hacia ella. – Mama por favor, solo déjame salir un poco, prometo volver.- La mujer dio dos pasos hacia atrás si dejar de apuntarle. – Claro que no, eso mismo dijo tu padre antes de salir a ese viaje y jamás regreso.- A Rodrigo le pasaban mil cosas por la cabeza, mil cosas que se concentraban a una sola, quitarle el arma a su madre sin lastimarla, quería detener el tiempo pero era algo andaba mal, no lo conseguía. Sin pensarlo se abalanzo sobre ella, ambos cuerpos rodaron por el suelo hasta que el arma se disparo. Rodrigo cerró los ojos, y sentía el pecho ardiendo, su corazón palpitaba muy rápido y las manos le temblaban. Su madre estaba sobre él y lo miraba, luego se desplomo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">Rodrigo abrió los ojos, el cuerpo de su madre estaba sobre él, la había matado, y eso no estaba en sus planes. Se levanto y comenzó a temblar, su madre estaba boca arriba con un balazo en el vientre y escurriendo sangre a cantaros. Rodrigo se llevo las manos a la cabeza jalando un montón de cabellos y sus ojos se llenaron de lágrimas. No comprendía lo que había sucedido, no quería que fuese así como pasara y el maldito tiempo jamás se detuvo, ni siquiera un minuto. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">Escucho un murmullo tras el acceso, parecían voces, se levanto y fue hasta ahí de pronto algo golpeo la puerta y la sacudió, asustándolo y haciéndolo retroceder. Tras tres o cuatro golpes más la puerta fue derribada, ante el apareció un demonio, vestido de negro, con un casco en la cabeza y filosas garras metálicas, Rodrigo se sintió indefenso, el demonio le apuntaba con sus garras y el no tenia como defenderse, se armo de valor y salto sobre él, un sonido estrepitoso lo derribo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">Una noche un vecino cansado de que en la casa abandonada se escucharan ruidos extraños hizo una denuncia a la policía, tenía la idea de que tal vez algunos vándalos se metían a drogarse. Cuando la policía llego comenzaron a forcejear las puertas, viéndose obligados a derribarlas, un hombre se abalanzo sobre ellos y uno de los agentes disparo sin pensarlo. El cuerpo de Rodrigo cayó al suelo desmesuradamente y un charco de sangre comenzó a formarse alrededor de el. La casa olía bastante mal, había excremento por todas partes y las paredes estaban rayadas, contenían mensajes que muy probablemente el hombre había escrito, en algunos decía que él podía detener el tiempo y en otros que él no quería matar a su madre pero más hacia el fondo los agentes encontraron el cuerpo de lo que alguna vez fue una mujer, estaba atado a una mecedora<span style=""> </span>con alambre de púas, algunas partes mostraban el hueso expuesto mientras que en otras solo presentaba mordeduras y rasguños. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD">Los forenses dictaminaron que la mujer llevaba más de dos meses muerta a causa de una contusión en la cabeza y que el individuo que respondía al nombre de Rodrigo Sánchez, se había estado alimentando de ella. Una mujer joven de nombre Emilia Garza se presento ante las autoridades rindiendo una declaración donde dijo conocer a quienes habían vivido ahí, pero que hacía muchos años que no los frecuentaba y desde hacía tres meses las ventanas amanecieron selladas y jamás los volvió a ver. El archivo se califico ocultando estrictamente lo que habían encontrado dentro.<span style=""> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <span style="font-size: 12pt; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="ES-TRAD">Orlando G. </span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-60266313627450759522009-12-12T00:50:00.000-08:002009-12-12T00:51:58.098-08:00Archivo 021 El Perfeccionista-Emergencias, le atiende Laura, ¿ cuál es su problema?- Repetía una y otra vez Laura Mendoza ante las constantes llamadas al número de emergencia que regularmente eran falsas alarmas, bromas de jóvenes y algunas otras tantas solo eran problemas simples como un borracho necio o un asalto a alguna tienda de conveniencia. Eran cerca de las once de la noche, Laura se levanto y dejo de lado la diadema, tomo su vaso con el estampado de una película para niños y se dirigió directamente hasta el garrafón de agua, en ese momento sonó el teléfono del conmutador haciéndola correr y poner el vaso al filo de un escritorio. -Emergencias...- pero su voz fue interrupida por el sonido ronco y nervioso de la persona que marcaba. -Señorita, escuche, acabo de ver algo que de ser cierto podría ser horripilante.- El hombre hizo una pausa. -Señor, conserve la calma y<span style=""> </span>dígame ¿qué es lo que pasa que es lo que visto?- Se escuchaba el sonido de un motor, el hombre seguía sin mencionar una sola palabra. -Señor...?-, -Señorita, ponga atención a lo que le voy a decir, venia circulando por la carretera a Villa de Garcia, y me pareció ver algo extraño a un lado de la carretera, pare a ver lo que era e inmediatamente marque a este número, y me acabo de acercar, necesito ayuda, creo que esto es un cuerpo humano, pero no me atrevo a verle más de cerca.-, - bien señor, le pido por favor que se quede en el lugar donde lo ha encontrado, dice que es sobre la carretera a Villa de Garcia, a qué altura señor?- El hombre no contestaba. -Señor?-, - Ah!, perdón, es que buscaba algo con que guiarlos hasta aquí, pero no veo ningún señalamiento, pero es en sentido a Monterrey, después de las areneras y<span style=""> </span>después de la intersección donde está la gasolinera.-, - Ok está bien señor, que color es su auto.-, Rojo, dijo él, - Esta bien señor, solo le pido por favor no se aleje de la zona y permanezca con sus intermitentes encendidas, una patrulla va directo hacia usted. </p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="">Después de dar el aviso en un abrir y cerrar de ojos una patrulla estaba con la torreta encendida a mitad de la carretera, el hombre que dijo llamarse Kain Garcia, había explicado todo a los policías y periciales que habían llegado hasta el, incluso habían llegado agentes federales, pues se presumía el cuerpo fuera de algún narco-menudista o<span style=""> </span>tal vez alguno de esos tantos que mataban por venganza, pero nada, un simple cuerpo femenino desnudo y embalsamado en una bolsa típica de basura, el cuerpo tenía el rostro desfigurado, le faltaban ambos ojos y manos, tenía las piernas atadas con alambre de púas<span style=""> </span>y había laceraciones por todo el cuerpo y aunque estaba en avanzado estado de descomposición según los peritos la mujer no llevaba más de tres horas muerta. Román Valderaz, agente federal, llevo a el hombre que había hecho el hallazgo a las oficinas de la corporación. Lo había hecho pasar hasta su oficina,<span style=""> </span>donde miles de papeles estaban regados sobre su escritorio y lo más cercano a la naturaleza era un cuadro con un maguey que dejaba ver a lo lejos un extenso desierto. Román se sentó frente a él. -..A ver si entendí, ¿dice usted que circulaba por la carretera libre a Villa de Garcia y de pronto vio el bulto a un costado en el sentido contrario de su dirección?- el hombre lo observaba fijamente a los ojos. - Sí, creo que es lo que le he dicho a usted, al forense, a los policías y a la señorita que me contesto al teléfono- dijo en un tono sarcástico e irónico. Román se levanto de la silla y camino hasta el inclinándose hasta casi tocar su mejilla con la nariz. -No te creo, ¿y sabes porque?, porque eso es casi imposible, en esa carretera no hay luz y la bolsa negra cubría casi todo el cuerpo, no dudo que cuando llegamos estabas nervioso pero he visto a tanta gente hacer lo mismo que tu cuando quieren aparentar que no han hecho nada.- el hombre ahora se había enfocado en el cuadro tal vez para ignorar un poco a Román. - Pues eso es lo que ha sucedido, si usted escucha la grabación de la llamada que hice a esa mujer le podrá, en el mejor de los casos, quedar más claro, yo no estaba seguro de lo que veía, solo eran especulaciones- Román se hecho atrás. - Bueno, tal vez en eso tengas razón, ¿pero qué era lo que hacías en aquella carretera a esa hora?- el hombre sonrió. - Iba para casa de mi hermana, ella vive allá...- </p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="">La preguntas siguieron Román no podía creerle nada, pero no tenía pruebas para culparlo, aquel hombre solo había encontrado el cuerpo y no tenía nada que ver con el asunto. Alrededor de las dos de la mañana el hombre salía de las instalaciones mientras Román se preparaba para llenar informes sobre el caso, aunque le parecía algo absurdo y burocráticamente estúpido, pero tenía que hacerlo. </p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="">Había pasado una semana, Román se encontraba en su casa, era su día de descanso<span style=""> </span>pero aun así madrugaba. Encendió el televisor, que regularmente lo tenía en un mismo canal porque a pesar de que no le agradara mucho como daban las noticas, al menos eran menos amarillistas que en cualquier otro canal. - ...sta mañana, hayan otro cuerpo, igual que el de la semana pasada, en una bolsa negra de plástico y completamente cercenado en la carretera de cuota a Saltillo, aparentemente el cuerpo carecía de<span style=""> </span>piernas<span style=""> </span>además la cabeza no había sido hallada, la policía dice haber recibido la llamada de un taxista que circulaba por aquella carretera del cual nuestro reportero de la madrugada, Julián Garza, nos tiene los detalles....-. Román se había acostumbrado a escuchar este tipo de noticias, en los últimos meses había habido una ola de asesinatos a sangre fría, algunos aparecían con pancartas clavadas al pecho y mensajes macabros de amenazas, otros tantos con signos de violación y tortura, mientras que los que no corrían con tanta suerte les apuntaban las orejas o dedos y muy rara vez llegaban al grado de cortarles las piernas, brazos o la cabeza. </p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="">Eran las ocho de la noche, Román había pasado la tarde viendo programas mediocres por la caja de entretenimiento y el aburrimiento lo estaba haciendo caer de sueño, el teléfono sonó. - Bueno...- Pero le colgaron. Se volvió a acomodar, pero el teléfono sonó nuevamente. -¡Bueno!- Dijo gritando. -<span style=""> </span>¿Qué tal, como esta mi investigador favorito?- Román se quedo helado, era la voz de un hombre. -¿Quién eres? - Solo se escuchaba la respiración del hombre al teléfono. - Veraz, tú tienes un trabajo muy interesante, todo el tiempo persiguiendo a los malos, corriendo de un lado a otro con tu sirenita y representando a la autoridad, pero sabes....yo soy algo extraño, no me gustan las autoridades, mucho menos cuando no entienden a la primera que yo no hice nada malo.- ¿Quién eres cabrón?- Grito Román enojado. - Vaya, vaya, el señor investigador se siente acosado, escúchame infeliz, hoy terminare mi obra y tu no me lo vas a impedir, que tal si lo hacemos mas fácil para ti, eligiere a alguien a quien tu no conoces pero sabes de su existencia, yo pasare por ella y tu tendrás cuidado de no avisar a sus amigos, tal vez no la encuentres con vida...- el sonido monofónico había regresado a su oído y la ira le recorría la piel. Román no había entendido una sola palabra de lo que el hombre le había dicho pero sabía que era algo serio y que si no lo evitaba moriría alguien más y tal vez esta vez sería su culpa.</p> <p class="MsoBodyText" style=""><span style=""> </span></p> <p class="MsoBodyText" style="">Román salió con rumbo a las oficinas donde se encontraba Laura, la mujer que había recibido la llamada de hacia una semana y que muy probablemente habría recibido la del taxista. Al llegar encontró a Linda Morales, la encargada de turno matutino quien le dijo que ella acaba de terminar su turno y que ya se había retirado a descansar pero se ofreció a darle el domicilio cuando Román se identifico sobre quién era.</p> <p class="MsoBodyText" style="">Eran casi las nueve de la noche, Román se estaciono fuera de la casa de Laura y noto que la puerta estaba abierta, camino hasta la casa y pregunto por ella, pero no obtuvo respuesta. Entro a la casa, la cual solo tenía la luz encendida de la sala, así que ya adentro volvió a llamarla, pero nada, todo seguía completamente silencio. Comenzó a husmear, pero sin ser muy evidente, pues parecía lago raro que la casa estuviera en perfectas condiciones y con la puerta abierta. De pronto escucho un golpe en la parte de arriba, y camino sigilosamente hasta la escalera. Al llegar, de una habitación salían huellas de sangre y una marca gruesa como cuando arrastran al ganado ya muerto, se recargo contra la pared, desenfundo el arma y la puso contra su pecho, el ruido se escucho de nuevo y sin pensarlo entro en la habitación apuntándole a lo que fuese que estuviera dentro, la adrenalina se le había liberado y el corazón le palpitaba casi a reventar, de pronto algo le golpeo por la nuca.</p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="">El aroma a formol le entraba por la nariz y le hizo reaccionar poco a poco, intento mover las manos pero no pudo, la boca le ardía y<span style=""> </span>algo lo mantenía sujeto y sentado a lo que parecía una silla. Cuando logro abrir los ojos frente a el había una cama de hospital, una bandeja metálica mostraba manchas de sangre y algunas gotas estaban esparcidas por el suelo, sobre la bandeja había hilo quirúrgico y una aguja, aunque solo había una lámpara sobre el techo de donde quiera que estuviese a lo lejos podía ver algo cubierto con una lona y en la pared había empotrado un enorme cuadro de caucho, donde se colgaban martillos, tijeras y algunas otras herramientas. También veía una puerta y por la pequeña separación de esta y el suelo se veía entrar luz, una luz amarillenta. </p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="">La puerta se abrió y entro un hombre con un tapabocas, de esos que usan los doctores todo el tiempo. -Buenos días, ¿ Cómo se encuentra “sherlock” el día de hoy?- el hombre hizo una pausa y luego soltó una carcajada casi demoniaca. - Déjeme presentarme, señor “sherlock”, yo soy<span style=""> </span>“Jack el destripador” creo que se nos cruzaron las historias- De nuevo se carcajeo. - Pero que tonto soy, si usted no puede reír conmigo- Dijo el hombre al tiempo que levantaba un espejo en dirección a Román. La sangre se le bajo hasta los pies, un escalofrió le recorría cada parte de su cuerpo pero en cámara lenta, los ojos se le llenaron de lagrimas y comenzó a pujar, su boca estaba cosida, de arriba a abajo en forma de cruses. - ¿Qué te parece amigo?, creo que esa es la única manera de asegúrame de que jamás dirás nada, aunque en varias ocasiones pensé que con haberte cortado la lengua era suficiente, pero uno nunca sabe, así que mejor te cosí y para asegurarme de que no salieras corriendo despavorido te amarre a la silla con mi estambre favorito, alambre de Púas - El hombre sonreía y tarareaba mientras se quitaba los guantes de plástico. -Amigo mío, no deberías estar molesto, es más, en recompensa por tu inteligencia y valentía te daré el honor de ver mi obra maestra, pero cuidado con las críticas, soy muy.....poco tolerante- El hombre camino hasta donde Román había visto la lona y encendió un foco, el cual la iluminaba directamente. De pronto el hombre tomo un extremo y miro a Román. - Mirad a mi “David”, Mirad mi “ultima cena”, ella es Eva.- Al jalar la lona la dejo caer al suelo, descubriendo a un cuerpo femenino, había costuras en las articulaciones, una que unía las piernas al torso y otra en los brazos, el cuello y demás, inmediatamente supo que eran las partes que faltaban en los asesinatos. - ¿Qué te parece, no es hermosa?, ella es la mujer perfecta, es....- De pronto callo, y se quedo mirando a Román. -No te ha gustado ¿verdad?, ¿Verdad?- Dijo gritando la segunda vez. Tomo un martillo de la repisa y camino hasta Román. - ! Dime que te ha gustado infeliz! !Dímelo Ahora!- Levanto el mazo y lo dejo caer sobre su dedo pequeño del pie. El dolor se le desbordaba por los poros, quería gritar, pero no podía. -¡Ya se!, tal vez si hiciera un nuevo orificio en la boca podrías hablar.- El hombre regreso a la repisa y tomo un pequeño cincel y regreso hasta donde estaba Román, coloco la punta del cincel entre sus moretoneados labios, al primer golpeteo Román sintió como se le quebraban los dientes, después del segundo ya no sintió nada y al tercer por la impresión se desmayo.</p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="">La mañana del 20 de Septiembre, encontraron el cuerpo de Román Valderaz, a la orilla de la carretera libre a Saltillo, junto a él una nota que decía, “La perfección es un don divino, la estupidez un error eterno, seguiré intentándolo, no importa cuanto tenga que insistir para que dios me escuche”. El cuerpo se encontraba realmente en malas condiciones, presentaba perforaciones en la tráquea, además de los oídos y el corazón. Las manos y piernas estaban rasgadas como por algo filoso, su boca estaba cosida y reventada, además toda la parte frontal de su dentadura estaba pulverizada y había signos de extracciones molares. El caso se clasifico y jamás se notifico a los medios, simplemente lo hicieron parecer como una víctima de secuestro del que ya jamás se supo nada. </p> <p class="MsoBodyText" style=""><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: right;" align="right">Orlando G.<span style=""> </span></p>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-13714241222333338442009-12-12T00:48:00.000-08:002009-12-12T00:49:54.928-08:00Archivo 020 El Autobus“-Pasajeros con destino a Monterrey, favor de abordar la unidad numero 1175 por el carril catorce...-” La bocina interrumpió el murmullo de la gente, era la voz de una mujer que anunciaba las salidas de autobuses mientras que Rafael Garza había tomado sus maletas y se encaminaba hasta la puerta de salida, su autobús acababa de ser anunciado y quería subirse lo antes posible. La salida seria aproximadamente a las ocho de la noche. Rafael había guardado su equipaje en la parte baja del autobús y solo había traído consigo una pequeña mochila donde traía “lo indispensable” como llamaba el a un montón de papeles arrugados, una vieja libreta, un reproductor de música y una navaja que le había regalado su papa la navidad en que había decidido ser un “boy-scout”, por mas ridículo que pareciera. También traía un comic y una galleta integral que había comprado justo antes de llegar a la central.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">El día estaba algo nublado<span style=""> </span>y se respiraba ya el aroma a humedad, el motor se oía ronronear y las luces reflejaban en la puerta de salida. Tomo sus audífonos y corrió la cortina, afuera la gente hacía fila para dejar sus maletas y otras tantas para subir al autobús. Dieron las ocho con diez y el chofer subió con su elegante sombrero, camino entre los asientos y meneaba el dedo de un lado al otro mientras murmuraba algo, al llegar al final del pasillo dijo “15”, supuso que eran los pasajeros lo que contaba. El chofer regreso al frente y tomo el micrófono. “Estimados pasa...” Rafael interrumpió el mensaje de bienvenida subiendo el volumen de sus audífonos, y se le antojaba algo chistoso verlo mover la boca pero sin escuchar lo que decía. De pronto el chofer se sentó en su lugar y el camión comenzó a moverse. La unidad se ladeaba de un lado a otro y por un momento Rafael pensó que volcarían, luego sonrió concluyendo que era algo estúpido. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Justo antes de salir el autobús se detuvo, el chofer salió de la unidad y camino hasta una pequeña caseta,<span style=""> </span>hablo algo con un hombre que estaba dentro, aparentemente discutían algo, el hombre meneaba la cabeza y el chofer hizo una señal de desprecio con la mano y regreso al autobús. Al salir el hombre de la caseta veía el autobús con los brazos cruzados. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">La ciudad lucia preciosa antes de salir, una pequeña briza se había soltado y el piso brillaba por las luces de los lugares y es que Rafael era afecto de ir a Nuevo Laredo a ver a su tía en las vacaciones. Tras veinte o treinta minutos esas luces habían quedado atrás, y ahora todo era carretera, automóviles, tráileres, autobuses iban y venían. De un momento a otro, el autobús comenzó a bajar la velocidad, y de pronto hizo un alto total. Rafael se levanto de su asiento asomando la cabeza mientras la mitad de los pasajeros dormían. Un hombre se levanto del último asiento y camino hasta el frente. -¿Que sucede?, ¿Porque detienes el camión?- -Disculpe señor, lo que pasa es que comenzó a fallar y no quiso acelerar, pero no se preocupe, ya me ha pasado otras veces, es solo cuestión de dejarlo enfriar un poco y de nuevo arrancara- contesto el chofer. El hombre miro su reloj. -¿Y cuanto tiempo se requiere?- El chofer miro el tablero del camión. -Pues vera yo creo que entre cinco y diez minutos- El hombre volvió a ver su reloj. -Voy tarde, más vale que lo soluciones.- El hombre regreso hasta su asiento molesto. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Habían pasado ya quince minutos y seguían parados a la orilla de la carretera, la intensidad de la lluvia había aumentado hasta el punto de ver una cortina blanca afuera. El chofer dio vuelta a la llave y la maquina patino dos o tres veces, después de eso volvió a dejar oír su rugido. Prendió las luces delanteras y se incorporo de nuevo al carril. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Avanzaron así tal vez dos o tres kilómetros, luego comenzó a tironearse de nuevo pero esta vez no pudo controlarlo y perdió el control de la unidad, dio varios derrapes hasta que el peso de la cola le gano acostando el autobús y haciéndolo arrastrarse algunos metros hasta chocar con la barra de contención, la cual no resistió mucho y los dejo caer por una empinada bajada entre los cerros. El autobús dio varias vueltas y los pasajeros volaban en todas direcciones, los cristales crujían y saltaban, grandes, chicos y algunos más como polvo, las cosas de todos rodaban el agua entraba por las ventanas y las ramas de los arbustos, matorrales y arboles que había se quebraban al paso de la pesada caja. Rafael se aferraba al asiento, pero las vueltas lo hacían que rodara por todas partes, su mochila salió volando junto a una señora que había estado en el asiento de enfrente. Después de ver eso algo le pego en la cabeza y lo noqueo.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Rafael abrió los ojos, estaba tirado de espaldas al vidrio del autobús y tenia de frente a su asiento, una mano estaba apoyada en su pecho, sentía el cuerpo dormido, pensó que debería estar feliz por estar vivo, pero también lo angustiaba saber que tenía el cuerpo roto en mil pedazos. La lluvia había cesado un poco y algunas gotas entraban hasta el camión, incluso habían hecho ya algunos charcos. Veía como entraban gotas y le pegaban algunas en la cara, pensó que ese era el fin, que jamás lo hallarían allá abajo y mucho menos si la lluvia no bajaba al grado de que fuera visible el enorme boquete que había dejado en la barra de contención. De pronto escucho una voz. -¿Hay alguien más con vida?-. Rafael sintió el cuerpo caliente y a la vez frio, el corazón le bombeaba tal vez un poco más de lo que debería sentir una persona en aquella situación. -¡Yo!- grito otra voz desde el fondo del camión. -¿Te puedes parar?- pregunto la primera voz. La segunda voz tardo un poco en contestar pero titubeo en decir que si al final de cuentas. -Ayúdame, tengo algo encima y no puedo quitármelo-. Rafael vio caminar una silueta ante él. Después de un rato esas dos personas caminaban entre los escombros moviendo a la gente, algunos soltaban un gemido y algunos otros gritaban del dolor. Rafael esperaba a que se acercaran a él. -Hijo, ¿estás bien?- Rafael solo parpadeaba. -Hay que pensar cómo salir de aquí- Dijo la voz del primer hombre. Rafael sintió un olor extraño e intento moverse, logrando mover un brazo. -Huele a gasolina- Dijo la segunda voz. -Hay que apurarnos- Dijo el primer hombre. Comenzaron a levantar cuerpos y uno de los hombres subió hasta la ventana y se apoyo en el costado del autobús. Se asomaba por ahí para jalar a la gente que el otro hombre le pasaba y algunos otros con su propia fuerza salían de ahí. -¡Creo que algo se quema, hay que salir ya, esto va explotar!- Rafael sintió de nuevo esa sensación de desesperación e hizo un último esfuerzo, logro levantarse y salto por la ventana, La gente de afuera caminaba lo mas raido que podían algunos otros se arrastraban por el suelo y otros jalaban a las personas tiradas. No todos habían salido algunos se quedaron dentro cuando el camión colapso. La explosión fue fuerte, tan fuerte que si había alguien arriba lo debió haber visto pensó Rafael. Para su mala suerte no había sido así.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Se encontraban un total de siete personas, refugiados bajo un árbol, mal heridos y<span style=""> </span>desorientados.<span style=""> </span>El fuego del autobús se estaba extinguiendo por la lluvia y con ello la esperanza. Uno de los hombres, (Rafael pensaba que había sido el primero en hablar), miraba hacia arriba, por donde habían caído. -Se que suena estúpido, pero creo que podemos llegar hasta allá y pedir auxilio, podemos ir dos, los que estemos en mejor condiciones y hacerlo.- se hizo una pausa. - Yo iré contigo- Contesto el otro hombre que cuando Rafael logro ver su rostro supo que había sido el señor que se había molestado con el chofer. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">El tiempo parecía eterno, los hombres se habían ido y tal vez solo llevaban veinte minutos. Rafael se mantenía sentado en el suelo y se presionaba el estomago, sentía humedad pero no quería saber lo que le había pasado, así que solo se limitaba a mantener la mano ahí. La lluvia había cesado pero había dejado una densa neblina y el cielo se había perdido. Rafael se levanto y camino casi cerca del autobús, miraba hacia arriba, quería saber si había señal de los hombres aquellos, de pronto, vio que algo se movía entre los fierros retorcidos y lo observaba, era una silueta, como la de un hombre, Rafael lo miraba y no daba crédito. -¿Ven eso de allá?- señalaba Rafael con el dedo índice mientras sentía un pequeño calambre en el estomago. Una señora que estaba en el suelo con la pierna rota pregunto qué a que se refería. La silueta se tiro al suelo y se levanto, comenzó a caminar hacia donde estaban todos, la gente se panico y los que pudieron corrieron, Rafael intento levantar a la señora pero no podía, en aquel momento era cuando mas odiaba ser un maldito boy-scout. La silueta se paro frente a ellos, el mantenía a la señora por las axilas, ella soltó un grito de desesperación y termino por desmayarse, la silueta había pasado de ser solo eso y se había convertido en ser algo negro con forma de hombre, pero sin cara, sin rasgos. La cosa hombre se abalanzo sobre la mujer arrancándole la pierna rota, después la otra y así poco a poco comenzó a devorarla, Rafael la soltó y corrió lo mas rápido que pudo, tropezó y se levanto, el dolor del estomago se había intensificado pero ya por la adrenalina ni lo notaba. Se perdió entre los árboles y más adelante volvió a caer. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Se dio la vuelta y quedo de espaldas, veía por donde había venido y pensó que se había alejado lo suficiente. Lo que lo había hecho tropezar era el cuerpo de alguien y de la impresión se arrastro lo mas que pudo alejándose de él. Los gritos a lo lejos no dejaban de escucharse, sabía que la cosa hombre seguía ahí y los buscaba a todos, lo cual lo hizo tomar de nuevo fuerzas y se levanto. El reloj marcaba las dos treinta de la mañana, el agotamiento y el dolor se estaban sintiendo más intensos, mas sin embargo Rafael por su parte, había encontrado la manera de mantener la calma y a pesar de la neblina creía que no seria difícil llegar a la cima. Se detuvo a descansar, respiraba el aire helado, mientras unas hojas secas crujían detrás de él. Dio media vuelta para ver lo que era y ahí estaba la cosa hombre, parado tras un árbol. Rafael sintió como la piel se le enchinaba las plantas que estaban a su alrededor se marchitaban tomando un color negro intenso. Rafael lo veía pero no podía moverse, el miedo lo había dejado congelado. Un hombre apareció de entre la maleza justo enfrente de la cosa hombre y esta se abalanzo sobre de él, era el hombre que había discutido con el chofer, Rafael aprovecho la oportunidad y se hecho a correr colina arriba entre ramas con espinas y arbustos muy densos resbalo en varias ocasiones pero sin darse cuenta llego a la cima. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Al llegar arriba vio un autobús volcado sobre la carretera con las luces traseras encendidas, al llegar vio al chofer, estaba al frente del autobús, tenía el rostro sangrado y lloraba mientras golpeaba una y otra vez la cabeza contra el vidrio estrellado, en su mano portaba un arma y sin pensarlo la coloco en su boca, presiono el gatillo y el cuerpo cayo de golpe al suelo. Rafael se acerco a mirarlo pero el hombre aun se movía, se puso de pie y se podía ver atreves de su cabeza, el hombre lloraba. Rafael se puso a temblar y dio dos pasos atrás, la cosa hombre apareció tras el hombre y lo devoro poco a poco. Rafael intento correr pero ya era un poco tarde.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">La madrugada del diecisiete de julio, fue hallado a mitad de la carretera el autobús número 1175 con destino a Monterrey completamente destrozado, aparentemente el chofer perdió el control y terminaron volcándose por una falla mecánica. Según los forenses todos los pasajeros murieron en el instante, a excepción del chofer quien había vivido lo suficiente como para salir del autobús y al ver lo que había hecho prefirió suicidarse con un arma. Las investigaciones indicaban que<span style=""> </span>Sergio Vázquez, el chofer, había sido despedido aquella noche y que ese era su último viaje.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: right;" align="right">Orlando G.</p>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-43730018700455222302009-12-12T00:46:00.000-08:002009-12-12T00:48:16.676-08:00Archivo 019 El DemonioLuces parpadeaban intermitentemente por las ventanas, las ruedas chillaban al girar sobre las vías y el mismo vagón se agitaba por la resistencia al dar la vuelta en aquel túnel que parecía eterno. El espacio era grande, pero se encontraba casi vació porque la siguiente estación era la terminal. Se escucho un pitido y las puertas del vagón se cerraron y el tren comenzó a moverse de nuevo. En uno de los extremos se encontraba una señora de la tercera edad con lentes tal vez de la era de la inquisición, a mediación un hombre casi calvo pero joven vestía de corbata y frente a él un hombre como de treinta años de edad, el pelo le cubría el rostro y su vestimenta era completamente negra. De pronto se escucho un ruido, como un golpe fuerte, el tren se detuvo casi en el instante dejandolo en una oscuridad absoluta.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">El tren se componía de dos vagones, el primero con un poco mas de gente la cual había observado la anciana cuando vio pasar el tren en la estación donde lo abordo. La luz no regreso y aunque tardaron un poco las luces rojas de emergencia se encendieron devolviéndoles un poco de visibilidad a los ocupantes. La anciana se asomaba por el vidrio de enfrente, el que daba al otro vagón, intentando ver a la gente mirando a todos lados y al que parecía ser el operador del tren, de pronto se escucho por el altavoz. -Estimados pasajeros, lamento informarles que por fallas en un sector de la carga eléctrica nos hemos quedado varados aquí, según he escuchado por medio de la radio el jefe de vigilancia y junto a protección civil entre otras dependencias ya han puesto manos a la obra y es muy probable que pronto vengan a ayudarnos a salir de aquí, ante todo les pido calma y por favor no se levanten de sus lugares, si tengo nuevas noticias prometo avisarles- La silueta del hombre regreso dentro de lo que sería la cabina, mucha gente del vago vecino continuaba parada. El hombre calvo se encontraba inclinado hacia adelante pero permanecía sentado, las manos le sudaban frotándolas una con la otra y se había desabrochado los dos últimos botones de la camisa aflojando un poco la corbata. - Maldita sea!- murmuraba, mientras la anciana lo veía con esos aires de desaprobación que es común en las mujeres de avanzada edad, pero incluso esta mujer veía de manera asqueada al hombre que vestía de negro, el cual desde que el tren se había detenido no había movido ni un solo musculo. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Habían pasado algunas horas, el hombre calvo se había quitado la corbata y caminaba de un lado a otro. La anciana mantenía su posición y había puesto las cosas que traía en el lugar de enseguida el hombre de negro seguía sin moverse. De pronto en el techo comenzaron a oírse pequeños golpeteos. -¿Que fue eso?- pregunto al aire el hombre calvo. - Cálmate hijo, ha de ser algunas gotas de agua, es común a esta distocia de la superficie.- dijo la mujer anciana. -Discúlpeme señora, es que soy un poco claustrofóbico, no del todo pero si me pone nervioso.- La señora torció la boca. - no tienes de que preocuparte, mira, no tardan en llegar por nosotros, no sacaran en un santiamén, solo ten paciencia.- el hombre se frotaba la cabeza y la secaba con un pequeño pedazo de tela.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">El hombre calvo se sentó de nuevo. -Me llamo Julio, ¿y usted?- -Yo me llamo Martha- dijo la señora casi susurrándole el nombre, como si no quisiera que el hombre de negro escuchara. En ese momento, un golpe fuerte sacudió al vagón, se escucharon unos pasos en el techo y después nada. -¿Que ha sido eso?- pregunto de nuevo Julio. No había terminado de preguntar cuando el grito de una mujer en el otro vagón lo interrumpió. -¡Dios mío!- Julio se levanto de su lugar y avanzo hasta la ventana que daba al otro vagón. Solo se veían siluetas de un lado a otro y el vagón se estremecía, La anciana habia dejado caer su bolsa hasta el suelo y temblaba del panico, Julio solo se secaba el sudor sin dejar de mirar la ventana. El hombre de negro inmutado, solido, sin movimiento aun. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">De un momento a otro se había dejado de escuchar ruido, Julio se acerco a la ventana hasta casi pegar su nariz a ella, de pronto algo rompió el cristal entrando como una piedra y empujándolo. Cuando Julio reacciono, estaba tirado de espalda al suelo y con él, el<span style=""> </span>cuerpo de lo que parecía una mujer, se la quito de encima haciendo rodar el cuerpo hasta quedar con la mejilla izquierda besando el suelo. Pasaron mil imágenes por la cabeza de Julio, no sabía que pensar, miraba a la anciana y miraba al hombre de negro, miraba la ventana rota y los trozos de vidrio que había en el suelo, no encontraba explicación a lo que veía. Era claro que lo que le había caído encima era una mujer, por el pelo largo y el vestido floreado, tal vez ni siquiera rebasaba los veinticinco años de edad pero su vida había terminado de una manera horrorosa, Julio ya solo se enfocaba a su cara, algún enfermo psicópata le había arrancado el rostro, ahora eran solo huesos y sangre, uno de los ojos colgaba desde la cuenca mientras que el otro solo mostraba señas de haber sido arrancado también brutalmente. De pronto el cuerpo comenzó a convulsionar. - ¿¡Que te ha pasado hija!?- se acerco la anciana al cuerpo de la mujer, cuando logro verla bien se llevo la mano al pecho y empezó a respirar hondo, Julio apoyado en el piso con sus codos miro al hombre de negro. - ¡Has algo imbécil!, ¿o te piensas quedar así?- el hombre de negro lo miro. -Es inútil, todo lo que hagas será en vano- Julio confundido lo observaba, no sabía si sentía odio hacia el o solo era la situación tan extraña en la que estaban. - Pues no me interesa- Julio se levanto y fue hasta el final del vagón, intento abrir la salida de emergencia pero estaba atorada, mientras que en el otro vagón se escuchaba ruido. Julio regreso la mirada hacia la ventana, algo lo observaba y sabia que no era algo bueno, la silueta oscura le dejaba ver una especie de picos en lo que serian los hombros y en la cabeza, pero lo más espeluznante eran sus ojos de color naranja y rojo, parecía que tenia fuego en ellos. Julio se había quedado paralizado, no sabía que mas hacer, sabía que no podrían salir de ahí. El demonio entro por la ventana, las luces rojas de emergencia dejaban ver sus mandíbulas descuadradas, babeantes, y hacían que pareciera que tenia mil dientes, los cuernos se le enroscaban y quedaban hacia el frente de su rostro, la lengua larga como de serpiente y escurriendo líquidos que desde donde estaba Julio parecía sangre, tal vez de su ultima víctima, la mujer que aun convulsionaba. Julio estaba paralizado el sudor le corría por la frente y le bajaba por el cuello hasta llegar al pecho donde una mancha inmensa hacia que se le pegara la camisa. La anciana estaba temerosa<span style=""> </span>en el rincón y el hombre de negro continuaba sentado en el mismo lugar, el demonio tomo con por el cuello al hombre de negro. -¡Llévame contigo Satanás, se que eres tú, me ofrezco a tu nombre!- Dijo aquel hombre justo antes de que el demonio le arrancara la cabeza de un solo tajo y aventara su cuerpo contra una de las ventanas. Julio reacciono al instante corriendo hasta ella y salto, pagándose en la espalda al caer.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Se levanto de inmediato, pensó que había sido un egoísta por dejar a la anciana pero en ese momento solo podía pensar en salvarse él. Corrió sin rumbo siguiendo los rieles, escucho gritar a la anciana pero la adrenalina de sus piernas y en su mente se repetía “¡No te detengas!”. Empezó a escuchar un murmullo, además de varias sirenas, incluso alcanzo a ver la franja de luz roja de una de ellas. El cansancio hacia lo suyo, las piernas estaban fallándole y en su mente no podía comprender lo que había pasado. Se desvaneció justo antes de llegar a la estación, cayendo tendido entre los rieles.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">La mañana del 15 de diciembre del 2007, se dio a conocer la noticia pública de que dos vagones del metro subterráneo habían quedado varados después de un apagón a causa de un accidente automovilístico que había afectado una de las fuentes de poder. Detrás de todo aquello, la noticia no difundida había quedado guardada en los archivos muertos. Los vagones estaban completamente destrozados, la policía local y protección civil no daba crédito a lo que habían encontrado en aquellos pedazos de fierro retorcidos, los cuerpos hallados en aquel suceso no tenían rostro e incluso uno de ellos había sido degollado. Algunos metros más adelante estaban lo que pudo haber sido un cuerpo de un hombre de entre treinta y treinta y cinco años de edad, estaba boca abajo pero había sido<span style=""> </span>atacado por la espalda sacando todos sus intestinos por el enorme boquete, el cuerpo estaba completamente limpio de órganos. Una anciana había sido sorprendida rondando el lugar, dijo llamarse Martha Urdiales, cuando la entrevistaron solo dijo que ella no sabía nada de lo sucedido, mas sin embargo los agentes federales que investigaron el caso no concordaban en que esto fuera cierto ya que según testigos la vieron salir caminando por las escaleras de la estación terminal, incluso había quienes decían que una sombra negra la acompañaba, el caso no ha sido resuelto.<span style=""> </span></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoTitle" style="text-align: right;" align="right"><span style="font-weight: normal;" lang="ES-TRAD">Orlando G.<o:p></o:p></span></p>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-24031319171867953022009-12-12T00:18:00.000-08:002009-12-12T00:25:27.179-08:00Archivo 018 PactoLa dejo triste y sola, la verdad no sabía lo que hacía cuando tomo su chaqueta nueva de mezclilla y las llaves del coche. Salió enfurecido y bufando estupideces por doquier, abrió la puerta del copiloto de su camioneta y tomo una pequeña hielera azul y la coloco en la caja, también tomo un sombrero vaquero y se lo puso, rodeo la camioneta y arranco dejando la marca en el suelo de grava que rodeaba la pequeña casa. Andrés era un ranchero de los de antes, machista hasta los huesos y no le parecía en nada bien que su esposa Katia anduviese merodeando entre sus cosas. Sabía perfectamente lo que escondía y no quería que ni ella ni la pequeña Emily, su hija de cinco años, lo descubrieran.<span style=""> </span></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">El motor rugía como demonio, en la carretera las hojas secas por la llegada del otoño se levantaban en un vuelo estrepitoso. La mañana era fresca y Andrés se le antojaba para fumarse un cigarro y calmar los nervios.<span style=""> </span>En realidad no sabía qué hacer, estaba demasiado molesto y solo quería alejarse un poco para aclarar su mente. Llego a una gasolinera que quedaba sobre aquella carretera desolada. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Fernando, decía en la etiqueta que portaba orgullosamente el que atendía el negocio. -¿Que tal Andrés? Un mal día amigo?- Andrés no contesto y se siguió derecho hasta donde estaban los refrigeradores, tomo un<span style=""> </span>six-pack de cervezas y noto que habían cambiado algunas cosas dentro de la tienda, simplemente las habían ordenado de una manera distinta. Camino hasta el mostrador retumbando con el taconeo de sus botas piteadas y con voz áspera le pidió a Fernando dos cajetillas de Marlboro rojo y una botella de whisky, aviso que llenaría el tanque de la gasolina el mismo. Pago en efectivo, y salió directo a depositar las cervezas en la hielera, la tomo y la puso de nuevo en el asiento delantero. Después de llenar el tanque, arranco retomando la dirección que llevaba, al cabo de unos quince minutos dio vuelta en un camino pedregoso y siguió derecho hasta llegar a un molino viejo y abandonado. Sabía que lo que hacía no era bueno, pero cuando se sentía mal o enojado siempre iba a embriagarse a aquel lugar. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Paro su camioneta a pocos metros del molino, camino un poco hasta llegar a lo que en algún momento fue un escenario de rodeo y se recargo en el. Encendió un cigarro y abrió la cerveza que traía en la mano. Andrés era un bebedor compulsivo y sabía de antemano que no le resultaba nada bueno de aquel vicio tan caro, pero aun así lo hacía. Después de aquel incidente de hacia algunos años, había decidido dejar de beber, pero la situación se había estado tornando demasiado critica en los últimos días y era por eso que había dejado a los alcohólicos anónimos y ahora todo el tiempo estaba irritable y por lo tanto tomaba cualquier excusa para embriagarse. El día paso volando, y de pronto el manto estelar cubría su embriagada cabeza. Su respiración se hacía más marcada y la sentía muy caliente, además sentía ese mareo ya tan conocido para él y el resto de sus compañeros en la “doble A”.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">El viento se soltó un poco, apenas si se movían las hojas de copa de los árboles que había alrededor, el ambiente era fúnebre ya que no había más luz, más que la de la luna. –ese maldito foco gigante aun no deja de observarme- decía entrecortadamente Andrés tirado en el piso y con la espalda recargada en la camioneta, mientras bebía más de la botella de whisky. – ¡Algún día me las vas a paga estúpida luna! ¡Tu eres quien provoca que salga de entre las penumbras!-. Aun no terminaba de gritárselo al cielo cuando una voz interrumpió. – A quien le gritas, Andy?-. Andrés abrió los ojos completamente, tanto que podía pensarse que se le saldrían de las cuencas. Era una mujer, delgada, no muy alta y de cabello castaño hasta la cintura. Sus ojos brillaban azules a la luz de la luna y la acompañaba un vestido blanco hasta la mitad de la pierna. Andrés se levanto rápidamente pero sin despegarse de la camioneta. – ¡Que es lo que quieres de mi!, ¿Porque no me dejas en paz?-. Yo no te he traído aquí, tú vienes por tu propio gusto. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">La mujer miro el molino y regreso la mirada a Andrés. –Andy, no te rindas ahora mi amor, falta muy poco para que completes tu tarea, ya solo falta que me entregues una sola cosa más-. La mujer miraba con ojos de ternura<span style=""> </span>a Andrés, pero él sabía lo que era por dentro, sabía que era lo que quería y también sabía que jamás podría entregárselo. – ¡Déjame en paz!, busca a otro que te ayude, yo ya no puedo mas- Dijo Andrés. La mujer agacho la mirada y parte de su cabello le cubría el rostro. – ¿Lo vas a hacer tu o lo hago yo?- Dijo la mujer. – Escucha, yo ya no puedo más. Estoy agotado y ebrio- Replico Andrés tomándose el cabello con la mano izquierda. – Pero Andy tú me prometiste que lo harías, me dijiste que lo harías por mi.- Andrés bajo la mano hasta el nivel de su boca y la sostuvo ahí, sus ojos se abrieron grande nuevamente y su mirada se perdió en algún lugar del piso pedregoso. – Escucha mujer, yo estaba ebrio, había discutido con Katia y solo buscaba quien me complaciera aquella noche, llegue aquí y saliste de la nada.- La mujer se acerco a Andrés tambaleándose y le acaricio la cabeza. – Pobre de ti, pero no lo puedes evitar, te has vuelto vulnerable a tu entorno, lo siento pero tendré que hacer las cosas por mi propia mano.-<span style=""> </span>y se dio media vuelta y se perdió entre las sombras.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Andrés reacciono, la mujer ya no estaba. Apurado saco las llaves de su camioneta y encendió rápido el motor. Salió dejando marcas entre las piedras. Llego a la carretera y se enfilo rumbo a su casa. A pocos metros, Sandra Lombardi estaba sentada en su patrulla escuchando el radio comunicador y leyendo la tercera página del periódico vespertino. Cuando de pronto escucho interferencia en la radio. Sandra dejo el periódico de lado y dio dos golpecitos al aparato. – Malditos cacharros, nunca sintonizan bien.- Aun no terminaba la frase cuando escucho el motor rugiente que manejaba Andrés a toda velocidad. Sandra levanto la cabeza y encendió rápido las sirenas. Arranco el coche y comenzó la persecución de la camioneta. Al irse acercando identifico rápidamente las placas. – ¡Andrés Torres, tenía que ser!, ¿que acaso los borrachos nunca entienden?- Sandra lo decía porque a ella le había tocado detener a Andrés en varias ocasiones, por lo regular estaba en estado inconveniente para manejar o lo que es lo mismo cayéndose de ebrio. Incluso ella había estado el día del famoso incidente. Todo mundo se había enterado de que Andrés Torres fue hallado tirado a un costado de la carretera, completamente ebrio y desnudo, la camioneta estaba bañada en sangre y estampada en uno de los árboles que adornan el panorama. Cuando por fin hicieron los análisis de la sangre descubrieron que lo que Andrés alegaba era verdad, pues se había salido un “poco” del camino y había matado a un ciervo y de la impresión había terminado estampándose con el árbol. A lo que nunca pudo dar explicación fue al porque se encontraba desnudo. Pero ahora eso era solo historia y no tenía importancia, Sandra solamente quería evitar que volviera a ocurrir. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">La sirena sonaba tras Andrés, pero solo se limitaba a mirarla por el retrovisor, y más aceleraba el motor de la camioneta. – ¡Tengo que llegar, tengo que llegar! ¿Pero cómo me voy a librar de esta maldita patrulla?- De pronto le surgió un idea, sabía que su camioneta podía andar por donde quisiese, todo era cuestión de encontrar la ruta perfecta. Paso la gasolinera donde aun se encontraba Fernando con una paleta en la boca y escuchando en sus audífonos “nothing else matters”, cuando vio pasar la camioneta a toda velocidad. En ese momento Andrés dio una vuelta brusca, internándose en el bosque, brinco una o dos montones de tierra y aplasto algunos matorrales, alternamente sobre la carretera la patrulla seguía dando con fuerza. Hasta que por fin Andrés dejo de ver las luces rojas y azules.<span style=""> </span></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">-¡Rayos, maldito ebrio de mierda, lo ha hecho otra vez!- Sandra estaba furiosa, pero sabía perfectamente que lo encontraría en casa, y aunque no saliera pediría que algún refuerzo llegara con una buena orden de cateo y sacarlo a regañadientes de ahí. Esta sería la última vez, esta vez<span style=""> </span>romperían su carné de conducir y lo encerrarían por lo menos una semana. Sandra siguió el camino a casa de Andrés. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Andrés por su parte se había extraviado, pero sabía que de algún modo podía llegar rápido a casa. Solo una vez se había internado en el bosque, había sido ya hacia dos veranos, en temporada de caza. Había estado conduciendo sin un camino fijo, solo esquivando árboles y pisoteando matorrales, cuando de pronto vio una pequeña laguna que había visto en aquella ocasión. Sabía que de ahí encontraría la ruta para llegar rápido a casa. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Al llegar, se bajo de la camioneta dejando las luces encendidas y la puerta abierta, comenzó a gritar el nombre de su esposa mientras se enfilaba rumbo a la puerta de la casa. Cuando por fin entro noto que todo estaba intacto, solo había que subir a ver que todo estuviera como debía estar. Paso a la cocina y tomo un cuchillo que estaba sobre la mesa. Rápido subió las escaleras y al llegar arriba comenzó a caminar despacio, tratando de evitar hacer algún ruido fuerte. Recargo su espalda contra la pared y se deslizo de esta manera hasta llegar a su cuarto. La puerta estaba entreabierta y con la mano comenzó a empujarla poco a poco. Cuando logro abrirla por completo entro sigilosamente y lo que vio lo hizo casi perder el control y comenzar a gritar. Su esposa estaba acostada boca arriba, con el estomago totalmente abierto y sus viseras derramándose por un costado de la cama. Andrés se llevo la mano a la boca y se acerco poco a poco, miro a su mujer con lágrimas en los ojos, sello del sufrimiento por la forma en que había sido asesinada. – ¿Po.....porque?....- Dijo su esposa en un último aliento. Andrés dio un brinco de la impresión y sintió los pies helados. Cerro con su mano los ojos de su esposa y salió de la habitación cerrando la puerta tras de él y recargándose en la misma. De pronto se le vino a la mente la imagen de su hija y miro hacia su habitación, repitió sus movimientos solo que esta vez el cuarto tenia la puerta cerrada. Entro y no encontró nada. Se escuchaba a lo lejos la sirena de la policía y rápido bajo al primer piso. Salió por la puerta de atrás y se quedo ahí parado.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Sandra patino las llantas del coche y miro que la camioneta estaba ahí y antes de descender de la unidad tomo el micrófono del radio. –Adelante base, habla el agente Lombardi.- Adelante, agente. – Si base, necesito refuerzos, intente detener a conductor ebrio y se dio a la fuga, ahora mismo estoy en su casa y puede ser peligroso- Agente ¿cuál es su ubicación? Estoy sobre la 48, repito, sobre la 48 es la casa de los Torres Farfán- Tres unidades van para allá agente, manténgase al margen, cambio- Entendido, cambio y fuera-.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Sandra quito el seguro a su arma y bajo del coche. Camino sigilosamente hasta llegar a la camioneta para verificar que no estuviera aun ahí. Y fue cuando vio la puerta de la casa abierta de par en par. Entro en la<span style=""> </span>casa y saco el arma. Comenzó a inspeccionar con su lámpara, pues las luces estaban apagadas y no quería encenderlas. Subió a las escaleras hasta llegar a la habitación.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">En ese momento, Andrés escucho el rechinido de las llantas y se quedo congelado. Cuando se armo de valor rodeo la casa y vio justo el momento en el que la agente Sandra entraba en su casa. Corrió rápido hacia el granero que quedaba justo atrás de su camioneta. Entro en él y escucho una vocecita. Miro a su hija en la parte alta, amarrada de uno de los postes que sostenían el techo y con el cabello en la cara, parecía estar desmayada. La imagen lo impresiono, pero rápido se movió a intentar sacarla de aquella situación. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Sandra vio el cuerpo destrozado de la mujer de Andrés.- ¡Dios, pero que ha hecho este imbécil, ahora si está metido en un verdadero lió!- En ese momento alguien paso corriendo por fuera de la habitación y la reacción de Sandra fue inmediata. Salió de la habitación y solo alcanzo a ver una larga cabellera castaña. Lo primero que pensó Sandra, fue que era la hija de Andrés, que se había salvado porque se había mantenido escondida en algún lugar del segundo piso, así que salió corriendo para intentar detenerla y protegerla, pues sabía que Andrés aun rondaba el lugar. Escucho que la puerta trasera azoto con fuerza y salió ella también por ahí. Cuando se paro afuera, vio como una mujer se metía entre los arbustos y matorrales, y corrió tras de ella. – ¡Diablos!- Dijo Sandra entre dientes y corriendo hacia ella.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Andrés comenzó a subir por la escalera de madera que el mismo había construido. – Tranquila hija, no pasa nada, ya está<span style=""> </span>aquí papa para ayudarte.- En ese momento el llanto de la niña se dejo escuchar, aunque muy bajo, pero lo suficientemente alto como para ponerle la piel de gallina a su padre. Andrés apresuro el paso y se postro tras ella<span style=""> </span>y comenzó a deshacer el nudo. De pronto las cuerdas cayeron al suelo, sin siquiera haber hecho algún movimiento. Andrés levando la mirada y era justo lo que el sospechaba, no era su hija sino la mujer. – Andy, Andy, Andy! ¿Me crees tan estúpida como para dejarte así como así lo que más quería? Me sorprendes Andrés.- Andrés comenzó a retroceder poco a poco, y tropezó una o dos veces antes de perder por completo el balance. – ¿Donde está?, ¡Dime donde esta!- Grito Andrés desde el suelo. –No te preocupes por ella, ella está en un lugar seguro. No le pasara nada, no al menos hasta que por fin le quite su alma para vivir yo en su cuerpo.- Dijo la mujer al mismo tiempo que dejaba ver una sonrisa demoníaca. – ¿Porque yo, porque ella, porque mataste a mi esposa, ella no tenía nada que ver en el asunto?- Andrés se levanto bruscamente. – ¿Porque a ti?, porque tú te ofreciste- dijo la mujer antes de que Andrés la interrumpiera gritando.- ¡Estaba Ebrio!- Tal vez, pero un trato es un trato y tu mujer solo me estorbaba así que tuviste que matarla. – ¿De qué Rayos estás hablando?- ¿En serio crees que yo pude haber tomado ese cuchillo que traes en la mano y matarla? Andrés miro su mano derecha con asombro y vio que aun goteaba sangre, cuando levanto de nuevo la cabeza la mujer había levantado las mano y ahora intentaba empujarle. De la impresión Andrés trato de quitarse pero resbalo y cayó sobre la ventana que daba a la parte trasera del granero. Quebró el vidrio y cayó sobre un montón de paja que por surte había dejado apilado ahí hacia ya unos días. Mientras trataba de recobrar fuerza, Andrés escucho unos disparos a lo lejos.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Sandra se internaba cada vez más en el bosque, y por más que gritaba la niña no aparecía. Hacia todos lados apuntaba con su lámpara y no veía absolutamente nada. – ¡Emily!..Emily!..¡Sal hija, soy el agente Lombardi, no te voy a hacer nada, vengo a protegerte!...- De pronto, algo se movió tras unos arbustos, Sandra volteo rápidamente y apunto con la lámpara y vio como aun se movía. Camino poco a poco hacia el arbusto y logro escuchar un llanto. – Sal Emily, no pasa nada, atraparemos a tu padre y no te va a hacer daño.- Sandra vio la cabeza de la niña por entre las ramas y comenzó a abrir paso.</p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">-Ven, dame la mano- Le dijo Sandra extendiendo su brazo. La niña la miro fijamente a los ojos y Sandra sintió por un momento un escalofrió que le sacudió hasta los pies. Aun y con esto, Sandra no<span style=""> </span>dejo de extenderle la mano a la niña. Cuando logro alcanzarla la jalo hacia ella y le acaricio la cabeza, la niña le quedaba a la altura de el estomago y la recargo ahí. Sandra escucho cuando unos pasos, los identifico de inmediato por el tronar de las hojas secas que estaban tiradas por todas partes. Logro identificar de que dirección provenían las pisadas y nuevamente desenfundo su arma y coloco a la niña tras de sí. Era una mujer, con un gran perro negro. El perro aparentaba tener rabia, el espuma blanco que le brotaba de su dentadura amarillenta, -que más que dentadura, parecía una sierra eléctrica- lo dejaba ver.<span style=""> </span>– ¿Quién es usted, identifíquese?- Pregunto Sandra al tiempo que<span style=""> </span>se tambaleaba de un lado a otro con la pistola tomada entre las dos manos. La mujer no le contesto y comenzó a caminar hacia ella y el perro se movía como arrastrando los pies pero penetrando con la mirada a Sandra. – ¡Alto!, ni un paso más o disparo. ¡Soy oficial de policía y estoy autorizada!- La mujer sonrió y miro a su perro, el perro en el acto soltó un último gruñido y se abalanzo sobre Sandra. Sandra reacciono empujando a la niña hacia atrás y disparo dos veces, pero al perro no pareció importarle puesto que solo detuvo el ataque pero aun estaba en posición de hacerlo. Sandra noto que la mujer había desaparecido cuando quito la mirada del perro. Busco tentar con la mano a la niña, para saber si aun estaba ahí tras de ella, pero no la sintió. Sandra comenzó a caminar hacia tras para lograr esconderse entre las ramas del perro y lo logro. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Andrés se levanto camino hasta ver la patrulla, le surgió la idea de que tal vez el agente trajera consigo un arma de respaldo en la patrulla, así que fue hacia ella y comenzó a buscarla. Solo metió medio cuerpo por la ventana de la patrulla y después de revolver un poco las cosas y mover los asientos encontró un revolver con dos balas. – ¡Perfecto!- Dijo Andrés con voz triunfante. - ¿Crees que con eso es suficiente para acabar conmigo Andrés, aun no entiendes que yo no puedo morir?-. Dijo la mujer que apareció tras la casa y con la niña en tomada de la mano. – ¡Calla maldita perra, calla! ¡Déjame en paz, deja a mi hija, déjame en paz!- Andrés levanto el revólver y cargo el arma. – Andrés desperdicias tu tiempo, en este momento deberías saber que hay policías en camino y cuando sepan que tu esposa está muerta y tu hija desaparecida te encerraran y pasaras ahí el resto de tu miserable vida. Al menos hasta que yo pueda ir por ti y encargarme de que mueras lo más rápido posible.- La mujer sonrió y a Andrés le pareció una sonrisa enferma y sin pensarlo apunto a la cabeza de la mujer y disparo las dos balas. La mujer cayó al piso y Andrés corrió a tomar a su hija. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Una vez detrás de las ramas, Sandra intento buscar a la niña y huir lo más rápido del perro. Comenzó a sacar conclusiones primero pensó en un posible secuestro y después pensó en Andrés, pensó que tal vez el tendría un amante y ya no quisiera estar con la mujer que se había casado, la misma que había visto muerta en el cuarto. Concluyo que tal vez él o ella la hubiesen destripado y ahora intentaran llevarse a la niña consigo o matarla para comenzar una nueva vida. Sandra había visto muchos casos así, no solo en el tiempo como policía, sino en programas de televisión y le parecía realmente una barbaridad. Corrió de nuevo hasta la casa de Andrés, sabia de algún modo que ahí deberían estar ambos con la niña o mínimo sabría si se habían dado a la fuga en la camioneta y así sería más fácil localizarlos. Sandra se acerco poco a poco a la casa, llevaba el arma preparada. Se para de espaldas a la pared lateral de la casa y comenzó a moverse hasta llegara a ver la camioneta. Se sintió aliviada, pues sabía que en cualquier momento llegarían los refuerzos. Cuando al fin logro ver su patrulla vio que la tortea estaba encendida y frente al coche estaba la mujer que había visto dentro del coche. – Se armo de valor y salió apuntándole con el arma. – Alto ahí. ¡No se mueva!, no sé qué rayos este pasando aquí pero ya me canse de sus jueguitos, suelte ahora mismo a la niña. ¡Además queda bajo arresto por la posesión de un animal peligroso y por permitir que atacara a un oficial de policía!- Sandra apuntaba hacia ella, la mujer no se movía.<span style=""> </span>En ese momento se escucharon las sirenas sonando muy cerca. La mujer levanto su brazo derecho y con él un arma. Sandra sintió ese escalofrió de nuevo además de un ardor en el hombro como si le hubiesen clavado una estaca, y al ver que la mujer apretaba poco a poco el gatillo, Sandra disparo sin siquiera pensarlo. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left">Al llegar la policía, encontraron el cuerpo de la señora Katia en la primera habitación del segundo piso de la casa al igual que el cuerpo de Andrés Torres con un impacto de bala en la cabeza y a la oficial de policía Sandra Lombardi con un impacto en el hombro derecho y uno más en la cabeza. Los investigadores buscaron a la niña que aparecía en las fotografías de la sala pero nunca encontraron rastros de ella. El caso se cerró y fue enviado a los archivos muertos por falta de pruebas. Pues la mujer en la recamara presentaba un desgarramiento interno que de ningún modo pudo haber hecho Andrés, aun y que lo llamaron el responsable de aquel acontecimiento. La policía también encontró un cuchillo en el granero y aunque tenía sangre de la mujer de Andrés, no presentaba los rasgos necesarios para relacionarlo con las marcas internas del cuerpo. </p> <p class="MsoBodyText" style="text-align: left;" align="left"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style=""><span style="" lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><span style="" lang="ES-TRAD">Orlando G.<o:p></o:p></span></p>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-78032023664797683632009-10-25T23:36:00.000-07:002009-12-12T00:57:20.833-08:00AH1N1-B 2 El Ataque, Primer CasoTodo era negro, en mi cabeza no existía ninguna imagen, solo sonidos, sonidos chillantes y un olor como de aceite quemado, mi corazón estaba alterado y palpitaba muy rápido, pero no solo era eso, sino que encima lo hacía bombeando sangre a bocanadas que dolían tanto, como cuando uno enferma de la garganta y luego intenta tomar agua. En principio los sonidos se conjuntaban en una alteración estresante como un cuchillo siendo tallado contra un plato de porcelana, pero después comenzaron a tomar forma, leves y perdidos balbuceos, sirenas lejanas y el golpeteo en mi corazón que desembocaba justo detrás de las orejas. Luego venia el dolor, un dolor intangible a la razón humana, los brazos y las piernas se sentían como unos bloques gigantescos de concreto y no sentía ningún dedo de la mano, contrario a los pies donde un cosquilleo como de miles de hormigas se postraban en las puntas, cuando al fin logro abrir los ojos lo primero que consigo ver es el cielo, celeste y totalmente limpio, después algo salta sobre mi gruñendo y ante la imposibilidad de mi cuerpo soy devorado por esa cosa, después todo vuelve a ser negro y un escalofrió me recorre la piel despertándome justo antes de sentir esa sensación de caer al vacío -¿Y esto es todos los días Javier?- dijo el hombre semi calvo que estaba sentado frente a él en un sillón de piel sintética blanca –Si, creo que si doctor, al menos en los últimos cuatro meses si- el hombre parecía anotar algo y gimió en sentido de la afirmación medio prolongada, luego presiono la cabeza de la pluma y la punta se guardo - ¿Lo atribuyes al “incidente” de Luisa?- el doctor era un psicólogo de renombre y había estado tratando a Javier desde hacía ya algunos dos años cuando su esposa Luisa se dirigía a San Luis Potosí a visitar a su familia y debido a una falla mecánica perdió el control y salió disparada por el parabrisas muriendo instantáneamente en el primer impacto con el suelo, eso era el “incidente” –Pues no se qué creer, a veces pienso que solo es una simple pesadilla pero otra veces pienso que ella intenta decirme algo- dijo Javier perdiendo la vista en el suelo -¿Y porque habría de hacerlo, crees que eres ella en el sueño, crees que intenta decirte algo aun después de muerta?- dijo el doctor al tiempo que pisaba la cabeza de la pluma y Javier regresaba la vista abriendo los ojos como sorprendido y es que aun no podía llamarle “muerte” al deceso de su esposa sentía, quizá por cobardía al no querer aceptar los hechos –Tal vez, pero sé que a ella no la ataco nada, aunque lo que sienta en el sueño sea lo suficientemente real como para despertar adolorido- Javier se toco ambos brazos -¿Son tan reales las sensaciones?- pregunto el doctor mientras Javier asintió con la cabeza. “…el sentimiento de culpa aun no disminuye, si no que por el contrario parece ir en aumento…” escribió una pequeña nota el doctor –Tal vez sea acumulación de estrés señor Rivera, no ha considerado tomarse unas vacaciones, no sé, quizá no muy veraniegas pero si algo que le sirva para que su mente se despeje- dijo el doctor mientras terminaba de anotar con la cara metida en la libreta –Este fin de semana planeo ir a acampara a la sierra con unos amigos ¿se pueden contar como tal?- el doctor sonrió –Claro que sí, lo que usted necesita es despejar su mente, salir de la rutina- insistió.<br /><br />El fin de semana había llegado y con él Javier se había levantado madrugando con una leve sensación de miedo, ese miedo que a uno llega a gustarle pues se siente como un frio en los huesos y que muchas veces llega a confundirse con la sensación de emoción. Tomo su maleta y salió disparado para abordar el coche que lo esperaba fuera de su casa. –Buenos días Javi, ¿listo para vivir al natural?- Dijo el hombre que estaba aferrado al volante sonriéndole atreves del retrovisor -Si, supongo que sí Mike- Javier lo había dicho con poco animo con un calor oprimiéndole la boca del estomago en conjunto de un frio en las manos y piernas, dio un último vistazo a su casa. –Veras que te vas a divertir, apreciaras un verdadero y hermoso cielo nocturno y respiraras oxigeno de verdad, tan real que hasta sentirás como mareos- le dijo el copiloto mientras se ponía la cachucha. Miguel y Luis Carlos, ambos amigos de Javier desde la infancia quienes se habían dado a la tarea de sacarlo del hundimiento en aquella depresión. – ¿Y hay animales salvajes?- Ambos se miraron y luego soltaron una leve risa – ¡Claro que sí, es la sierra hermano! ¿Qué esperabas, que acampáramos en un parque público o qué?- Javier se hundió entre sus hombros –No sé, solo preguntaba porque quería saber con qué demonios nos vamos a defender- respondió subiendo poco a poco el tono, Luis hurgo entere sus cosas y saco una pequeña caja en forma de maletín, abrió los broches que botaron como si tuviesen resorte y le paso la caja a Javier –Te presento a nuestra guardiana, una escuadra de postas, no es muy peligrosa en sí porque no mata, pero al menos podríamos ganar tiempo si algo intentara atacarnos- sonrió –Ahora que si las cosas se ponen un poquito más intensas…- Dijo Miguel haciendo una pausa y estirándose para buscar en la guantera del coche –Esto nos solucionaría el problema- unas cuantas balas cayeron al piso del coche perdiéndose entre los pies de Luis y ante la sorpresa de ambos saco una nueve milímetros –¿Te has vuelto loco, de donde sacaste eso?- Javier ya un poco exaltado, mientras Miguel mostraba una sonrisa de oreja a oreja –Me la vendió Oscar, a muy buen precio por cierto- Oscar era un vecino de Miguel que se dedicaba al negocio de adquisición y venta de objetos ajenos, un simple ladronsucho de segunda que constantemente le vendía cosas que en ocasiones resultaban ser bastante inútiles –Te dije que no la trajeras, con la de postas basta- le señalo Luis –Lo sé, lo sé, pero tenía que hacer sentir seguro a Javier- contesto mientras la volvía a guardar en la guantera, Javier por su parte miraba hacia fuera, como si aquello no le importara en lo más mínimo –sabes que en la sierra andan los militares, que tal que nos topemos con alguno y se le ocurra la grandiosa idea de revisarnos ¿ cómo le explicaras?- se escucho un silencio y luego solo el ronroneo de la maquina. –Ya se nos ocurría algo- inquirió Miguel, mientras Luis se limito a raspar la garganta.<br />Habían tomado el camino detrás de la cortina de la presa La Boca estacionando el coche a la orilla de la carretera, Miguel abrió la puerta y respiro hondo mientras que Luis sacaba las maletas pesadas de la cajuela, aun no amanecía del todo y el cielo en su parte más iluminada se mostraba en una mezcla de colores pastel que iban desde naranjoso hasta un celeste que hacía ver a las nubes como un gigantesco algodón de azúcar, Javier tomo sus cosas y se las hecho a la espalda, frente a ellos había una pequeña vereda que más bien parecía un camino mal marcado puesto que las ramas invadía la mitad del camino, comenzaron a subir poco a poco y cerca de las diez de la mañana habían subido lo suficiente como para perder el auto de vista . – ¿Que tan alto llegaremos?- pregunto Javier exhalando aire forzadamente –Pues eso depende, yo creo que la noche nos caerá cerca de aquella loma que esta allá donde hasta donde se hay un lugar excelente para acampar- señalo Miguel un bulto verdoso refiriéndose a la loma que se dejaba ver entre las ramas de los arboles. Realmente la pregunta de Javier iba enfocada a saber cuándo se detendrían a acampar pero la respuesta de Miguel le dijo eso y mucho más, pues le hizo entender que les faltaba mucho por llegar a un punto bueno.<br />En el reloj se marcaban las seis con quince minutos de la noche, habían llegado hasta encontrarse con el lugar que había mencionado Miguel. Apilaron un montón de piedras y Luis había hecho una fogata al estilo civilizado con un poco de papel, gas para asador y una cajetilla de cerillos. Cenaron una lata de frijoles refritos acompañadas de una bolsa de tostadas, el clima había enfriado y los tres se encontraba cubiertos con chamarras rompe vientos, se sentaron frente a la fogata y estuvieron platicando ahí hasta tarde, el cielo se había cubierto casi completamente por una capa gruesa de nubes grisáceas y los tres supusieron que llovería en el trascurso de la noche, aun así acordaron levantarse temprano para ir a dar una caminata antes de regresar, recoger las cosas y marcharse.<br />Javier despertó y miro a su alrededor, había amanecido y eso lo sabia no solo por la eminente luminosidad que se escondía tras las paredes de la tienda de acampar, sino también por el trinar de las aves, salió de la tienda y advirtió que la fogata aun humeaba un poco, el cielo se mantenía aun nublado, mucho más cerrado que la noche anterior, el ambiente estaba fresco y aparentaba una calma total, ese tipo de calma que incluso puede poner nervioso a uno cuando esta acostumbrado al diario escándalo citadino. La tienda de Miguel estaba abierta y dejaba ver su maleta arrinconada y la bolsa de dormir abierta y sin doblar, la de Luis aun se mantenía cerrada, estiro sus brazos como queriendo alcanzar el cielo y sus huesos se acomodaron, bostezó y regreso la mirada dentro de su tienda, por un momento pensó en regresar a dormir pero se recordó a sí mismo en lo que habían quedado la noche anterior y cayó en la cuenta de que quizá Miguel se había adelantado así que decidió levantar a Luis para alistarse y tratar de alcanzarlo.<br />No paso mucho tiempo cuando los dos estuvieron listos, tomaron la vereda y empezaron a trotar, platicaban de cosas bastante simples y Luis tuvo que detenerse un momento cuando una pequeña piedra se escurrió por uno de sus tenis y se desplazo lo suficiente como para encajársele en la planta del pie. Llevaban diez o veinte minutos desde que habían salido del campamento cuando algo los hizo que se enfriaran lo suficiente como para sentir un vapor emanando de sus cuerpos, era un trozo de tela, la cual se encontraba justo en medio del camino. –Es de Miguel- dijo Luis recogiendo la tela rojiza extendiéndola para asegurarse -¿Qué quieres decir con eso?- la tela era color naranja pero se veía oscurecida por algo que parecía ser una mancha de sangre. –Que esta tela pertenece a una sudadera de Miguel, estoy casi seguro, conozco esa sudadera la usa siempre que vamos a correr- dijo en un tono preocupado, y como no estarlo si eso era cierto significaba que algo le había pasado y había sangrado lo cual los llevo a pensar en que quizá cayó a un costado del camino, comenzaron a buscarlo, pero no había rastro alguno las ramas estaban intactas no parecían haber sido aplastadas ni nada – ¿Nos regresamos?, quizá ya haya regresado al campamento- dijo Javier –Lo dudo, esta es la ruta más rápida sino que la única, lo habríamos visto al regresar, debemos buscarlo, no debe haber llegado muy lejos, yo creo que tal vez ya este de regreso y lo encontraremos más adelante- Javier se quedo viendo hacia delante por donde continuaba la vereda y regreso la mirada a Luis –Lo dudo, yo creo que quizá regreso al campamento por otro lado- en ese momento se vio un relámpago en el cielo como anunciando que se avecinaba una fuerte tormenta –Hagamos algo, tu regresas al campamento y yo lo busco más adelante, así podremos encontrarlo más fácilmente ¿Qué te parece? así si no lo encuentro después de diez o quince minutos regreso al campamento y si el ya está ahí pues no se muevan- Javier asintió con la cabeza y se ajusto la visera de la gorra apretujándola con las dos manos para volverle a dar forma –Te veo entonces en el campamento- dijo Javier sonriendo y dando media vuelta.<br />Luis siguió su camino un poco más lento, buscaba hacia los lados más pistas, quizá no estaba tan lejos y se lo confirmo así mismo cuando una curva más adelante encontró unas gotas de sangre sobre la tierra seca. – ¡Te lo dije Javier! Te sentirás como un idiota cuando regrese con él- dijo para sí al tiempo que se agachaba para tocarlas y confirmar lo que creía haber visto. En eso escucho el crujir de unas ramas secas, levanto la mirada y alcanzo a ver algo moverse entre las los arboles. – ¡Hey! ¿Miguel, te encuentras bien?- le grito apresurándose a alcanzarlo, dio dos o tres zancadas que sin notarlo fueron las más grandes que había dado en su vida, pero se decepcionó al ver caminando a un individuo un poco más bajo de la estatura promedio vistiendo una camisa y un pantalón verde caqui con unas botas hasta la espinilla color negro. –un militar- se dijo trayendo a la parte frontal de su cerebro el recuerdo de la nueve milímetros –Quizá lo hayan detenido para una revisión de rutina y lo más seguro es que conociendo a Miguel haya traído consigo el arma, puso resistencia y como estos no se andan con miramientos lo golpearon y se lo llevaron detenido, estúpido- lo pensó en una fracción de segundo, conocía a la perfección las reacciones de su amigo, pero su idea perdió sentido cuando vio que el hombre caminaba tambaleantemente hasta que tropezó. – ¿habrá forcejeado con él?, quizá le disparo y la sangre era de él y no de Miguel, ¿Dios mío, que hiciste Miguel?- Las hipótesis le fluían como agua en un rio, pero solo podía saberlo acercándose a el soldado para ver lo que le pasaba, por un momento le paso por la cabeza que tal vez había estado inventándose cosas estúpidas y que la historia se limitaba a una simple borrachera, pues había escuchado que algunos de ellos tenían el conocimiento para preparar alcohol casero y como los mandaban meses enteros a vivir en la sierra pues era lógico pensar que se emborracharan de vez en cuando. Se acerco sigilosamente y sintió como la sangre le llego hasta la punta de los pies cuando a distancia alcanzo a notar una línea rojiza proveniente de la oreja del hombre que aun se encontraba tirado y que se perdía tras su mejilla. -¡Demonios!- pensó, un puñado de aves volaron aleteando fuerte, al grado de sacudir las ramas donde estaban paradas, tres balazos resonaron en el aire haciendo que Luis sumiera la cabeza entre los hombros antes de voltear al cielo.<br />Javier regreso lo más rápido que pudo hasta el campamento, donde para su sorpresa parecía que habían sido víctima de un saqueador, pensó que quizá se trataba de un oso, pues en las últimas semanas se había escuchado en las noticias sobre el avistamiento de animales salvajes que bajaban a las cercanías en busca de alimento o agua, las casas de campaña estaban completamente desgarradas la pistola de postas estaba tirada a unos escasos quince o veinte centímetros de el maletín, Javier sintió un escalofrió que le recorrió la piel hasta ponerle cada uno de los vellos de punta, de pronto de entre las ramas cayo rodando Miguel, tardando más en esto que en lo que ya se encontraba de pie. -¿Miguel, estas bien?- había quedado dándole la espalda y Javier alcanzo a notar que faltaba el pedazo de tela dejando ver una herida que parecía poco profunda pero que sangraba mucho, Miguel viro de pronto sobre su eje, los ojos los tenia ensangrentados y le faltaba una parte de la mejilla izquierda, la dentadura incluyendo los molares estaban expuesto y tras de ellos se escuchaba un gruñido, Javier sintió que su sangre ya no estaba dentro de su cuerpo, el ver aquella escena le había paralizado y aunque su idea era tratar de salir de aquel lugar y llevar a su amigo lo más rápido posible a un hospital, tenía esa sensación de que aparte de lo que veía había algo más que no lograba entender lo que era pero que indudablemente le hacía saber que algo no estaba del todo bien con su amigo, Miguel soltó un gruñido que le hizo despertar de su transe y se abalanzo sobre Javier, derribándolo y haciendo que se golpeara en la cabeza al grado de que reboto entre las piedras y las hojas secas, forcejearon rodando de un lado a otro, Miguel intentaba morderlo a toda costa y en ocasiones hilos de baba combinada con sangre se escurría y caía sobre el rostro de Javier, quien no lograba comprender lo que había pasado con su amigo. Logro verlo a los ojos, lo blanco se había tornado en rojo y las venas oculares se habían saltado y habían cambiado su color a un tono purpura mientras que la pupila se había hecho amarillosa y el iris estaba completamente dilatado, Javier escucho un gargareo como pudo empujo a Miguel quitándoselo de encima aun y cuando este siempre había sido más corpulento que él, Javier como pudo llego hasta el arma y le apunto a su amigo, la mano le temblaba mientras que Miguel se levantaba, había vomitado sangre la cual termino de mancharle la sudadera, de nuevo soltó un gruñido y Javier sin pensarlo apretó el gatillo, la pistola disparo en tres ocasiones hasta que el cuerpo de Miguel cayo tendido. Javier no podía creer lo que había hecho, pero sabía que su amigo ya no era él, busco desesperado el maletín donde aun estaba un cartucho con recargas para el arma, la tomo rápido y la hecho en su bolsillo y suponiendo que lo había matado salió huyendo de aquel lugar.<br />Luis regreso la mirada al soldado, el cual comenzó a moverse. –Señor ¿se encuentra bien?- Luis se acerco un poco para intentar verlo a la cara, el hombre se puso en pie lo miro, un ojo colgaba de su cuenca y parecía haber recibido varios impactos de bala, lo sabía por los orificios en sus ropas y las manchas de sangre que se marcaban contorneándolos. –¡Dios! ¿Pero que te paso amigo?- Luis dio dos pasos para atrás antes de que el soldado se abalanzara sobre él, Luis lo tomo por el cuello y este intento morderle el brazo, lo araño en varias ocasiones pero Luis no cedía, -Que me perdonen por lo que voy a hacer- Dijo en su mente, soltando un puñetazo al soldado justo en la cabeza, el cuerpo cayo tambaleante y Luis se fue sobre él, comenzó a golpearlo mientras que el soldado se limitaba a intentar morderlo, hasta que le escupió sangre en el rostro cegándolo y haciéndolo perder el equilibrio, de prono el soldado se encontraba sobre de él, y la tientas Luis busco una piedra con la que lo golpeo tan fuerte como pudo, el golpe fue tal que el soldado cayó a un costado, y sin pensarlo dos veces Luis se sentó sobre su cuerpo y comenzó a golpearlo con la piedra hasta reventarle la cabeza, el cuerpo del soldado convulsionaba y Luis se quito de encima de él, limpiándose la cara y respirando agitadamente, dejo la piedra de lado -¿¡Qué carajos te pasa!?- dijo como si el hombre pudiese responder tras su desfigurado cráneo. Javier apareció tras la curva – ¡Lo mate, lo mate, maldita sea, Lo mate!- Luis se levanto y se quedo mirándolo como congelado, Javier llego ya sin aliento hasta donde esta él. –Lo mate- dijo quebrándosele la voz y reventado en lágrimas, puso las manos sobre las rodillas y agacho la cabeza para alcanzar a tomar algo de aire – ¿De qué hablas Javier?- Luis lo miraba mientras sentía que su corazón palpitaba tan fuerte como un tambor. Javier intentaba recobrar el aliento cuando vio el cuerpo del soldado con el cráneo deshecho, sintió de nuevo el escalofrió y como pudo empuño el arma y la puso en la frente de Luis -¿Qué carajos está pasando aquí?- Luis vio el rostro enrojecido de su amigo por el esfuerzo y levanto las manos –Tranquilízate, yo tampoco lo sé, este imbécil intento atacarme y tuve que golpearlo en la cabeza, pero creo que se me paso la mano- Javier se mecía en vaivén pero no dejaba de apuntarle entre ceja y ceja –encontré a Miguel- le dijo sin mirarlo a la cara –¿y donde esta?- Javier paso saliva –muerto, está muerto, yo lo mate- Luis sintió como la sangre se le había convertido en cubos de hielo -¿¡Que!, que carajos estás diciendo?- Javier regreso la mirada hasta cruzarla con la de Luis –Me ataco, intento morderme, su cara, sus ojos, ya no era él, intente asustarlo con el arma pero fue como si no supiera lo que estaba haciendo y luego intento atacarme de nuevo y tuve que hacerlo, ¡le dispare, le dispare y ahora está muerto!- esto último lo dijo casi gritando –Cálmate y deja de apuntarme, tenemos que pensar en algo, pero necesito que te centres porque si no estaremos completamente jodidos- Luis puso su mano sobre el arma y comenzó a bajarla poco a poco hasta lograr que Javier dejara de apuntarle, Javier por su parte se había quedado llorando y perdiendo la mirada en el cuerpo del soldado -¿Qué haremos con él?- le señalo Javier. –Ven, ayúdame- Luis lo tomo por los pies y le señalo a Javier que le tomara los brazos, se metieron entre la maleza y escondieron el cuerpo. –Quizá no sea lo más discreto pero nos ayudara a ganar tiempo y salir de aquí lo más rápido posible- dijo Luis mientras regresaban al camino –tenemos que largarnos de aquí- Javier sonaba desesperado –No, tenemos que regresar al campamento y llevarnos el cuerpo de Miguel, buscaremos las llaves del coche y regresaremos, después veremos qué historia nos inventamos- se mostro seguro, como si no le afectara en lo más mínimo.<br />No tardaron mucho en llegar al campamento y lo primero que notaron fue la ausencia del cuerpo de Miguel, además de que las casas de campaña habían sido recogidas, no había rastro alguno de que hubiesen estado ahí, a excepción de unas manchas de sangre que Javier supuso eran de lo que Miguel había vomitado, se llevo la mano a la frente y comenzó a mirar hacia todos lados con nerviosismo. –Los soldados, encontraron la escena y se llevaron todo- Luis tena las manos en la cintura y miraba a Javier – ¿eres estúpido? No pudieron haber recogido nada, es una escena del crimen, ninguna autoridad en su sano juicio limpiaría una escena del crimen en tan poco tiempo, es más que obvio que no mataste a Miguel, él está vivo y quizá recogió las cosas y se marcho, si tenemos suerte lo alcanzaremos en la carretera- Javier se quedo pensando hasta que reacciono –pero yo le dispare y estoy seguro, le di en la cabeza, además las tiendas estaban hechas un asco, como es que pudo recogerlo en tan poco tiempo- Luis lo tomo por el hombro –La pistola que traes es de postas, solo a muy corta distancia podria hacer un daño considerable, además era de bajo calibre- comenzó a caminar hacia abajo –¿Y las casas de campaña? Como lo explicas- Javier comenzó a seguirlo –Como siempre contesta él, algo se lo ocurrió- dijo apurándose a descender.<br />-No me siento muy bien- Dijo Luis tocándose la cabeza cuando ya llevaban más de medio camino recorrido, eran alrededor de las tres de la tarde el cielo había estado tronando pero la lluvia no caía. Javier le toco la frente y a tientas pudo sentir como la temperatura de Luis debía estar cerca de los cuarenta grados. –Estas ardiendo en fiebre- Los labios de Luis estaban tan secos que un manto blanco se le había formado en las comisuras aun así continuaron caminando, de pronto el cielo se rompió y la lluvia caía sobre ellos con tanta fuerza que hasta les dolían las gotas. Les faltaba quizá medio kilometro cuando tras la fiebre Luis tropezó y se dejo caer rendido sobre el enlodado suelo, un relámpago los ilumino y Javier se agacho para levantarlo y llevarlo en los hombros, cuando pudo incorporarse con su amigo sostenido de él, de nuevo un relámpago seguido de un trueno les alerto, más adelante y sobre la vereda estaba una silueta, era evidente que se trataba de Miguel, como pudo Javier saco el arma le cambio el cartucho –¿Miguel, estas bien? Escucha, discúlpame por lo que paso en la mañana, estaba asustado, Luis está muy mal- dijo casi gritándole y recordándose así mismo las imágenes de la mejilla y el vomito de sangre además de los ojos endemoniados, la silueta comenzó a moverse lentamente y salió de entre las ramas hasta donde era un poco más visible, el rostro era el mismo, quizá un poco más demacrado, corrió hacia ellos y Javier soltó a Luis empujándolo hacia el lado contrario de donde se dejo caer él, Miguel paso sin éxito hasta tropezar y revolcarse entre el lodo. –Está aquí, Miguel esta aquí Luis, necesito que te levantes- Luis se levanto pero mantenía el rostro agachado, Javier se levanto y empuño el arma hacia Miguel. –Apresúrate hay que salir de aquí, ¿Luis?- Luis levanto el rostro y sus ojos se habían tornado igual a los de Miguel. ¡Maldita sea!- Javier sintió picor en las piernas y comenzó a correr rumbo a la carretera, sus amigos se habían trasformado en algo, en algo que el no conocía y ahora lo perseguían, quizá con la intención de matarlo, quizá para comerlo o convertirlo en uno de ellos. Javier corrió tan rápido como pudo y cruzo la carretera sin darse cuenta que un tráiler venia a toda velocidad, escucho el rechinido y el se aventó para llegar al otro extremo y escucho el gruñido de alguno de ellos y alcanzo a ver cómo era aplastado por las llantas del ahora descontrolado tráiler que termino volcando cuando por la velocidad y el agua el peso de la caja le gano y lo hizo acostarse no sin antes dejar el cuerpo despedazado de uno de sus amigos, del cual supo inmediatamente que se trataba de Luis puesto que a la entrada de la vereda se encontraba parado y gruñendo Miguel, se dejo ir encima de él y Javier comenzó a dispararle, haciéndolo caer, el cuerpo cayo a mitad de la carretera y Javier pensó en buscarle las llaves entre las ropas, se acerco sigilosamente y comenzó a meterle las manos a las bolsas, de pronto abrió los ojos pero antes de que pudiese hacer algo solo vio como una luz amarillenta se apareció frente a ellos, un rechinido y después un golpe en seco.<br />El 25 de octubre del presente año se reporto un accidente bastante aparatoso donde hubo tres lamentables descensos, se encontraron dos cuerpos arrollados y uno más completamente despedazado, un tráiler volcó y varios automovilistas se vieron atrapados en una inevitable carambola debido a la lluvia. Ese mismo día, cerca de la zona al accidente se tuvo el reporte de varios soldados extraviados, la policía está investigando.<br />Orlando G.Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-83442455911345692062009-09-29T22:56:00.001-07:002009-09-29T23:04:40.980-07:00AH1N1-B (Exclusivo del Blog)<div style="text-align: center;"><div style="text-align: left;"><span style="font-weight: bold;">Hola mis querido lectores, se que los he tenido un poco abandonados ultimamente, pero he tenido un reseso mental, mi cerebro se fue de vacaciones con algunas maletas de ideas llenas de imaginacion, le di permiso pero el muy maldito no me aviso a donde iba ni cuando regresaba, en fin, el caso es que ya esta aqui de nuevo y para iniciar con un buen regreso hacia la punta del progreso y la perfeccion les dejo mi mas reciente escrito, que si bien puede sonar un poco sensacionalista u oportunista, no lo es, ya que este no es mas que una prueba mas a la que me he sometido intentando escribir sobre algo comun en el genero del terror. Saludos cordiales y pues que lo disfruten.</span><br /><span style="font-weight: bold;"></span></div><span style="font-weight: bold;"><br />AH1N1-B</span><br /></div><br />La neblina era espesa, tanto como un algodón de azúcar, pero por su parte esta causaba una sensación de claustrofobia más que de placer, la lluvia caía en un principio a cuenta gotas pero después parecía como si el cielo se despedazara. Jorge Robledo y Adrián Becerra decidían sobre detener o no el autobús en el que se dirigían a la ciudad de Monterrey a sabiendas de que algunos de los pasajeros se mostrarían inconformes, pero era eso o arriesgarse a quizá tener un accidente de proporciones fatales y es que aunque el autobús estaba preparado para sobreponerse a cualquier tipo de circunstancia natural aquella era una situación fuera del alcance de la maniobrabilidad de Jorge o del amarre de las llantas al asfalto pues como dicen uno puede venir incluso con la mayor de las precauciones pero el destino es el destino y quizá alguien más con un poco menos de coherencia o mejor conocido como cafre del camino venga desenfrenadamente a alta velocidad y realmente los hay a Jorge le constaba por un familiar indirecto del cual había sabido que había muerto en la ciudad al intentar llegar a casa lo más rápido posible bajo una tormenta eléctrica y todo para no verse envuelto en el embotellamiento -Pienso que lo mejor es que te orilles, al menos deja que la lluvia se calme un poco y luego le seguimos, si quieres yo me lo llevo desde aquí- Dijo Adrián mientras se detenía con ambas manos del tablero, Jorge miro por el retrovisor y vio a la mayor parte de la gente dormida, algunos tantos miraban por la ventana mientras el resto (muy pocos) miraban el televisor. -Quizá en el próximo descanso porque aun pararnos aquí se me hace algo riesgoso, deja que lleguemos mas delante ¿te parece?- Adrián torció la boca. -¿Pues qué más?, quizá deba ir comentándoles, creo que sería lo más apropiado- Tomo el micrófono y bajo el volumen de los televisores donde Tin-tan hacia una cara absurda vestido como cavernícola. -Estimados pasajeros, les habla su copiloto, Adrián Becerra, lamentamos tener que molestarles, pero bajo las circunstancias que nos rodean y con el claro empecer de la neblina por condensarse más, hemos decidido posponer un poco el trayecto del viaje considerando que este breve descanso nos sirva para que la carretera se despeje un poco más, por su atención gracias y de antemano una disculpa- Puso el botón en “off” y coloco de vuelta el micrófono en su lugar. De pronto y de lo más profundo del autobús se levanto una mujer de entre treinta o treinta y cinco años de edad, - Disculpe señor- Dijo dirigiéndose a Jorge -¿Cuánto tiempo estaremos detenidos?- Jorge agacho la mirada y luego dio un vistazo al espejo lateral regreso la vista hasta encontrarla con Adrián. -Pues no lo sé aun no lo decidimos, quizá solo hasta que baje un poco la lluvia- La mujer se llevo la mano a la cabeza. -No quisiera ser inoportuna, pero es que cargo con mi hija, ella está muy enferma y necesitaba llegar cuanto antes a la ciudad para que me la atendieran- Jorge miraba fijamente a Adrián como buscando que le diera una respuesta a la mujer a lo cual carraspeo la garganta. -Nosotros entendemos su situación señora, pero espero que también usted entienda que es muy difícil para nosotros manejar en esta situación, sobre todo por el riesgo en el que los exponemos a ustedes como pasajeros- Dijo Adrián a la mujer que se tocaba la frente con el lado opuesto de su tambaleante palma. Su mirada se puso triste y parpadeo quizá dos o tres veces antes de soltar un leve suspiro y dijo entre labios -“bueno”- que sonaba como una resignación a la decisión de ambos, dio media vuelta y regreso hasta las penumbras del autobús. -Te dije que habría quien se quejara- Le dijo Jorge mientras miraba forzando la vista intentando buscar la zona de descanso. -Sí, lo sé, pero deben entender, esto es peor que una gripa, quizás debas quitarles la película y ponerles el radio para que escuchen las noticias, eso les haría entrar en razón- Adrián se notaba molesto pero dentro de sí controlado, no podía culpar a nadie, solo al maldito clima.<br /><br />Las líneas blancas de la carretera apenas se dibujaban en el suelo y comenzaron a moverse hacia arriba, haciéndose entender que habían entrado en una curva, Jorge vio como dos ojos amarillos resplandecían de entre la blancura que tenia al frente, se trataba de dos faros de niebla colocados en la parte superior de una Ranger que paso a toda velocidad junto a ellos, Jorge piso el freno y el autobús amarro las llantas traseras, aunque no iban muy fuerte el peso y la humedad los hicieron derrapar, Jorge sintió como un frío le recorría de la cabeza hasta los pies, Adrián se agarro de lo que pudo y soltó un pequeño grito de sorpresa, Jorge por su parte reacciono pisando de vuelta el acelerador sin virar el volante hasta que el control regreso a sus manos. Siguieron así por algunos dos minutos, tal vez solo en lo que los dos asimilaban lo que acababa de suceder. -¡Basta! detén el autobús, yo creo que ya es suficiente así que oríllate- Dijo Adrián un poco exaltado. Jorge comenzó a salirse poco a poco del camino, las piedras se levantaban y topaban con la parte baja del camión mientras este se meneaba de un lado a otro por los desniveles de la tierra. Jorge dio vuelta a la llave y el autobús vibro un poco justo antes de apagarse. Todo quedo en silencio por unos minutos, solo se escuchaba el golpeteo de las gotas en el techo y el ventanal frontal. De pronto se escucho un sonido viciado en las bocinas a lo largo del autobús, era Adrián que había tomado de nuevo el micrófono. -Queridos pasajeros, como abran notado, tuvimos que salir de emergencia a un costado de la carretera, aparentemente un conductor apresurado nos ha hecho derrapar y creemos que ya es el momento de salir y esperar a que todo esta situación se calme un poco, cualquier duda o situación particular háganosla saber, por el momento es todo, gracias- De nuevo se escucho el sonido viciado. -¿Que fue eso Jorge?- dijo Adrián en un tono molesto mientras dejaba el micrófono. -Fue la camioneta, paso demasiado rápido y me hizo sentir como nos empujaba con su aire, me asuste y pise el freno- Adrián torció la boca. -Eso ya lo sé, lo que te pregunto es ¿porque no habías parado aun, que no ves los riesgos?- Jorge presiono un botón en el tablero y la puerta soltó el sonido como si un aire a presión saliera disparado, la puerta salto y se recorrió hacia atrás, Jorge se levantó y tomo la chaqueta que había colgado en el respaldo del asiento y se bajo del autobús. Adrián desconcertado lo miro hacerlo y luego regreso la mirada hacia los pasajeros, muchos continuaban dormidos, pero el resto lo estaban observando. Adrián tomo también su chaqueta y se enfilo detrás de Jorge. -¿Que te pasa, porque te bajas así?- Jorge no le respondió, la lluvia arreciaba y les mojaba las ropas. -Contéstame, ¿te volviste loco o qué?- Jorge caminaba rodeando el autobús, tapándose (o al menos eso intentaba) con el antebrazo, de pronto se detuvo y señalo una de las llantas. -¿Vez eso?, es por eso que no me quería orillar en cualquier parte- Adrián pudo ver como una de las llantas estaba completamente baja, se veía como una masa negra, húmeda e inservible. Ambos regresaron dentro del autobús. -¿Que haremos?- Pregunto Adrián. -Pues me imagino que seguir el plan inicial, esperaremos a que la lluvia baje y luego bajamos cambiamos la llanta y listo, nos largamos cuanto antes de aquí- Sin darse cuenta la gente los había oído y muchos de ellos ya curioseaban por las ventanas para ver si lograban ver algo.<br /><br />Habían pasado una hora, la lluvia no había cesado e incluso había subido su intensidad, la neblina solo les permitía ver unas borrosas manchas luminosas que pasaban por un costado, donde suponían estaba la carretera, Ni Jorge ni Adrián se habían animado a confirmarles a los pasajeros la situación de la llanta pero había sido evidente que los habían escuchado. Una tos intensa venia desde el fondo y los había estado acosando durante toda esa hora, de pronto la mujer salió de nuevo desde el fondo. -Disculpen, lo que pasa es que mi hija está peor, tiene la fiebre demasiado alta y no deja de toser, tengo miedo de que me vaya a convulsionar o algo así, ¿pueden ayudarme?- Se miraron mutuamente, Adrián abrió la boca y antes de que pudiera decir algo Jorge tomo el micrófono. -Estimados pasajeros, les habla Jorge Robledo el chofer de esta unidad, necesitamos de su ayuda para saber si dentro de la gente que nos acompaña hay algún médico, por su ayuda gracias- No pasaron más de un minuto cuando un hombre joven con la marca verdosa en donde se supone va la barba, usando prismáticos se acerco hasta donde estaban ellos. -Buenas tardes, mi nombre es Christian Hernández, soy médico pasante, en que les puedo servir- dijo en voz baja y temblorosa, como si no estuviera muy seguro de lo que estaba diciendo. Jorge se levanto del asiento y tomo a la mujer por el hombro. -Llévenos con su hija- La mujer sorprendida se tardo en reaccionar pero se enfilo hasta el fondo del autobús donde el cuerpo de lo que parecía una niña de entre ocho y diez años se encontraba en posición fetal, tras la pequeña y ajustada blusa blanca se notaban sus costillas expandirse y contraerse muy rápidamente -Ella es mi hija- señalo la mujer, el joven se acerco y puso la mano en su axila -Dios!, esta niña debe estar hirviendo por dentro, tenemos que apurarnos a ponerle fomentos de agua, creo que tengo algunos harapos viejos en mi maletín- Dijo mientras señalaba un pequeño maletín que había dejado donde comenzaba el pasillo. Jorge regreso rápido hasta el y lo abrió saco unos pedazos de tela y se los entrego a Adrián. -Toma, haz algo de provecho, sal y mójalos- Adrián desconcertado los tomo y comenzó a enrollarlos saco la mano por la puerta y espero a que quedaran completamente empapados, mientras que Jorge había ido hasta donde el joven atendía a la niña cambiándola de posición, esto para no generar tanto vapor corporal hacia sí misma, saco del maletín un pequeño tubo de mercurio y lo coloco en la axila de la niña -Debemos esperar un poco, tenemos que saber su temperatura exacta- todavía no acababa de decir esto último cuando la niña tomo aire y soltó un suspiro desalentador. -Miriam....- Dijo su madre en tono quebrado y como si las palabras se hubieran convertido en un nudo gigante. Jorge volvió a sentir el mismo escalofrío como cuando el autobús derrapo mientras que la mujer sentía un calor emanante del centro de su estomago, al grado que unas lagrimas brotaron de sus ojos los cuales se habían tornado rojizos en cuestión de instantes. El joven doctor la tomo y la puso sobre el suelo del pasillo, todo aquello se había vuelto un circo de treinta y tantos espectadores, intento aplicar sus conocimientos de resucitación, pero todo era inútil, la niña no respondía en lo más mínimo. La multitud quedo en silencio y solo el golpeteo de las gotas se dejaba escuchar nuevamente, la mujer de un momento a otro reventó en llanto y se abrazo a otra pasajera, el joven doctor toco el cuello de la niña, justo donde se encuentra la vena Orta se quito los lentes para terminar presionándose fuertemente entre sus ojos con el índice y el pulgar -Lo siento mucho- murmuro. Jorge y Adrián cayeron en la cuenta y sentían culpa. Adrián lo tomo por el brazo y lo llevo hasta la entrada del autobús. -Tenemos que hacer algo Jorge, sino vamos a terminar linchados o solo Dios sabe- Jorge se quedo pensativo mientras veía a la gente amontonarse para ver a la niña. -Quizá debamos convencerlos de que no sabíamos de la magnitud del problema, hablarles con la verdad y recalcarles los riesgos de la carretera- Adrián se toco la frente y bajo su mano hasta terminar con el puño en la barbilla. -No, creo que no me estas entendiendo, esto puede salírsenos de control, tenemos que arrancarnos ya, irnos de aquí y llegar lo más rápido posible a Monterrey- le dijo en voz baja pero con un tono un alto. -¿Pretendes que salgamos a cambiar la llanta con este clima y luego volvamos a la carretera para matarnos en cuestión de minutos?- Se hizo una pausa –Si- Dijo Jorge mientras se quitaba la chamarra – ¿Te has vuelto loco? – Jorge se acerco al rostro de Adrián y lo tomo discretamente por el cuello de la camisa. –Mira estúpido, no se tu pero yo quiero conservar mi trabajo tengo una esposa y tres hijos que mantener, si pretendes quedarte aquí entonces bájate y escóndete bajo la piedra más grande que encuentres- Adrián lo tomo por la muñeca –Jorge, tienes que entrar en razón, lo que estás diciendo es incoherente, esperemos a que baje la lluvia, al menos un poco- Jorge lo soltó –¿Y si no baja, y si se queda así todo el día, o que te parece si este es el fin del mundo y lo que tenemos encima es un diluvio divino?- Adrián sonrió –Pues entonces da lo mismo, si este fuera el diluvio de todos modos vamos a morir- Jorge sintió una pequeña rabia dentro de su estomago, como esa que sienten los niños cuando mama dice “No” y es que aunque no quisiera verlo esta vez era definitivamente no, aunque la llanta no necesitaba ser remplazada (para eso son dobles) muy probablemente derraparían con facilidad, ya que la carretera estaba cubierta de lodo y de alguna u otra forma podrían ser víctimas de la naturaleza.<br /><br />La niña había sido tapada con una frazada que escondía alguien entre sus pertenencias y había sido colocada en el ultimo asiento del autobús, justo detrás donde se sentaba con su madre, la mujer había sido tratada de controlar pero cuando entro en un ataque de histeria, Christian (el pseudo doctor) le había administrado una buena cantidad de sedante para tranquilizarla un poco y hacerla dormir porque había estado a punto de golpear a ambos choferes. <br /><br />El autobús entero estaba en calma, el silencio se hacía presente y tras bambalinas algo extraño se escondía, Christian se encontraba semi-acostado en el asiento reclinable cuando comenzó a escuchar tras de sí un balbuceo, en principio era como un susurro pero poco a poco se hacía más intenso y constante, se levanto y fue a ver lo que ocurría, temía que debido a la adrenalina el efecto del sedante hubiese cedido regresando a la mujer a un estado más consiente, para su mala fortuna fue así, ella se encontraba con el cuerpo inerte en sus brazos y se mecía lentamente en un vaivén, le acariciaba la cara mientras un par de lagrimas caían mojándole la mejilla –Perdóname cariño, en verdad lo siento mucho…- repetía constantemente y le beso la boca –Señora…- le dijo tocándole el hombro y la mujer no lo miraba –¿Señora se encuentra bien?- insistió Christian, la mujer por su parte comenzó a arrullar a su hija, la escena era deprimente y tétrica, tanto como si fuera sacada de una novela de Poe –Shh! Intento dormir a mi hija- Dijo la mujer en un tono que sonaba casi convincente mientras lo veía a los ojos y aunque influyo, no fue realmente lo que alarmo a Christian sino el ver el rostro inmaculado de la mujer, pálido como si estuviese muerta con los labios más secos que el desierto de Sonora y con sus ojos rojizos e irritados por tanto llorar. –Yo la entiendo, pero créame esto no es sano para usted- No le dejo terminar de hablar cuando su mano ya se encontraba tapándole la boca. – ¡Cállese, usted no sabe nada!- le dijo injuriosamente –pero señora…- intento recalcar cuando está de pronto soltó un gruñido extraño, su rostro había cambiado ahora parecía como el de un perro rabioso y sin pensarlo se le abalanzo empujándolo y yéndose con él hacia el otro extremo justo hasta la ventana, aunque el vidrio era grueso se astillo y en un movimiento desenfrenado la mano de Christian jalo la palanca de emergencia y ambos cuerpos cayeron rodando entre el lodo y las yerbas, como si fuese un acto de malabarismo la mujer se puso en pie a una velocidad impresionante para luego abalanzarse de nuevo sobre el cuerpo molido de Christian atacándole y mordiéndole el antebrazo a lo cual este solo le propino una bofetada para hacer que lo soltara, la mujer al sentir el golpe dejo de hincarle el diente y se hecho hacia atrás arrancando un pedazo de carne, todos observaban desde el autobús aquella situación enfermiza y la mujer solo se limito a mirar a todos lados, parecía estar desorientada y luego huyo escondiéndose ente los matorrales y arboles que difícilmente se notaban debido a la lluvia, por su parte Christian gritaba de dolor y angustia al no saber lo que había sucedido, se encontraba boca arriba con su brazo pegado al pecho y su ropa se veía invadida por una mancha rojiza que se expandía cada vez más, Jorge presiono un botón en el tablero y la puerta se abrió soltando un poco de aire proveniente del pistón eléctrico, bajo corriendo en dirección a Christian –¡Hombre!, ¿te encuentras bien, que fue todo eso?- Lo tomo por el brazo y se lo recargo hacia si para poderlo cargar y llevarlo de vuelta hasta el autobús –No lo sé, estaba solo hablando con ella y de pronto sus ojos se tornaron rojizos, sangraban o algo así y sin darme cuenta solo pude ver como se abalanzo sobre mí, no supe porque ni en qué momento, solo sé que cuando pude reaccionar la tenia frente a mí con la lluvia pegándome en la cara, pero aun así logre ver sus ojos que parecían furiosos, como endemoniados- Ambos hombres llegaron hasta la puerta del camión donde Adrian junto a un grupo de quizá tres o cuatro personas los esperaban para recibirlos y cobijarlos, la multitud se abrió y dejaron pasar al pseudo doctor, que temblaba por el frio y el dolor de su brazo tomo su maletín saco unas vendas un pequeño bote de alcohol unas cuantas gasas un pequeño botecito que decía en letras negritas penicilina y una jeringa aun esterilizada –Tome, ayúdeme por favor- Dijo dirigiéndose a Adrian quien lo había llevado hasta su lugar – Pero yo, yo no sé inyectar- Contesto Adrian con una voz temblorosa –No se preocupe, no tendrá que hacerlo, solo deténgame el bote y yo lo hare, después me ayuda con la venda- Jorge regreso hasta la puerta y se quedo mirando por si veía a la mujer merodeando, pero la maldita cortina de agua no había cedido ni un solo instante, regreso dudoso adentro y cerró la puerta, la gente se apelmazaba de nuevo impidiendo el paso de Jorge hasta el pseudo doctor el cual ya se encontraba mordiendo un pedazo de tela para aguantar el ardor que le producía el alcohol en la herida que aunque no era muy grande si era profunda. – ¿Como estas amigo?- dijo Jorge empujándose entre la gente –Pues bien…creo, es solo una pequeña pero latosa mordedura, esa mujer sí que está loca- dijo dificultosamente con la tela aun en la boca – ¿Que fue todo eso, porque se puso así?- Christian hizo una péquela pausa a su labor de enrollarse el brazo con la veda y tomo aire, conteniéndolo quizá por cinco o seis segundos – No lo sé, tal vez fue una reacción secundaria de la mezcla que le di en el sedante- Todos se miraron como sintiéndose culpables –¡Oye!, tu eres el doctor aquí, no me vengas con que lo que le diste no estuvo bien- replico Adrian que aun estaba en cuclillas junto a él . – ¡No!, no me refería a eso, es solo que quizá no debí hacer la mezcla sino hasta estar seguro- Dijo soltado un pequeño gemido que sonó modesto en comparación del dolor que lo había provocado al ajustar la venda al brazo –Exactamente a que te refieres dilo de una vez- Jorge se había parado junto a él para escucharlo con toda claridad –Pues, debido a que la niña presentaba signos de una fiebre alta y gripa severa supuse que trataba de esa nueva enfermedad que anda rondado por ahí, la tan nombrada fiebre porcina y como todos saben la fiebre se trasmite por medio de contacto sexual o por un simple beso, cuando me acerque a ella vi que constantemente la besaba en la frente y justo antes de que se pusiera histérica con ustedes vi como metió su dedo en la boca de la niña, quizá para ver su temperatura o no sé, así que para cualquier cosa quise prevenirme y le administre el tranquilizante y una dosis de Tamiflu, para que no contrajera la enfermedad de la niña, quizá me apresure quizá no ya que no sabemos desde cuando la niña presentaba los síntomas de una clara infección y si había tenido o no contacto de alguna manera con ella- Todos quedaron en silencio mientras una pequeña mancha rojo intenso aparecía en el centro del vendaje que rodeaba el antebrazo del pseudo doctor. – Quizá debamos hacer algo con la ventana, creo que quedo intacta en el suelo y podemos colocarla de nuevo- Adrian interrumpió ese amargo letargo silencioso que los acosaba a todos. –Sí, creo que será lo mejor, después nos ocuparemos de buscar a la mujer- Dijo Christian levantándose forzadamente.<br /><br />Se agruparon ocho hombres, seis por fuera y el resto se encargaría de cuadrar el estrellado cristal dentro del marco, el agua no cesaba ni un instante, habían pasado cerca de cuatro horas desde que habían quedado a la orilla de la desaparecida carretera y en lugar de disminuir la lluvia se intensificaba como si la llave de una regadera estuviese abierta hasta el tope, en la carretera habían dejado de verse las lámparas amarillentas de coches circulando, el mundo entero se había detenido aquel día y todo a causa de aquella intensa lluvia, la neblina se disipaba y de nuevo aparecía, la gente había vuelto a sus lugares y se mantenían a la expectativa con respecto al cuerpo de la niña, nadie quería tocarla, ni si quiera verla, temían que fuese la fuente de la reacción de la madre y en cierto modo se habían vuelto un poco paranoicos si de hablar de su cuerpo se trataba. Jorge y Adrian se encontraban en la punta del autobús el primero en su asiento mientras que Adrian estaba sentado en el escalón más alto de la escalera, ambos mirando hacia el frente por si el agua les dejaba campo para salir huyendo de aquel lugar – ¿Y qué haremos si la lluvia termina Jorge? - Adrian se agitaba la cabellera con ambas manos mientras mantenía la cabeza agachada hacia sus pies –Supongo que bajar y buscarla, no podemos irnos sin ella, además no creo que haya llegado muy lejos, si esto fue a causa de un efecto secundario quizá ya se le paso y en este momento esta sintiéndose estúpida bajo la lluvia- Adrian soltó el aire de sus pulmones, que parecía haber guardado ahí durante el tiempo que Jorge hablaba –Pues eso espero, porque…- Sus palabras se vieron interrumpidas por el escandaloso sonido de neumáticos tratando de aferrarse al suelo empapado de la carretera, ambos clavaron sus miradas hacia la blanca cortina de gotas y en momentos pareció iluminarse como si fuese las luz de un faro, el rayo amarillo bajo y subió repentinamente, un golpe tras otro, frente a ellos una caja grisácea gigante daba vueltas y levantaba pedazos de tierra y piedras, la caja viraba y tras cada golpe se escuchaban vidrios quebrarse fierros retorcerse acercándose cada vez más a ellos, hasta que al fin se detuvo, lo suficientemente lejos como para sentirse aliviados pero lo bastante cerca como para notar que se trataba de una pequeña pick up de cabeza o lo que quedaba de ella.<br />–¡A eso me refiero!- Grito Jorge como si le diera gusto lo que acababa de ocurrir, se levanto y ambos salieron rápidamente para ver lo que pasaba, el resto de los pasajero se había limitado a apelmazarse en el vidrio frontal de la unidad mientras que Jorge y Adrian acudían en un acto heroico para saber si había algún sobreviviente.<br /><br />Al llegar, un hombre permanecía inmóvil frente al volante y atado al asiento por su cinturón de seguridad, la sangre le escurría de la nariz a la cabeza y sus brazos colgaban hasta topar con el techo donde el cuerpo de otra persona se encontraba despilfarrado sobre los vidrios y algunas otras cosas, se apresuraron a sacarlos, resulto que el cuerpo tirado sobre el abollado techo era el de un hombre joven, quizá de algunos veintisiete años, Jorge se arrastro hasta dentro y batallo un poco en desabrochar el cinturón hasta que el cuerpo le cayó prácticamente encima, lo saco arrastras –Llevémoslos rápido hasta el camión, tenemos que ponerlos a salvo- le gritaba Jorge a Adrian mientras intentaba cargar el cuerpo. Al llegar a la puerta del autobús notaron que estaba cerrada, Jorge recargo el cuerpo que traía y alcanzo escuchar un balbuceo del mismo –Tranquilo amigo, ya estas a salvo- le dijo como si el hombre no hubiese estado en un accidente automovilístico, Adrian hizo lo mismo mientras que Jorge rodeaba hasta ponerse frente al camión, pego su cara al vidrio y se tapo poniendo sus manos alrededor para ganar visibilidad, adentro parecía un caos, la gente gritaba y pataleaba, en medio del pasillo el pseudo doctor lo veía con sus ojos cubiertos por una penumbra extraña, de pronto se lanzo contra el vidrio, haciéndolo retroceder algunos pasos hasta tropezar, Adrian que aun se encontraba agachado junto a los cuerpos de los hombres levanto su rostro asombrado al ver a su compañero caer al suelo de aquella manera –¿Qué pasa?- le grito -¡Corre!- Adrian puso cara de no entender a lo que se refería -¡Que corras estúpido, esto se salió de control, el doctor está infectado!- Adrian sintió un escalofrió que lo dejo petrificado frente a los cuerpos de los hombres que acababan de rescatar. –La…mujer…donde…esta- Dijo el hombre que había rescatado Jorge, el camión se agitaba de un lado a otro hasta que un vidrio estallo, era el mismo que se había estrellado, el mismo que había caído al piso, el mismo por donde la mujer había salido disparada con el cuerpo del pseudo doctor, en cuestión de nada comenzaron a salir las personas por aquel hueco gigante, algunos aun gritaba y maullaban de dolor, mientras que el pseudo doctor y alguno que otro se presentaban de un modo violento y gruñendo, tal vez igual o peor que como lo había hecho la mujer. Jorge sin pensarlo corrió rumbo a la carretera mientras que Adrian aun no podía creer lo que veía, un hombre que hacia algunas horas antes le había ayudado a cargar el vidrio para evitar que el agua entrara ahora se encontraba sobre el cuerpo de una mujer que gritaba y pataleaba, él la mordía intensamente en el cuello y chorros de sangre saltaban por todos lados, un hombre que ya se encontraba herido intento golpearlo con una piedra pero el pseudo doctor se abalanzo sobre de él impidiendo que lograra su objetivo, todo aquello era una masacre y Adrian seguía sin mover un solo dedo, en cuestión de segundos se encontraba rodeado por algunos de ellos a lo lejos y sobre la carretera Jorge logro escuchar claramente su grito, No había nada más que hacer, Jorge corría sin rumbo bajo una lluvia a la que había estado tratando de evitar, frente a él la silueta magullada de lo que parecía era la mujer, la madre de la niña, solo pudo ver su rostro morado y venoso, quizá debido a la infección quizá porque eso explicaba el accidente de los hombres que intento salvar, la boca le sangraba y sus ojos se veían más profundamente hundidos, sus dientes se veían descompuestos incluso pudo notar que faltaban algunos, levanto sus manos torcidas y arañadas abalanzándose completamente sobre él y al igual que su compañero de pronto se vio envuelto en su sanguinario final, la gente se había infectado y ahora lo devoraban tras de cada bocado.<br /><br />La mañana del 25 de abril a las nueve horas, el gobierno de México anunciaba frente a la prensa y frente a millones de personas en todo el mundo que había registros de una nueva enfermedad denominada la fiebre porcina, AH1N1, la cual generaba gripe, tos, temperatura entre otras cosas, más nunca quisieron revelar que había un motivo real del cual preocuparse, el medicamento llamado Tamiflu fue motivo de mutaciones en algunas personas y tan solo se limitaron a retirarlo del mercado explicando que causaba leves efectos secundarios, en cuanto al caso reportado en una carretera a Monterrey, donde solo se encontró algunos huesos regados, ninguno perteneciente al mismo cuerpo, una camioneta volcada y un autobús abandonado que contenía el cuerpo de una niña solo se reporto como un hallazgo extraordinario, donde se forzó a la prensa no divulgar absolutamente nada de ello, La niña fue puesta bajo observación y actualmente se encuentra en el hospital universitario.<br /><br />Orlando G.Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-88155546762876890952009-08-12T00:24:00.000-07:002009-08-12T00:26:57.431-07:00Archivo 017 Cargar Muertos.<span style="color:#ffffff;"><span style="color:#ffffff;">Un sábado por la mañana una mujer observaba las gotas de agua deslizarse por el cristal de su ventana. Su mirada estaba perdida, entre sueños y sus pensamientos profundamente sombríos. Sabia que no dejaría de llover en todo el día, había escuchado en la televisión que una tormenta tropical azotaría la ciudad y que muy probablemente duraría de dos a tres días sin parar de llover. Sus labios rojizos se perdían entre los dientes mientras una de sus manos sórdidamente sacaba una cajetilla de cigarros de la bolsa de su pantalón. Encendió el cigarro y sintió el suave sabor del tabaco y la nicotina mezclándose en su lengua.<br /><br />Veía a la gente correr en la calle tapándose con lo que tuvieran a mano y algunos hasta resguardándose bajo algún toldo. El agua corría a un costado de la banqueta como un rió desenfrenado y logro ver una escena que aunque en otra ocasión le hubiese apetecido un tanto cómica, ahora no le causo ninguna sensación. Y es que un grupo de gente se amontonaba bajo el pequeño techo que ofrecía una parada de camiones en la acera de enfrente, cuando un camión pasó a toda velocidad y los empapo por completo. – Míralos, tan tontamente preocupados por una simple lluvia-. Dijo la mujer soltando el humo y regándolo hacia el techo de la habitación.<br /><br />Apago la colilla del cigarro y la puso con el resto que se encontraban en el marco de la ventana. La pintura se había carcomido y cenizas grises y negras se revolvían con algunas hojas de tabaco y filtros. La mujer camino hasta una pequeña mesa de noche que se encontraba al otro lado de la habitación y bebió el poco wisky que quedaba en el vaso.<br /><br />Recargo su cabeza hacia atrás y cerro los ojos mientras se tocaba la nuca con su mano izquierda. Soltó un suspiro al aire y se introdujo al baño. Abrió ambas llaves y logro que el agua se entíbiesese. La tina de baño se encontraba a medio llenar cuando ella comenzó a desnudarse. Tenía un cuerpo hermoso y completamente natural. Se paro frente al espejo y se miro unos moretones en forma de manos, de manos gruesas y fuertes. Los tenía en su costilla derecha y en su brazo izquierdo. Se metió al agua y se relajo por completo. Entrecerró los ojos y miro hacia el techo. El cuerpo le dolía pero aun así se comenzó a tallar con una esponja de manera brusca. – ¡El mundo esta completamente loco!- Repetía constantemente apretando los dientes y dejando rodar una que otra lagrima. Después de un rato, se había calmado y se quedo dormida.<br /><br />Despertó dando un brinco del estremecimiento y recordó donde estaba. La luz que hacia algunas horas entraba por una pequeña ventana se había apagado pero el golpeteo de las gotas aun sonaba. Se levanto de la tina y tomo la ropa del piso. Atravesó la habitación y tomo ropa limpia del ropero. Camino hasta la cocina, tomo un encendedor y un bote de gas para rellenar el encendedor. Salio a la cochera y puso la ropa sucia dentro de un tambo de basura que se encontraba ahí, lo baño con el gas y le prendió fuego. Las llamaradas se levantaban por encima del borde mientras ella observaba su ropa consumirse. Cuando el fuego convirtió en nada a su ropa regreso dentro de la casa y comenzó a limpiar unas gotas de sangre que había por casi todo el piso de la sala y el comedor. Regreso a la cocina y se preparo un sándwich sencillo. Se lo comió ahí parada, con su brazo recargado sobre la barra y alumbrándole un foco amarillento. Tomo una bolsa grande de basura y fue al cuarto. Sobre la cama se encontraba el cuerpo inerte del amor de su vida. Un brazo colgaba a la orilla y unas serpientes de sangre lo rodeaban hasta convertirse en gotas que a su vez se convertían en un ya bien marcado charco de sangre. La expresión de su rostro denotaba miedo, y de sus ojos y boca se marcaba un camino salino donde alguna vez hubo lágrimas y saliva respectivamente. La otra mano había quedado sobre su estomago y se hundía. Las tripas y todos los intestinos se encontraban completamente expuestos, al igual que el tobillo derecho exponía el ya amarillento hueso. El olor se había vuelto putrefacto y el ambiente se sentía denso y tenebroso. La mujer se acerco al cuerpo y le beso en la boca. –Si tan solo me hubieses avisado con tiempo.- y sonrió. Tomo del buró el cuchillo de carnicero y le amputo el brazo colgante. –Ahora púdrete Idiota!- Grito la mujer mientras afuera el cielo tronaba y echaba relámpagos por doquier. Separo completamente el cuerpo de sus extremidades incluso corto la cabeza y lo coloco todo en la bolsa. Salio de nuevo hasta la cochera y puso la bolsa junto al bote. Miro a su derecha, y ahí en la pared se encontraba una mujer clavada por un pico de albañil. Su cara estaba recargada hacia la pared y la sangre bajo de si se había tornado muy oscura. –Luego me encargo de ti!- Dijo la mujer. Regreso al interior y saco la cortina de hule del baño, lo coloco a un costado de la cama y jalo las sabanas y almohadas hacia el. El colchón estaba realmente afectado por la sangre, así que solo lo levanto y puso la mancha hacia abajo. Tomo el hule y envolvió todo. Llevo las cosas afuera.<br /><br />Fue por sabanas limpias y volvió a tender la cama, incluso trajo unos viejos almohadones y los puso sobre la misma. Se inclino con un cepillo ,una tina con agua y jabón para limpiar la mancha de sangre que había formado el brazo. Limpio los salpicones de cuando descuartizo el cuerpo. Cuando termino miro el reloj, marcaba las once y treinta de la noche. Tomo las llaves del coche y salio hasta la cochera, abrió la cajuela y justo cuando iba a echar la bolsa, algo llamo su atención en la calle. Era el carro de la mujer clavada. Así que esa era una idea mejor. Quito el pico y el cuerpo de la mujer se desvaneció hasta el suelo. Lo registro hasta encontrar las llaves. Levanto la bolsa y le llevo hasta ahí, también hecho el bote y el hule con las sabanas. Llevo a rastras a la mujer hasta sentarla en el asiento del copiloto. La lluvia no cesaba. Regreso casi empapada y limpio con una mezcla de pinol y cloro la sangre del piso y el pico. Cerro la casa y se arranco a toda velocidad en el coche.<br />-Porque lo hacías?, dime. Siempre he tenido esa curiosidad. Que se siente ser la segunda?.- Le hablaba enfermizamente la mujer al cadáver. –Digo!, ósea. Tus razones debiste haber tenido. Yo nunca te había visto, pero siempre me imagine que si me era infiel seria con alguien como tu.- Su locura había llegado muy lejos y conducía a exceso de velocidad hablando con un cuerpo que se agitaba de un lado a otro.<br /><br />Después de un rato, la mujer llego hasta un barranco y ahí se paro. Abrió la cajuela y saco todo. Lo dejo caer. El sonido de que las cosas habían llegado al fondo había tardado mucho en sonar, además el agua casi no lo dejo oírse. Tomo el cuerpo de la mujer y lo sentó a la orilla, ella se sentó junto. –Tal vez si nos hubiésemos conocido en otra situación, hubiésemos sido amigas. Pero no así, oh!, no señor!. Como mi madre decía, lo que es mal habido, mal termina. Sabes. Hasta cierto punto me alegro, porque aquí acaba mi mala vida y comienza un nuevo paso para mi.- La mujer no dejaba de hablar incoherentemente con el cuerpo. Saco una pistola. –Sabes, esta arma me la regalo mi papa. El era policía, y esto fue lo único que quedo de el en una balacera. Así que prácticamente me la dio. En fin, siempre me ha servido, y hoy será su último uso. Que dices?. No claro que no, yo no usaría una pistola contra ti, es para mí. Tu sabes, Alguien tiene que pagar los platos rotos y no quiero ser yo.- El cadáver de la mujer se balanceo sobre si misma y resbalo, cayo por el barranco. La mujer se guardo el arma en la parte trasera del pantalón y asomo la cabeza para ver donde había caído el cuerpo. Al fondo, muy a lo lejos y con el agua formando una cortina blanca y la oscuridad, alcanzo a ver vagamente el cadáver en una posición en la que un humano con vida jamás abría tenido la suficiente flexibilidad y elasticidad para lograrla. La mujer subió al coche y salio rápido de la escena. –Que has hecho estupida!, que has hecho?-<br /><br />Llego al nivel bajo del barranco y estaciono el coche. Se quedo ahí un momento, la lluvia estaba igual o más intensa que antes, ajusto el retrovisor y vio la carretera en el reflejo. De pronto una idea vino a su cabeza. Al abrir la cajuela para subir todo había visto una maleta grande, así que fue a buscarla y saco cambios de ropa y cosas que venían dentro de ella, y al vaciarla completamente encontró dos boletos de avión, al parecer para usarse esa misma noche con destino a Tijuana. –Maldita perra!- saco el arma y se introdujo entre matas, árboles y matorrales con la maleta. La noche era densa y el agua no ayudaba mucho. Camino durante un tramo largo hasta llegar a donde estaban los cuerpos. Intento recoger el cadáver pero este pareció moverse. El corazón le acelero y le disparo en el cráneo –Pudo ser un reflejo, pudo ser un reflejo!- Se repetía en su retorcida mente. Pero no era así, el cuerpo aunque tenia más de doce horas sin que le circulara la sangre, realmente se movía, se puso en pie y la miro.<br />El cadáver aun no terminaba cuando la mujer comenzó a disparar de nuevo. Los balazos retumbaban hasta la orilla de la carretera, donde unos policías alumbraban con su lámpara de mano el coche. Los balazos los alertaron y se comenzaron a investigar. Jessica veía de nuevo el cadáver en el piso. –Y ahora que perra!, te la seguirás cogiendo? Jaja!- Gritaba y fanfarroneaba con el arma en la mano. –No te temo estupida!, ni a ti ni a ella!, por eso también la descuartice!- Soltó la maleta y agarro la bolsa negra, saco las partes del cuerpo putrefacto y las puso dentro. Se puso de nuevo en pie y le apunto con el arma al cráneo ya desfigurado de la mujer. –Entra!, entra ahí!, ahora!. Muévete estupida!-El cuerpo no se movía. En ese momento un as de luz pasó por encima de su cabeza, era la lámpara de los policías. Se escuchaban las frecuencias y las gotas golpeando las hojas de los árboles.<br /><br />Jessica se agacho y comenzó a meter el cuerpo dentro de la maleta. No fue difícil, la caída por el barranco se había encargado de eso. Como pudo arrastro la maleta sin que la escucharan ni la vieran los policías. Llego hasta el coche y los subió en el asiento trasero. Encendió el coche. Los policías escucharon el motor poniéndose en marcha y regresaron corriendo hasta la carretera, pedían refuerzos. No sabían lo que pasaba exactamente pero sabían que escuchar balazos en medio de la noche no era algo sumamente normal y mucho menos era bueno. Al llegar a la orilla vieron la camioneta justo donde la habían dejado, y el coche aun estaba ahí, solo que con el motor encendido. Miraron a todos lados. Uno de ellos desenfundo su arma. Y apunto a los árboles. El otro hablaba por la frecuencia y se acerco al coche para apagarlo. –Pareja, mira, hay una maleta aquí atrás. Eso no estaba cuando llegamos.-El otro agente se acerco para mirar, en ese momento salio Jessica con el arma en la mano y sin pensarlo le disparo en la cabeza a uno de los agentes. El otro se impacto, pero reacciono y apunto el arma hacia la mujer. -Baje el arma!, soy policía, baje el arma ahora mismo-. Jessica por su parte le apuntaba pero no dejaba de míralo fijamente a los ojos. Comenzó a bajar el arma poco a poco. –Papa!, eres tu?- El policía dio un respingo al ver la cara de la mujer, parecía estar diciendo la verdad. –Quien es usted señorita?, responda, diga su nombre en voz alta y arroje el arma lo mas lejos de usted!- Jessica lo veía con cara de ternura. –En verdad no me reconoces papa?, soy yo tu hija Jessica!, mírame, soy toda una policía como tu!- El hombre la veía extrañado, sabia que estaba delirando y que debía tener cuidado, un paso en falso podría perder el control de la situación y provocar que la extraña mujer le disparara, así que decidió seguir su juego. – Si hija, ahora te veo. Como fui tan tonto!, pero ven, dame el arma y todo va a estar bien.- Jessica borro su fúnebre sonrisa y empuño de nuevo el arma. – Cállate!, porque me dejaste tan pequeña?, porque!?.- El policía no sabía lo que pasaba, la mujer estaba en un desequilibrio total. – Cállate!, cállate!!!- Comenzó a gritarle hasta que una bala sonó. El policía cayo sobre el asfalto y vio a la mujer acércasele a darle el tiro de gracia.<br /><br />Jessica subió al coche a ambos policías. Al primero que mato lo puso atrás junto a la maleta y al segundo lo sentó adelante. – ..Y dime papa, como te ha ido?, a mi me ha ido bien. Ahora soy policía como tu. Y bueno, pues tengo mis secretos, por ejemplo, no me avergüenzo papa, soy lesbiana y una de las que viene en la bolsa era mi pareja, y la otra es su amante. Pero ya me encargue papa. Tú sabes, uno tiene que solucionar sus problemas...-<br />El coche avanzaba zigzagueando por la carretera, y ella continuaba con su conversación macabra. -...Después de todo, ella misma lo dijo, uno tiene que cargar con sus muertos papa, je!. Y mama como esta?, esta bien?. Dile que me disculpe mucho, se que por mi culpa fue que fallaron los frenos del coche, pero pues, yo tenia que hacer lo correcto, ella quería casarse de nuevo y pues, eso no se hace. Ella debía serte fiel. En fin....-<br />Una patrulla de transito perseguían al carro sospecho por zigzaguear y por el exceso de velocidad, aun no sabían de los compañeros policías caídos y mucho menos de las mujeres muertas.<br />-Alto, baje la velocidad y oríllese, es un chequeo de rutina, esta violando varios artículos del reglamento vehic..- aun no terminaba de hablar el transito por el alta voz cuando el coche se detuvo. El auto se orillo y los tránsitos detrás de el. –Espérame aquí, yo soluciono esto, solo a de ser un simple borracho.- El transito descendió de la unidad con su impermeable amarillo que brillaba aun mas a través del retrovisor de Jessica por las luces de la torreta y los focos delanteros del stratus blanco con naranja. –Buenas noches, porque la prisa?- Dijo el transito que lucia en su gafete el nombre de Bernardo. –Buenas noches oficial, cuales son los cargos?- Bueno señorita, pues el exceso de velocidad, por ir zigzagueando y pues parece que ingirió bebidas alcohólicas.- Al decir esto Bernardo apunto su lámpara de mano dentro del automóvil y enfoco la maleta y vio la mano del policía.<br />–Que traen ahí?- - Oh!, no es nada oficial, solo algunos cachivaches de mi hermano.- Cuando bernardo intento enfocar al cuerpo del policía muerto Jessica saco el arma y le disparo justo en el cuello, arranco el carro y se marcho a toda velocidad. El compañero de Bernardo se estremeció y de golpe brinco al otro lado de la patrulla, encendió el coche y se fue tras ella, tan rápido que ni siquiera noto que le paso muy cerca de su compañero.<br />–Atención, atención, oficial herido, repito oficial herido en avenida Ruiz cortines, voy tras el agresor, puede ser un narcotraficante, solicito ayuda.- Gritaba el oficial por la radio mientras pisaba el acelerador a fondo.<br /><br />Jessica aunque iba rápido, conservaba una calma que solo su demencia le permitía tener. El transito rápidamente le daba alcance y solo pudo hacerle un rocé a la defensa trasera, Jessica perdió por completo el control e intento detener el carro, pero era demasiado tarde, el carro se volcó y dio varias vueltas en el aire, cayo sobre el toldo y se arrastro varios metros sobre de el.<br /><br />Había un olor extraño, Jessica abrió los ojos y una luz blanca cegadora le rodeaba. Un pillido no dejaba de zumbarle en los oídos, no sentía nada de la cintura para abajo. Aun estaba media adormecida y algo atarantada por el golpe. Cuando logro enfocar se dio cuenta que estaba en una habitación de hospital. Vio a una enfermera que le daba la espalda y parecía estar llenando una jeringa. –Se...se...señorita!, donde estoy?.- la enfermera la miro y se acerco a ella. –Shh!, silencio preciosa, todo estará bien. Como ya te dije, tendrás que cargar a tus muertos.- saco una pistola de su bata y le apunto.<br /><br />Un balazo retumbo en la habitación, cuando los custodios de la misma lo escucharon, entraron y encontraron a Jessica con un balazo en la frente. Pero no había forma de que eso sucediera, la habitación estaba sola.<br /><br /></span></span><div style="text-align: right;"><span style="color:#ffffff;"><span style="color:#ffffff;">Orlando G.</span></span><br /></div><span style="color:#ffffff;"><span style="color:#ffffff;"><br /></span></span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-91763052769129897642009-07-29T22:09:00.000-07:002009-10-21T23:56:07.513-07:00Archivo 016 Onza<span style="color: rgb(255, 255, 255);"><span style="color: rgb(255, 255, 255);">El motor rugia, la ranger verde avanzaba a toda velocidad por la carretera, Fabian Ramos pisaba el acelerador porque sabia que era lo unico que lo podia salvar. Luces rojas y azules se reflejaban en su retrovisor y las sirenas gritaban tras de el. Su cabeza sudaba, su cara tenia un rostro de desconcierto, de miedo, de desesperacion. Pensaba en todo lo que habia pasado. Una hora antes Fabian habia decidido poner fin a su oprecion laboral, queria darle un buen excarmiento a su jefe, que a su percepcion era un viejo necio y terco que le habia complicado la exsitencia en mas de una ocacion. Luis Mendoza, compañero de Fabian le habia ofrecido un revolver que tenia de hace años y en su labor de venta le metio la idea de espantar al viejo. Fabian en su desesperacion y en su afan de renunciar con broche de oro tomo el arma aquella mañana y se dirijio a la oficina de el Señor Campos, cerro la puerta tras de si y le apunto. Las cosas no marcharon conforme al plan, puesto que el solo queria asustarle y amenazarle para que no abriera la boca, pero no conto con que el hombre aquel fuera un valiente temerario o simple idiota, levantandose de su escritorio y echandoce encima para intentar quitarle el arma. Fabian acciono el revolver y lo demas ya era un hecho. El zumbido llego hasta el primer piso donde se encontraba la recepcionista, asi que Fabian tenia poco tiempo. Ahora la policia lo seguia y le ordenaban detenerse, el sudor frio le recorria la piel y el corazon le latia tan fuerte que por un momentoFabian llego a pensar que le estallaria.<br /><br />Una patrulla llego a darle alcanze pero la curva que seguia era cerca de un acantilado la patrulla freno un poco pero Fabian no pudo controlar la ranger. La camioneta rodo muchos metros abajo una llanta trasera salio volando tras el primer impacto y los vidrios volaron en pedazos esparciendoce por el cielo. Cuando la camioneta detuvo su agonizante osadia, Fabian se encontraba inconsiente y con un brazo hecho pedazos.<br /><br />Cuando Fabian abrio los ojos, estaba de cabeza y no sentia el brazo, el arma que en un principio estaba bajo el asiento ahora se encontrbaba en el techo junto a una franela vieja y una arrugada cajetilla de cigarros. Se quito el cinturon y cayo de golpe, lastimandose mas aun el brazo izquierdo que era el lesionado, el dolor era intenso pero paso desapercibido ya que en ese momento la adrenalina aun giraba en su cuerpo golpeado. Como pudo se incorporo y logro abir la puerta doblada dejando escuchar un rechinido ahogado y trizte. Fabian se recargo en la camioneta, su respiracion estaba acelerada y el sudor aun le recorria la piel, desorientado y mareado se dio cuenta de lo que habia pasado y que ahora estaba en medio de lo que parecia un bosque algo extenso, sabia que tenia varios golpes pero que el brazo era lo que mas le causaria problemas. Tomo el arma y la guardo en la parte tracera del pantalon, como los viejos pistoleros, a su vez tomo la franela y la amarro en su brazo lanzando al aire un grito de dolor, el efecto estaba pasando. A lo lejos veia las sirenas y personas azomandose a buscarlo, habia piezas de la camioneta por todo el recorrido y en sus adentros dio gracias a Dios de estar aun con vida.<br /><br />Se apresuro a meterse entre la maleza, se le ocurria perderse ya que sabia que aun y aunque vieran huellas o incluso dejara un rastro que bien podria ser falso, tardarian semanas en encontrarlo, mientras tanto el podia darse una escabullida e intentar llegar a algun pueblecito de la region. Se adentro poco a poco, cada paso que daba el sol perdia fuerza y las copas de los arboles se veian muy lejos de su cabeza. Logro ver a unos pajarillos anidando en una de las ramas incluso escucho cantar a una a lo lejos. El ambiente se sentia fresco y humedo, lo cual a su intuicion era bueno porque era probable encontrar algun riachuelo y en su suerte un buen rio, para lavarse la herida del brazo. No tardo mucho en encontrarlo, el ruido del agua era inconfundible, se qutio la franela y se lavo. No tenia mucho tiempo, tenia que perderse lo mas adentro posible, la policia no tardaria mucho en bajar hasta la camioneta dandose cuenta de que el no estaba ahi, probablemente pensarian que estaba muerto y que en alguna de las volteretas su cuerpo saldria disparado, pero si eran tan perseptivos se darian cuenta de las pisadas. De pronto se le ocurrio una idea, se metio al agua, que no era muy alta, y camino siguiendo rio abajo, asi retrasaria aun mas la busqueda. Camino asi algunos treinta minutos, hasta que llego a una pequeña cascada donde no tuvo otra opcion mas que salir, busco unas rocas y camino por ellas hasta que se terminaron encontrando la manera de bajar, aun y con el brazo en aquella condicion, siguiendo el rio vereda abajo.<br /><br />El camino era euxhastivo y sumado a dolor fisico ahora se acumulaba el mental, el remordimiento de conciencia lo acosaba y el estomago le exijia algo de comer, se habia hecho de noche y penso por un momento en parar y hacer una fogata pero recordo la cajetilla en el techo de la camioneta y supuso que el encendedor tambien se habria quedado ahi, pero se llevo la mano al pantalon y sintio un pequeño bulto, el encendedor estaba en su bolsillo, aunque no le duro el gusto, se habia empapado por el agua mientras caminaba por el rio. Decidio pasar la noche entre algunos arboles.<br /><br />La mañana siguiente lo desperto un golpeteo que escucho a lo lejos, era un golpeteo constante en el aire, levanto la mirada y en su imaginacion se dibujo un helicopetero, sabia que lo rastreaban y que con el lo econtrarian mas rapido. Corrio rapido hacia un puñado de arbustos y se metio entre ellos raspandose por las espinas y las ramas secas que tenian, tras ellos una raiz sobresaliente del suelo provoco que tropezara haciendolo rodar cuesta abajo y clavandose a cada giro la tierra en su brazo roto. Despues de varias vueltas quedo viendo el cielo, su brazo estaba mas deshecho aun, tenia expuesto el hueso fomoral y la sangre brotaba, aun estaba mareado, desorientado, pero lo suficientemente consiente como para recordar porque estaba ahi. Se levanto y grito tan fuerte que si los de el helicopetero hubiesen estado sobre el lo hubieran escuchado. El dolor era demasiado, ya no podia seguir. Mientras Fabian se sostenia el hueso y empapaba su mano de sangre, algo tras el lo hazechaba, lo habia encontrado por el olor a sangre y mas aun por el grito aquel.<br /><br />Fabian escucho un rugido, y se olvido de el dolor aquel, llevo su mano a su parte trasera y busco el arma si éxito, la habia perdido al rodar por aquella vereda. De pronto salto de entre los matorrales, era un gato montes, lo veia, lo amenazaba, fabian retrocedio dos pasos, pero eso provoco mas al animal, el cual estaba listo para atacarlo y asi de esta manera se abalanzo sobre el. Fabian retrocedio tropezando y vio como algo negro salto de su espalda. Levanto rapido la mirada, era aglo asi como un puma, pero mas pequeño, era un animal que nunca habia visto, el cual salto sobre el gato montes mordiendole el estomago y ahorcandole con la cola, el gato no puedo hacer mucho, en realidad no tuvo ninguna oportunidad. Fabian se levanto e intento correr, pero cayo en un pozo profundo.<br /><br />Fabian desperto, estaba todo completamente oscuro, solo un rayo de luz entraba y era por donde el habia caido. Entre las penumbras unos ojso azules lo observaban, el no se movia, empezo a escuchar un ronroneo y asi de lo oscuro le salto el animal extraño encima, sin dejarlo reaccionar, el animal le desgarraba el estomago mientras le trituraba el cuello son la cola, la sangre comenzo a correr friamente y el animal devoraba sus intestinos con mucha naturalidad.<br /><br />La mañana de el 15 de marzo, dos meses despues de lo sucedido, fue hallado el cuerpo incompleto de Fabian Ramos, en una cueva, la esena fue descrita como brutal por los forenses, no podian explicar que clase de animal habia atacado Fabian, aunque muchos de los conocedores de aquella region aseguraban haber visto a un Puma muy extraño, el cual era conocido como “El Onza” un animal raro que Cristobal colon dijo haber visto al llegar al Nuevo Mundo. El caso se clasifico ya que jamas se supo que seria aquel animal, puesto que se hayaron huellas en el lugar pero nada parecido con lo qe se conocia hasta hoy.<br /><br />Orlando G.</span></span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-50716329087854077792009-07-21T18:58:00.000-07:002009-07-21T19:15:38.810-07:00Archivo 015 En La Antena<span style="color: rgb(255, 255, 255);">La lluvia caia intensamente sobre la ciudad y ante sus ojos solo se postraba el banco de nubes que la provocaba, Rogelio Garza y Mario Melendez, se encontraban fuera de la cabina de radio. El primero fumando un cigarrillo recargado en el marco de la puerta y el segundo bebiendo un poco de wisky y sentado en un lado, ambos tiritaban de frio. -Aun no me pdo acostubrar a esto Mario- A que Roy?- se hizo una pausa breve. –A las nubes, a la ciudad vista desde aquí, incluso a la luna que se ve mas grande desde aquí en la cima del cerro.- se escucho un chasquido y después un jemido de satisfaccion, Mario bajaba la botella y se limpiaba la boca. –No hay nada mejor que un buen trago de wisky y esta vista no es cierto?- Ambos hombres habian dejado a sus familias hacia ya dos meses, mientras trabajaban en lo alto del cerro de la silla en la antena de radio que estaba ahí. El pago era bueno y no se tenia que hacer mucho si se sabia algo de computadoras y conexiones. Pero el sacrificio estaba en durar tres meses alla arriba, se les daba alimento y un buen lugar para dormir en turnos, puesto que uno debia vigilar mientras el otro descansaba. Pero aquella noche habia sido algo diferente, la luz se habia ido en casi toda la ciudad a causa de la lluvia incluso habia muertos y accidentes por doquier, ellos solo se limitaron a disfrutar el inigualable paisaje, las nubes se habian convertido en un manto de un color grisáceo azuloso y la luna las acompañaba como un foco gigante, la temperatura era mucho mas baja alla arriba y no les importaba en lo mas minimo.<br /><br />Creo que es hora de regresar adentro Mario, te toca dormir en el primer turno y no quiero batallar para despertarte como en otras ocaciones. Mario lo miro y se rio, -Ja!, lo siento amigo, ya sabes como soy- Le decia Mario mientras se levantaba de aquel monton de tierra. Rogelio hizo un gesto de disgusto mientras aventaba lejos la colilla del cigarro y regresaba la mirada adentro de la cabina. Mario apoyo la espalda en la pared. Miro en el manto de nubes como algo negro salia y se volvia a meter. –Viste eso Roy!- Lo viste!!?- Rogelio regreso a la puerta y le miro, -Que?-. Mario lo miro y le señalo en direccion a la madre sierra. -Alla a mitad del cielo, algo salio y regreso hacia abajo. No lo viste?!-<br />Rogelio miro pero sin el afan de encontrar algo. – hay amigo!, creo que esta noche tendre que hacer la guardia solo, ya estas completamente ebrio.- Rogelio regreso a dentro. Mario miro de nuevo y no logro ver nada. –En serio yo vi algo- dijo Mario apresurandose a entrar. Rogelio en tono burlon le contesto.-Y ahora me vas a decir que viste una bruja como el policia no?, o acaso fue un ave enorme que solo sale los dias de lluvia a fastidiar borrachos como tu?- Mario se puso serio. -Oyeme!, no tienes ningun derecho a insultarme de esa manera, si te estoy diciendo que vi algo es porque vi algo!. No tengo ninguna intencion de asustarte ni mucho menos estoy borracho apenas llevo dos malditos tragos de esta porqueria. Rogelio respiro profundo. –Mira amigo, dejemos esto por la paz quieres?, no le veo el caso discutir….Apenas termino esta palabra y el radio se encendio. Antena!....antena….respondan, cambio. Rogelio corrio hasta donde estaba el trasmisor. Aquí atena!, que pasa?, cambio. Pasaron a lo mucho diez segundos aunque a ambos les parecieron una eternidad. El que hablaba era el señor Rocha, jefe de ambos, pocas veces se comunicaba con ellos, y cuando eso pasaba regularmente era para darles malas noticias. –Escuchen bien, necesito que ambos busquen la camara de filmacion, la van a colocar justo a un costado de la cabina, tenemos varios reportes aquí en la estacion de gente que dicen haber visto algo a mitad de la noche, en la densa lluvia. Mario golpeo el brazo Rogelio y le señalo el radio. –Te lo dije!- le susurro. – No sabemos que creer, pues algunos dicen que es una bruja y otros dicen que bien pudo se un ovni, ya saben como es de meticulosa la gente, creen que todo tiene que ver con algo sobrenatural, quier que ustedes se encargen porfavor de documentar en caso de que esto sea veridico y que me confirmen si lograron ver algo. Entendido?- ambos se miraron. –Entendido señor-<br /><br />Mario camino hasta una pequeña puerta que estaba a un lado de la entrada, saco algunos cables y comenzo a conectarlos. Rogelio tomo el tripie, la camara y salio a un costado de la cabina. En un santiamén tenian todo listo, la camara estaba conectada a una de las unidades digitales asi que obtendrian horas de filmacion sin ningun problema.<br /><br />Pasaron algunas horas, Rogelio estaba frente al monitor y no habia logrado ver nada aun, Mario dormia en su turno. Las luces estaban apagadas y solo una pequeña lampara de piso iluminaba la habitación. De pronto una linea de interferencia atravezo por la pantalla. Rogelio golpeo el monitor. Se levanto y miro por la ventana, a decir verdad no lograba ver mucho, pero veia como algunos arboles que se encontrban cuesta abajo se doblaban y se movian bruscamente. –Maldito viento- Dijo Rogelio al mirar de nuevo el monitor. La imagen habia cambiado ahora se veia el suelo a un costado de la pantalla y las nubes parecian dividirla. Rogelio salio rapido hasta donde estaba la carmara, se habia caido por el viento que soplaba fuertemente, la recogio rapido y la llevo dentro. En ese instante se levanto Mario. –Que pasa?- Rogelio lo miro. –Ha ya te despertaste!, pues que la camara se cayo por el culpa del aire, esta soplando feo alla afuera.- Mario se levanto y fue al baño, se lavo la cara. –Que hora es?- se escucho la voz de Rogelio contestando a lo lejos. –Las tres en punto de la madrugada.- Mario salio y miro de nuevo en direccion a donde hacia algunas horas habia visto “la cosa”. Luego miro en direccion contraria y vio como un banco de nubes muy denso se aproximaba a ellos. Regreso dentro y advirtió de la situación a Rogelio. –Que rayos vamos hacer?, necesitamos esa filmacion. Rogelio camino hacia la ventana y coloco ahí el tripie. –Ves, es muy sencillo, solo hay que ponerla aquí.- Corrio la cortina y no logro ver absolutamete nada, la nube los habia rodeado, ahora era todo neblina. Mario pego la cara al vidrio, y miraba de un lado a otro, solo lograba ver a lo mucho un metro o metro y medio de distancia. –Me lleva el carajo!-<br /><br /><br />Cerca de las cuatro Mario se encontraba con las manos en la nuca y recostado en el sofa cama que tenian. Rogelio daba vueltas de un lado a otro pensando en lo que harian para tener esa filmacion, habia fumado ya varios cigarrillos y el ambiente apestaba como cantina barata. La camra aun apuntaba hacia fuera por la ventana y la denza nube no se habia apartado de ellos. Rogelio se llevo a la cara su mano y se lo tallo en un signo de estrés y desesperación. Cuando los abrio vio por el rabillo del ojo como una silueta paso por la ventana. –Viste eso?, dijo acercandose rapido para buscarlo que habia visto. –Ver que?- dijo Mario. –Algo paso frente a la ventana. –Deja de burlarte Roy, no es el momento.- Rogelio se quedo pensando. – No, no, nada de eso amigo- Camino hasta el monito y paro la grabacion. Mira te lo mostrare. Regreso la imagen algunos veinte segundos. Ambos veian el montos. En la imagen seveia todo gris y blaco, por la nube de afuera, una linea de interferencia paso y tras ella una figura aformica color negra paso a gran velocidad frente a ella. Rogelio sintio la como la piel se le erizaba y Mario quedo atonito. –Que fue eso cabron!- le dijo a Rogelio. Rogelio se tapo la boca y regreso la imagen, sentia un colico en el estomago y a la par pensaba que tal vez eso sentia su mujer cuando estaba en esos dias. Las luces se apagaron. –No puede ser, estamos en una maldita película de terro!- Dijo Mario. –Callate hombre, han de ser solo coincidencias, el viento ha de ver tumbado la planta de luz, ya vez que es algo vieja y no se veia muy firme que digamos.- Mario se habia encaminado de nuevo a la puerta pequeña. –Yo vi hace rato aquí unas lamparas quiza con eso podamos pasar la noche- Rogelio le siguió balanceando las manos para no topar con nada. Pero no midio que a la altura de sus rodillas estaba una pequeña mesa que tenian para comer. El golpe fue duro, y rapido recogio la pierna. –Maldita sea!- en ese mismo instante se escuchaban golpecitos en la ventana. Mario le hizo callar y se acerco a la misma. Miro hacia fuera rapidamente y luego dejo caer la cortina, le lanzo la luz de la lampara a Rogelio. –Creo que comenzo a llover, esos ruidos eran las gostas golpenado el cristal.<br /><br />Eran las cinco de la mañana, ambos estaban sentados en el sofa. La lluvia era intensa afuera, y ni siquiera se sentian con animos de mirar de nuevo hacia fuera. –Bueno amigo, son alrededor de las cinco, quiza ya las seis, creo que pronto amanecerá y cuando salga el sol podremos ver que diablos paso afuera.- Le dijo Rogelio a Mario. –Pero y si las nubes no se van Roy?- . Rogelio se quedo pensando.-Buena pregunta- Mario se levanto y camino haci ala ventana, un golpeteo mas fuerte habia llamado su atención. Corrio la cortina, y se hecho para atrás. Era una lechuza, picoteando fuertemente el cristal. Rogelio se asusto y le hecho la luz de la lampara, el ave era negra y sus ojos brillaban rojo intenso. Emprendio vuelo y a mitad de la nada y Rogelio vio como volo en mil pedazos dejando plumas y sangre por todos lados. Ambos se acercaron a la ventana para ver que era lo que le habia pasado con tan tetrico animal. –No puede ser, que rayos le paso?- Mario miro a Rogelio directamente a los ojos. Cerraron la cortina y regresaron al sofa. En la puerta se veia algo, algo la razgaba, algo la acechaba. – Vez esa sombra Roy?.- se escuchaban rugidos y algo que la raspaba. En ese momento se encendio la radio. Ambos se miraron, sabian que no era logico, no habia luz. Se escuchaba interferencia. Rogelio corrio hasta donde estaba la radio y la miro, estaba encendida la pequeña pantalla marcaba noventa y seis punto tres, tomo el micrófono y presiono el boton. –Hay Alguien? cambio.- La interferencia regreso. Mario se arrastro hasta donde estaba Rogelio. De pronto la radio quedo en silencio. –grrrraaaaaaaaaa……uuuuuuuuuughhhh!- se escucho muy vagamente. –Perdon!, no te escucho claro, me podrias repetir?, cambio- La interferencia regreso y de pronto el cielo trono, un rayo habia caido a algun par de kilómetros de ahí.<br /><br />Una piedra atravezo la ventana. Mario la apunto con la lampara. –Que rayos esta pasando aquí?- el aire frio entro por el abujero y la cortina se levantaba bruscamente. Rogelio solto la radio y camino hasta le ventana, miro hacia fuera y vio a un hombre, parado a la altura de donde estaba el cuerpo o lo que quedaba de la lechuza. El hombre los veia y traia consigo a un perro, que tal vez de dia podria bien distinguir si era un doberman o un boxer. El perro se jalaba hacia delante y la cadena que lo detenia la sostenia el hombre. La lluvia no cesaba y Rogelio estaba petrificado. Mario se acerco y miro tambien pero no lograba ver nada. –Que ocurre amigo?- Rogelio estaba palido y no quitaba la mirada de el hombre.-No lo ves?, esta ahí, con un perro. Es un hombre.- Mario miraba afuera pero no lograba verlo. El hombre solto el perro, el cual salto sobre Rogelio rompiendo el vidrio y haciendolo caer. Mario lo observaba y veia como se retorcia solo en el suelo. Rogelio por su parte sentia los colmillos destrosandole el rostro. Mario se hecho para atrás y le aluzo con la lampara. Gritaba de dolor, se ahogaba en la pena y Mario se abalanzo sobre el. Le detuvo las manos y se las bajo. -Estas bien?, estas bien?, Rogelio que te pasa?- Rogelio lo miro a la cara. Veia en su rostro la cara del perro. –Quitate, dejame!- Se levanto y tomo la mesa que estaba en un costado de el y la dejo caer sobre Mario, dejandolo inconsciente. Lo golpeo y luego abrio la puerta, lo saco a rastras dejandolo en medio de la nada. El hombre estaba parado tras de el. -Tomalo es todo tuyo-. Le dijo Rogelio al hombre que ya tenia en sus manos de vuelta al perro. –Tomalo, y vete!.- Rogelio regreso al interior de la cabina. Miro el vidrio y estaba normal. La luz habia regresado y la mesa estaba manchada con sangre.<br /><br />Un mes después, la policia encontro el cuerpo mutilado de Mario Melendez y a Rogelio Garza colgado en el baño. La policia resolvio que Rogelio Garza habia asesinado y luego devorado partes del cuerpo para después suicidarse. Tambien habian descubierto que Rogelio sufria de un problema grave de esquizofrenia y debido a su historial medico le atribuyeron el asesinato a la enfermedad. El caso se cerro pero se clasifico como Muerto ya que en el pecho de Rogelio estaba escrito “Aun tengo hambre”.</span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-86155350043221104452009-07-14T01:13:00.000-07:002009-07-18T00:03:25.722-07:00Archivo 014 El Huesped Exclusivo del blogEl viento soplaba embravecido. La noche era completamente oscura y el rugido de las nubes se escuchaba por toda la ciudad. La primera gota cayo, trayendo consigo una lluvia intensa que seguramente duraría toda la noche.<br /><br />Pedro Juárez se preparaba una taza de café. Camino a la estancia y encendió el televisor. Comenzó a cambiar una y otra vez de canal, le resultaba patético tener señal por cable y no tener nada entretenido para ver. Pedro era soltero y no tenía la más mínima intención de casarse, aunque a veces se sentía solo.<br /><br />Al comenzar a dormitar decidió irse a la cama. Se cambio la ropa y preparo la cama. Justo antes de acostarse algo golpeo la puerta, algo con mucha fuerza, supuso que había sido solo el viento jugándole una mala broma, pero lo volvió a escuchar.<br /><br />La primera pregunta que le surgió fue que quien podría ser a esas horas, además de que quien se sentiría forzado a salir en un día de tormenta como el de hoy. Camino hasta la puerta principal, atravesando la luz que salía por la entreabierta puerta del baño de visitas, el comedor, la estancia y unos floreros que le había regalado su madre antes de morir.<br /><br />Se asomo por la mirilla y solo observo la capucha de un impermeable color amarillo y un rostro escondiéndose tras el. Pedro decidió abrir. -Que pasa amigo?- sin levantar la cara el hombre le contesto -Oh!, Disculpa molestarte tan noche- Dijo frotandose las manos quiza para mitigar el frio -No es ninguna molestia, dime- El hombre que habia resultado ser mas un joven, se retiro la capucha y lo miro a la cara -Mira lo que pasa es que mi coche se descompuso y la tormenta no me deja ver que es lo que tiene– señalando un viejo cacharro bajo la lluvia intensa -¿Y que es lo que necesitas?- Pedro miraba el coche siendo amedrentado por millones de gotas -Pues, quería saber si me permitirías tu teléfono para llamar a mi papa y que venga a recogerme- Pedro torcio la boca, pero siempre le habia gustado ser un buen samaritano asi que accedio. -Claro, pasa, esta ahí junto a al libro ese.- Dijo Pedro haciendo un pequeño gesto de inconformidad al ver que estaba completamente empapado y que dejaría un buen charco.<br /><br />El muchacho sonrió y se quito el impermeable, se limpio los zapatos en la entrada y avanzo hasta encontrar el teléfono. Mientras el muchacho marcaba, Pedro pensó en preparar un poco de café caliente para el. Apenas Pedro regreso de la cocina, el muchacho colgaba el teléfono. -Y bien. Que te dijo?-, -Dice que no puede salir de la casa, que al parecer están inundadas la mayoría de las calles y que transito impide el paso a la gente, Espero que no sea molestia si me quedo a que baje un poco la lluvia aquí fuera de tu casa-, -No. Claro que no - Dijo Pedro- Esperare aquí contigo- Pedro sentía ese remordimiento de conciencia. <br /><br />La lluvia por su parte caía con una fuerza arrolladora. No cesaba un solo instante. Pedro comenzó a platicar con el. -De donde eres? - Pregunto. -De San Nicolás- Contesto el joven, tartamudeando un poco y tocando su húmeda oreja izquierda. -¿Y como te llamas?-, -Diego González. ¿Y usted?-<br />Pedro se hizo un poco hacia atras -Pedro Juárez- dijo mientras le daba la taza de café. -¿Y cuantos años tienes Diego?-, -21 señor- Dijo en ese tono como si fuese un militar el que lo interrogara. Aunque Pedro no se sentía tan confiado, lo invito a pasar la noche en su sala. Pedro en un gesto de hospitalidad le ofreció el sillón central, unas cuantas sabanas y almohadas para que el descansara.<br /><br />Pedro regreso a su habitación y hecho una mirada por la ventana al patio de su casa. Esa era una vieja costumbre que había obtenido después del robo que habían cometido al parecer dos delincuentes de segunda durante la noche en la casa de su vecina estando ella dentro de la misma. Lo alarmante del caso fue que aunque no se habían llevado mucho, si habían amagado y golpeado a la señora de sesenta años, dejándola casi inconsciente. Cuando detuvieron a los delincuentes, declararon que lo hicieron más por el placer que por la necesidad de robar.<br /><br />Se recordó a si mismo que la lluvia le impediría ver mas haya de algunas lonas y varias herramientas que estaban tiradas en su patio, pero aun así lo hizo y todo parecía completamente normal.<br /><br />La casa había quedado en completo silencio. Pedro había estado tratando de dormir, pero no se sentía a gusto con el joven en su sala, aunque en ocasiones el cansancio le ganaba. Cerca de las dos de la mañana un golpe estrepitoso hizo que se estremeciera y diera un brinco para salir de la cama. Camino hasta la puerta del cuarto y tomo un bate de béisbol que siempre mantenía ahí, por su seguridad, giro la perilla poco a poco y luego jalo la puerta, el rechinado de las bisagras sonó por toda la casa, lo primero que pensó era que el joven aquel había entrado solo a robar y que se había inventado toda aquella historia para hacerlo. Pedro levanto el bate y camino lentamente hasta llegar a la sala, el joven estaba ahí, durmiendo, pero el aire frío se colaba por algún lado. Camino ya mas tranquilo y confiado hasta la cocina y encendió el foco, la ventana estaba abierta. –Maldita sea bigotes!- replico porque su gato había entrado y derribado la base de los cuchillos. Aunque estaba muy disgustado por lo que había sucedido, en el fondo sabia que el tenia la culpa, desde temprano que su gato se había salido de la casa y era obvio que buscaría la forma de entrar a resguardarse de la lluvia.<br /><br />Pedro levanto la base y coloco los cuchillos en la misma. Cerró las ventanas y corrió las cortinas, pero algo llamo su atención afuera. Al parecer había alguien desnudo parado bajo la lluvia y observándole, pero en ese momento el gato maúllo y corrió hacia donde estaba el joven acostado. Pedro lo miro y rápido regreso la mirada hacia fuera y la persona ya no estaba. Pedro angustiado regreso a la sala y observo al joven dormido profundamente. Movió los hombros en señal de indiferencia y tomo el teléfono, marco a la policía y Dijo lo que había visto, al parecer era un joven de algunos diecisiete años de edad, después del reporte le dijeron que tardarían en mandar una unidad, puesto que la lluvia había complicado mucho las cosas. Pedro no le dio mucha importancia, mas sin embargo solo quería comportarse como un buen ciudadano, así que colgó el teléfono y se dirigió nuevamente a la cama, miro de nuevo por la ventana y se recostó. Las gotas no dejaban de golpear el techo y a Pedro le ganaba nuevamente el sueño.<br /><br />El gato entro a la habitación saltándole a los pies, Pedro se despertó y lo pateo. –Bájate bigotes!, papi tiene que dormir.- en ese instante el cielo trono, los relámpagos entraban fulminantes por la ventana e iban a parar directamente a su rostro. Pedro puso la mano sobre su cara y suspiro profundamente, se levanto para cerrar las cortinas pero piso la cola del gato que se encontraba ya bajo la cama, el cual grito y salió corriendo del cuarto. –Maldito gato del demonio!- pensó Pedro mientras tomaba las cortinas para cerrarlas, de pronto salto a su ventana un ave, sangrando y con el cuello roto. Pedro se hecho hacia atrás y sorprendido corrió hacia la puerta de la cocina, tomo un cuchillo y salió haber que era lo que sucedía. –Dejen de estar jugando jovencitos, se que les gusta travesear pero estas no son horas para hacerlo, además ya llame a la policía y mas les vale que no los encuentren aquí cuando lleguen o lo pagaran muy caro.- Se escucharon unas risas, y Pedro parado en el marco de la puerta refunfuño del coraje. Regreso a adentro y entre dientes dijo un montón de groserías. Regreso la mirada a la sala y el joven que había visto desnudo afuera se encontraba parado en el centro observando el sillón donde se encontraba Diego. Pedro se había paralizado de la impresión, pero lo hizo todo a un lado y camino hacia el. –Quien eres!? Y porque estas dentro de mi casa desnudo!?.- Le gritaba Pedro, pero el joven ni lo miraba, lo ignoraba pareciendo que no existía para el. El joven levanto la mano y señalo a Diego. –Que!, eres amigo de el!?, sabia que todo esto era una broma y que solo lo habían hecho por jugar!, o es que acaso pretender amagarme y robar!?- El joven no lo miraba, solo veía a Diego. De pronto tocaron a la puerta, Pedro la miro y regreso la mirada, el joven ya no estaba ahí, corrió a la puerta y abrió, era la policía. – Buenas noches, tenemos un reporte de este domicilio, queríamos verificar que todo estuviera bien señor, se nos informo que había un joven rondando desnudo por su patio, tengo entendido.- El policía se cubría con un impermeable y le miraba fijamente a los ojos, Pedro se quedo pensando en que decir, pues si decía que había estado viendo a un joven desnudo por el patio y luego en dentro de su casa y que en ambas ocasiones había desaparecido, pensarían que es un pedofilo trastornado, o peor aun, el cuchillo aun lo empuñaba y pensarían que era un loco paranoico que pensaba que el mundo estaba en su contra. El policía vio que traía el cuchillo y pregunto nuevamente si todo estaba bien. –S…si,si oficial- Tartamudeo Pedro. El policía le vio de nuevo a la cara. –Mire señor, no se que este ocurriendo, pero le sugiero que se quede dentro de la casa y la cierre con todos los seguros que tenga, últimamente hay muchos locos sueltos en la calle y no sabemos como puedan reaccionar, además esta maldita lluvia que parece un castigo divino nos impide transportarnos rápido a los lugares donde nos reportan situaciones de consideración, así también le sugiero que no salga para nada.- Pedro lo miro con desconcierto y pena, pues sabia que al policía no le había parecido muy bueno aquel reporte en falso. –Perdone oficial, es solo que he estado algo nervioso últimamente, disculpe las molestias.- El oficial negó con la cabeza. –No es nada hombre!, ese es nuestro trabajo, que pase buena noche.- El policía miro a su acompañante que lo esperaba en la camioneta y dio la señal de que todo estaba en orden, o alo menos eso hizo pensar a Pedro. Le devolvió la mirada solo para percatarse que dentro en el sofá había un joven recostado, luego lo miro de nuevo a la cara y le regalo una sonrisa. –Que descansé -. Corrió hasta la unidad y el otro policía le abrió la puerta, encendieron la torreta y desaparecieron en la primer calle.<br /><br />Pedro volvió dentro y cerró bien. Se recargo en la puerta y se quedo pensando. – Debo estar volviéndome loco, paranoico, o yo que se!, tal vez solo deba dormir.- y miro a Diego, el joven ni cuenta se había dado de todo lo que había sucedido. Pensó Pedro que tal vez si pudiera dormir tan profundamente como aquel joven todo volvería a la normalidad. Nuevamente fue hasta su habitación y hecho un vistazo por la ventana, el ave ya no estaba ahí, así que cerró las cortinas y se recostó de nuevo.<br /><br />A las cinco en punto de la madrugada la puerta del baño de visitas se abrió, Pedro se despertó, había traído consigo el cuchillo y espero el momento para moverse. Escucho cuando la luz se encendió y la llave del lavabo se abrió, Pedro se levanto y camino hasta la puerta, salió directamente hasta donde estaba Diego, y lo vio ahí. Sabía que había alguien en el baño porque aun escuchaba sus pasos dentro del mismo. Camino sigilosamente, giro la perilla, empuño el cuchillo y se dejo caer con todo su peso sobre la puerta.<br /><br />La llave del lavabo estaba cerrada, era la regadera la que se escuchaba, dejo a un lado el cuchillo, se acerco y la cerro, de pronto se cerro la puerta muy bruscamente. Pedro regreso la mirada a la puerta, ahí estaba, el mismo joven. –Quien eres?, que es lo que quieres?-. El joven lo observaba, con sus ojos negros y perturbados. Su piel era de un tono azul seco, se veía pegada a sus huesos, el cabello negro maltratado lucia muy desaliñado. abrió la boca y emitió un sonido extraño, un graznido. Pedro lo observaba y sentía como la sangre besaba los talones de sus pies, Se quedo frío y se le erizo la piel. El joven mantenía la boca abierta, de pronto salió de ella un ciempiés, negro con las patas amarillas, dio vuelta a su mejilla y bajo por la nuca, pasando por el pecho y asi bajando en espiral hasta los pies. Pedro dio dos pasos hacia atrás casi al punto de tropezar con el escalón de la regadera. –Que eres!?, que es lo que quieres?- El joven lo miraba. Y comenzó a caminar hacia el, Pedro tropezó y se pego en la cabeza. Se quedo tirado, apoyado en sus codos. –Que es lo que quieres!- Gritaba. El ciempiés subió por su pie y se introdujo por debajo de la pijama. Pedro se levanto y comenzó a sacudirse, el joven se detuvo y lo observo. Sintió como llego hasta la entrepierna y pico justo bajo su escroto, luego sintió como se le metía por la herida. El joven sonreía.<br /><br />La puerta se abrió, era Diego. Adormilado, y desorientado, miro a Pedro tirado en la regadera, retorciéndose y gimiendo. Se acerco a su odio y susurro. –Lo siento amigo, es algo que no puedo evitar, sucede cuando duermo, pero me mantiene vivo-<br /><br />La mañana siguiente, un 29 de febrero fue encontrado el cuerpo de Pedro Juarez, inerte en la regadera de su casa, por un vecino que había escuchado ruidos y había visto que a media noche la policía había visitado la casa de Pedro. El cuerpo presentaba signos de infarto y a simple vista lucían venas reventadas. El caso se clasifico porque era similar a dos casos anteriores que se habían presentado en la localidad. Los forenses que dictaminaron la hora de la baja, dijeron haber encontrado una especie de huevecillo pero no sabían a que clase de animal pertenecía. <br /><br />Orlando G.Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-16107426437168705862009-06-04T00:02:00.000-07:002009-06-04T00:03:54.927-07:00Archivo 000 Tras La Puerta<span style="color:#ffffff;"><span style="color:#ffffff;">En el reloj marcaban las doce con treinta minutos, Rafael González, un mediocre banquero, se encontraba encerrado junto a su familia en lo mas profundo de su casa, sabia que sonaba algo estúpido pero el miedo algunas veces te hace hacer esa clase de cosas. Tiempo atrás, Liliana -su esposa-, lo había convencido de reforzar el sótano con algunas capas de acero argumentando que funcionaria de refugio, Rafael por su parte pensaba que era algo realmente exuberante porque en México jamas pasa nada extraordinario, pero de alguna u otra forma lo convenció y termino haciendo la inversión a sabiendas de que estaba derrochando dinero del cual no le abundaba. Sus dos hijos, Samuel y Jessica -la mas pequeña- se entretenían con las piezas de un domino, mientras que Liliana se tambaleaba de un lado a otro en una vieja mecedora de madera leyendo una revista feminista, Rafael daba de golpes a la radio intentando que obtuviera una señal, pero no conseguía hacerlo, solo se escuchaban parasitos e intermitentes voces que dejaban escuchar palabras incompletas. - Nada, este maldito trasto no sintoniza nada y estoy desesperado por saber como siguen las cosas haya afuera.- Dijo Rafael limpiándose el sudor de la frente con la arrugada manga de su camisa amarillenta. - Cálmate hombre, también han de estar asustados, ademas que ganas con enojarte, mira, lo que deberías de hacer es apoyarte sobre tus rodillas y respirar, inhala... exhala...- Decía Liliana mientras daba vuelta a las paginas tranquilamente y sin mirarlo. Rafael se echaba el pelo hacia atrás y se limpiaba los ojos para intentar disipar un poco las marcas que los lentes le dejaban.<br /><br />Habían pasado ya dos semanas, la comida comenzaba a escasear y el radio se había muerto por completo, el aburrimiento los había dominado en mas de una ocasión. Rafael se encontraba tirado junto a la puerta que conducía al primer piso que -siendo honestos- en mas de una ocasión había pensado en echar un vistazo mientras todos dormían y es que hacia ya mas de tres semanas habían estado comunicando por la televisión que Estados Unidos tras una crisis financiera se había convertido en blanco fácil para los países bélicos quienes sin pensarlo le habían declarado la guerra . Rafael al escuchar la noticia había conseguido meter a toda su familia en aquel cuarto provisionandose solo de lo que ya había en casa. Al paso de los días Rafael se sentía como en un “reality show” de esos experimentos disfrazados de programa televisivo, donde encerraban a un puñado de imbéciles los cuales luchaban por sobrevivir dentro de la casa solo para llevarse un premio realmente absurdo.<br /><br />Esa misma tarde Rafael tomo un destornillador y comenzó a quitar uno por uno los tornillos del radio, pero el ultimo estaba barrido, obligándolo a forcejear con el cayendo repentinamente en la frustración y la desesperación haciendo que levantara el radio por encima de su cabeza y lo arrojara con toda su fuerza al piso. El golpe seco y el volar de los pedazos despertaron a Liliana, quien junto a sus hijos se encontraban recostados sobre una colcha. - ¿Que pasa Rafael, porque has hecho eso?- Rafael la miro con un aire de ira que en la percepción de Liliana jamas había visto en el. - Cállate, yo puedo hacer con mis cosas lo que me pegue la gana.- Liliana dio un respingo. - No me estés hablando así, contrólate- Rafael sin pensarlo dejo ir la mano sobre la mejilla de Liliana derribándola. Para cuando Rafael reacciono Samuel estaba parado frente a ellos y eso le hizo sentir como se le congelaba la sangre y perdía fuerza en las piernas. El niño comenzó a llorar y Rafael intento acercarse a el pero retrocedió asustado. - No hijo, papito no te hará daño, papito te quiere mucho y jamas te haría algo así.- Rafael le extendía la mano mientras el niño llorando solo lo miraba.- Aléjate de el- Dijo Liliana poniéndose en pie y sobándose la mejilla. - Mi amor, discúlpame, no se..... no se que fue lo que me paso, en serio.- Liliana lo miro a los ojos. - Solo aléjate de el, no lo toques.- Rafael frunció el ceño. - Cielo, entiéndeme, tal vez es este encierro, ya no aguanto mas, discúlpame pero necesito salir me estoy ahogando.- Liliana camino hasta donde estaba el niño y lo cargo. - Lárgate si te quieres ir, pero si te piensas quedar aquí no te nos acerques.- Rafael sentía vergüenza por lo que había sucedido. - Por favor, discúlpame, no volverá a suceder.... lo juro- la voz le temblaba. - pues como gustes, pero esto me lo quedo yo- Liliana recogió el destornillador y se lo hecho al bolsillo llevándose al niño junto a su hermana al otro extremo de la habitación. - Liliana por favor no estamos en condiciones de...- La mujer lo miro de nuevo. -Hablaremos cuando te tranquilices- Rafael sintió un dolor en el estomago que había comenzado como un ardor y luego se sentía como si los músculos le fueran a explotar, la sangre se le subió a la cabeza y la cara se le había puesto roja, cerraba los puños con fuerza, pero intentaba calmarse al mismo tiempo.<br /><br />Aquel día se había convertido en el mas enfermizo de todos los que llevaban ahí, pues su esposa lo mantenía alejado así que no tenia otra opción que dormir al otro extremo, en un rincón, la mente le daba vueltas, había golpeado a su esposa y su hijo le temía. Rafael pensaba que aquella situación era el principio del fin, una vez mas estaban como hacia algunos años cuando influenciada por su madre Liliana se había ido de casa y solo le marcaba cuando necesitaba dinero, en ese tiempo no dejaba que se les acercara a los niños puesto que según su madre el era un bueno para nada y juraba que eso les afectaría a los niños, pero era estúpido, Samuel tenia tres años y Jessica acababa de nacer. Después de muchas discusiones y al filo del divorcio Liliana acepto regresar a casa con el siempre y cuando prometiera dividir su dinero en partes proporcionales para ambos niños. Rafael a pesar de sus dudas con el trato acepto.<br /><br />Cerca de las tres o cuatro de la mañana Rafael había logrado dormir, cayendo en un profundo sueño. Abrió los ojos, un sonido constante de gotas le perturbaba y le hizo levantarse, estaba aun en el sótano pero ya no era igual, las paredes parecían viejas y las cosas se veían oxidadas, el radio estaba desconectado pero el foco verde indicaba que estaba encendido y un constante pillido le indicaba que algo reproducía, el ambiente se sentía y olía a humedad, como si todo se hubiese inundado, las lamparas de techo se columpiaban de un lado a otro y la puerta estaba abierta, Rafael sintió un escalofrío que lo paralizo buscando solo con la mirada a sus hijos y a su esposa si éxito alguno. Se armo de valor y subió por las escaleras apresurado y tropezando en varias ocasiones, al llegar arriba todo estaba en su lugar incluso el periódico estaba doblado y bajo una taza de café negro, los rayos de sol entraban por las ventanas y a lo lejos se escuchaban pájaros trinar.<br /><br />Rafael reviso la casa entera buscando a su familia pero no había señas de que hubiesen estado ahí, camino hacia la puerta principal y miro a través del cristal cortado que la decoraba. Había gente afuera, caminando normalmente como si nada sucediera y eso lo hizo salir, la intensidad de la luz del sol lo hizo subir su mano para semicubrir sus ojos y la calidez de los rayos le hizo sentirse seguro. De pronto en un parpadeo el cielo se puso negro, la gente había desaparecido y se sentía mucho frío, un ruido dentro de la casa lo hizo regresar y al entrar para ver lo que pasaba un hombre machacaba con un hacha a un animal o un cuerpo no sabia bien lo que era. El hombre dejo de lado el machete y bañado en sangre lo miro. -Debes salir, ahora es el momento, no regreses o te arrepentirás- Rafael petrificado vio como de la boca de aquel hombre salían larvas y gusanos. El hombre tomo de nuevo el hacha y siguió dando machetazos al cuerpo.<br /><br />Rafael se despertó gritando, estaba bañado en sudor, todo estaba tal y como antes de dormirse, había sido un sueño de lo mas extraño. Según su reloj de pulso eran las once de la mañana, Liliana daba de comer a los niños las ultimas naranjas que quedaban, Rafael sentía hambre pero no dijo nada, levanto el radio destrozado y recordó el sueño, miro la puerta para cerciorarse de que estaba cerrada y camino hacia ella. - Tuve un sueño Liliana, en el un hombre me decía que debíamos salir- Liliana lo miro y no le contesto, Rafael la miro y también a los niños. - Por favor mujer, entiéndeme, tal vez haya afuera no este sucediendo nada, ¿que probabilidades hay de que nos afecten a nosotros?- Liliana se levanto y se acerco a el.- Ya te lo dije ayer y te lo repetiré solo una vez mas, si te quieres ir vete, pero no quiero que asustes mas a los niños.- Rafael la miraba fijamente a los ojos. - Entiende, en mi sueño decía que debíamos salir ya.- replico.- Pues sal entonces, hazlo, pero no quiero que vuelvas.- Liliana regreso hasta los niños, Rafael se quedo parado frente a la puerta.<br /><br />La comida se había terminado y la desesperación comenzaba a sentirse entre ellos. - Saldré por provisiones, se que no me pasara nada.- Liliana observaba a Rafael mientras se ponía una vieja chamarra listo para salir. Rafael se paro frente a la puerta metálica y quito todos los candados, tomo la manivela y dio un jalón, la puerta no se abrió, de nuevo lo intento y la puerta seguía sin moverse. - ¿Que chingados pasa con esta puerta? - Liliana le tapo los oídos a Samuel. - Rafael, te recuerdo que tienes a un niño de ocho años y a otra de cinco, modera tu vocabulario.- Rafael volteo a verla. - Liliana, cállate, que no ves que esta es la única salida que tenemos y esta atascada!!!- Liliana sonrió. - Pues mejor, no tenemos que preocuparnos por que nos encuentren, estamos seguros aquí.- Rafael se agarro el pelo. - Podrías dejar de ser tan sarcástica y pensar en ¿hasta cuando piensas quedarte aquí?, ¿eso es lo que quieres?, ¿y de que te vas a alimentar?, dime!...piensas que tienes todo resuelto o que?.- Liliana movió a los niños tras de ella. - Rafael, ese es tu problema te exasperas con demasiada facilidad, te pones histérico, gritas y balbuceas groserías pero no solucionas nada, crees que para mi es fácil tener que pensar en lo que voy a hacer si tu andas por ahí gritando tus majaderías?- Rafael sentía como el dolor volvía a su estomago. - Todo esto es por una grosería?, es por eso?, que no ves que hay cosas mas importantes que una grosería en este momento?, la vida tuya, la mía y las de los niños?, eres estúpida acaso?- Le grito Rafael. - Lo vez!, esa actitud es la que no quiero en mis hijos, esa forma de ser tuya tan mediocre y poco civilizada, si bien lo dijo mama, que no valías la pena.- Rafael sintió como el dolor se convirtió de nuevo en ira. - Otra vez tu madre!, esa maldita bruja del infierno, ya me tiene hasta la madre.- Rafael babeaba y las venas del cuellos se le habían marcado. - Te prohibo que hables así de mi madre, ella no tiene la culpa de lo que la tuya hizo contigo.- Liliana se acerco y lo cacheteo a lo cual Rafael reacciono invadido por el coraje y empujándola contra la pared donde Liliana se topo y callo al suelo. Los niños comenzaron a llorar pero Rafael no los escuchaba. - Crees que no lo se!, crees que no sabia que te acostaste con mi hermano?, eso es lo que te enseño a ti tu dichosa madre! - Liliana desorientada lo observaba desde el suelo. - Al menos el no es tan mediocre.- Rafael al escuchar estas palabras la tomo por el cabello y la azoto varias veces contra el suelo, después rompió en llanto. - Maldita, maldita seas- los niños gritaban y lloraban asustados por lo que acababan de ver, bajo la cabeza de su madre un pequeño río de sangre se escurria.<br /><br />Rafael se levanto y camino hasta sus hijos tomándolos a la fuerza y llevándolos hasta donde había dormido el. - Quédense aquí si?, papito tiene que pensar que es lo que va a hacer, porque mama se quedo dormida por el golpe que papa le dio sin querer.- Rafael regreso hasta donde estaba su esposa y la tentó para ver sus signos vitales, estaba muerta y no sabia como explicárselo ni siquiera a el mismo. Llorando y con el coraje aun intento de nuevo abrir la puerta dando jalones y soltando gritos desesperados.<br /><br />El día había pasado, los niños se habían quedado dormidos por el llanto y el se mecía sobre si a un costado del cuerpo de su esposa, de pronto una idea fúnebre y macabra invadió su mente, recordó que hacia muchos años había escuchado una historia de unos hombre que se habían perdido después de un accidente aéreo y para sobrevivir se habían convertido en caníbales, no era la idea mas acorde a su situación pero estaban encerrados y no había alimento, si la dejaba ahí se pudriría pero de lo contrario podría sacar provecho alimentándose el y a los niños ademas justificaría su muerte y se podría perdonar así mismo .<br /><br />Tapo el cuerpo con una sabana y les impido a los niños caminar hacia alla , busco por todas partes algo con que cortar y lo único que encontró fue un cuchillo de mesa, que aunque no era muy filoso le serviría y de esta manera comenzó a cortar partes del cuerpo lavándolas y comiéndolas crudas, obligo a los niños a comer y en ocasiones los golpeaba si no lo hacían y en tan solo una semana habían consumido gran parte del cuerpo, el resto se estaba descomponiendo.<br /><br />Habían pasado quince días, el cuerpo desprendía un olor desagradable y los niños se habían vuelto un tanto autistas, se arrinconaban en una esquina y se quedaban ahí, sin moverse, Rafael se paseaba a todos lados con el cuchillo en la mano, la locura le había invadido y lo martirizaba con el recuerdo de lo que había hecho y mostrándole en lo que se había convertido. No sabia que hacer, cada día y cada noche que pasaba se acercaba mas el momento de decidir sobre si matar o no a alguno de sus hijos, tenia que sobrevivir, pero no quería deshacerse de alguno de ellos, así que tomo el cuchillo y lo enterró una vez mas.<br /><br />La mañana del cuatro de noviembre un hombre dio aviso a las autoridades de la escena que encontró al visitar la casa de su hermano, el hombre que dijo llamarse Josué, declaro que había estado tratando de localizar a su hermano pero que nunca contesto las llamadas, en varias ocasiones fue a la casa y nunca encontró a nadie, pensó que habían sido víctimas de secuestro o que simplemente habían desaparecido. Aquella ocasión escucho un grito de agonía que provenía detrás de una puerta oculta en la cocina. El cuerpo descompuesto de una mujer , una niña de cinco años y su padre fueron extraídos de aquella extraña habitación, el caso nunca se aclaro, puesto que el cuerpo del padre se encontraba en posición fetal con treinta y cinco puñaladas en la espalda y un cuchillo clavado en el pecho. El único sobreviviente, un niño de aproximadamente ocho años fue encontrado mordiendo el brazo de hermana.<br /><br /><br />Orlando G. </span></span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-55052297294926705942009-06-04T00:01:00.000-07:002009-06-04T00:02:43.563-07:00Archivo 013 El Pueblo<span style="color:#ffffff;"><span style="color:#ffffff;">Samantha Ribbs viajaba por una vieja carretera que conectaba a Capital city con Red village, aunque según ella siempre era de ser precavida, la realidad de las cosas era otra. Nunca llevaba la mirada fija al frente y siempre daba vuelta desde el segundo o tercer carril, siempre había algo que la distrajera así fuese una canción en el radio o simplemente una prenda cara en algún aparador, incluso no usaba nunca el cinturón de seguridad, ya que regularmente no combinaba con los colores de su ropa.<br /><br />La moderación de la velocidad al conducir no era su fuerte, así que estando en “una calle enormemente grande” (así le llamaba ella a la carretera) ¿Quien debía preocuparse por chocar o rebasar el limite de velocidad? En el radio sonaba “still living you” y ella cerraba los ojos para cantar a tono con scorpions. La carretera en cierta parte era desértica, el sol picaba hasta los huesos y la vegetación se limitaba a algunos arbustos secos, nopales y palmeras. Samantha estaba tan enfocada en alcanzar un “do” de la canción que no se percato que en sentido contrario venia un trailer zigzagueando descontroladamente. Abrió los ojos solo para tragarse la saliva del susto y reaccionar de al peligro. Giro el volante y el auto inclino todo su peso sobre la llanta derecha del automóvil, brincando un pequeño montón de arena y haciendo con esto que el coche diera algunas piruetas en el aire para después caer con el techo y seguir su curso por el mismo impulso. El viento y la arena levantada formaron una nube densa de polvo.<br /><br />Samantha despertó y su mente luchaba por saber que había pasado, mientras se tocaba la cabeza y sentía humedad en su mano. Había un olor extraño entre tierra y algo que se quemaba. De pronto las imágenes se vinieron a su mente como si lo viviera nuevamente, se asusto e intento salir del coche, que para suerte suya había quedado con las llantas besando el suelo. Movió el brazo para jalar la manivela y un doloroso calambre le arrebato la fuerza. Era su brazo, estaba en muy mal estado. Como pudo abrió la puerta y salio del coche. Desorientada, tambaleante por las heridas y contusiones, camino algunos metros, para luego caer sobre la caliente arena. Soltó un grito de desesperación y algunas lágrimas rodaron por sus sonrojadas mejillas. Después de varios intentos y caídas dolorosas, logro llegar hasta la carretera, el coche ahora se veía muy lejano, incluso solo sabia donde estaba por las largas señales de humo que arrojaba al cielo. Miro con asombro la carretera, el trailer estaba ahí, acostado sobre la asfalto. Samantha había perdido mucha sangre y la adrenalina que su cuerpo había soltado con el accidente comenzaba a perder fuerza al mismo tiempo que su cuerpo se debilitaba, esta vez el mareo la izo caer de espalda y la dejo inconciente.<br /><br />Estando semiconsciente y tirada en el piso, el sol le golpeaba a la cara y el asfalto le quemaba la piel. Entreabrió los ojos, una silueta se acerco y la tomo por la cabeza, la agarro de la cintura y sintió como la levanto, la puso sobre algo acolchonado y escucho como se encendió un motor. Una voz masculina le dijo, “Todo estará bien preciosa”<br /><br />Al poco tiempo despertó, se encontraba en una habitación muy rustica y una mujer le ponía un trapo húmedo en la frente. –No te muevas mucho muñequita, tu brazo no esta muy bien que digamos.- En ese momento, escucho un grito muy fuerte. La mujer voltio hacia la puerta. –Espérame muñeca, tengo algo que hacer- La mujer se levanto de la silla y abrió la puerta, se quedo parada en el marco y regreso la mirada hacia la cama. La misma voz de la carretera se encontraba tras la puerta y dijo “vamos, nos están esperando.” La mujer cerró la puerta y Samantha callo de nuevo en un profundo sueño.<br /><br />Habían pasado ya dos días, y samantha había estado despertando ocasionalmente, algunas de las cuales se debían al dolor del brazo y algunas otras por la sed que la fiebre le ocasionaba. La mujer siempre estaba ahí, observándola, cuidándola. Era una mujer de edad avanzada, de algunos setenta, tal vez sesenta años. Lucia un vestido tapizado con tulipanes y siempre tenia en la cara esa horrible sonrisa. Una noche, cerca del quinto día, Samantha despertó, la mujer no estaba ahí y de nuevo un grito de angustia se escucho afuera de la habitación, como pudo Samantha se levanto y camino desorientadamente, hasta que logro llegar a la ventana, lo primero que vio fue una multitud y en ella a la mujer que la había estado cuidando. Con ella se encontraba un hombre, algo encorvado pero fuerte, (por lo robusto tal vez). La multitud se veía embravecida y había fuego en el centro, aun se oían gritos, parecido al que la había despertado, pero no estaba tan cerca como ella lo había escuchado. De pronto en el techo, se escuchó un fuerte golpe. Samantha se asusto, pero salio de la habitación, se encontraba en una cabaña no muy grande, pero si tenía un ático, en el cual había algo, algo que se movía constantemente. Samantha vio el cordón colgando, sabia que si lo jalaba la puertecilla se abriría y tal vez lo que estuviera arriba no seria muy amigable. La multitud empezó a gritar y después de un rato se escuchaba que entonaban un cántico fúnebre. –Ayúdenme- Dijo una voz en el ático. Samantha se sorprendió y rápido jalo del cordón aquel. Cayó una pequeña escalerilla y a los pocos segundo salio una joven. Ella miro a Samantha. –Tenemos que irnos de aquí!, pero ya!, corre ahora que están distraídos- Samantha se desconcertó, no sabia a que se refería aquella joven y mucho menos sabia quien era. –Tranquila, que pasa contigo!?- La mujer miro a samantha y se soltó a llorar.-Cuando llevas aquí!?, ni siquiera lo sabes!, hay que irnos de aquí, esta gente esta demente!- Dijo la mujer mientras buscaba la forma de abrir la puerta principal. –Escuchas!?, escuchas!?, eso es un sacrificio!, la gente de aquí a eso se dedica, provocan accidentes en la carretera y después recogen a la gente joven, la traen aquí y la sacrifican, no se por que o para que, pero lo que si se es que no te gustaría haber visto lo que yo he visto!, esta gente esta enferma!- Samantha no podía creer lo aturdida que parecía aquella mujer, trastornada, loca, inestable. Solo podía observarla intentado abrir aquella puerta que parecía estar cerrada por fuera y no por dentro. –Mira amiga, yo creo que deberías calmarte, no creo una sola palabra de lo que dices, pero entiendo tu desesperación por salir de aquí, así que si no puedes abrir esa puerta, pues en la habitación donde yo estaba hay una ventana, tal vez puedas salir por ahí.- La mujer se quedo quieta. –ventana?- la mujer se dio la vuelta corrió a la habitación empujando a Samantha. De nuevo escucho el forcejeo, para cuando Samantha llego a la puerta de la habitación solo vio la silla volando directo a la ventana, los cristales volaron por todas partes.- Ven sígueme, yo te sacare de aquí.- Samantha no sabia que hacer, no sabia si era pura paranoia o realmente hacían cosas raras en aquel lugar, pero lo que fuera, ella no se quedaría para comprobarlo. La mujer, que dijo llamarse Ryana salio primero y luego la ayudo a salir.<br /><br />La gente estaba embravecida y se veía de entre el tumulto una flama inmensa, el fulgor rodeaba unos palos grandes donde samantha veía movimiento, tal vez había gente amarrada ahí. Ambas salieron rodeando la casa, donde se encontraba una vieja camioneta, Samantha supuso que lo acolchonado había sido el asiento de aquella camioneta. –No espera, vamos a echar un vistazo ahí, tal vez la suerte este de nuestro lado y las llaves sigan pegadas en la marcha- Dijo samantha. La mujer la observo y ambas se encaminaron a ella. –Yo no se manejar muy bien, y tu estas lesionada, pero hagamos el intento- Ambas subieron a la camioneta, pero no estaban las llaves. La guantera, tal vez ahí estén. Pero nada. La mujer miro a Samantha. –Creo que regresare dentro de la casa, la llaves deben estar colgadas en la puerta, pero esta vez entrare por el frente, espérame aquí, no creo tardar.- La mujer descendió de la camioneta y corrió hasta el pórtico, se agacho a buscar algo y luego logro abrir la puerta, a los pocos segundos salio corriendo.. –Las tengo, las tengo!- Grito. De pronto un perro negro salio de la nada, al parecer era un doberman y comenzó a ladrar muy fuerte, La mujer corrió y por casi nada alcanzo a subir a la camioneta, el perro ladraba con toda su fuerza, y samantha sentía que le daban un infarto de la impresión. La mujer aunque exaltada, coordino sus sentidos y encendió la camioneta, acelero tan fuerte que levanto arena. –Demonios!- Grito la mujer. – Ya no cantan!, ya no cantan!, el perro debe haberlos advertido!- La mujer viro la camioneta en sentido a un maizal y se adentro en el. Apago las luces de la camioneta y así siguió por un rato. De pronto algo las golpeo.<br /><br />Samantha reacciono, el golpe había sido del lado del conductor y la mujer estaba inconciente. –Reacciona!, reacciona Ryana!- La mujer dio un suspiro y despertó rápidamente. –Maldita sea nos descubrieron- Las luces de un camión estaba aluzándolas, había quedado a no mucha distancia. Ryana dio vuelta a la llave y la camioneta no encendía. Samantha no lo pensó dos veces, salio corriendo y Ryana tras ella. –Corre, corre y no te detengas- Le gritaba la mujer. En ese momento se tropezó. –Corre no te detengas.- Samantha volteo a mirarla solo para ver como dos hombres la levantaban y le enterraban un cuchillo en el abdomen. Samantha corrió.<br /><br />A los pocos minutos encontró un árbol, y en el se refugio. Pero no se había dado cuenta que uno de los hombres la había estado siguiendo. La tomo por sorpresa, golpeándola en la cabeza.<br /><br />El movimiento y el ruido de la multitud y unas ruedas rechinantes despertaron a Samantha. La gente gritaba!- Quémenla, quémenla!, entréguenla a los dioses, ellos quieren sangre fresca!- Samantha reacciono. – No por favor!, yo que les he hecho!?- Por favor!- Samantha paso frente a otros cuerpos, o lo que alguna vez fueron cuerpos, estaban calcinados, amontonados a un costado de donde tenían los crucifijos, algunos se encontraban con un respiro de vida sufriendo de las quemaduras, otros ya estaban por completo muertos. Entre la multitud se encontraba la mujer con el vestido de tulipanes, y se acerco. –No te preocupes hija, todo va a estar bien, piensa en que nos harás un bien a todos, y no solo ante los dioses, aquí también, tu cuerpo calcinado servirá para muchas cosas, como ingrediente secreto para la cerveza que vendemos a Capital City o para abonar nuestras plantas, y en el mejor de los casos para alimentarnos.- La mujer lucia esa sonrisa macabra.- Por favor, señora!, déjeme salir, yo no he hecho nada malo, si quiere dinero yo lo tengo! La daré todo lo que necesite!.- La mujer la pellizco una mejilla. –No hija tu dinero no sirve aquí-<br />En ese momento abrieron la jaula en la que la trasportaban, fue recibida con pierdas y palos, la golpearon hasta dejarla casi moribunda, la amarraron al mástil y la levantaron ante las llamas. Samantha gritaba desesperada y entre llantos y gritos vio entre la multitud a Ryana. Estaba sana y sonriéndole.<br /><br />En enero del 2005, las autoridades de Capital City buscaban a Samantha Ribbs, Modelo de muchas revistas y magazines, el 28 de febrero, fue localizado el coche en el que ella se trasportaba a mitad de la carretera, todo indicaba que había chocado con un automóvil pequeño, pero no se encontró cuerpos en ninguno de los coches. La búsqueda de Samantha siguió hasta que las autoridades dieron con un pueblo cercano a aquella carretera. Donde una mujer de nombre Ryana Manchester dijo que recordaba haberla visto pasar por ahí. El cuerpo nunca fue hallado.<br /><br />Orlando G.</span></span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-30318062175911667772009-06-04T00:00:00.000-07:002009-06-04T00:05:08.843-07:00Archivo 012 El Circo Del Señor Cabeza<span style="color: rgb(255, 255, 255);"><span style="color: rgb(255, 255, 255);">El clima se sentía fresco, a lo lejos se lograban escuchar pájaros trinando. El ambiente olía como a tierra con aserrín. Fausto Watson abrió los ojos, se encontraba boca abajo.<br /><br />Se levanto y se sacudió la ropa -la tierra le había dejado su huella- y comenzó a explorar el lugar. Para donde miraba todo lucía completamente igual. De cierta manera, se sentía un aire de soledad. El lugar era enorme, parecía una carpa de circo roja y muy alta. Camino a una de las orillas y observo las butacas, se veían muy viejas y deterioradas, algunas de ellas se notaban hasta podridas. En ese momento se encendió un reflector en medio de la plaza. Música de payasos comenzó a escucharse en aquel desolado lugar. De pronto un golpeteo firme y hostigante se encaminaba al centro de la carpa. Era una pelota, amarilla con una franja azul y una estrella roja en el centro. Se detuvo completamente y la música cada vez se escuchaba más fuerte. La pelota comenzó a rebotar como si alguien la estuviese moviendo, cada vez rebotaba más y más fuerte, hasta que al fin exploto y lanzo al aire una nube de brillos, humo y serpentinas. Al disiparse el humo un payaso muy extraño apareció de la nada justo donde había estado la pelota y dándole la espalda a Fausto.<br /><br />Si!-grito el payaso-He vuelto a la vida.<br />Fausto lo miraba angustiado y desconcertado, pensando que todo era un sueño.<br />Pero que es esto?. Aquí huele a humano.<br />La pregunta y su respuesta le habían puesto la piel de gallina a Fausto. Pero aun así se armo de valor.<br />Quien eres tú? Y donde estoy?<br /><br />El payaso hundió la cabeza entre los hombros y lentamente la giro para mirar en dirección a Fausto.<br />Quien ha dicho eso?<br /><br />Fausto no sabia si contestar. La cara del payaso se veía oscurecida por su propia forma, pero sus ojos brillaban azul neon y su sonrisa-que a Fausto se le antojaba algo demoníaca- se veía amarillosa y sangrante. El payaso giro su cuerpo sin siquiera mover la cabeza de lugar. Se paraba encorvado y lucia un traje rojo con estampado de círculos amarillos. De la nada saco lo que parecía ser una pequeña pelota roja y blanca, la movía de un lado a otro.<br /><br />Sal de donde quiera que estés infeliz.<br />Fausto se armo de valor y dio dos pasos. El payaso sonrió.<br />A menos que quieras jugar a las escondidillas?. Pero te lo advierto. Si te encuentro serás mío y tendré el placer de matarte a mi gusto.<br />El escalofrió recorrió de nuevo la piel de Fausto. Se había quedado completamente congelado, no movió ni un solo centímetro de su cuerpo. El payaso soltó una carcajada muy diabólica. Levanto la cabeza y la luz del reflector dejo ver su piel áspera pintada con colores demacrados, secos. Sus dientes largos, filosos y amarillos. Sus encías rojizas, como ensangrentadas, pero lo que mas le impacto a Fausto, fue ver sus ojos, amarillos con la pupila azul brillante llenos de venas rojas y sombreados color negro.<br /><br />Fausto comenzó a retroceder poco a poco. Las piernas le temblaban demasiado, sabia que si daba un paso en falso se caería. Otro reflector se encendió, dando la luz de lleno a la cabeza de Fausto. Fausto se congelo de nuevo casi o más que la primera vez que vio al payaso. El payaso por su parte le miraba y sonreía, con esa sonrisa infernal que ahora le caracterizaba.<br /><br />Se abalanzo sobre Fausto, mientras que el solo se dejo caer al suelo y se tapo el rostro con las manos empuñadas. El payaso cayo sobre el y le acerco la cara a Fausto.<br />Los dientes filosos no cesaban de aparecer en la escena, babeantes y amarillosos. Abrió la boca y salió su lengua, larga, filosa y negra y le lamió la sien derecha a Fausto.<br /><br />Te dije lo que pasaría si te encontraba.<br />Los ojos del payaso ahora brillaban rojo carmesí. Fausto temblaba de miedo y no podía creer lo que miraba.<br /><br />Alguna petición antes de morir? -dijo el payaso en un tono un poco burlón-<br />Solo dime donde estoy y como diablos llegue aquí.<br />A no lo sabes?<br /><br />El payaso se le quito de encima y dio dos pasos hacia atrás.<br /><br />Disfruta el viaje. -Dijo el payaso-<br /><br />Fausto sintió como algo le sujeto por las muñecas y los tobillos. Aparentemente una tabla había surgido de entre la tierra y el aserrín del piso. Le sujetaban algo que asemejaba ser lombrices negras y largas. Le ataban fuertemente, casi hasta el punto en que sus manos se comenzaban a poner moradas.<br /><br />La tabla se levanto y floto sobre el piso. El payaso se postro frente a el.<br /><br />Nos vemos al final de tu camino. Fausto.-Soltando esta típica carcajada de película de suspenso. Pensó Fausto-<br /><br />La tabla erguida completamente, avanzo y llego hasta lo que parecían unas jaulas. Dobladas y algunas de ellas con signos de que lo que contenían se había escapado y que de alguna manera rompieron los barrotes.<br /><br />Conforme avanzaba a velocidad lenta por aquella carpa y frente a esas jaulas, Fausto se preguntaba que diablos pasaba. Mientras tanto una jaula brincaba de un lado a otro, se agitaba, demostrando claramente que aun estaba llena. La tabla se detuvo repentinamente y la jaula dejo de moverse, de pronto una mano salio por entre los barrotes, era la mano de lo que a primera instancia Fausto pensó que era un chimpancé o algo similar. La mano intentaba tocarle, pero de pronto regreso a la penumbra de la jaula. Las manos del animal tomaron los barrotes y los doblaron con tal fuerza que dejaron ser libre a lo que contenía adentro.<br /><br />Empezó saliendo poco a poco. Lo que Fausto vio no era para nada un simio o un chimpancé o algo que se le asemejase, sino mas bien una clase de experimento de un enfermo doctor psicópata de película vieja.<br /><br />Su cabeza era de un reptil, como el de una salamandra, sus brazos eran de un mono y el torso estaba compuesto de diferentes pieles y colores, a tal grado que era aformico, solo se sabia que ese era el torso ya que era a donde estaban unida la cabeza, los brazos y las extrañas patas que parecían ser las patas traseras de un perro, además de esa cola de caballo que lucia contoneantemente.<br /><br />Fausto no entendía lo que habían hecho con ese animal, o animales, o lo que quiera que hubiesen hecho con eso. El animal abrió de pronto la boca y saco una lengua ensangrentada y babeante. Las manos del animal mostraron unas uñas filosas y desgarradoras. De pronto la tabla se movió de nuevo y el fenómeno aquel solo alcanzo a dar un salto y alcanzar a rozarle el rostro a Fausto.<br /><br />Mientras la tabla se movía, Fausto comenzó a percibir un olor a podrido, fétido y totalmente desagradable, la tabla comenzó a bajar la velocidad y llego hasta un lugar iluminado con una luz verde. Ahí había algo que parecía una masa enorme cubierta con un mantel de flores. Fausto lo miraba y no comprendía que era lo que la tabla quería que mirara ahí. De pronto la masa comenzó a moverse, revelando detrás del bulto aquel un rostro, enorme y feo, pálido y desgastado. Los labios de lo que parecía ser un hombre, se veían sucios de mugre y residuos de comida, morados y reventados, los ojos del mismo se veían perdidos y muy hundidos, negros y rojos a la vez. No había un solo cabello sobre aquella cabeza además de dejar oír un sonido de un difícil respirar.<br /><br />Rápido entendió Fausto que aquella masa era el cuerpo del hombre gordo, comprendió también que en su mayoría el olor de aquel lugar era por la suciedad del cuerpo inmenso y de las enormes defecaciones-o al menos pensó que eso eran- que se encontraban bajo la manta de flores. Pero no lograba entender el olor a podrido.<br /><br />La tabla comenzó a girar entorno del inmenso cuerpo aquel. Fausto sintió un escalofrió cuando pudo ver aclarada su duda con respecto a ese olor a putrefacción. Había frente a sus ojos y a manos del inmenso hombre gordo un cuerpo humano partido por la mitad, y el hombre gordo lo masticaba en pedazos y ruñia sus huesos.<br /><br /><br />Comida…-Dijo el inmenso hombre señalando con sus pequeños brazos a Fausto-<br />Comida, para mi….-Fausto comenzó a jalonear a la tabla-<br /><br />La tabla reacciono instantáneamente y siguió avanzando hasta llegar a un lugar en donde había solamente una silla postrada frente a el. De la nada salio un hombre, común, vestía una camisa a rayas y un pantalón de vestir. Miro a Fausto y sonrió, se sentó en la silla y saco un revolver. Cargo el arma y puso el cañón en su cabeza, jalo el gatillo y volaron pedazos de cabeza por todos lados, incluso partes de sesos cayeron sobre el rostro de Fausto. El cuerpo del hombre por el impacto cayó tendido sobre el suelo y comenzó a desangarse. Fausto lo miraba y de pronto el cuerpo tuvo un espasmo, el último aliento de vida. O al menos eso pensó Fausto, hasta que el cuerpo se levanto y movió la cabeza- o lo que quedaba de ella- como queriendo acomodarse el cuello. El hombre volteo a mirar a Fausto y mostró su rostro deshecho y abierto, Su cerebro latía y a pulsadas agitadas<br /><br />Por alguna extraña razón el hombre seguía vivo, hasta que algo le detuvo.<br />Era un extraño fenómeno de la naturaleza. Una enorme cabeza, tal vez dos o tres veces más grande que una cabeza humana ordinaria. Aunque eso no era lo realmente impactante, si no sobre lo que estaba postrada la cabeza aquella. Eran dos cuerpos escuálidos, encontrados, como pecho contra pecho. Su forma de avanzar era como la de un cangrejo en la playa.<br /><br />Hola fausto. Dijo el fenómeno-<br />Fausto abrió los ojos tan grandes como pudo. Intento hablar un poco, pero el miedo y la sorpresa podían mas con el.<br />no entiendo porque te asustas.<br />Quien eres?<br />Soy “el señor cabeza” y soy el dueño de esta humilde morada.-Dijo el fenómeno en un tono un poco sarcástico.-<br />Y que diablos hago aquí?, que es lo que quieres de mi?<br />De ti? –dijo el fenómeno casi burlándose- de ti nada, hombre.<br />Fausto sentía un repudio hacia el hombre de la cabeza grande, al grado de desear pateársela. En ese momento la tabla apretó las muñecas y los tobillos de Fausto, lo hicieron gritar.<br />Pensé que eras un poco más hombre, pero veo que me equivoque. Sabía que solo lo habías hecho porque estabas desesperado.<br />A que te refieres? – pregunto Fausto desconcertado y adolorido.<br />Ha!, pero claro!. Estabas demasiado cegado por el temor de salir lastimado que no lo recuerdas.<br />Recordar que?.<br />Tu trato conmigo.<br />Fausto se sorprendió. Y tratando de recordar, sentía que su vida le pasaba ante sus ojos, las imágenes y recuerdos iban y venían de un lado para otro, hasta que de nuevo el hombre hablo.<br />Esta bien te ayudare a recordar un poco.- exclamo el fenómeno- Tu esposa se llama Julia Bernet cierto?.<br />Si, que le has hecho maldito?<br />Yo nada, creo que mas bien fuiste tu quien la perjudico.<br />Yo?-Fausto se sorprendió.<br />Si, Que no recuerdas que hace algunos días tu y ella habían ido a Capital City?<br /><br />Fausto comenzó a recordar, aunque las imágenes eran muy vagas, recordaba que cuando venían de regreso por la carretera, un humo negro había salido de entre los árboles y se había estado postrando como neblina ante sus ojos. Recordaba que el y Julia habían estado discutiendo por algo de bastante importancia, pero no la suficiente para recordar en este momento que era realmente. Al ver lo espeso de la neblina aquella. Decidieron mejor parar un poco a la orilla de la carretera. Siguió la discusión, ella gritaba que no debía haber hecho eso, que los metería a ambos en problemas. De pronto recordó el porque de su discusión. El había estado trabajando para un tal Lino Taenek, al cual jamás había conocido en persona, solo sabia de su existencia por uno de sus contratistas, que le había dicho que solo se le pagaría al finalizar su trabajo en la construcción de un nuevo hospital en Red Village. Al finalizar la obra, todos los obreros habían sido despedidos sin la paga prometida y se había vuelto un caos afuera de aquellas instalaciones. Todos comenzaron a dañar el trabajo que habían hecho. Con piedras y palos entraron al hospital y comenzaron a destruirlo todo, Fausto por su parte fue a su casa y tomo un arma 9 milímetros que había comprado hacia tiempo a un vago en Capital City.<br /><br />Subió a su coche y se despidió de Julia. Pero Julia insistió en ir, -Tal vez con la esperanza de tranquilizarlo un poco- Los ánimos estaban muy encendidos, y fausto se encarrilo hacia la siguiente ciudad, donde sabia por murmullos de los compañeros y algunos de los cartelones que Taenek se encontraba. Solo sabía como era por algunas fotografías de estos mismos cartelones. Llego hasta donde la dirección con letras pequeñas del cartelón decía. Tomo su arma y entro a las oficinas. Para su fortuna, el hombre al que buscaba estaba en la recepción de las mismas. Fausto sin temor alguno descargo todo el cartucho y salio huyendo, subió al coche y a toda marcha regreso rumbo a Red Village.<br /><br />Ese era el motivo de la discusión, pero aun no sabia que había pasado con Julia.<br /><br />Quieres saber lo que hiciste?<br />Fausto agito la cabeza se dio cuenta que aun seguía en aquel lugar oscuro, húmedo con ese olor a putrefacción y frente al fenómeno ese.<br /><br />La mataste, te cegaste tanto en tu desesperación que tomaste el arma y pensando que el cartucho se había acabado le apuntaste al pecho y jalaste el gatillo. Pero una bala había quedado y con eso le dejaste moribunda. Tu impresión fue tal, que aceleraste el coche y le rogaste a dios por algunos minutos que esto no hubiese pasado. La neblina seguía ahí, y la noche ya había caído casi por completo y Julia respiraba entrecortadamente. Después comenzaste a divagar y sin darte cuenta me ofreciste tu vida a cambio de la de ella. Y tu deseo se hizo realidad. Ella sobreviria, pero tu no. Aunque las cosas no resultaron así. Después de todo, no puedes confiar en nadie.-El hombre cabeza soltó una pequeña risa-<br /><br />La carretera comenzó a aclararse y viste que algunas personas venían caminando, te asustaste y giraste el volante, pero perdiste el control estrellando el coche contra un árbol y muriendo en al instante junto con Julia.<br /><br />Y que rayos hago aquí entonces?<br />Pagando tu propuesta, tu vida por la de ella. Ahora perteneces a este circo, mejor conocido por el limbo de la infortuna.-El fenómeno dio media vuelta y desapareció entre las sombras-<br />La tabla libero a Fausto, el payaso había regresado a escena y salto sobre fausto derribándolo e inmovilizándolo al instante. Comenzó a mordisquearle el estomago a Fausto, mientras reía diabólicamente y le extraía las entrañas.<br /><br />Los cuerpos de Julia Bernet y Fausto Watson, fueron encontrados después de un incidente respecto a un autobús, que había ocurrido a varios kilómetros de donde estaba el coche.<br /><br />Al principio se había pensado que había sido obra de lo mismo que el autobús, pero cuando encontraron la bala que tenía Julia en el pecho, supusieron que se trataba de algo más pasional. Cuando Capital City revelo la información de lo que había ocurrido, se trato de explicar de una manera más común y normal. Pero lo que lo que convirtió este caso en un Dead File, fue que según la autopsia que le practicaron a Fausto, no encontraron nada de entrañas. Solo una nota que decía: El telón se ha abierto.<br /><br />Orlando G.<br /></span></span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-30257503112864240302009-06-03T23:58:00.000-07:002009-06-04T00:00:03.304-07:00Archivo 011 El Intermediario<span style="color:#ffffff;"><span style="color:#ffffff;">Sam Bogard, avanzaba en su coche a toda velocidad en picada por las colinas de Sarris Hill. Mas abajo, una joven se preparaba para comenzar con su caminata diaria. Eran apenas las siete de la mañana, el viento se sentía frió.<br /><br />Sam, parecía que huía de algo, se notaba así mismo pálido en su retrovisor. Miraba cada cinco segundos por el y se alcanzaba a ver la piel. La maquina de su automóvil rugía de una manera extraordinaria, tanto que forzó a un águila emprender vuelo al resonar el sonido en esa curva. Bajo la ventanilla y regreso la mirada al tablero del coche, tomo un cigarro de la cajetilla doblada que tenia en uno de los compartimentos y se lo coloco en la boca. El plateado delineado del encendedor que se escondía muy vagamente tras la cajetilla reflejo en sus lentes de sol. Lo tomo con sus manos sudorosas y temblantes. El encendedor astutamente se le resbalo entre los dedos y cayo al otro lado del asiento. Acababa de pasar una curva y sabia que el siguiente tramo de camino seria recto así que inclino su cuerpo hasta perderse tras el tablero del coche, su mano brincaba de un lado a otro buscando el encendedor, hasta que lo encontró. Sin darse cuenta, el coche se había cargado un poco a la derecha casi hasta llegar a la orilla y al regresar la mirada al frente del cofre, la mujer le miraba espantada. Sam viro el volante. El coche brinco unos arbustos, paso sobre más maleza, esquivo algunos troncos y siguió cuesta abajo entre terracería, ramas, algunos árboles hasta llegar a un viejo roble derribado.<br /><br />El impacto le había causado múltiples contusiones en la cabeza a Sam y le había dejado algo atontado. Sentía flujo en la nariz, se toco la frente con la mano derecha y luego la nariz. La sangre le mancho la mano y solo la llevo hasta el asiento continuo para limpiarla. Abrió los fierros retorcidos donde antes habían tenido forma de puerta. – El rechinido zumbo en todo el bosque- Bajo poco a poco del coche, hasta recargarse en el. Había comenzado inclinándose hacia delante, pero no resistió el dolor del estomago -Donde se había golpeado con el volate- y se termino postrando en cuclillas con la espalda en el coche.<br /><br />Miro hacia dentro del mismo y vio que su cigarro seguía ahí-un poco mas arrugado-. Se esforzó por alcanzarlo mientras un ave soltaba su canto en medio de todo el lugar. El encendedor estaba un poco más lejos pero logro tomarlo. Se coloco el cigarro en la boca y lo encendió. Presionándose el estomago, -pero sin dejar de inhalar el tabaco- se levanto poco a poco. De pronto el radio, - Que había permanecido apagado desde hacia varios años, cuando Sam se había artado de escuchar solo música citadina, la aborrecía, y le había golpeado con tal fuerza y jamás volvió a funcionar- se encendió. No sintonizaba nada, solo había interferencia y parásitos, aunque en ocasiones se escuchaban las voces de algunos locutores pero muy entrecortadamente.<br /><br />Sam entro al coche y presiono el botón “apagar”. El radio no respondió y siguió con su ostentosa sinfonía incongruente. El estomago le dolía mucho, mas que el golpe en su cara. -aun mas que el golpe de la cabeza que se había dado en uno de los rebotes el techo del coche y que habían arrojado sus lentes hacia el tablero-.<br /><br />Le molestaba el escucharlo, cada vez se volvía más enloquecedor el sonido. Salió y vio el cofre hecho trizas, era imposible llegar hasta la batería y desconectar los cables. Aunque no planeaba quedarse a vivir ahí-pensó de manera irónica- Quería callar cuanto antes ese sonido para poderse relajar un poco y poder regresar caminado hasta la carretera, que suponía el-y estaba en lo correcto- estaba cuesta arriba.<br /><br />Un hombre junto a un niño se acercaron de entre la maleza. Sam ni siquiera los había notado.<br /><br />Amigo, que a pasado?.-pregunto el hombre-<br />Sam tembló un poco, pues le había asustado escuchar la voz de pronto.<br />Pues , tuve un accidente que no ve?.- Pensó irónicamente Sam- Pues vera, una mujer salió de la nada y al intentar evitar atropellarla, me salí del camino y vine a dar hasta aquí.<br />Pero amigo para llegar hasta aquí, realmente tendría usted que haber venido muy rápido.<br />Pues si, la verdad es que huía de algo.- Contesto Sam ignorándole levemente.-<br />Perdón!. Mi nombre es Donovan.- replico el hombre extendiéndole la mano- Y el es Yago, mi hijo.<br />Sam se sintió incomodo por un momento mientras pensaba en que era un nombre muy raro para un niño.<br /><br />Esta bien, mucho gusto mi nombre es Sam.-Dijo presionándose mas fuerte el estomago casi soltando un pujido y respondiéndole al saludo de manos-<br />Amigo, necesitas que te ayudemos. Somos de aquí del rumbo, tal vez quieras acompañarnos a nuestra pequeña aldea.<br />Creo que no tengo de otra o si?- Dijo irónicamente y soltando una pequeña risa burlona-<br /><br />Los tres caminaron en hilera, Sam iba apoyado en el hombro del hombre aquel. Se le había hecho un poco misterioso. Y Sam nunca había sido de los que confiaba fácilmente en alguien. Pero se sentía mal y por eso había accedido a ser ayudado por aquel extraño, además se sentía mas tranquilo porque le acompañaba un niño. Caminaron alrededor de unos doscientos pasos y llegaron a un pueblo que según el, jamás había notado en el mapa de visitantes en Red Village.<br /><br />Lo mas seguro es que en este momento te estés preguntando que en donde rayos estas. –Dijo el hombre mientras soltaba una pequeña carcajada.-<br />Si, en efecto amigo.<br />Pues veras, todos los que viven aquí son gente exiliada de la sociedad. Gente que aun esta esperando algo más que solo vivir, pero que la oportunidad les fue arrebatada sin su consentimiento.<br />No entiendo.<br />Algún día lo entenderás. Pero dime, de que huías allá arriba?<br />Pues, me creerás tonto, pero sinceramente me da pena decirlo.<br />Anda amigo, no hay nada que me pueda sorprender, eso te lo puedo asegurar.<br />Sam titubeó un poco y le contesto.<br /><br />Estaba estacionado en un mirador allá arriba. En la noche venia de Capital City por la nueva carretera y como no soporte el sueño, llegue hasta ahí y me quede a dormir.<br /><br />En la mañana, sentí un escalofrió muy fuerte y me desperté, al abrir los ojos, lo primero que vi fue Red Village en la parte mas baja del bosque.<br />Abrí la puerta y descendí para acercarme a la orilla y observar la vista completa de aquel paraje. Entonces note que algo se movía hacia abajo del barranco aquel, algo entre los árboles y las ramas, primero pensé que seria un conejo o tal vez una ardilla, pero luego las ramas se agitaron mas bruscamente y supuse que era un oso. Luego una figura negra surgió de entre las ramas y me quede observándole. En menos de un minuto, la cosa se había dejado ver por completo. Era como un hombre o mejor dicho, como esos dibujos que hacen sobre la muerte. Tenia la forma de un hombre, pero portaba un a sotana negra que le cubría la cabeza. Se paro justo frente a mí, pero desde abajo. Levanto el rostro y lo que vi fue una calavera. Mi piel se puso de gallina y mis ojos se abrieron tanto que cualquiera pensaría que se saldrían de sus cuencas. Luego pensé que seria algún bromista pero la idea se esfumo cuando la cosa espeso a avanzar hacia mí. Flotaba, no se veían sus pies y se movía a una gran velocidad y sin siquiera notarse agitado. Regrese al auto muy rápido y le di marcha, metí reversa y acelere a toda velocidad. Al mirar por el retrovisor, la cosa estaba para justo en medio de la carretera y avanzo rápido hacia mí. Al dar vuelta en una curva lo perdí y luego paso el accidente.<br /><br />Vaya amigo. Creo que has tenido un día muy agitado.<br />Si, creo que si. –Contesto Sam analizando la situación.-<br /><br />Llegaron por fin con -el que supuso Sam- el que era doctor de la pequeña aldea. Le contaron lo sucedido y rápidamente comenzó a atenderle. Lo recostó sobre una pequeña camilla, vieja y algo oxidada. Le curo la herida de la cabeza y se la vendo. También le checo el resto del cuerpo y después se enfoco un poco mas en su estomago. Le dijo a Sam que se quitara la playera y Sam accedió inmediatamente. Al verse el estomago, no lo podía creer. Tenía una herida bastante grande pero esta no sangraba. El doctor solo lo miro y comenzó a vendársela. Al terminar, Sam le ofreció dinero a el doctor, -quien dijo llamarse Bernard Draft- pero este no quiso aceptárselo. Sam salio impactado por lo que se había visto en el estomago y al salir se lo comento a el hombre que lo había llevado hasta ahí.<br /><br />El hombre le invito a su casa y continuo la platica. Sam se había quedado mucho tiempo platicando y ambos se habían entendido muy bien, aunque para Sam, el niño se notaba excesivamente serio para su edad y además extrañamente misterioso y fúnebre. Sentía una sensación de miedo y escalofrió cada vez que lo miraba. Sam le pregunto al hombre que le dijera la hora. Pues había prometido estar antes de la una de la tarde en casa donde lo esperaba su esposa Margaret y su hija Jill.<br /><br />La hora?- Pregunto el hombre- Aquí no tenemos relojes-<br />Como que no tienen relojes?. Entonces como saben la hora?-Pregunto Sam un poco conmocionado con la respuesta del hombre.-<br />Pues veras. Aquí no necesitamos el tiempo.<br />Quieres decir que no se basan en nada para saber que hora es?<br />No. La verdad es que aquí el tiempo no trascurre.<br />No entiendo.<br />Amigo, espero que lo puedas entender. Ahora tú nos perteneces.<br />A que te refieres?<br />A que ahora podemos hacer contigo lo que se nos plazca.<br /><br />Sam se asusto. Sabia que aquello no era un broma porque había notado la seriedad con la que el hombre se había dirigido a el. Así que se levanto del la silla en donde el hombre lo había sentado y camino hacia la puerta.<br /><br />No intentes huir. Será inútil y solo harás las cosas más difíciles.<br />Estas loco. La verdad, discúlpame pero me tengo que ir, gracias por tu ayuda fuiste muy amable.<br />Sam giro la perilla de la puerta y antes de que pudiera salir el hombre tomo su muñeca y la apretó fuerte. Sam sintió como la mano del hombre le quemaba.<br /><br />Escucha Sam Bogard. Ahora tu perteneces a este lugar te gusto o no.<br />Sam le miro y después miro al niño, quien se había posado tras el hombre. El niño le miraba con ojos de odio y Sam sintió como el corazón se le aceleraba poco a poco.<br /><br />Al salir de la casa, Sam noto que de pronto se había vuelto de noche mientras que el hombre desde adentro gritaba -Volverás, se que volverás. Cuando te des cuenta volverás- y soltaba una carcajada profundamente diabólica.<br /><br />Sam corrió hacia la vereda por la que habían llegado y aunque ya no era tan visible, comenzó a correr en dirección al coche.<br /><br />Sabia que su única alternativa y forma de salir de aquel bosque fúnebre era el caminar- o en este caso correr- cuesta arriba y llegar a la carretera, no sabía cuanto tiempo había pasado.<br /><br />Llego al coche y comenzó su caminata ascendente. El tiempo lo traía encima porque sabia que entre mas tardara en llegar hasta arriba, menos posibilidades habría de que alguien le quisiera ayudar.<br /><br />Sabía que a lo mucho desde el coche a la carretera, eran algunos diez o quince minutos. Los cuales recorría a trote lento. Después de algunos minutos se vio enredado en un montón de niebla espesa, a duras penas si se alcanzaba a ver las manos y las piernas.<br /><br /><br /><br /><br />De pronto, de entre la neblina se dejo escuchar una voz, era la misma voz del viejo.<br /><br />Que tal. Como te encuentras Sam?<br />Quien eres?<br />Soy yo tu viejo amigo Donovan. El dueño de este limbo.<br />Que es lo que quieres de mi?. Yo solo quiero llegar a la civilización y atenderme en un hospital. Que es lo que quieres, dime?<br />Yo de ti. Nada. Nada en lo absoluto. Ya tome lo que me pertenecia.<br />A que te refieres?.<br />A que tú ya no perteneces a este mundo. Tu eres parte ahora de los “resignados”.<br />No entiendo ni una sola palabra de lo que estas diciendo- Dijo Sam gritando al aire y mirando en todas direcciones.-<br />Hablo de lo que tu mismo me has dicho Sam.<br /><br />Sam se quedo mirando en todas las direcciones, tratando de entender a lo que se refería La voz del viejo.<br />Ok. Por lo que veo no eres muy brillante Sam.- dijo la voz sarcásticamente.- me refiero a lo que viste allá arriba. Lo recuerdas?<br />Y que hay con eso?<br />Eso mi estimado amigo, era la muerte.<br />La muerte?-dijo Sam confundido-<br />Si amigo. Ya era hora de que murieras. Y yo solo soy el encargado de llevarte hasta tu nuevo hogar. El pueblo que visitaste. El hogar de los resignados.<br /><br />Sam camino algunos pasos cuesta abajo y encontró su coche, se miro a si mismo dentro de el. La imagen le impresiono. Tenia el volante clavado al estomago y su rostro se había estampado en el parabrisas. No quería creer lo que había visto.<br /><br />Una mañana fue encontrado el cuerpo de Sam Bogard a cuatro kilómetros cuesta abajo en las montañas de Sarris. Karina Renzo, había reportado lo sucedido al emprender su caminata rutinaria cuesta arriba. Dijo a la policía haber visto el rostro del hombre total y completamente desorbitado. Y después de cinco segundos lo vio perderse entre la maleza. El caso fue convertido en un Dead File, ya que según una nota dentro del coche marcaba que Sam Bogard planeaba suicidarse esa misma noche pero al parecer la muerte se lo llevo primero con este trágico accidente. La nota describía que el se desgarraría el rostro para que nadie lo reconociera para luego darse un disparo justo en el vientre. Lo extraño con la nota es que con el impacto su estomago fue penetrado por el volante y su rostro casi desfigurado por el vidrio frontal del coche, casi como el describía su suicidio.<br /><br />Orlando G. </span></span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7509093044152834919.post-47583843851535610442009-06-03T23:57:00.000-07:002009-06-03T23:58:45.098-07:00Archivo 010 La Puerta<span style="color:#ffffff;"><span style="color:#ffffff;">Eran las siete de la mañana, Vicky Sulivan recogía el periódico en la puerta de su casa, adentro Mel Thompson se terminaba de arreglar, ajustándose la corbata frente al espejo del cuarto. Ellos llevaban tres meses de vivir juntos y apenas planeaban la boda. Vicky quería una boda muy extravagante y lujosa, cosas de mujeres, mientras que Mel solo quería que fuese rápido, para que su unión ya fuese formal frente a los ojos de Dios.<br /><br />Mira cariño. - Le decía Vicky a Mel, mientras preparaba el desayuno y leía en partes el periódico- Creo que habrá una exposición de las mejores agencias de bodas esta tarde, en un salón a las afueras de Red Village.<br /><br />Mel le daba un sorbo a la tasa de café negro mientras veía la sección de deportes, decepcionado porque los petroleros de Red Village se veían derrotados por Matthew Nassar, el mejor bateador de los Demonios de Capital City.<br /><br />A si?-Dijo Mel en tono de ignorarla-<br />Que te parece si vamos?<br />No puedo cielo. Hoy me quedare hasta tarde en el trabajo y creo que llegare aquí como a las siete u ocho de la noche.<br />No te preocupes, según este anuncio la exposición comenzara a la seis de la tarde y cerrara hasta las doce.-Le decía Vicky de forma tan relajada y fluida-<br />Pero llegare cansado mi cielo-insistió Mel con una fatiga contagiosa-<br />No importa yo conduciré.<br /><br />Al notar Mel, que de esta no se escaparía, no le quedo más que aceptar, así que tuvo que ir a trabajar sabiendo que todo el día le estaría dando vueltas al asunto en su cabeza.<br /><br />Eran las siete y quince de la noche, Vicky estaba lista, lo cual le sorprendió a Mel al llegar, ya que tenía varios meses de no verla como aquella noche. Aunque disgustado, Mel se sentó en el lado del copiloto mientras que Vicky tomo el volante y emprendieron el viaje.<br /><br />El viaje duro solo unos treinta minutos, a los cuales, Vicky sacaba provecho escuchando algo de los Beetles, Mel por su parte iba hundido en su pensamiento. Miraba por la ventana como el sol se desvanecía cada vez mas, haciendo de aquel estrecho camino una sobra entre colores azul pastel y el naranjoso de las nubes.<br /><br />Al llegar al lugar, vieron que había varios coches estacionados, muchos de ellos demasiado empolvados, Mel pensó que era gente muy sucia, pues en su manera de ver la vida siempre había sido “obsesivamente” limpia, decía su madre.<br /><br />La puerta media unos dos metros y medio de ancho, por la misma medida de largo. Ambos entraron y se encontraron en un salón lleno de luces, pero no había nadie, solo unos sillones lujosamente rudimentarios y lo que parecía una mesa de centro con galletas, café y algunos bocadillos. Ambos se sentaron.<br /><br />Después de cinco minutos, una voz salía de una bocina instalada por encima de ellos la cual ellos ni siquiera la habían notado.<br /><br />Bienvenidos sean ustedes. Siento tener que informarles que la exposición fue cambiada a la sala continua, espero comprendan la situación. Disculpen las molestias.<br />Vicky y Mel se miraron. Vicky lucia una cara muy feliz, mientras que Mel pensaba que era muy desgastante tener que volver a mover sus músculos del lugar.<br /><br />Vicky miro que al lado contrario de donde habían entrado, había una puerta más, así que caminaron hasta allá. Al abrirla vio que no había luz en la sala. Al entrar escucharon como algo de metal topaba con algo similar. De pronto se encendieron unos reflectores rojos frente a ellos. Mel puso la mano que tenia libre a la altura de sus ojos, para medio taparse y ver de donde venia aquella luz.<br /><br />Bienvenidos sean mis estimados invitados. Hoy es su día de suerte. Hoy como ustedes sabrán, es el festival del amor, el festival de la vida en comunión, el festival de los novios....<br /><br />La voz seguía con su presentación, mientras que Mel y Vicky eran iluminados por esos dos faros rojos. No había nada, solamente estaba oscuro a excepción de los faros. De pronto la voz ceso y permitió escuchar la melodía “For Eliese” de Mozart.<br /><br />Los faros se apagaron pero inmediatamente se encendió una bola de cristal en lo que parecía el centro de la sala. Centenares de ruedas luminosas giraban alrededor de la habitación, contoneándose pomposamente por todas partes. Con lo poco que iluminaba la bola de luz, Mel alcanzo a divisar algo del otro lado. El pensó que era solo su imaginación, pero sabía bien que lo que alcanzaba a ver al otro lado era un hombre con gabardina. -La voz dijo- Que comience la función.<br /><br />El piso comenzó a moverse, giraba en torno a la habitación. Ahora Mel y Vicky sabían que la habitación en donde estaban parados era completamente circular. Bailaban sin quererlo junto con la habitación. De pronto la luz se encendió completamente, la habitación había quedado al descubierto. Se encontraban en el centro de la habitación y para donde miraban era todo espejos. La música había cesado y el silencio invadía el cuarto.<br /><br />Buenas noches anfitriones del show. Como sabrán, este es un espacio de locura y fascinación alucinante. Vean a su alrededor, esos espejos que ven ahí reflejaran sus mas grandes temores. Todo se trata de encontrar la puerta. Donde estará?. Cual será su final?. Nosotros no lo sabemos. Pero quizás necesiten un poco de ayuda así que...<br />La voz había regresado pero ahora se notaba un poco más seca y fanfarrona. De pronto, el espejo abajo de ellos comenzó a emblandecerse y como una tierra movediza los empezó a tragar.<br /><br />Lo último que miro Mel fue su brazo resistiéndose a ser tragado. De pronto volvió en si. Estaba en una habitación que apenas si se iluminaba con una pequeña ventana que daba hacia la calle y mostraba que ya era de día. Tenía puesto un chaleco de fuerza y la boca vendada. Como pudo se levanto de donde estaba y busco a Vicky. Observo que era una habitación pequeña y que la luz que medio iluminaba la misma no era solo la de la pequeña ventana si no que también en una de las paredes había un pequeño hueco. Mel observo por el mismo y solo alcanzaba a ver una puerta. Muy parecida a la que recordaba haber pasado la noche anterior con su esposa. De pronto observo como llevaban a su Vicky noqueada y cargada en los hombros de un hombre que iba acompañado de otro más. Ambos traían gabardinas largas y mascara. Abrieron la puerta y el ultimo en entrar la cerro fuertemente. Después de unos minutos escucho como gritaba Vicky. Mel estaba desesperado por salir. No había notado hasta ese momento que el cuarto en donde estaba no tenía puerta. Las paredes eran completamente cerradas y el techo no tenía ningún hueco por donde salir. Mel estuvo todo el día y parte de la noche escuchando gritos de lamento, sin poder hacer nada y con hambre.<br /><br />La mañana siguiente, Mel se despertó y había un olor bastante fétido. Quiso rascarse la nariz pero la camisa de fuerza se lo impedía. Se había quedado dormido en un rincón cerca de aquel hueco. Así que se levanto de nuevo y camino hacia la esquina contraria a donde el estaba. Sus ojos se llenaron de lagrimas, lo que veía era insoportable aun y sin saberlo, pero el deducía que era cierto. En la esquina se encontraba un brazo completo y una pequeña nota que a lo que el alcanzaba a leer decía “Quieres casarte conmigo?”. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Y soltó un grito demasiado ahogado. De pronto escucho de nuevo el sonido de la puerta. Se levanto y camino hasta el hueco. Observo a los hombres entrar en aquella habitación y los gritos se escuchaban de nuevo. De pronto los gritos cesaron y el silencio se apodero nuevamente de su pequeño cuarto.<br />Sabia que no duraría mucho ahí abajo, solo pensaba en que hacer. Hasta que de nuevo el cansancio de la debilidad por no comer lo derroto.<br /><br />La mañana continúa, el olor se había intensificado, así que se levanto a ver que era lo que había pasado con el brazo. Se dio cuenta que estaba en putrefacción y que no podría hacer ya nada mas. Pero noto que en otro lado de la habitación había un bulto extraño, Fue hasta el y de nuevo un ataque de ira lo ataco. Estaba frente a su rostro, el torso desnudo de lo que el pensaba era su prometida. En medio de los senos ensangrentados había una nueva nota que decía “ Si tienes hambre adelante”.<br /><br />Mel se golpeaba levemente la cabeza contra la pared mientras lloraba de miedo y resentimiento contra los que habían hecho esto. Ya no soportaba más y comenzó a dar forcejeos con la camisa, a tal grado que logro hacerle una ruptura, de la cual insistió hasta que la fin pudo liberarse. Se quito la venda de la boca y comenzó a gritar esquizofrénicamente hasta que se canso y de nuevo se quedo dormido.<br /><br />Pasaron varios días, encerrado, envuelto en la locura de si mismo. Una mañana se levanto asustado sabia que de nuevo había una parte del cuerpo tirada frente a el. La cabeza de Vicky Sulivan estaba a un lado de su cuerpo débil y demacrado. Postrada en un charco de sangre y con el cráneo completamente destapado.<br /><br />De nuevo una carta estaba presente esta decía “Se que tienes hambre, así que cómeme.”<br />Mel no creía lo que estaba a punto de hacer, el estomago le dolía de tanto gritar, pero el dolor en si era mas por el hambre que tenia. Sabia perfectamente que aquello ya no era de su sano juicio, como también sabia que si sobrevivía a aquella indulgente escena se odiaría eternamente.<br /><br />Comenzó a comer un poco de su cerebro, devoro parte por parte que había en aquella habitación. Incluso mordisqueo un poco el brazo putrefacto que estaba en la esquina.<br />La locura había dominado al fin su cerebro, ya no sabia nada de lo que hacia, se había convertido solo en un caníbal inconsciente de si.<br /><br />Una mañana despertó en una camilla. Había mucha luz a su alrededor y una persona estaba frente a su rostro, como examinándole.<br /><br />Despertó, despertó. Llamen al doctor. –Dijo la persona en voz alta-<br /><br /> Al poco rato, Mel estaba en una habitación de lo que parecía un hospital. Un doctor entro con una sonrisa en la cara.<br /><br />Como se siente?<br />Muy bien señor.-Dijo Mel temeroso-<br />Bueno, pues le vamos a aplicar un poco de suero, ya que usted esta muy deshidratado. Le encontramos en medio de la carretera.<br />En serio?. No recuerdo nada.<br />Si es muy normal no se preocupe. –Dijo el doctor en tono alentador-<br />Doctor. Solo quisiera saber que ha pasado. Donde estoy?, y que paso con Vicky?<br />Vicky?-dijo el doctor-. Vera, usted ahora se encuentra en el hospital Linaje aquí en Red Village y respecto a esa Vicky que menciona, no se a que se refiera, usted fue encontrado hace algunas semanas por un vecino del lugar y fue traído hasta aquí. Lo mejor es que descanse.<br /><br />Mel recordó de pronto las imágenes de su canibalismo. Sabía que aquello había sido real. Pero no se explicaba en donde estaba. Al salir el doctor de la habitación, Mel siguió sus impulsos y se levanto de la cama para investigar un poco mas del lugar en donde estaba. Se acerco a la ventana y miro que estaba alrededor del quinto piso. Veía gente en la calle-que a su parecer se veía como hormigas diminutas. Después se encamino a la mirilla de la puerta y observo tras ella que todo era normal. Tomo despacio la perilla y la giro. La puerta se entre abrió y salió sigilosamente de ahí. El pasillo estaba solo y miro que su habitación estaba marcada con el numero 362. El frió le recorría la piel por la bata que traía puesta. De pronto las luces al otro lado del pasillo comenzaron a apagarse, sabia que eso no era bueno y por instinto comenzó a correr hacia el lado contrario. Las luces se apagaban cada vez más y más rápido. Llego a la puerta que llevaba hasta las escaleras y comenzó a subir corriendo. Llego a la azotea y se acerco a la orilla solo para mirar los diez pisos que estaban hacia abajo. De pronto la puerta por la que había llegado se cerró con un golpeteo fuerte. Frente a el, un hombre como los que había visto en aquel cuarto sin salida.<br /><br />hola Mel. Como te has sentido?<br />Quien rayos eres?.<br />Soy tu peor pesadilla.<br />No te temo infeliz. Que le hicieron a Vicky.<br />Nosotros?. Nada, tú fuiste quien se la comió.<br /><br />De pronto Mel sintió un fuerte escalofrió y coraje de impotencia. El hombre comenzó a moverse hacia el y saco un cuchillo que a la percepción de Mel estaba demasiado filoso.<br /><br />antes que dejar que me mates prefiero suicidarme.<br />Hazlo entonces. Para que puedas regresar a esa realidad en donde te arrepentirás de haber despertado.<br /><br />Mel subió a la orilla y se dejo caer.<br /><br />De pronto despertó de nuevo en aquella habitación en la que habían entrado el y su prometida. Los espejos seguían donde mismo pero un rojo carmesí les adornaba de una manera muy peculiar. En sus manos se encontraba el cuchillo del tipo aquel y el cuerpo deforme de su prometida. Mel no entendía lo que pasaba. Dejo caer el cuerpo de Vicky y pensó que seria la única forma de ponerle fin a aquella locura. Levanto el cuchillo y se lo encajo en el corazón.<br /><br />La mañana del 25 de julio del año 2001 fueron encontrados dos cuerpos a las afueras del Red Village. Al parecer eran el de un hombre y una mujer. Aunque los dos tenían el mismo tiempo de fallecidos la mujer presentaba rastros de mordeduras humanas y desgarramientos en los tendones mientras que el hombre tenia un cuchillo clavado a la altura del corazón. Lo mas extraño del caso es que ambos se encontraban tirados tras el marco y la puerta en donde alguna vez hubo un hospital. La puerta también fue examinada ya que los forenses aseguran que ambos pasaron por la misma como si tras ella hubiese algo. El caso fue archivado como archivo muerto ya que no había rastros de que se hayan matado el uno al otro.<br /><br />Orlando G. </span></span>Orlando Garcíahttp://www.blogger.com/profile/03417019353844759656noreply@blogger.com2